Partida Rol por web

Timnus Queiron, conocido por todos como Tim, se prepara para su tercer año en Hogwarts...

... estoy en Hogwarts, en un estrecho pasillo. Estoy sólo en el corredor y llego tarde a clase de Transformaciones... McGonagall va a matarme y no podré ser sanador...

qué? qué es eso?

M-Marisa...?

Oyes un golpe. Luego otro.

Ahh... te despiertas, se trataba sólo de un sueño. Otra vez más. No es la primera vez que sueñas con que Marisa y tú os encontráis en un mismo pasadizo, solos.

Oyes de nuevo un golpe en la habitación. Luego, una voz grita a través de la puerta:

- Venga Tim, que eres un dormilón! Papá dice que si no bajas en seguida te vas a quedar sin desayuno! Jaja, te aseguro que lo dijo en serio.

Ante la irritante voz de tu hermana Helena, que es quien te habla, desaparece todo el sueño que podías tener y te levantas, bostezando, de tu acogedora cama. Es hora de desayunar y tus padres siempre dicen que se trata de la comida más importante del día. Necesitarás toda la energía que puedas recoger, pues en unos pocos días el nuevo curso de Hogwarts va a empezar...

Me quedo sentado un instante en mi cama, para después levantarme y ponerme un pantalón y una camisa. Aunque son los primeros días de septiembre ya empieza a refrescar, sobre todo por las mañanas.

-¡Ya voy!- le grito a Helena, y poco después se oyen sus pasos bajando por las escaleras de caracol rumbo a la cocina.

Hasta en su correteo se puede intuir que estaba excitada. Claro que a mi también me hace ilusión volver a Hogwarts y volver a ver a mis amigos... pero el primer año siempre era el más excitante...

Me calzo mis cálidas zapatillas de piel de zarigueya y salgo del dormitorio bajando la escalera de caracol, que cruje bajo mis pies.

En la cocina mama agita la varita frente al fuego, donde saltan huevos fritos y tortitas. En la mesa papa lee un periódico que flota junto a él mientras fuma una pipa con olor a canela. Helena mira por la ventana...

-¡Buenos días!

- Buenos días, bella durmiente - te saluda tu padre, alzando la vista del periódico. - Tu madre ha preparado tortitas -continúa, con su tranquila y profunda voz- cómtelas agusto y con calma; hoy no será un buen día para tí... jeje...

Dirige una mirada su esposa, tu madre, que se ríe también y te mira con expresion a medio camino entre compasión y amor.

- Te toca cuidar de la casa durante todo el día. Tu madre y yo vamos a visitar a tu tía Patty. Suponimos que no querrías venir con nosotros, porque siempre dices que es demasiado aburrida y besucona, por lo que decidimos que te quedarías aquí. Pero, como sabrás, si tu te quedas aquí no sería justo que Helena viniera con nosotros; tendrás que encargate de ella. Que no rompa muchos platos, hijo mío -dice, convencido de que eso es algo imposible en Helena.

Me siento en mi silla y echo sirope sobre la torre de tortitas que se había ido colocando en mi plato. Con una sonrisa escucho lo que dice papa.

Bah, si no tengo que ir a casa de tía Patty no será para tant...

-¡Queee!- exclamo al oir que tengo que hacer de canguro.- ¿Y no puede venir la señorita Menstrum a cuidarla? Yo tengo cosas que hacer, como...- intento inutilmente inventar alguna excusa- ¡como repasar si me falta algo de la lista de Hogwarts para cuando vayamos al callejón Diagon!

Papa me mira con una de sus sonrisas estilo "venga hijo, a otro con ese cuento", y se levanta de la silla. Con un golpe de varita su periódico se coloca delante de mí.

-Ahora que vas a ser el hombre de la casa tienes que estar informado de lo que pasa en el mundo.- dice aguantándose la risa. Después agita su varita y su bata de cuadros se transforma en su túnica de viaje, y las zapatillas de casa en elegantes zapatos azules.

Cuando consigo apartar el periódico de delante de mi cara y dejarlo en la mesa puedo ver que los huevos fritos de Helena ya están listos y que mama también está vestida para marcharse.

-Venga Helena, el desayuno está listo- le dice a mi hermana- se buena con Tim, volveremos a la hora de cenar.- después me mira y dice.- Teneis estofado caliente en la olla para comer.

Tus padres se retiran, no sin antes recordarte que te quedas a cargo de la casa y sobretodo, de tu hermanita.

Vale, por fin solos... aunque te hubiese gustado que se llevaran a la pesada de tu hermana, para que así, poder tener todo el tiempo necesario para controlar tus cosas.

Tu hermana no espera ni un momento, y en cuanto tus padres cierran la puerta, ya la tienes encima para pedirte alguna cosa. Ya la ves venir, a lo lejos, como se acerca a ti dando saltitos como un gorrión...

Tiiiiiiiim, tiiiiiiiiiiiiiiiim. ¿Puedo invitar a mis amigas? ¿Puedo volar con la escoba? ¿Puedo practicar con la varita? ¿Quieres batirte a duelo? ¿Puedo cazar animales mágicos en el jardín? Le digo a mi hermano sin dejar de dar saltitos. Puedo... ¿puedo? ¿Porfa? ¿Porfiplis recubierto de nata?

Miro acercarse a mi hermana, se masca la tragedia.

-¿Que? No... ¡No! ¡Claro que no! ¿Estás loca? y eso... Depende ¿qué tipo de criaturas? ¿Pero que digo? ¡No, no y no!- niego con la cabeza- ¡Ya sabes que no podemos hacer magia! ¿Quieres que te expulsen de Hogwarts antes de empezar? Sería todo un record.

Le señalo la silla.

-Ahora siéntate y desayuna. Después puedes salir al jardín, pero nada de asustar a los diricawl de papa. ¿Me oyes? Como aparezca uno en mi cuarto te la cargas.

Dicho esto empiezo a disfrutar de mis tortitas.

Bah... siempre el mismo aburridáceo. Le digo enfurruñada y continúo desayunando, para después, cuando termino, me salgo al jardín a leer un libro. Espero que te la pases bien "en tu cuarto". Termino la frase poniendo especial énfasis en las últimas palabras. Cabrón.

Pongo los ojos en blanco ante la reacción de mi hermana... pero me resigno. En el fondo es buena chica...

Recojo los platos del desayuno y los meto en la fregadera, que empieza a limpiarlos ella sola.

Después subo a mi habitación y busco mis libros de primero en uno de mis baules. Por supuesto están en perfecto estado, exceptuando unas pulcras notas al margen.

Los apilo sobre mi mesa.

Le vendrán bien a Helena...

Entre los libros de los cursos anteriores aparece el resto del material escolar... cojo la caja de mi varita y la coloco junto a los libros. La caja vibra un poco... llevo todo el verano sin tocar la varita, no podemos hacer magia, así es mejor evitar la tentación.

Buscas y rebuscas. Ordenas las cosas. Eres muy pulcro. Todo en su lugar para que nada se estropee, todo en perfecto orden... igual que tu hermana.

Recuerdas que un día, se te ocurrió entrar en su habitación... Por favor, eso era una selva. Las cosas tiradas en el suelo, ropa en la cama, los libros sobre la ventana a punto de caerse...

Pero tu no. Tu no eres así.

Mirando entre tus cosas y separando lo que heredará tu hermana, un pergamino cae de uno de los libros. Lo coges, lo lees, y te das cuenta que es la lista de cosas para el nuevo curso.

Desenrollo el pergamino mientras pienso en pedirle a mama un sortilegio para proteger mis libros del uso de Helena.

En la lista hay un montón de cosas, los nuevos libros de tercero y el material para las clases prácticas.

Algunas de las cosas las tenemos en casa pero aun así, como cada año, habrá que ir al callejón Diagon a por el resto. Además Helena necesitaba una varita y una túnica.

Cojo una de las plumas que tengo ordenadas en un plumier y empiezo a tachar las cosas que ya tengo para hacer una lista de la compra.

-Caldero de bronce

-Delantal ignifugo

...

Sientes unos leves golpecitos en la puerta de tu cuarto. Está claro que es la pesada de tu hermana, ya que es la única que se dedica a entonar canciones siguiendo el ritmo de los golpes en la puerta.

Sabes que no parará de golpear hasta que acabe la canción o hasta que le abras...

Dejo la pluma en el tintero y con el pergamino todavía en la mano abro la puerta.

-¿Que demonios quieres ahora Helena?

Hermanitooooo, es que ha venido a verme una amiga mía, y me dijo que te quería conocer... Le digo medio cantando a mi hermano, reticente de abrir la puerta.

Hola, ¿eres Tim no? Tu hermana me ha hablado mucho de ti y sentía muchas ganas de conocerte. Le digo moviendo el pelo con mi mano, quitándomelo de la cara.

Me acerco a él y le doy dos sonoros besos en las mejillas para después, quedarme embobada mirándolo a los ojos.

Abro la puerta del todo y dejo el pergamino sobre la mesa.

-¿Una amiga? No he oído la puerta.- digo sorprendido- ¿Y por que quiere verme una...- en ese momento veo que su amiga ya está allí mismo y no puedo terminar la frase. Después de los besos tardo unos segundos en recuperarme de la sorpresa- Ehhh, vaya, hola... ehm... esto... ¡si! Yo soy Tim

Eres mucho más guapo en persona que en fotografías, la verdad. Le digo sonrojándome sólo un poco. ¿Qué haces? ¿Quieres venir a dar una vuelta con nosotras? ¿o prefieres que nos quedemos aquí a hacerte compañía?

-No podemos... eh... no podemos salir- digo algo avergonzado por esa irrupción en la casa- nos tenemos que quedar en casa... hasta que vuelvan nuestros padres.

Miro al suelo mientras hablo.

-¿Por que no haceis algo en el salón? Creo que hay alguna... erm... baraja de cartas... ahora bajo yo, sí, eso, ahora bajo...