Partida Rol por web

Tus gentes descansan en las montañas heladas, lejos de los conflictos entre lagartos y sapos. También estáis a salvo de los titanes, seres enormes que sobreviven en las planicies. Vosotros sois humanos, de sangre caliente, y poco os importan las guerras que se traen esos seres que construyen casas de piedra y metal. Vuestras preocupaciones son más mundanas, como conseguir comida para alimentar a la tribu.

Llevas siguiendo a un grupo de asnos salvajes desde hace varios soles. Son más lentos que las bestias que moran en las praderas pero son suficientemente grandes como para alimentar a tu gente durante varias semanas. El grupo se ha adentrado en la selva, un rincón salvaje e inhóspito que marca el límite de la zona humana.

Allí dentro moran seres reptilescos, de piel pegajosa y largas lenguas. Los humanos sabéis que ese lugar no es seguro pero no puedes desaprovechar esa oportunidad. Si logras capturar al macho alfa, los demás miembros de la manada te seguirán.

El imperio Batrachi, un enorme territorio que alcanza selvas, marismas, pantanos y mares poco profundos. Tu y tu tribu sois bullywug, la clase baja del imperio, encargados de mantener las fronteras a salvo mediante la colonización.

Como anfibios que sois no os alejáis jamás del agua aunque a veces, debido a las batidas de caza, os veis con la obligación de perseguir a vuestras piezas de caza, arriesgándoos a que vuestra piel se reseque y vuestra salud empeore. Tu, Gonso, eres un cazador, encargado de alimentar a tu tribu. Cuando eras un renacuajo y jugabas feliz en el agua eras siempre el que más se alejaba, el que no tenía miedo y por eso la matriarca te dio la lanza de explorador en lugar de la espada de guerrero. Sabes bien que si algún día cazas algo verdaderamente grande, tu fama llegará a oídos de los Batrachi y quizás, solo quizás, puedas ir a la capital y convertirte en un Explorador Imperial.

¡Alto! ¡Acabas de ver algo peludo! ¿Un mamífero? Tienen buen sabor. Prefieres el pescado o los insectos pero nadie rechazará una apetitosa carne de mamífero. Avanzas lentamente hasta que logras verlo de cerca. No se parece en nada a lo que hayas visto jamás: es como una rata, pero alargada, blanca y... enorme. Casi es tan grande como tu.

Oís pájaros, cigarras... comenzáis a abrir los ojos y... ¡esto no es Vastallanura! Palmeras, helechos, árboles altísimos que ni siquiera conocéis su nombre. ¿Dónde estáis?

Hardem es el primero en levantarse y su cabeza le da vueltas. Ve a Inovaz, a Freith y a Raunix pero ni rastro de Boff ni de Jondar. Ni siquiera de... ¡Cecil! La comadreja gigante ha desaparecido. Ni rastro de Zoe, la libélula gigante de Boff.

Lo último que recordaba era un tic tac sonando en su cabeza y echarse sobre Boff para protegerle. Aquello era lo último que había vivido antes de despertar en aquel inhóspito lugar. Ya no estaba en la plantación y nunca había estado en un paraje semejante. El tamaño de aquellas plantas no era normal, no era un experto en ellas pero ni siquiera las reconocía. Boff tampoco estaba bajo él por lo que se alertó y empezó a comprobar a su alrededor.

Inovaz, Freith y Raunix seguian con él pero Boff y el otro que no conocía no estaban por allí. Por un momento se sobresaltó ni veía a Cecil ni lo sentía. Aquello no podía ser bueno, no sabían que demonios había pasado y parte de su grupo estaba desperdigado. Esperaba que Cecil se mantuviera con Boff, o esa esperanza tuvo cuando se puso en pie y comenzó a examinar el lugar.

- Chicos, estamos otra vez en problemas. Les dijo a todos los que se encontraban a su alrededor.

Freith se levantó con dolor de cabeza, lo último que recordaba era una luz extraña cuando acabó la batalla en la plantación, enseguida vio a Hardem de pie en un paisaje muy extraño, muchas plantas grandes y extrañas y el sonido de insectos y pájaros que venía por todas partes.

Así que ahora estaban perdidos vete a saber donde después de haber sobrevivido, se supone que ahora tocaba descansar, beber y comer hasta hartarse, las cosas que hacen las personas normales...pero ahora le tocaba estar aquí y con el otro gnomo perdido, perfecto...

Con paso cansado se acercó a un árbol, y empezó a orinar en él, marcando el nuevo territorio descubierto, al menos empezaría el día aliviado.

- Más vale que aquí cerca haya un sitio con carne asada, cerveza fría y mujeres cariñosas o sino me voy a cabrear mucho! 

Ya sin nada que hacer esperó a los demás.

Pienso "Komida..." saco mi arco y busco una buena trayectoria de disparo para tensarlo y hacer mi disparo múltiple.

El animal parece que ha oído algo, he intenta averiguar de dónde procede.

El sudor recorría el cuerpo del chamán, llevaba varios soles tras esas bestias y no permitiría que ahora escapasen puesto que Thorondor(el halcón) había seguido su rastro. Aún así no podía evitar sentir como la madre naturaleza no veía con buenos ojos su presencia en la selva después de todo no era un lugar para humanos.

Así que disculpandose ante la naturaleza en silencio entro en la verde y húmeda jungla sabiendo que no era bienvenido en aquel hostil paraje. Con un agudo silbido llamo a mi halcón que acude posandose en la hombrera de pieles y agarro con determinación mi bastón-lanza preparado para dar caza a esas bestias.

Inovaz se siente con el estómago más cerca de sus orejas que de su sitio original. El mundo daba vueltas y no se estaba quieto. - ¿Qué porras ha pasado? Mira hacia el cielo y le pregunta eso mismo al universo en si, mientras su alma piensa en Helm. Enseguida se sienta y busca su armadura, pensando que había regresado, tras haberse transformado en arena.

No tardó en llegar las noticias del mal agüero que comunicó el mago. A eso contestó ella misma, entre dientes, mientras buscaba sus armas y equipo: - Que raro. Rodilla en tierra, porque aún no se fiaba de su equilibrio o de que su estómago fuera capaz de mantener dentro su contenido, intentó, en derredor, buscar el peligro que Hardem vaticinaba.

- Uno mea, el otro husmea ... ¿Qué peligro nos acecha? Estaba por preguntar, pero quería descubrirlo por ella misma. Eso si, cuando había algo, en algún sitio o dirección, el comentar "mirar" y señalar a esa dirección era básico, pero ninguno parecía estar hablando de un peligro inminente. De algo que estuviera a puntito de caer sobre ellos y desatar más males de los que ya arrastraban sus molidos huesos. Tampoco tenía ganas de montar jaleo, ya que le debían una explicación por no confiar en ella, incluso tras demostrar que tenía razón.

-  Primero ver que pasa, y luego ya les diremos.

Ignoró el comentario de "mujeres cariñosas" ya que ella no había sido cariñosa en ningún momento, y ninguno de ellos verían esa facultad en ella, a no ser que estén partidos por la mitad y ardiendo en el magma de algún volcán.

El Imperio Sarrukh, al cuál formáis parte, está en un momento de guerra fría con Zhoukoudien, el Emperador Batrachi, líder de los anfibios y potencia emergente en el continente. Es por ello que a los mejores Cazadores se os ha otorgado la misión de explorar estos confines para intentar establecer contacto con razas inteligentes y atraerlas a la causa común. Los Sarrukh, la casta dirigente que domina con mano de hierro al pueblo lagarto (nagas, yuan-ti, hombres lagarto...) necesita aliados.

Los Cazadores de Gruanjoxxasz saben que en los confines de la selva moran especies raras, de sangre caliente y pelo cubriendo la piel. El Consejo te ha informado de la existencia de primates inteligentes, de piel rosada y escaso pelo, pero también te ha alertado de los titanes, seres tan altos como Braquiosaurios y fuertes como la piedra. Como portador del Cuerno de Tres Plumas se te ha encargado la misión de salir a la llanura, algo que muy pocos Hombres Lagarto han pisado jamás.

Subido a los árboles ves como cada vez la selva es menos densa y como las plantas van cambiando de tonalidad. De pronto oyes algo. Una manada de seres cuadrúpedos avanza por debajo de ti. Parecen huir de algo o de alguien.

Los asnos siguen corriendo pero les has dado caza. Si intentas una carga incluso podrías derribar uno de ellos e intentar montarlo. 

Thorondor, en cambio, parece nervioso. No le gusta la selva y gruñe levemente, quejándose. Por suerte para ti, los asnos parecen suficientemente asustados como para no haber oído los graznidos del halcón. 

Raunix sigue inconsciente mientras vosotros tres os reunís en torno a él. 

-¿Nos han transportado a la lejana Chult? -pregunta Freith.

-No tengo ni la menor idea -contesta la paladina.

Mantengo la sangre fría, permanezco muy quieto cuando el animal me mira intentando mimetizarme con el entorno 

Utu observo los negros ojos del macho alfa comenzó un cántico profundo mientras agitaba su runa forjada en aquella oscura roca que tanto le gustaba y comenzando a danzar sin perder de vista al animal. Recitó aquellas palabras que sabía eran capaces de convertir a un animal en amigo de un hombre.

Conversaciones lejanas de voces conocidas hablando en común resonaban en su mente mezcladas con otras muy antiguas en las que le hablaban en netherino, el cual hacía mucho, quizás demasiado, que no escuchaba. Poco a poco, las voces umbrianas se alejaron para sonar con más fuerzas las del común, hasta que le sonaron tan cercanas que decidió hicieron que su mente conectase con el presente, depertándolo.

-Pero que...¿donde?-. Tartamudeó mientras se aclaraba la vista y los pequeños pinchazos en su cerebro se iban suavizando. Lo primero que vio fue a la paladina, Inovaz, luego estaba el gnomo y el hechicero. Una pequeña sonrisa surgió cuando comprobó que Hardem estaba vivo. Siguió observando pero no pudo ver ni a Cecil, ni a Boff, ni al tal Jondar.

-Veo que he sido el último en despertar, ¿sabemos donde estamos o no tenemos ni idea?.-La vegetación y el entorno le resultaban por completos desconocidos, parecía que estaban muy lejos de territorio conocido.

Trató de orientarse, pero a duras penas pudo distinguir los puntos cardinales.

Tras escuchar a Freith se paró a pensar. No le sonaba de nada aquella palabra. - ¿Chult? ¿Qué es eso Freith? mientras pensaba a qué plano les podían haber llevado, sólo conocía aquellos que había visitado con la compañia. Aún así había aprendido del traidor de Amazo le había enseñado las peculiaridades de los diferentes planos para que aprendiera a identificarlos. 

Quizá así pudiera saber hacia donde ir.

Raunix se levantó entonces y sonrió al comprobar que estaba bien. Ya estaban todos en pie y a la espera de saber hacia donde ir. 

Aprovechando que ha dejado de mirarme le disparo