Partida Rol por web

Conocimiento de Santiago: Alto. Conoces muy bien el centro de la ciudad; sobre todo los locales de Compostela (Zona Vieja y Ensanche) y sabes donde ponen garrafón y donde puedes fiarte de pedir una copa.

Domicilio: Estudio en la zona vieja de Santiago. Es espacioso y luminoso, y encima te salió por buen precio ya que Pepa conoce al casero.

Amistades: Tienes bastantes amigos tras lo acaecido hace tres años. Aunque Paula se piró de Santiago sigues saliendo con tu tocaya, Micho, Diego y Xabier. Aunque cortaste con Álvaro aún te hablas con él y tienes que convivir con él en muchas situaciones porque es uno de los mejores amigos de Xabier. Ahora se sumó a la pandilla la hermana de Xabier, Uxía. Un terremoto de 18 años recién cumplidos.

Cosas que sabes: Trabajas como encargada del pub Pepa A Loba por lo que dispones de muchos conocidos en el mundo de la hostelería (sobre todo para conseguir alcohol), puedes enterarte de fiestas y de los rumores más rápido que nadie.

Sabes que Silvia pasó una infancia difícil y que recibe tratamiento psicológico por ello. La naturaleza de lo que le pasó la desconoces pero crees que fue acosada por alguien mayor cuando iba al instituto ya que faltó durante casi un año a clase. Tras lo sucedido os contó que un señor la acosaba y se sentía perseguida.

Trabajo: Actualmente trabajas como camarera/encargada en el Pub/Café Concierto "Pepa a Loba", es un local donde sólo se escucha música rock (sobre todo rock gallego). Está situado en la Zona Vieja de la ciudad y suele tener una clientela fija. A veces hay algún concierto de grupos gallegos como Porco Jones o Drinkin'tinto.

Conocidos:

María José Loureiro "Pepa"; dueña del local donde trabajas. Te llevas bastante bien con ella, es una jefa maja y que cuida de los suyos. Es de una aldea cerca de Coirós y a veces es muy bruta en su forma de hablar.

Elena García; camarera del pub. Es bastante buena chica pero bastante repipi para tu gusto; es muy presumida pero no se porta mal contigo. Intenta darte consejos de moda aunque no compartes sus gustos para nada.

Darío Ares; camarero y portero del local. Es el músculo necesario para cortar a los que se pasan. Es un chico bastante grande y de piel morena; lleva el pelo corto siempre perfectamente peinado. Sus abuelos son portugueses y por eso le apodan el Portugués.

Uxía Pintos; camarera del local. Es la compañera con la que mejor te llevas, es la más joven ya que sólo tiene 20 años. Trabaja sólo los fines de semana y hasta las 3 de la mañana. Es la "protegida" de Pepa, ya que ella conoce a sus padres.

Carlinhos, camarero de una cafetería cercana. Es buen chaval y lo del diminutivo es a modo cariñoso porque es uno de los chicos más fuertes que conoces.

Viernes 3 de Diciembre de 1999

El día amanece nublado lo que no es una novedad en Santiago de Compostela. Tiene trazas de que vaya caer una buena así que tocará no despegarse más de medio metro de un paraguas. Tienes que acercarte a uno de los distribuidores para encargar unas diez cajas de la nueva cerveza de Estrella Galicia "1906 Red Vintage", Pepa dice que se consumirá bastante sobre todo en los nacionalistas que suelen ir al pub (que son bastantes). Te pidió que te acercaras en persona porque la última vez que se hizo por teléfono el pedido no llegó bien, la culpa fue del que cogió el teléfono aquel día que debía estar marmoteando en la oficina. Pepa no les creyó ni una palabra cuando dijeron que había sido culpa tuya y ya tiene pensado cambiar de distribuidor pero no antes de 2000 por lo que tocará hacer el pedido en persona. Por suerte su oficina queda cerca de la zona vieja por lo que no tendrás que andar (ni mojarte) demasiado.

Aquella mañana, Silvia se había tenido que levantar temprano para poder ir a hacer el pedido de las cervezas en persona. Le costó separar las pestañas, acostumbrada como estaba a dormir hasta bastante más tarde.

Tras tomarse un café bien cargado se dio una ducha rápida y se puso unos tejanos y un jersey grueso. Había mirado por la ventana y visto que hacía mal tiempo. Va a llover todo el día...

Salió de su apartamento y se dirigió a la calle. Empezó a caminar con paso rápido, casi sin fijarse en los escaparates que otras veces tanto llamaban su atención. Las gruesas gotas de lluvia golpeaban su paraguas y resbalaban por los lados, terminando en el suelo. Éste estaba mojado y ligeramente resbaladizo. Silvia odiaba los fríos días de lluvia y aunque tendría que estar acostumbrada, no soportaba sentir como el frío calaba en sus huesos y acababa empapada. Aunque llevaras un paraguas, nunca podías conseguir mantenerte completamente seca.

Y aquel era uno de esos días. Lejanos truenos cruzaban el cielo y parecía casi de noche, el tiempo invitaba a quedarse en casa, ante la chimenea y arropada con una manta. Una sonrisa sesgada se dibujó en el suave rostro de la muchacha. Después no tenía nada que hacer, bueno, había una presentación en la universidad, pero siempre podía dejar de ir y quedarse tranquilamente en casa...

Tras veinte minutos andando y esquivando goteras y duchas improvisadas cortesía de canalones rotos llegas por fin a la oficina de la distribuidora. Miras el reloj y ya debería de haber abierto pero la puerta está cerrada y está lloviendo a cántaros. La verdad es que no te hace ninguna gracia, echas un vistazo a tu alrededor. Hay un par de cafeterías, un ultramarinos (de los pocos que quedan en la ciudad) y una pastelería de la que emana un aroma embriagador.

Cerca de la oficina queda una panadería donde sueles pasar a coger el pan donde trabaja un amigo de Diego llamado Ricardo. Es buen chaval y el pan no es malo. También queda cerca la cafetería de Carlinhos donde sabes que te invitará a un café al verte con cara de frío. Así que podrías esperar ahí o acercarte a alguno de estos sitios a refugiarte y entrar en calor.

¿Cerrado? Que extraño... Silvia se había detenido ante la puerta de las oficinas y buscó con la mirada algún letrero que indicara el motivo de que todavía estuvieran cerradas. No halló nada, quizás, si habían dejado alguna nota, la lluvia aquella habría arrasado con ella. 

Tendré que esperar. Brrr... Que frío... Se volvió para buscar con la mirada algún sitio donde refugiarse. Allí estaba la panadería donde trabajaba aquel chico... ¿Cómo se llamaba? Uhmmm... ¡Ricardo! ¡Claro...! Pero allí no tendrían café y pasaba de comprar pan. Además, casi no le conocía y no sabría ni qué hablar con él. Entonces fue cuando Silvia recordó que la cafetería de Carlinhos se encontraba allí cerca. Arrebujándose todavía más en el abrigo que cubría su ropa, se encaminó hacia dicha cafetería.

Te resignas a mojarte un poco más y caminas hasta el café donde trabaja Carlinhos. Cuando llegas, lo ves sirviendo un par de cortados a un matrimonio de mediana edad. Te saluda con la mano y te pregunta desde la barra:

- ¿Lo de siempre guapa?

En ese momento saca un bollo de leche y lo trocea para ponerlos con los cafés de los señores.

Te mira mejor y ves que vas empapada:

- Si quieres dame la cazadora que te la seco en la estufa de la parte de atrás... - se ofrece con su mejor sonrisa.

Al sentir las gotas de lluvia que se colaban por debajo de la cazadora y llegaban a empaparla, Silvia se preguntó más de una vez si había hecho bien. Podía haberse refugiado en aquella panadería y esperar allí a que amainara, pero le apetecía un café y una buena compañía... Así que continuó caminando hasta llegar al bar donde trabajaba Carlinhos. Una vez entró dejó el paraguas en una papelera dispuesta a tal fin. Se volvió y sonrió mientras se quitaba la chorreante cazadora.

- ¡Oh...! Muchas gracias... - Comentó mientras se la tendía. - Menuda está cayendo... - Mientras Carlinhos se llevaba la cazadora a la parte de atrás, tal y como le había dicho, Silvia se acercó a la barra y cogió un periódico de los que siempre tenía por allí encima.

Con aire distraído lo abrió y fue directamente a la sección de estrenos. Quería aprovechar el día de descanso para ir al cine, pero estaba algo desconectada y no tenía ni idea de lo que se proyectaba.

El club de la lucha... Uhmmm... Brad Pitt y Edward Norton, puede que no esté mal... Oh! La cara del terror con Johny Deep, ésta también tiene buena pinta... 

Escuchó volver a Carlinhos y levantó la mirada, cruzándola con la del joven. 

- Quiero ir al cine, ¿me aconsejas alguna película? Hace mucho que no voy y no sé qué ir a ver... - Le comentó dándole la vuelta a la página y volviendo a bajar la mirada.

Carlinhos pone cara de chiste cuando le preguntas por el cine:

- Pues ni idea chica, creo que hace siglos que no voy...la última que fui a ver fue una de estas malas de batman...del Val Kilmer ese...el que hizo de El Santo ¿no?... - coge el periódico y revisa la cartelera de todas formas - ...pero de ir te recomiendo ir a ver esta de los efectos especiales...The Matrix...tiene buena pinta y sale la canción Wake Up de Rage Against The Machine...temazo en toda regla...

Sigue ojeando el periódico, algo llama su atención. Lo dobla y lo gira para que puedas leerlo, pero no dice nada. Te señala una noticia local:

"Joven estudiante de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) es secuestrada en la zona vieja de la urbe compostelana alrededor de las doce horas. Se desconocen los motivos que han llevado a este secuestro, testigos afirman haber escuchado los gritos de la muchacha en unas obras situadas al lado de la avenida Xoan XXIII"

Las obras de esa Avenida son en las que encontrasteis a Paula herida hace tres años. El mismo sitio y la chica gritando...

- ¿Matrix? - Silvia no había oído nada sobre esa película. A primera vista aquel título no le había llamado la atención, pero con lo que decía Carlinhos se le despertó la curiosidad. 

Iba a recuperar el diario para leer la sipnosis, cuando el joven pasó varias páginas y le acercó una noticia. Tras leer el titular, el rostro de Silvia palideció. Muchos recuerdos habían vuelto a su memoria. Durante todo aquel tiempo había intentado olvidar los sucesos que ocurrieron hacía tres años. Cuando se juntaba con los chicos intentaban no hablar del tema. Era algo que mejor enterrarlo y seguir cada uno con su vida.

Pero aquella noticia... Igual que hacía tres años. La misma calle, la misma obra... No, no puede estar volviendo a pasar... No, es una locura... Silvia se mordió el labio y arrancó el diario de manos de Carlinhos para leerlo con más detenimiento. No se había dado cuenta pero sus manos temblaban. Sus pupilas se dilataron y sus pestañas aletearon... Una perla de sudor corrió por su sien mientras absorbía cada una de aquellas palabras. 

Según lees la noticia ves demasiadas coincidencias, demasiadas. Aunque en este caso la chica estaba sola y sólo sus gritos antes de desaparecer alertaron a la gente. Sus amigas estaban haciendo botellón en la calle norte pegada a la obra. La chica se alejó un poco para hablar por móvil con su novio ya que no tenía casi cobertura (en el 99 la cobertura de la Zona vieja de Santiago es muy mala) según fuentes no confirmadas. Tras cinco minutos escucharon sus gritos pero sus amigas tardaron casi quince en acercarse a la zona de la obra donde sucedió. Posteriormente la policía local con ayuda de la nacional inspeccionó el lugar y encontró un acceso en la planta destinada a los garajes al subsuelo, concretamente el alcantarillado viejo de Santiago de Compostela.

No tienes la menor duda, es el mismo "modus operandi"...pero ¿ese desgraciado no había muerto?

Carlinhos te deja espacio y tiempo para leer. Te sirve el café con tranquilidad y te pregunta si quieres unas gotas en el para templar tu cara ya que se nota que has palidecido tras leer el titular.

Al escuchar la voz de Carlinhos, Silvia volvió a la realidad. Había estado recordando lo sucedido hacía tres años... Durante todo ese tiempo había intentado olvidarlo, las cosas le iban bien. Ganaba un buen sueldo, podía permitirse un apartamento mucho mejor que el primero que compartió con Álvaro. Álvaro... El corazón de Silvia empezó a latir con fuerza, acababa de recordar aquella primera noche en la cabaña, entonces había creído que su amor era incondicional, había deseado que las cosas salieran de forma muy diferente...

Levantó la mirada y la clavó en el camarero. Sus pupilas se habían dilatado y una trémula sonrisa empezaba a dibujarse en sus labios.

- Sí, por favor. Unas gotitas de coñac estarían bien... - Le pidió con un hilo de voz. No, no puede estar volviendo a ocurrir. Es casualidad, sólo eso... Intentaba negar lo que temía. Cuando Carlinhos le añadió el coñac, cogió la taza y se la llevó a los labios. Sintió como un agradable calor recorría su cuerpo. 

- Disculpa, me ha perturbado un poco esta noticia... Hace tiempo a una amiga la secuestraron en el mismo lugar - . Terminó confiándole. - Los parecidos son tantos, que no he podido evitar recordarlo... -

Carlinhos te pone unas gotas y deja la botella al lado del café por si necesitas algo más.

- No te preocupes, te veo algo pálida...quieres que te acerque a casa, cierro el bar un momento que no hay problema ¡eh! - dice con una gran sonrisa - ...ya ves que clientela hay poca y el jefe no me va a decir nada...

Echa un vistazo al periódico desde el otro lado de la barra y te dice:

- Son demasiados parecidos, por eso me sorprendió...lo raro es que no se hayan movilizado como aquella vez...recuerdo que la zona vieja se lleno de policías...y hoy está demasiado tranquilo...

Notas un deje de pesar en sus palabras. Parece que le preocupa que de esta no se hayan tomado más medidas de seguridad.

Silvia sonrió y un suspiro salió de sus labios.

- No te preocupes... Antes tengo que pasar por la distribuidora de cerveza para hacer un pedido. He pasado pero estaba cerrado, espero que no tarden mucho en abrir - . La joven cogió de nuevo la taza de café y se la llevó a los labios, dándole un pequeño trago. 

- Sí que es extraño... Quizás saben más de lo que dicen y están investigando por otros lados. No sé... - Dijo mientras negaba con la cabeza. Le sabía mal la pobre chica que le había tocado pasar por lo que pasó su tocaya, pero aquello ya no le concebía. Durante un tiempo vivió con miedo, recordando la huida de aquella casa y reviviendo cada uno de esos momentos. Creía haberlo dejado atrás, pero ahora, leyendo esa noticia, volvía a recordarlo todo.

Volvió a levantar la mirada, cruzándola con la de Carlinhos. Sus mejillas todavía estaban pálidas, pero al menos había dejado de temblar. 

- Supongo que ya habrán abierto, será mejor que me apresure... - Sacó unas monedas del bolsillo y las dejó sobre la barra. No quería que se preocupara, ella estaba bien, o al menos intentaba aparentarlo.

Carlinhos se ofreció a acompañarte a la distribuidora, incluso te permitía usar el teléfono del negocio para llamarlos pero finalmente desistió y te "permitió" a tegañadientes ir sola. Saliste hacia la distribuidora y notaste como Carlinhos salía a la puerta del bar a ver si caminabas bien ya que la impresión al leer la noticia fue bastante grande.

Al llegar a la distribuidora ves que ya está abierta, y hay un chico en la oficina. Este al verte se levanta y sale a tu encuentro.

- Buenos días ¿desea algo?

Silvia sintió como Carlinhos salía para comprobar que estaba bien. Una sonrisa asomó a sus labios, sonrisa que él no llegó a ver ya que no se volvió, continuó alejándose bajo la lluvia.

Al llegar a la distribuidora y ver que ya estaba abierta, se sintió aliviada. Durante el camino, mientras iba sintiendo como las gotas de lluvia morían en el paraguas que la cubría, no había parado de pensar en la noticia del diario. Pero ahora que entraba en la distribuidora, olvidó ese tema para centrarse en lo que había venido a hacer.

Se acercó al único chico que vio.

- Buenos días... - Había dejado el paraguas en un pequeño paragüero que había junto a la entrada, evitando así mojar el suelo de la oficina.

- Vengo para encargar diez cajas de la nueva cerveza de Estrella Galicia "1906 Red Vintage", para el Pub/Café Concierto Pepa a Loba... - La joven sonrió tras decirle el motivo de su visita.

El chico toma nota y te dice:

- ¿Para cuándo las quieren? El último reparto es hoy a las 4 de la tarde y tendría que avisar ya, si no tendría que esperar hasta el próximo martes que hay mucho chollo...

Mira el reloj y ve que todavía es temprano, el primer pedido no siquiera ha salido todavía del almacén. Ve que tienes mala cara y le das cierta pena.

- Podría estar en el primer pedido, si están sobre la una en el local se lo entregamos sin problemas. No se preocupe, tendrá el pedido puntualmente.

Al final parece que ha salido todo bien, la cara de susto que posees te ha servido para algo. Y con esto has terminado tus recados mañaneros, ahora tienes toda la mañana hasta la una que debes estar en el local para hacer lo que te apetezca o recados pendientes.

Silvia sonrió distraídamente y tras agradecer al chico su eficiencia, salió del almacén. Fuera continuaba lloviendo con fuerza. La joven abrió el paraguas y empezó a caminar. Su mente no paraba de darle vueltas a la noticia que había leído en el diario. No podía ser, creía que todo aquello lo había dejado atrás. Consiguieron rescatar a su tocaya y escapar por los pelos. Pero... No, no pueden ser ellos...

Pasó de largo la panadería, estaba tan ensimismada en sus pensamientos que se había olvidado que no le quedaba pan para comer. De repente, cuando iba a cruzar la calle de la esquina, lo recordó y volvió sobre sus paso...

Abrió la puerta de cristal y entró en el cálido local...

Sales de la cafetería y respiras aliviada. Notas como un peso se quita de encima tuya, no es la primera vez que coincides con Álvaro pero sí la de mayor tiempo y en las anteriores tampoco habíais hablado demasiado ya que ambos estabais más cortados. Por lo menos ya se ha acabado por hoy, ha sido una buena toma de contacto...

Caminas hasta tu piso, aún te queda tiempo de sobra para prepararte e incluso relajarte algo en casa. Luego empezarán las prisas en el pub, hoy se espera bastante gente y eso es sinónimo de mucho curro y de algún que otro baboso. Por suerte tienes suficiente mala uva acumulada para espantarlos con la mirada...

Al abrir la puerta de su piso, le dio la bienvenida el silencio y la soledad. Silvia encendió la luz y entró en lo que en aquel momento le parecía un lugar frío y hostil. Dejó las llaves en la mesita que había en la entrada y se dirigió hacia su dormitorio. Todavía tenía tiempo, pero en aquel momento se sentía tan abrumada por todo lo ocurrido aquel largo día, que lo único que deseaba era que llegara el momento de entrar en el Pepa y olvidarlo todo...

Se desnudó y cogió el albornoz para dirigirse seguidamente al cuarto de baño. 

Mientras el agua caliente corría por su cuerpo, la joven cerró los ojos y dejó que su mente volviera al pasado. De aquel horror que vivieron juntos, nació la historia de amor entre ella y Álvaro. Sus amigos se alegraron por ellos, creyendo que estaban hechos el uno para el otro. Pero cuánto se habían equivocado... Silvia le había querido muchísimo, incluso todavía tenía aquellos sentimientos a flor de piel. Pero no estaba enamorada... Le costó mucho darse cuenta de ello y al final tuvo que enfrentarse a la verdad. 

Habían empezado a discutir, al principio por tonterías. Pero... Aquellas discusiones iban cada vez a más y ninguno quería dar su brazo a torcer. Al final tomaron la que Silvia creía, la mejor decisión para ambos. Aunque entonces fue cuando descubrió que él la había querido mucho más de lo que ella había sido capaz...

Mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo, las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, mezclándose con aquel agua. 

Hasta aquella tarde, Silvia había creído que era feliz. Había conseguido salir de casa, dejar a su padre con toda su mierda y poder vivir su propia vida... Pero... ¿Qué vida estaba viviendo...? Todo a su alrededor era superficial. Sentía que sus amigos ya no lo eran... Todos tenían planes para aquella noche, habían quedado como aquella vez, y nadie se había preocupado de que ella...

Mientras Silvia lloraba en la ducha, no se daba cuenta de lo egoísta de su reacción. Había sido ella quién se había apartado con el tiempo de sus amigos. Siempre que la llamaban estaba ocupada, o tenía otro compromiso... Inconscientemente había estado poniendo una distancia entre Álvaro y ella, la que también se extendía a todos ellos... Y ahora, cuando de verdad se daba cuenta de que se había quedado sola, lo único que sabía hacer era compadecerse de sí misma. 

Cuando terminó de ducharse, se cubrió con el enorme albornoz de color albaricoque, y empezó a prepararse para aquella larga noche... Ya se había calmado y al mirarse al espejo, le devolvió la mirada la misma chica decidida y llena de optimismo de siempre. No iba a permitir que aquel momento de debilidad pudiera con ella...