Partida Rol por web

El reino, y los reinos vecinos están al corriente: el Rey Buencorazón cumple años, por enésima vez.

Desde que alcanzó el trono el reino no ha hecho más que prosperar y sus habitantes son más dichosos. Incluso hay quien dice que el sol brilla más y las noches son menos oscuras. No hay rincón en el mundo que no haya escuchado hablar del Rey y de sus hazañas.

Pero otra cosa que caracteriza al Rey Buencorazón es precisamente eso, su buen corazón, habiendo perdonado y dando segunda oportunidades a cada malvado con el que se ha cruzado. Incluso ellos han de admitir que han sucedido grandes historias bajo su mandato, aunque no hubiesen perdices para todos.

Las cartas han volado, desde el más vulgar campesino hasta el más alto noble, pasando incluso por las bestias de los bosques encantados. Todos han recibido una invitación de esas que no se pueden rechazar.

Y así habéis terminado todos en los jardines del palacio. Los sirvientes hacen gala ya de los primeros manjares: hidromiel y vino especiado, algunas carnes, pescados y dulces de fruta. Para no ser el plato fuerte ya sería digno de estar en la mesa de los mayores nobles. Desde luego esta vez el Rey no está escatimando en gastos.

Suena música y hay algunos artistas callejeros, aunque no tardáis en reconocer a uno de ellos... la clase de personaje que suele ser recibido con un hondo, sentido y sincerísimo "oh, no... ese tipo otra vez no..."

Este es el gran evento... -canturrea, mientras muchos preferiríais escuchar a un gato ser destripado- Gentes de todos los rincones... todos muy bravos y valientes, se reúnen para escuchar mi canto...

Baila deslizándose entre unos y otros.

Y todos lo reconocen... y no comprenden cómo el Rey Buencorazón sigue teniendo a su lado al loable Bardo.

¡¡BWAHAHAHAHAHA... - KRAAAAKOOOOOM, retumbó un trueno en el horizonte - ...HAHAHAHAHA!!

Hechicero, el ex-visir de Sultán Regordete, el primo de Rey Buencorazón, entró en la zona de la fiesta riéndose por un chiste que le habían contado de camino sobre un camello y dos concubinas.

Buen día, majestad. Su primo le manda saludos. No ha podido venir por un pequeño problema crítico en el sultanato que requería su innegociable atención. Un problema muy angosto. - En voz apenas audible añadió - No le entraban sus bombachos de gala después de tanto darle a la salsa de yogur - Luego recuperó el tono audible.

Pero me envía en su nombre a mi, su consejero más allegado como muestra de respeto - Carraspeó un poco y volvió a hablar en un susurro inaudible para todos incluído el propio Rey - Y porque no le sentó muy bien que intentase ganar cercanía con su hija.

Tras la presentación del Hechicero, éste pudo ver cómo el Rey con el que hablaba sólo se trataba de un mimo bien disfrazado, que con gestos grandielocuentes se inclina ante él con una sonrisa y le ofrece una flor.

-Esssssshhhhtooooooo...... ¿no hay nada de beberrrr por aquí, joven? -Borracho se dirigía a uno de los sirvientes del Rey- El viaje le supuso una molestia, porque su sitio en la taberna era algo que le costaba dejar. Pero algo le decía que en esa fiesta habría mejor vino, y ¿por qué no? También volvería a entrar a palacio.

Ya hacía tiempo que no iba por ese lugar, y aún recordaba sus bodegas de vino añejo... ¡Hip! Se le hacía la mente zumo de uva pensando en empinar el codo.

-¡Caaaaaamarerou! ¡Copa aquí! -¡Sea lo que sea que haya que celebrar, que me pille bebiendo!

Entré en la fiesta con las mejores ropas que podia tener un simple tabernero, habia cerrado la taberna durante todo el dia para poder celebrar el cumpleaños del Rey, una parte de mi se sentia mal por no estar alli pero, si todo el mundo estaba aqui nadie ira a la taberna, asi que el dia de hoy podia relajarme y dejar que otros me sirvieran a mi para variar. Cogí una copa de uno de los camareros que pasaban a mi lado y comí un canape de una de las mesas, sin duda la mejor zona era donde estaba la comida.

Siguiendo las instrucciones de la carta, ahí estaba yo, haciendo acto de presencia en aquella gala. El Rey Buencorazón era un buen hombre, bueno, todo lo bueno que podía ser un humano...

Avanzo a través de la entrada del jardín y, notando las miradas horrorizadas de algunos de los presentes, se las devuelvo enseñando los dientes. Dejo que los aromas me guíen hacia un plato apetecible, y lo devoro plácidamente. 

La música de los hombres no era menos despreciable que ellos mismos, y allí estaba aquel detestable bardo para demostrarlo. 

"- Agh, ya cierra la boca, y destruye ese artefacto del demonio -me quejo al cantante. Tienes suerte de quedarte de este lado del muro, juglar. No durarías un instante en el bosque. Tal vez le harías un favor a todos yendo -suelto maliciosamente por lo bajo".

Con sus mejores galas el cazador se incorpora a la celebración de forma discreta. Curioso sobretodo por ver como han preparado en la cocina real las carnes que trajo hace unos días, dos venados y media docena de perdices "las perdices son esenciales para esta clase de celebraciones"

Pasando la mayor parte del tiempo el cazador no conoce a algunos de los presentes, como ese hechicero tan grandilocuente y se mantiene en discreto segundo plano, hasta que ve al lobo

-¡Un lobo!- con rapidos reflejos echa mano a su arco, pero recuerda que lo dejo en la entrada y que hay un pacto de paz en la fiesta, si el lobo está será porque ha sido invitado, el rey es asi

-ejem, hola- dice algo nervioso acariciando su capa de piel de lobo con sus guantes de piel de lobo

Llegué al lugar con paso truncado utilizando mi bastón de madera de Yaya forrado en lana recién bordada para la ocasión. Dos días atravesando el Jardín han dado sus frutos y finalmente me reúno con el resto de invitados

Muchachos, muchachos ... - Comencé con voz frágil y temblorosa . - dónde está el Rey Buencorazón? - me ajusté unas gafas inexistentes encima de la nariz. - Le he traído unos detallitos, nada ostentoso... - Arrugué el entrecejo y clavé la mirada escrutando la multitud durante varios largos segundos. Toda mi atención es requerida para esta búsqueda y cuando finalmente desisto expiro bajando los hombros en gesto de alivio.

Con esto consideré terminado mi discurso y saqué de la chepa una sillita de playa en la que planté mi trasero y comencé a hacer ganchillo. El hilo de lana enganchado a la aguja se alarga unos metros detrás de mí y si alcanzabas a ver al final descubrirás que sale directamente del lomo de una oveja que felizmente mastica pasto

Mi madre me había dicho que debía vestirme correctamente para la recepción: una falda vaporosa, un buen corsé y adornos que domaran mi pelo rizado. 
¡Y una mierda! ¡Yo quería llevar pantalones! ¿Qué pasa, que los hombres podían disfrutar de la comodidad de llevar las pelotas colgando y yo debía ir rezando por no asfixiarme cada vez que me comía un pastelito? Ni hablar.
Rizarme las pestañas, decía la doncella de cámara... ¡ese artilugio de tortura demoniaco no se acercaría a mí! Ni de coña, o se lo metería por el culo a cualquier desgraciado que intentara ponerme bella para conquistar a los príncipes. 
Puaj.

En fin. Allí estaba yo: pantalones de montar y pelo alborotado mientras corría hacia los jardines escuchando el blablabla y el nanana del bardo de siempre.
-Mamá, soy fuerte, soy ambiciosa y sé exactamente lo que quiero. - Si pretendes ser fuerte, mejor tener un coño. ¡Esta cosa aguanta todos los golpes! - Y tú deberías divertirte más. Ninguna mujer tiene un orgasmo limpiando el suelo de la cocina. 

Llegué. Miré al trovador, después al hechicero, al borracho seducido por el tabernero, al cazador y al... guau. Guau, guau.
Miré su pelaje de reojo y me sonrojé antes de apartar la vista.
- Ejem, un whisky, por favor. - En un mundo de hombres, tenía que aprender a beber como uno.

Salgo del palacio para unirme al resto de invitados, avanzando a paso regio hasta llegar al lado de un joven sirviente con una bandeja de la cual cojo un par de vasos de Whisky, ofreciendo con una leve reverencia uno de los mismos a la Princesa Guerrera antes de acercarme al Hechicero con una leve sonrisa.

-Es una lástima que el Sultán no haya podido venir hoy, la fiesta no será lo mismo sin su presencia.- digo en tono serio  ante las palabras del ex-visir.  - Pero ya que lo ha enviado a usted, buen señor, me temo que tiene la difícil tarea de disfrutar de la fiesta y divertirse por él.- Añado a modo de broma mientras una blanca sonrisa se extiende por mis labios.

-¡Vaya peazo choza que tiene er pimpollo!.- Exclamaba entre todo el gentío donde Campesino se veía metido. Las suaves y perfumadas galas de los presentes contrastaban con sus modestos harapos, a pesar de que eran los más ostentosos que poseía en sus armarios.

Vacilante, avanzaba a través de vítores y extravagantes invitados buscando un lugar donde poder ubicarse sin sentirse enormemente intimidado, ya que las multitudes no eran precisamente de su menester. Pero desde la distancia algo escuchaba a lo lejos, parece ser que de Bardo se trataba, una melodía vivaz y energética, aunque para todos los demás presentes no poseía una agradable fonética. A la cual un ahora vigorizado Campesino respondió - ¡Ehto sí que eh una melodía de la buena! Menuo bardo, tendrá mozaah a montón.-

La fiesta parecía haber dado comienzo ya. La misma ropa de siempre, pero recién peinado y con una flor de gala en al bolsillo del chaleco.

Con saltos y brincos más que pasos, el Niño Travieso se acerca a una de las mesas, y recoge unos canapés y unas manzanas. Asiente con una sonrisa a los camareros y disfruta del bullicio y la gente mientras mastica los canapés y mira a todos lados agradeciendo la gran cantidad de detalles.- ¡¡¡ Guauuu...!!! Este sitio es mágnifico... 

De forma disimulada deja las manzanas caer cerca del bardo para que al pisarlas entre sus pasos de baile se tropiece y caiga y llega hasta la abuela que teje tranquila en una silla y mira con la cabeza ladeada a la abuela y la silueta de su cordero a lo lejos. No puede reprimir las palabras y dice.- Abuela... ¿no sabía que la lana es mejor cortarla antes de tejerla...? Puede darle tirones a la oveja.

Sonríe a la abuela y mira sus manos con curosiodad.- ¿Qué esta tejiendo?...

De repente un coro de parajitos resuena por todo el lugar, llenándolo todo de una melodía angelical y armoniosa, lo acompaña una voz femenina, que nada tiene que envidiar a las sirenas.  Varios animalitos simpáticos bailan y juguetean en torno a una figura que va caminando y acercándose, y que es la causante de toda esta música.  Cuando llega, despide con la mano y una sonrisa a su ejército de animalitos adorables y mira a los allí presente con una sonrisa encantadora. Muy buenas tardes amigos míos. Su voz es afable y dulce.

Lleva un largo vestido rosa ajustado, el pelo suelto sobre sus hombros y su corona de princesa. Aaaayyy que genial es que gente de todo tipo esté en la fiesta y que a nadie se le haya negado la entrada, esto me llena el corazón de alegría. Parece sincera al hablar.  Se acerca al príncipe encantador algo ruborizada. Buenos tardes, encantador. Suelta una risita tonta y se muerde el labio inferior, mientras se balancea de una lado a otro. que guapo estás hoy. Empieza a jugar con su pelo.

Hacía unos días que había llegado un mensajero real a mi casa para entregarme una carta y cuál fue mi sorpresa al descubrir que era una invitación a la fiesta de cumpleaños del Rey Buencorazón.

Seguramente era la forma de agradecerme algún que otro favorcillo que le había echo consiguiéndole ciertos caprichos que de otra forma le hubiera sido prácticamente imposible.

Así que no podía rechazar la invitación

Al llegar a palacio empecé a observar la cantidad de variopintos personajes que habían acudido

- Creo que incluso podré hacer negocios por aquí - Pensé para mi

-¡Maldicion!- Mascullé para mis adentros.

La invitación cayó en el interior del buzón haciendo un sonido que solo podía describir como infernal. No es que fuera algo escandaloso. ¿Como un papel podía serlo? El problema es que estaba a punto de descubrir el secreto de la vida y me distraje al oir el ruidito del caer algo dentro del buzón. Y claro, perdí el hilo.

-Bah! En otra ocasión lo retomaré, no puedo faltar a la fiesta del Rey...-

Así pues aparecí por allí, en los jardines del Rey Buencorazón. Ya sabía los secreto de las flores y sus fragancias. Los misterios de la bebida  los aprendí por las malas. Jamás probare un licor que embote la mente, aunque mas allá, nuestro amigo el borracho parecía que aun seguía disfrutando de las lecciones del alcohol. Pobre ingenuo.

Nah! Curiosamente dominaba todas las materias menos una: Las mujeres. Ese gran misterio de la vida, absurdo y necesario a la vez. Por ello cuando vi a la la Princesa mirar a Encantador y su extraño comportamiento no puede evitar apuntar algo en mi libreta de apuntes rápidos:

El amor es como el alcohol pero inalámbrico.

¿La princesa guerrera estaría también enamorada? Como pedía un Whisky...

- Vaya! Un Canis Lupus!- Dije sorprendido al ver al lobo por allí.- Y un Cani Traviesus! - Me referí al niño.

Pero mis pensamientos tan interesantes y productivos quedaban en un segundo plano al escucha al Bardo. Por dios! Era como intentar hacer una Integral Matemática al número E: Inútil totalmente. Jajjaja... chiste para listos claro... Como el de: Se abre un telón y aparecen 3 vectores linealmente independientes.. ¿como se llama la película??

Jojojo, me parto...

Batí mis alas de forma que un pequeño remolino se formase en los jardines del palacio antes de entrar de golpe por la ventana más grande del edificio, rompiendo tras de mí la hermosa vidriera. Aterricé generando un pequeño temblor y sin mucho cuidado por lo que casi me llevo por delante alguna mesa. Observé a todos los presentes y bufé en modo de desaprobación, no quería estar aquí pero si todos iban a hacerlo...

- Hielo deliciosa carne, lástima que esté cocinada. Aún así probaré un buen bocado.

El tumulto de gente que se acerco hasta allí, levantaba tanto polvo como para no poder dejar ver lo que peligrosamente se estaba acercando al palacio. Si era cierto que al igual que todos los demás, habían recibido x invitaciones para todos ellos, aquellos Malos Derrelleno tenían otras intencion mas bien diferentes.

Pero solo cuando llegaron a las puertas y dejaron de caminar, el polvo se poso de nuevo en el suelo para dejar ver a tantos Malos Derrelleno como cuentos existieran, cada uno con una gran pancarta con diferentes consignas:

"Basta con la matanza indiscriminada de los segundones"
"También tenemos nombres y familia, EGOISTAS"
"DERECHOS para los animales y los Héroes, pero nada para los sirvientes"
"Con un sueldo miserable ni jubilación asequible"
"Queremos el mismo trato que los malos de segundas partes en adelante"
"Sindicato YA"
.
..
...
....

Y un largo etcétera de consignas y quejas, algunas mas ingeniosas que otras y unas pocas incluso rimando.

El saludo del cazador distrae mi atención del bardo, y me obliga a devolverle la mirada.

"- ¿Humh...? -exclamo al tiempo que me giro y reconozco la silueta del hombre. Ja, bonita indumentaria humano -río con tono sarcástico al percatarme de las pieles que lleva. Me gustaría vestir con pieles de los tuyos, es una pena que se digieran tan rápido -y de un bocado me termino el corte de carne con hueso que me serví, escuchándose un crujido al romper el hueso con mis dientes. Disculpa, ver tanta gente me da hambre -digo luego de tragar".

Refunfuñando la bruja aterriza con su escoba cerca de la Princesa en Apuros,derrapando lo justo para lanzarle briznas de hierba a su preciosa melena de niña mimada

-"Jijijiji"-ríe bajito mientras con un ágil movimiento de muñeca da vuelta a la escoba y apoya el palo en el suelo mientras mira a los presentes toqueteándose la verruga que tiene a un lado de la nariz-"Oh,un bardo...qué bien cantas,joven,es una delicia escucharte"-dice con maldad mientras sonríe melosamente al hombre

Sus graznidos despiertan cafras de horror entre los presentes,algo que agrada sobremanera a la Bruja.Un cuervo se posa en su hombro y ella lo acaricia lentamente

-"Tranquilo,ya nos llegará la hora"-murmura con su desagradable voz junto a la cabeza del pájaro