Partida Rol por web

Buenos dias-la dijo mientras plegaba el periodico- la verdad es que no he dormido precisamente bien. Dormiría mejor si ya supieramos algo de lo que sucedió. Supongo que vamos poco a poco, pero... El señor nos guía por caminos extraños hija mia, pero no debemos perder la fe. Se que tarde o temprano descubriremos al culpable de la atrocidad.-Sentenció mientras daba otro sorbo a su cafe.

Dormí mal. En la noche me había despertado repleto de sudor frío, aunque en ese momento no recordaba las imágenes. La segunda vez quye me levanté fue la última, y me duché para relajarme. Leí el mensaje que había llegado hace media hora y bajé a desayunar, cuando vi al cura y la abogada sentados en una mesa.

-Buenas- saludé, mientras me sentaba. Un camarero se acercaba con una taza para Merchán, así que aproveche y le pedí -Un café, sin azucar-

-Bueno gente. ¿Pudieron descubrir algo interesante?- pregunté, sin ganas de describir mi sábado. Aquel desastroso sábado.

Samuel habia tenido una noche larga, analizando datos y pesquisas de investigación. Se despertó a su hora y se dedicó a ejercitarse como hacia cada mañana, para no perder el ritmo... La Disciplina lo era todo. Luego, se duchó y se cambió de ropa, para bajar a desayunar.

- Buenos dias, ¿Algo relevante hoy?

No tuvimos demasiada suerte me temo ¿y usted? ha encontrado alguna pista que nos pudiera ser de ayuda?-dijo dirigiendose a Horacio.

Buenos dias.(a Samuel).

Un trago al café, seguido de un suspiro de resignación y frustración.

-Ahhh. No- dije, para darle un ruidoso sorbo a la taza. -Logré entrar a la portería. Pero la policía, o alguien más, se llevó todo. Incluso la CPU de una computadora que solía estar allí. Es decir, perdí todo un día. ¿Ustedes? ¿Alguna pista que pueda ayudar a seguir o...?- inquirí, dejando lugar a que terminaran mi frase.

Con cara de desesperacion, Jose se mete la mano en el bolsillo. Saca el papel con los datos y se lo acerca a Horacio.

Esto lo único que he encontrado. Son un usuario y una contraseña, pero no sabemos de que...

Ángela se toma el café un poco ajena a la conversación. Mezcla el azúcar en el café y remueve la cuchara como de forma mecánica, como si estuviera totalmente ausente.

En un par de minutos vuelve en sí y se gira hacia los caballeros allí presentes.

-¿Se llevaron un ordenador entero? - pregunta asombrada.

Un poco afectado por el encuentro con el viejo, decides tomarte algo y así despejarte … quizá algo de beber te siente bien. De camino a un bar y al cruzar una de las calles no te das cuenta que una furgoneta se dirige hacía ti, y te atropella desplazándote varios metros hacía atrás … todo empieza a darte vueltas muy deprisa, hasta que llega un momento en el que no sientes nada, ni puedes hacer nada … estás en ¡coma!.

Te hospitalizan y consiguen estabilizar pero sigues en coma, tu habitación la 207 ...

-El CPU...- contesté, mientras tomaba el papel con una contraseña y un usuario escritos. -Tal vez es de alguna dirección de correo electrónico. O mismo puede ser acceso como usuario a alguna página de quien sabe qué- sugerí, devolviendo el papel y dándole otro sorbo a la taza.

-¿Dónde lo consiguieron?-

En el despacho de uno del profesor Xavier. El profesor que había quedado conmigo ese dia para mostrarme el despacho ha desaparecido y en el propio despacho parecia que hubiera entrado alguien a registrarlo. Solo encontre eso...-inquirió Jose.

Detuve la taza antes de que llegara a mis labios, para mirar al reverendo a los ojos. -¿Hay un desaparecido? Que mierda...- susurré, bajando la vista a la mesa y dejando salir un suspiro de resignación. -Así que esta investigación está ampliándose, ¿o me equivoco? ¿Han comenzado a buscar al profesor?-

Hijo la verdad es que no lo sé. Pero si ni tu ni nosotros hemos encontrado nada....Por cierto¿donde está Mario? Es muy tarde, ¿no baja a desayunar?-dijo el cura con aire de preocupación.

Le eché  un vistazo a las escaleras, atendiendo a la pregunta del sacerdote, pero hice un gesto de desprecio a la idea. Lo que menos me preocupaba en ese momento era si el pibe trasnochaba o no. Aunque si no había llegado al hotel no eran buenas noticias. Decidí que me concentraría en eso en un momento. Tenía esperanzas en mi pesimismo. Se acostó tarde, listo.

-Gente, esto es importante- dije, mirando a los comensales a los ojos e imprimiendo mis palabras con toda la seriedad posible. -Primero, saquean la portería. Se que pudo haber sido la policía, pero aún así me da mala espina no haber encontrado absolutamente nada. Ahora, otra pista desaparece, solo que esta vez es una persona. No es cualquier cosa. Lo del profesor es claramente un indicio de que hay algo más grande de lo que, al menos yo, imaginaba. Además es un desaparecido. ¿No es eso suficiente cómo para preocuparse por buscarlo?- inquirí, algo nervioso.

La falta de claridad en el caso me irritaba, y ahora que una vida humana estaba en juego me molestaba mucho más. Sentía la urgencia de salir corriendo de la hostería y dar vuelta la ciudad entera en busca del pobre profesor. Pero si lo que querían era callarlo, lo daba por muerto. No me costaba hacerme la imagen. Recordé algo de repente, y me levanté de un salto. -Ya vengo- dije, escuetamente.

Subí las escaleras apresurado y recorrí los pasillos hasta dar con la puerta de Mario. Golpée varias veces, a la vez que exclamaba "¡Cifuentes! ¿Estás ahí?". Apenas un inquilino asomara la cabeza para quejarse, mi mirada le aconsejaría que volviera a meterse en su habitación hasta que resolviera lo que tenía que resolver.

A parte de un par de inquilinos cotillas nadie responde a tu reclamo, y estos al ver tu cara de desesperación prefieren no interferir ... no obstante un botones si que te pregunta ....

- ¿Puedo ayudarle señor?