Partida Rol por web

Bueno, si son sólo los problemas habituales no hay problema por mi parte. Partamos enseguida. Sin embargo, me parece que me preocupan mas los problemas menos habituales, pero supongo que seremos unos buenos ratones y daremos cuenta de ellos enseguida, ¿no es así, compañeros? Dijo Baron con una sonrisa.

Está claro que podremos con todos y cada uno de los problemas que se presentes.

Está claro.

Cuando queráis, vamos.

Luego de una despedida, y de revisar de nuevo el equipo, los cuatro salen de la seguridad que dan los muros de Lockhaven y lentamente se alejan de él para adentrarse en las tierras salvajes, dispuestos a llevar acabo aquella rutinaria pero no menos importante misión, mientras oyen como las puertas de la fortaleza se cierra detrás de ellos.

-Y recuerden, no importa por que pelean, lo importante es para que palean – dice aquella vieja “ley” de la guardia a modo de despedida, antes de exclamar una carcajada mientras las puertas terminan de cerrarse con un sonoros estruendo, ocultando su figura tras ellas.

Y así, lentamente, y en fila, los cuatro miembros de la patrulla comienzan a andar por los caminos, hacia su primer objetivo, y aunque lejos de la seguridad de Lockhaven, del ambiente cálido y agradable de la taberna de Ilsa, y de la buena comida y bebida, sus corazones no se sienten para nada animado.

Marchan la primera jornada a paso regular, sin contrariedades. En aquellas partes de las tierras salvajes los caminos están en muy buen estado, aun en aquellas épocas del año, cuando el Invierno, o los restos de este, aun se encuentran bastante presentes. Sin embargo aquel tramo es agradable. Pese a algunos charcos a los costados, y algún que otro montículo de nieve bajo alguna raíz, el sol golpea fuerte y se escabulle por entre las ramas calvas de los arboles, golpeando las cabezas de aquellos viajeros.

Luego de una primera jornada tranquila, sin sobresaltos, finalmente llegan al primer destino, Elmoss, aquel pueblo, otrora una gran ciudad, oculto dentro del tronco de un olmo recubierto de musgo, un pequeño pueblo en el cual pasar la noche.

Después de una noche reparadora, de una cena agradable, una cama caliente y cómoda, y un desayuno rápido al amanecer, la compañía se vuelve a poner en camino, luego de recibir el agradecimiento de las autoridades por entregar el correo, aligerando mas la bolsa, y saliendo de nuevo a los caminos de las tierras exteriores, con un día que promete ser tan agradable como el anterior, mientras el sol despunta con fuerza.

La segunda jornada es tan tranquila y agradable como la primera. Los cuatro siguen su camino igual o mas animados que el día anterior.

A poco mas de una hora para el atardecer, la compañía llega a las puertas de Sprucetuck, la ciudad natal de Quentin y Dain, tallada en el tronco de un abeto, conocida por ser la cuna del conocimiento de los Territorios, y por tener la mejor cerveza de la zona. La guardia se detiene en aquel lugar para entregar el correo, cosa que es agradecida con una cena abundante y cerveza gratis, y siendo cerveza de Sprucetuck el agradecimiento es demás excesivo. Pasan la noche en el lugar, durmiendo cómodamente en camas especialmente dispuestas, ya que los miembros de la Guardia son aceptados de manera grata en el lugar.

Dain y Quentin tienen que evitar cualquier contacto con sus familias... no es por que lo tengan prohibido, si no por que aquello supondría un retraso en medio de la misión. Ya tendrían otra oportunidad de hacer visitas en otra de tantas patrullas por la zona.

Luego de un sueño reparador y, nuevamente, un desayuno rápido, teniendo que rechazar algo mas elaborado, la compañía se pone de en marcha al amanecer. Saben todos que a partir de ahí los caminos son mas difíciles, las jornadas serán mas largas y agotadoras, por lo que es necesario ponerse en marcha cuanto antes.

La marcha continua una hora mientras se alejan de Spucetruck en dirección a Dorigift, la siguiente parada, ya con el bulto de cartas bastante mas ligero, cuando la compañía se tiene que detener. Saben que el camino a partir de aquel tramo se vuelve mas difícil. Son mas viejos y están un tanto abandonados, ademas de que en aquella zona el invierno golpea mas fuerte... sin embargo, el lugar se encuentra peor de lo que esperaban... y la tercera jornada recién comienza.

Montículos de nieve, y charcos de lodo, restos de aquel invierno crudo que se retira lentamente. bloquean el paso, haciéndolo prácticamente intransitable. Parece que la única forma de que la compañía pueda seguir su marcha es buscando alguna vía alternativa...

Parece que vamos a tener que dar un rodeo para llegar a Dorigift. Esto está intransitable para nosotros a no ser que creemos una forma de pasar volando por aquí, nos será imposible seguir por este camino. Aunque como cosa buena, ya no pesa tanto el saco de cartas y eso es realmente importante, ya que nos cansaremos menos si vamos campo a través. Pero por supuesto, dejar el camino supone dejar la "seguridad" del camino, espero que eso os quede claro a los tres. Yo lo tengo bastante claro. Dijo Baron mientras olisqueaba el aire en busca de queso o de algún otro peligro.

Bueno, amigos, ¿Qué decís? ¿Cambiamos de rumbo o empezamos a trepar?

A ver, un momento que consulte mis notas... Quentin se sienta sobre la raiz de un árbol y saca su mochila de mapas, intentando hallar en ellos una vía alternativa con cierta seguridad que nos lleve a Dorigift.

En caso de que no lo encontrara, Quentin dice mirando a Baron: Estoy de acuerdo, intentemos hallar un sendero fuera del camino, así tendré la oportunidad de cartografiar un poco más las zonas salvajes de esta parte del Territorio. Se gira hacia el resto de sus compañeros. ¿Qué decís, estáis de acuerdo? Recoge sus mapas dentro de la mochila y se apresta para seguir el camino.

El comienza a desaparecer lentamente, cubierto por un manto de nubes grises que oscurecen aquella mañana. Una leve ráfaga de viento se despierta y desciende por entre los arboles, moviendo sus ramas, y golpeando los rostro de los miembros de la guardia, haciendo que el mapa que lleva Quentin entre manos se agite al viento. Pese a buscar de manera detenida en el mapa, Quentin no puede encontrar en él ningún señal de un camino alternativo, al menos no uno visible, no para él...

Observo la situación con tranquilidad, mira el cielo, que cada vez el clima toma un aire mas de invierno. Miro a mis compañeros de viaje, con los que ya eh cumplido la mitad de la misión con éxito. Medito levemente mientras observo el caótico camino en frente a sus narices.

-Pues si no hay camino alguno, tendremos que crear el dichoso camino a través de la espesura – Digo en voz baja, como una meditación – Pero no puedo decir que fácil, de hecho si lo miro bien, por los lados del camino, no hay nada que no nos asegure que este igual que el resto del camino ya trazado, talvez podamos volver y tomar otra ruta desde otro lugar – Suspiro profundamente – Bien compañeros, pues que creen, según lo que yo veo, si seguimos por los lados del camino no hay nada que nos asegure, que no este como lo que ya vemos delante de nosotros y será peor porque no veremos mucho que digamos, podemos hacer eso, o retrasar un tanto la entrega de las cartas volviendo por donde vinimos para tomar alguna ruta alternativa desde otro punto, porque debe de haber otra.

Respiro profundamente, y miro uno a uno al resto del grupo, expiro. El tiempo es un recurso demasiado valioso como para perderse, si hay que tomar una decisión hay que tomarla ya.

Entonces, si no podemos encontrar otro camino, deberíamos ir por este mismo, intentando sortear los peligros que aparezcan a nuestro paso. Entre los cuatro podremos apañárnosla, ¿no creéis amigos? Además, somos Ratones de la Guardia, un poco de nieve y agua no amedrenta a ratones de la guardia, ¿por qué? Porque hacemos nuestro trabajo y eso, bueno, eso es lo más importante que tenemos, ¿no es así amigos?

Baron se quedó mirando como un tonto el camino, intentando ver como demonios podían seguir por allí sin quedar atascados.

Mientras sus compañeros de la guardia hablaban Robin miraba pensativo hacia los árboles retorciendose los bigotes. - Creo que podría subirme ahí y echar un vistazo.- Murmuró. - Dain!!!- Exclamó acercandose apresuradamente al veterano ratón. - Si me subo a uno de estos árboles podría ver si los dos lados del camino están igual y lo que hay mas alante. Será mucho mas fácil trazar una ruta. - Buscó con la mirada la aprobación de Quentin que permanecía sentado sobre la raiz del árbol. - Puedo hacerlo!!! Baron , diles que puedo hacerlo!!! -

Miro con curiosidad a Robin, ciertamente esa era una gran idea, claramente con ciertos riesgos, y eso es lo que me hace meditar.

-Yo creo que tu puedes hacerlo, admiro tu valor e ingenio pues esa es una gran idea… - me detengo ante este comentario – Pero no es a mi a quien debes pedir autorización, no te expondré a un riesgo sin que tu mentor lo permita – Tras decir esas palabras, miro a mi amigo Quentin, esperando su respuesta – Si que tenemos aquí a un ratón de gran valía, si señor.

Miro el camino, meditando a la vez por las palabras de Baron.

-Baron, si atravesamos el camino así sin mas nos quedaremos estancados y nos arrepentiremos de haber entrado, por otra parte, puede que si lo hacemos cuidadosamente lo logremos – Miro nuevamente el camino, ahora meditando profundamente – Si no queda otra opción mas segura, tendremos que intentarlo, pero prefiero esperar la palabra de Quentin antes de actuar sin mas, a fin y al cabo, aunque sea el con mas experiencia aquí, esa misma experiencia me ha enseñado a escuchar al equipo siempre.

Bien, bien, bien. Trabajemos como unos ratones en equipo, bien, bien, bien. Dijo Baron mientras escuchó las palabras de sus compañeros.

Después, señaló con su dedito a Robin y sonrió.

¡Claro que puedes hacerlo chaval! ¡Yo te ayudaré y me quedaré abajo por si caes y tengo que cogerte! Ven, ven a este árbol, úsame para escalar el principio y alcanzar esa rama baja, después, sube, sube lo más alto que puedas, yo te esperaré aquí por si necesitas algún tipo de ayuda. ¡Vamos Robin! ¡Tu si que vales!

Y automáticamente, Baron se agachó un poco para que Robin pudiera utilizarlo de escalera y le guiñó un ojo.

Quentin pone los brazos en jarra y mira a Robin: Bien pequeño, si crees que puedes hacerlo, adelante. Seguro que tus jóvenes patas son más ágiles que las de Dain y yo, que ya tenemos bastantes inviernos. Y hace con el brazo un gesto de invitación.

El pequeño ratoncito sonrió a su mentor, le dio unos golpecitos en el lomo a Baron para que se agachase un poco mas y se apresuró a trepar al árbol utilizandolo como escalera. Poco a poco, agarrandose a la áspera corteza y equilibrandose con la cola comenzó a ascender deteniendose cada poco para ojear el paisaje e informar a los de abajo de lo que iba viendo.

Robin, haciendo gala de su energía juvenil, aunque con algo de ayuda pro parte del mas desarrollado Baron, comienza a subir a trepar con cierta dificultad la corteza del árbol, tratando de llegar a algún lugar en donde poder ayudar al resto con la búsqueda de un camino alternativo.

¡Vamos Robin, que tu puedes! Dijo Baron haciendo poca fuerza ya que comenzó a picarle la nariz en ese momento.

Pero ahora tenía al ratoncito encima y no podía rascarse... por lo que perdió concentración, pero aún así, se preocupó por que Robin no se lastimara.

¡Nadie resultará herido mientras Baron esté vivo!

Pese a la ayuda de Baron, y al esfuerzo del propio Robin, este ultimo, por mas que lo intenta, no puede sacarla demasiado alto en el tronco de aquel árbol, tan solo avanza un poco hasta que sus patas resbalan y cae de espaldas, sobre la cabeza de Baron, ante la mirada atónita de este, aunque sin sufrir daño ninguno, exceptuando el ensuciarse un poco por la caída, en un espectáculo bastante cómico, aunque la situación no sea la mas propicia para bromas y risas.

La corteza del tronco esta bastante resbalosa, posiblemente aun por el rocío de la mañana, lo cual le dificulta a Robin, aun siendo el mas joven del grupo, trepar por ella.

¿Estás bien, pequeño? Dijo Baron mientras se acomodaba la capa y le tendía la mano a su compañero caído. Es qué este árbol no parece un buen árbol para trepar, mira... Pasó el dedo por la corteza. Moco. Esto es muy resbaladizo.

Baron se puso a mirar alrededor, buscando otro sitio a donde el pequeño pudiera subir, hasta que se decidió por uno que no ofrecía mucha altura, pero si seguridad. Además, con sólo un metro por sobre la nieve, es posible intentar mirar para dónde ir.

¿Qué te parece ese? ¿Quieres intentarlo de nuevo?

-Esta bien creo que iré a dar una vuelta por si encuentro algo útil que ver, algún camino que seguir – Miro alrededor, y miro a la derecha del camino – Siempre en mis otras aventuras me guiaba por mi derecha, creo que ahora mirare por la izquierda.

Comienzo a adentrarme a la espesura que rodea el camino, pero antes de desaparecer entre el paisaje helado miro al grupo.

-Mi capa es blanca como parte del paisaje, así que puede ser, que no me veías fácilmente, si veis algo útil, o encuentran algo llamadme, yo creo que volveré en breve

Tras aquellas palabras me adentro a explorar en busca de algún camino.

-Uyuyuy!!!.- Dijo Robin frotandose dolorido.- Creo que solo me he hecho daño en el amor propio.- Añadió siguiendo a Baron en la búsqueda de una escalada mas fácil. Cuando se detuvieron junto a un árbol se retorció los bigotes pensativo y pronto le dedicó una sonrisa entusiasmada a su compañero.

- Este árbol parece mejor y he tenido una idea para que sea mas fácil subir. Reuniremos un montón grande de nieve bajo el árbol, la compactaremos con mis herramientas de mampostería para hacerla mas dura, nos subiremos para estar mas altos y luego subido a tu lomo podré llegar mas arriba. Tambien rasparé la corteza con la lanza para hacer unas agarraderas y que sea mas segura la escalada!!-