Partida Rol por web

Elenna se sobresalta al oír la voz de su compañera Huraiba, sin perder segundo corre hacia proa y con ambas manos se apoya en la regala, echándose un poco hacia adelante, agudizando la vista.  El viento azota su cabellera hacia atrás.

Se gira rápidamente- tengo que avisar al capitán!-piensa a la vez que se dirige hacia el camarote de este.  Una vez en frente de la puerta la abre con todo entusiasmo sin picar a la puerta- CAPITÁN! CAPITÁN!!! -dice nada mas abrir.

Me incorporo lentamente, la sábana me resbala y dejo al descubierto mi cuerpo desnudo. Noto el deseo en los ojos de mi Capitán, su excitación es tan palpable que podría tocarla.

Mientras me habla voy buscando mi indumentaria, prenda a prenda, por el camarote, y mientras lo hago sigo recordando los momentos vividos horas antes. Me había besado como si realmente fuera algo especial, con una pasión desbordante, pero no quería engañarme, de seguro era igual con todas sus amantes.   Quiero apartar este último pensamiento de mi cabeza, no podía haber sido una más..lo noto en la forma en que me mira, en que me besa…aunque tal vez mi falta de experiencia no juegue a mi favor

Termino de ataviarme, y aunque no hay nada que desee más que volver a sentir su cuerpo desnudo contra mi piel  tengo que marchar de allí antes de que amanezca.

Me acerco a darle un último beso en los labios, le abrazo fuertemente y le susurro:

-Ha sido perfecto.

Salgo, cerrando la puerta muy despacio tras de mi, y me dirijo al camarote que comparto con Huraiva y Elenna. Miedo me da que pueda despertarlas y se pregunten de donde vengo a estas horas,  pero si de algo estoy segura es de que ya no voy a volver a dormirme.

Está amaneciendo, a pesar de la excitación del día anterior he conseguido dormir un rato. Miro a mi alrededor, mis compañeras todavía no han regresado. Y allí estaba yo, tendida en el jergón con los brazos bajo la cabeza y mirando el techo.

¡Venga Elhediel, arriba!- me digo dándome ánimos- ¡Hay mucho que hacer!.

Busco un atuendo cómodo que ponerme , sospecho que hoy vamos a tener  otro día ajetreado. Enfundada ya en unos ajustados pantalones y una camisa que resalta el color de mis cabellos me dirijo a la cubierta.

Cyryatan se levantó bien esa mañana, habían conseguido evitar la galerna y la galera gondoriana y, estaba de nuevo completamente concentrado en la misión. Llevaba un rato levantado, inmerso en unos planos que había extendido en la mesa de su camarote, intentaba decidir el punto por el que bajarían a tierra a por el paquete. También esperaba que llegaran Elhediel, Elenna, Huraiva y Kreontas para hablar sobre los documentos y datos que tenía la joven.
En un momento dado, los gritos del avistamiento de la vigía y la comitre, casi se solaparon. Cyryatan abrió la pueta y se encontró con Elenna ...

- Ah Elenna ... os estaba esperando, quiero hablar con vosotras de un asunto- El corsario miró en dirección a tierra intentando identificar el trozo de costa frente al que ahora se encontraban. Anduvo hasta el palo y se dirigió a Huraiva- ¡¡Huraiva!! ¡¡quiero que bajes!! ... Tú, ve a buscar a Kreontas y dile que nos reuniremos en el camarote, releva después a Huraiva en el puesto de vigía ...-

Acto seguido, el capitán volvió al lado de la comitree y la hizo pasar antes de que llegaran los demás, tenían que hablar antes de llegar a la costa y decidir algunas cosas ...

-¿Querías algo Elenna?- preguntó el capitán a Elenna por si la comitre quería decirle algo antes de que llegaran los demás ...

En cuanto va a abrir la puerta esta se cruza con la mirada del capitán, espera de pie a que de sus primeras ordenes del día. Iba a comunicarle que habían visto tierra en las proximidades pero este ya se había percatado de la situación en la que se encontraban.

Inmediatamente entra en su camarote con pasos decididos, no le intimidaba nada ese lugar, era muy familiar para Elenna…quizás hasta demasiado.

Elenna cierra la puerta del camarote tras de sí y pasa, moviendo sus anchas caderas hasta la mesa del capitán.

-¡Han visto tierra!-dice animadamente, solía ser seria y muy estricta, pero con el capitán siempre le salía esa parte que escondía siempre a los demás.

Se acerca hacia la mesa del camarote y apoya ambas manos, se inclina un poco hacia adelante haciendo que su espalda muestre una exquisita curva-veo que habéis estado un poco liado…-dice a la vez que séllala con la mirada los planos- tendríais que descansar mas…-añade mirándolo de reojo por encima de su hombro, con una mirada penetrante.

El capitán aguantó divertido la mirada de la comitre, aquella mujer poderosa y exótica, con ese caracter tan fuerte y esas curvas siempre le había puesto sexualmente hablando. Su actitud esa mañana le sorprendió, en otras circunstancias la hubiera cogido allí mismo y le hubiera echo el amor, pero después de lo ocurrido la noche anterior y la reunión prevista con Huraiva, Kreontas y Elhediel decidió no pasar a la acción.

-Elenna ...- sonrió picaramente aguantando las ganas de cruzar la mesa para ir a por ella -no es el momento ... he quedado con el resto de las chicas y Kreontas aquí y ahora para hablar de un asunto, llegarán en cualquier momento ...- su tono era serio, aunque la sensualidad de la corsaria en realidad no dejaba pensar con mucha claridad al capitán, Cyryatan no quería que su ripulación lo cogiera haciendo ese tipo de cosas en su camarote cuando debería estar trabajando por la seguridad de todos.

Elenna se endereza con una sonrisa picara, sus labios decían que no pero notaba que su mirada decía todo lo contrario. Ella misma sabía que no era ni el momento ni el lugar adecuado, pero le encantaba tentar a su gobernante… su capitán, le divertía y le daba placer, más que el mismo acto de hacerlo.

Con paso lento pero decidido se acerca a Cyryatan, estaba a pocos metros de este.

Levanta una de sus manos y penetra sus dedos entre sus cabellos castaños, al principio con cierta suavidad hasta que los estruja con fuerza y lo atrae rápidamente hacia ella dándole un beso apasionado, improvisado y visto desde fuera parecía hasta forzoso y brusco.

Se aparta nuevamente – si, mi capitán… a sus ordenes!-dice con un tono cómico y una amplia sonrisa en sus labios. Se aparta nuevamente de él como si no hubiera sucedido nada.

En cubierta no veo al capitán ni tampoco a ninguna de mis compañeras…¿dónde se mete todo el mundo?

Aprovecho para tomar un poco el aire fresco de la mañana, que sensación sentirme tan viva, cuando veo a un marinero que me hace señales…supongo que a mi. Me acerco un tanto confusa, pero si…parece que me buscaba a mi. Es entonces cuando me transmite las órdenes precisas del capitán, tengo que ir a su camarote. Deduzco que el resto de compañeras ya deben estar allí.

Ya en la puerta del camarote distingo la voz de Elenna, pero no acierto a oir nada con claridad. Toco a la puerta mientras noto que me suben los colores por la cara, estoy empezando a ponerme nerviosa…

- TOCK TOCK TOCK

Cyryatan se quedó parado mordiendose el labio después del forzado beso de la comitre. Sabía que a Elenna le gustaba jugar con él pero nunca había sido tan directa. Si las circunstancias hubiesen sido otras le hubiera explicado un par de cosas en ese mismo momento pero en vez de eso la advirtió, esta vez más serio ...

-Elenna ... Elenna -

El sonido de la puerta hace que el capitán vuelva a la realidad de lo que les ocupa y mira a Elenna una vez más

- Aquí estan ...-

Le dice para que vea lo inoportuno del momento ...

-Adelante!!-

Dice el capitán con voz grave a quién quiera que fuera el que estaba al otro lado de la puerta ...

Kreontas no tarda en llegar. En realidad siempre que lo llamas o se le necesita acude presto. Casi demasiado. En este caso acude coincidiendo con Elhediel. Cede el paso a la pelirroja, y tras pasar él cierra la puerta tras de sí. Al ver sólo hembras se sorprende un poco.

-Capitán-os explica-estamos más allá de Has-Annûn, no demasiado lejos de la fortaleza de Barad Harn, donde bullen casi 6000 mil soldados gondorianos, y las aguas están infestadas de galeras con el árbol blanco. Aguas potencialmente peligrosas. No estaría mal que tomáramos precauciones extra a partir de ahora.

-Y por cierto, no sé qué trama vuaced, pero ¿no deberían estar aquí el contramaestre y el piloto también?

Huraiva descuelga de la cofa y aferrándose a un cabo se desliza sin el sonido de las botas al correr por la maroma, tan solo con el final de sus finas sandalias apoyándose en silencio sobre cubierta y rascarse las manos algo doloridas en el pantalón, con paso ligero baja hasta el camarote del Capitán a punto de oir las palabras de Kreontas y interrumpiendo la conversación

No he visto nada hasta donde alcanza mi vista, pero si de un momento a otro velas enemigas pueden aparecer en el horizonte...

Creo que es hora de saber qué tenemos que hacer.... cual es esta misión y quién la ha pedido....

Jamás ha servido de nada darle a un ciego el pincel y el lienzo, nunca quedará bien pues él mismo jamás verá el final de su obra

Kreontas me cede el paso y entro atolondradamente, como si alguien estuviese tirando de mi con hilos invisibles. Mi cara es de desconcierto - ¿Qué hace Elenna en el camarote del capitán?- a juzgar por lo que veo, de todo menos perder el tiempo. En realidad y por más que intente negarlo…lo que siento son celos. Esta hembra ha pisado tantas veces el camarote del capitán, y no para dialogar precisamente, que se me revuelven las entrañas sólo de pensarlo.

Disimulo como puedo y con una  sonrisa medio forzada hago un ademán a modo de saludo.

Un huracán llamado Huraiva irrumpe de pronto en la habitación, y son sus palabras lo que me animan a relatar parte de la historia que el capitán ya conoce.

- Antes de nada…deciros que el motivo de esta pequeña reunión tiene que ver con una servidora. Por motivos que ahora no vienen al caso, y que me llevaría demasiado tiempo explicar, tengo en mi poder unos documentos y mapas que he creído conveniente compartir por creer importantes para esta misión. Hace unos días traté de ponerlo en conocimiento del capitán, pero debido a las complicaciones avecinadas con la galerna hubo que dejarlo para un mejor momento. Ayer, finalmente, y una vez todo volvió de nuevo a la normalidad, terminamos aquello que empezamos, sea pues la conversación ya mentada.

Cojo aliento, las palabras brotan de mi boca como mearas desbocados, y  entre tanto…todos los ojos clavados en mi.

- Lo único que sabemos de la misión  es que tenemos que ir a Pelargir a recoger algo. Que no sabemos ese “algo” de que puede tratarse pero que debe de ser muy importante por tanto secretismo, pues no sabremos nada hasta el mismo momento de la entrega. La misión consiste, por tanto, en transportar ese “algo” a una isla, concretamente  la isla de Kjwàjyarântan ( en el archipiélago de Tol Uialgaer). Y en esta parte de toda la historia es donde a mi entender son de vital importancia los mapas y documentos que poseo.

Callo, y ya no para coger aliento, yo ya he dicho lo que tenía que decir.

-¿Y qué te hace pensar que tienen relación, jovencita? porque a fe mía que tienes una teoría que nos convencerá a todos, ji-ji-jiiiiii-Kreontas, como siempre, va al grano, lo que muchas veces incomoda a Edheliel.

Este hombre consigue incomodarme, no quería dar más explicaciones de las estrictamente necesarias… callarme los detalles más íntimos, pero me temo que no va a poder ser.

-Pues vereis –digo- entre las cosas de mi padre encontré un día por casualidad un pequeño cofre, que he llevado desde entonces conmigo a todas partes. Este cofre contiene entre otros, una nota dirigida a mi padre, unos pergaminos, unos mapas señalados y una especie de acertijo al que no encuentro el sentido. Bien, la nota citaba a mi padre en una isla, al principio ni siquiera lo relacioné.  No me había dado cuenta de que la isla en cuestión es la misma  donde tenemos que dirigirnos en nuestra misión. No me parece una casualidad, estoy segura de que a mi padre le dieron muerte, junto al resto de la tripulación, por algo relacionado con esto.

Cuan incómoda me siento, deseo con todas mis fuerzas no seguir siendo el centro de atención, y es que hablar de mi pasado y mi intimidad no resulta tarea fácil.

El Capitán escuchó la exposición de Elhediel con atención, si su padre fue asesinado al dirigirse a la isla en extrañas circunstancias era muy posible que sí existiera una relación directa. Cyryatan quería que aquella reunión sirviera para dejar las cosas bien claras a todos los presentes, él mismo no sabía much más que ellos sobre lo que tenían que hacer y cual era el cometido que desempeñaría aquel cofre. Cuando Elhediel hizó una pausa, el capitán tomó la palabra para explicarlo y dejar claro que, por lo menos a los allí presentes, no les había ocultado nada.

-Como veís ... no sabeís mucho más que yo. Las ordenes vienen de arriba, uno de los comandantes me encargó que recogiera con urgencia un paquete en territorio enemigo ... y lo llevara a Kjwàjyarântan sin descubrir su contenido, eso es todo ... Si estos documentos y los hechos acontecido en el pasado tienen que ver con lo mismo me gustaría saber a que nos estamos enfrentando, ¿no opinaís lo mismo?- Cyryatan hizo una pausa y miró a los miembros de la tripulación para pasar a dirigirse a Elhediel -Bien ... has descubierto algo por tí misma, veamos esos documentos ...-

Saco los pergaminos que porto liados en la faltriquera- esto es lo que tengo- digo mientras los extiendo a lo largo de la mesa de madera que tengo a mi diestra.

- Estos dos - digo señalando los dos primeros- parecen unos simples mapas, lo curioso es que este está señalado con una cruz, puede ser importante. Este otro - y señalo el último de todos- no tengo la menor idea de que puede ser, parece una especie de acertijo.

-mmm -murmura el astrólogo mientras escruta el primer pergamino- este archipiélago es Tol Uialgaer, sin duda. Efectivamente, donde tenemos que llevar el cofre. Pero ¿cuándo te lo entregó tu padre? porque no acabo de ver relación. En cuanto a esos símbolos cuneiformes... -dice espulgando el mismo a contra luz del candil que hay sobre la mesa- parece que esté en clave, ji-ji-jii -de nuevo se filtra su risilla típica, que parecía crujir como maderos rotos: chasqueante, opaca- No me digas más, ahí dirá dónde está el tesoro-ji-jii-ji. Lo dice medio en broma, pero por un momento os quedáis reflexionando con un atisbo de duda.