Partida Rol por web

- ¿Tiene un mapa?

Se vió sorprendida a si misma. No se lo podía creer. Existía una alternativa, y eso le alegró, tras los primeros instantes de estupor. Podrían librarse del gélido abrazo del frio. Se alegraba por partida doble.

Esperó a que le fueran a preguntar a ella, pero tenía claro que ir sobre la montaña le "helaba las ideas" y por tanto lo descartaba; y ya que ningún animal les recogería, en su intento de hacer autoestop, las cavernas sería los más adecuado.

Había que reconocer que la apariencia de Raunix era un tanto oscura e intimidante provocando en mí cierto respeto y precaución a su persona, pero si Hardem, con quién había compartido prácticamente toda mi vida y en quién tenía total confianza, afirmaba que era muy capaz y que pondría la mano en el fuego por él, no iba a negar una invaluable ayuda en nuestra aventura. Éramos una extraña comitiva, más con Cecil entre nosotros, pero no dudaba que lograríamos nuestro cometido.

- Recuerdos muchos, pero no sabría como calificarlos, jaja. Y si, en aquel entonces no fuimos lo suficientemente poderosos...la pregunta es...¿Lo somos ahora compañero? Casi no lo contaste la última vez...comenté risueño y con un leve atisbo de preocupación y tristeza al terminar la frase. Reconozco que lo pasé mal cuando casi perdió la vida en aquel momento y la enorme cicatriz siempre me hacía recordar aquello cuando la veía.Pero bueno, aquí estamos y podemos contarlo, que ya es bastante, jaja.Volví a recobrar esa cara alegre que tanto me caracterizaba.

- ¿Estas seguro de eso Hardem? Yo creo que me he vuelto alguien muy refinado...eso de bribón...¡Que rayos, eso nunca cambiará! Sonreí nuevamente dándole un leve empujón amistoso. Puede que frente al resto pudiese haber cambiado mis formas y ser más respetado, pero ante Hardem y mis amigos esas aparentes formas no eran necesarias. Yo seguía siendo el mismo espíritu inquieto de siempre.

- Más de uno Inovaz, estuvimos debatiendo cuàl seria la mejor ruta a tomar una vez llegados aquí pero nunca concretamos nada. Sabemos que hay una ruta que atraviesa la montaña de lado a lado pero no sabemos exactamente el punto donde comienzan esas cavernas...¿Es la posibilidad que más nos atrae a todos? Yo mientras pueda evitar congelarme por arriba cualquiera de las otras dos me valen. Hardem, tienes la última palabra...tú decides compañero.

Notaba que Boff todavía se sentía un poco intimidado ante su presencia, pero estaba habituado, su raza no era muy vista por estos parajes y por lo tanto como siempre la gente ante lo desconocido dudaba.

-Hardem para mí el mejor camino a seguir es siempre el de las sombras, por lo que atravesar las cavernas es la mejor opción. Como bien sabes mis habilidades son mucho más potentes cuanto más me alejo de la luz. Si el resto está de acuerdo creo que es el camino más rápido, práctico y quizás el que menos riesgos contiene. -dijo el umbra.

Cuando ya parecía que no iba a añadir nada más se giró hacia la paladín. - Inovaz, así también evitaremos el frío que odias.

Ya escuchando a Boff, estaba pensando precisamente eso. Tenían un mapa, así que tan malo no sería. Seguro que en esas cavernas se ocultaban cosas peligrosas, pero no les tenía miedo. O por lo menos no en estos momentos.

- Voto por las cavernas. Mientras aplaudía el comentario de evitar el frio. Se notaba lo risueña que estaba.

Bianor sonrió al escuchar las palabras de Freith, le gustaban sus historias, como las contaba y el sentimiento que ponía al narrarlas, cierto es que en las de una ocasión el centauro no era capaz de entenderlas por completo pero aún así, siempre las reía.
Buf, estoy agotado y como siempre, tienes razón. Descansemos con un buen fuego y así podrás continuar con tus historias Jajajaj - El día había sido largo y había llegado el momento que todo aventurero desea -Buscare leña para la fogata ¿Donde pasaremos la noche? Siempre encuentras buenos lugares- Desde que habia conocido al pequeño Freith el centauro había mejorado su calidad de vida, le hacía sentir mejor, ya no estaba solo, ya no se reían de él.

- Cierto es Boff, acabé mordiendo más de lo que debía y sólo un milagro me salvó, si hubiera estado más preparado el Pastor quizá no lo hubiera contado, o si Cecil hubiera estado a mi lado, ¿Verdad Cecil? le dijo a Boff mientras frotaba el hocico a Cecil.

Se tomó unos segudos para tomar la decisión final pero estaba claro y todos coincidían, además con Raunix a su lado en un lugar oscuro estaban seguros. - Vayamos por las cavernas pues, es la mejor ruta por la que podemos avanzar, y tenemos a Raunix para que nos avise de los peligros.

- Pues nada más que hablar, si todos estamos de acuerdo y preparados...solo queda ponernos en marcha. ¿Listos? Pronuncié en tono decidido. Empezaba la aventura y no podía evitar demostrar que estaba ansioso por afrontar lo que fuese que nos esperara en el camino. Con un leve gesto de mi mano indiqué la ruta inicial a seguir y emprendimos la marcha. El paisaje era bello y el aire que se respiraba era fresco y puro. No estaba mal para empezar...

Os adentráis en el interior de la montaña y avanzáis los primeros metros a oscuras. Hardem usa su hechizo "luz" para iluminar con su bastón el camino aunque ni Boff ni Raunix necesitan de ella puesto que ambos tienen buena visión en la oscuridad. A medida que vais bajando oís las gotas que caen rítmicamente, creando a lo largo de millones de años las estalactitas y estalacmitas que os rodean. De tanto en tanto oís algún ruido sospechoso, algún murciélago despistado, pero no tenéis ninguna sensación de peligro. Al menos no a este nivel de profundidad.

De pronto llegáis a una encrucijada. Una gruta parece ascender y la otra ir hacia bajo. ¿Hacia dónde os dirigís?

Avanzaron bajo la luz de la magia de Hardem Inovaz y él mientras que Boff y Raunix tomaban la delantera con su buena visión en la oscuridad. Pronto se encontraron con lo que venía a ser una bifurcación en la que deberían tomar la decisión de ver por donde avanzar.

- El camino que se eleva puede que nos lleve hacia la parte superior de la montaña que es la que queríamos evitar. Así de buenas a primeras yo diría que lo mejor es tomar el camino que desciende por el momento y ver hacia donde nos lleva. ¿Qué os parece? le preguntó al grupo.

Estar en las profundidades siempre era una extraña sensación pero la ruta parecía segura y con la iluminación que nos ofrecía Hardem, reconocí que era realmente bello el espectáculo que teníamos frente a nosotros. Algunas de esas estalagmitas habrían tardado siglos en formarse y las paredes estaban húmedas y con brillantes y coloridas tonalidades dependiendo de cómo reflejaba la luz.

- Ey muchachos, hay que reconocer que esto es magnífico... Susurré mirando maravillado las estalagmitas y estalactitas de la caverna.

Seguimos nuestro trayecto hasta que en un determinado punto la ruta se dividía en dos. Después de escuchar el argumento de Hardem asentí y añadí.

- Opino lo mismo. No hace tanto que nos estamos adentrando y seguir el camino ascendente pienso que nos conducirá a algún punto más alto de esta misma ladera... Considero que hay que profundizar y adentrarnos más al interior, con los peligros que eso pueda conllevar...Habrá que andarse con ojo a partir de aquí

Descendeis y acabáis en una gran cavidad. El eco producido por el sonido de los murciélagos es atronador y molesto. Aún así continuáis decididos a cruzar el espacio. Boff mira a esas criaturas desconfiado. Algunos de ellos son muy grandes y podrían hacerle bastante daño a un mediano como él.

Algo comienza a removeros. Pese a que no veis nada antinatural, algo os dice que en ese lugar hay algo que se os escapa. Podéis hacer caso omiso y continuar rectos o tratar de investigar.

-No me da buena espina, normalmente en zonas como estas no debería de sentir ningún tipo de sensación extraña y sin embargo siento algo que se nos escapa. -susurra el guerrero mientras desenvaina la espada.

-No quiero alarmaros pero creo que será mejor si estamos atentos a cualquier cosa que nos resulte fuera de lugar. De todas formas creo que lo mejor es que continuemos, pues aún nos queda mucho camino.- añadió.

La paladina tenía la misma sensación de incómoda inseguridad. Sin dudarlo se armó y aprestó para el combate. No era la primera vez que luchaba con aquellos compañeros, y ella tenía que ser el yunque sobre el que el martillo espachurrase el enemigo. Por lo que veía y escuchaba, sería un murciélago que tendría más ... tamaño que el resto, o igual eran por los cientos de ojos de aquellos "bichillos" voladores que se posaban sobre los 4 caminantes.

No sabía lo que era, pero los ratones alados no le tenían miedo. - No se que será, pero las ratas voladores no le temen ... o hubieran escapado hacía rato.

Continuáis avanzando con los ojos puestos en los murciélagos. A veces parecen que os miran pero luego os dáis cuenta que solo son imaginaciones vuestras. La cueva se hace más y más ancha a medida que descendéis y cada vez hay menos bestias aladas. A mayor profundidad, la oscuridad es total y ningún ser vivo debería sobrevivir en esas condiciones. La luz de Hardem comienza a relampaguear: su hechizo está acabándose.

No ves nada amenazante pero sin embargo la sensación de estar siendo observado la tienes. 

Decidís montar un campamento improvisado en una ladera de la montaña, no muy arriba, lo suficiente como para ver la cumbre pero sin llegar a la zona de nieve permanente. El centauro se sienta sobre sus patas traseras y comienza a mirar su mochila en busca de algo para hacer fuego. El gnomo debería hacer lo mismo: la noche se acerca y el frío es peligroso.

El tamaño descomunal de algunas de aquellas criaturas provocaba que estuviese en alerta todo el tiempo, aferrándome con fuerza a la empuñadura de mi cachiporra. El descenso estaba siendo constante y sin contratiempos, pero la sensación de inseguridad y de que algo estaba "observándonos" estaba continuamente presente.

Espero que hayamos tomado una decisión correcta adentrándonos en las profundidades...para ser el primer día, hemos recorrido bastante terreno y un descanso nos vendría bien a todos...¿Quizá sea un buen momento para hacer un alto y comer un poco?

Justo entonces la luz del báculo de Hardem empezó a relampaguear y consideré que era el momento indicado.

- Bien muchachos, propongo que hagamos un pequeño descanso mientras Hardem recupera energía y que comamos algo ¿Os parece bien? Alguien debería hacer la primera guardia, este sitio parece bastante inhóspito pero no dejo de tener la sensación de que nos observan...es preferible ser prevenidos.

Me sentía extraño dando indicaciones. Siempre había sido un joven muchacho al que habían mandado trabajar diariamente y ahora me veía en la tesitura de ser el que había solicitado la ayuda del resto para mí viaje. Aún así, mi mirada se posaba continuamente en Hardem para que me diese su aprobación...su criterio y opinión me parecían fundamentales.

-Estoy de acuerdo Boff, creo que es un buen momento para todos para retomar fuerzas y comer algo. Quizás con el descanso podremos sacar de encima la sensación de que alguien nos observa. Eso si, en las guardias sed cautos y ante cualquier duda despertad al resto. Yo haré la primera guardia. -dijo con gesto serio.

Después de caminar juntos toda la jornada, tenía que reconocer que Hardem era bueno eligiendo de quien rodearse. Boff era ameno en el viaje e Inovaz le parecía seria y fiable para cubrir su espalda. Eran un grupo pintoresco viajando por cavernas, de eso no había duda.

Freith rebusco en su exigua mochila, la verdad es que había salido prácticamente con lo puesto de Calimport, una ballesta está bien, pero no calienta ni te alumbra por la noche, la próxima vez que tenga que huir tengo que anotar tener una mochila preparada con todo lo necesario, la gente decente ya ni avisa de cuando van ha intentar matarte.

- Bianor tendrás lo necesario para hacer fuego verdad? Mi gran equipo de supervivencia quedó para que los pobre huerfanitos pudieran buscarse la vida.

Si no hay mas remedio tendré que acurrucarme con el centauro, no huele a rosas, pero es abrigado.

Se habían adelantado, ya que ella quería hacer esa primera vigilancia.

-No había pega. La que le toque.

Antes de tumbarse, con el arma en la mano, y reposada sobre el pecho, estaba lista para pelear, incluso antes de despertarse.