Partida Rol por web

Freith se lanza a por el bicho con túnicas ya que parece el más débil, pero se nota demasiado que el gnomo no es de luchar cuerpo a cuerpo.

El combate sin armas contra un enemigo que seguramente estaba habituado a pelear así iba a ser duro, por lo que era el momento de usar cualquier tipo de recurso para complicarle la situación al sapo gigante. Como siempre rápido en la reacción, Raunix, procedió a concentrarse para lanzar uno de los conjuros más útiles en esta situación.

-Vamos a enseñar a esta gente que tenemos algún truco guardado.

Al momento surgieron cinco Umbras exactamente igual, listos para confundir al enemigo.

El gnomo ataca al sacerdote, el cuál lo frena con facilidad. Pero antes de poder devolver el ataque se encuentra con el latigazo del veterano mediano, que le cruza la cara. Desestabilizado pero muy enfadado, el sacerdote utiliza su arma exótica (un cuchillo alargado llamado siangham) para atacar a Freith. 

Como aún estaba afectado por el latigazo, no calculó bien y el hábil gnomo pudo zafarse del ataque. Por el contrario los dos guardias anfibios atacaron a Spencer pero tal es la habilidad del esclavista con la cuerda que consigue apartar sus armas de él. 

-Freith, usa la daga contra el sacerdote, ¡está grogui!

La sonrisa bobalicona del Slaad se borra la habilidad del pícaro.

-Utu, Hardem, no podemos usar armas pero nadie dice nada de la magia. ¡Freídlo!

Las largas y afiladas garras del slaad destrozan la primera de las sombras

Freith siguió revolviéndose y esta vez si que consiguió darle al sacerdote.

El diminuto gnomo le clavó la daga en el vientre del sacerdote, dejándole moribundo. Spencer y su látigo improvisado lo azotaron, dejándolo sin respiración.

Los guardias cargaron contra los dos diminutos rebeldes pero el viejo mediano, con una velocidad inaudita para alguien de su edad, barrió a uno de ellos con la cuerda. El otro intentó clavar la punta de lanza a Freith, pero el gnomo consiguió esquivar el golpe.

-Quedan dos, Freith. Elige uno.

Mientras tanto, los esclavos iniciaron otra rebelión en las escaleras, lanzando a más guardias pirámide abajo. Habíais comenzado una batalla que tendría consecuencias.

Freith ataca como un gato panza arriba pero no logra impactar...

Spencer vuelve a atacar a los guardias con el látigo improvisado pero falla el primero de sus golpes. Sin apenas respirar lanza un segundo latigazo al otro atacante que se le acercaba por detrás, cruzándole todo el pecho con tal fuerza que comienza a sangrar.

Aun así, ambos atacan con sus lanzas al mediano que, al estar extenuado, apenas puede hacer nada.

-¡Aaaargh!

Utu, con los ojos en blanco, carga contra el slaad y esquivando sus golpes pone sus manos encima de su vientre para después canalizar un rayo de energía. El monstruo azulado se retuerce de dolor mientras el chamán se pone en pie tras él, dispuesto a volver a usar su magia.

A vuestro alrededor se agolpa mucha gente y Gonso, expectante, parece animaros en su idioma.

Freith mueve la daga frenéticamente y consigue darle a otro bicho.

Hardem por fin logró liberarse de las cuerdas y aprovechó ese instante para alejarse del Slaad, necesitaba espacio para poder atacar además de estar protegido contra los ataques que este le pudiera causar. Mientras se alejaba, Hardem indicó al cinodonte que atacara y este rápidamente se lanzó a la carrera saltando contra el Slaad e incandole sus dientes en una pantorrilla.

Freith consigue deshacerse de uno de los guerreros mientras que Spencer le suelta otro latigazo al guerrero. Éste, a la desesperada, vuelve a cargar contra el mediano, sin conseguir impactar.

El perro prehistórico carga contra el Slaad, mordiéndole toda la pierna. El gigantón suelta algo similar a un grito de dolor.

-Raunix, a puñetazo limpio, ¡vamos! -espetó el mago.

Freith envalentonado por como van cayendo los enemigos sigue golpeando.

Animado por el entusiasmo de Hardem, Raunix conecta un par de golpes en las costillas del enemigo que hacen que se retuerza de dolor. Parece que las fuerzas combinadas de los tres están consiguiendo acercar al Sapo al K.O.

Finalmente Freith consigue deshacerse del bullywug, clavándole el puñal y empujándole de una patada al abismo.

Spencer sonrió por primera vez en mucho tiempo. El viejo cascarrabias esclavista parecía satisfecho. De pronto, vio una marea de guerreros sapos subiendo por la escalinata. Lo tenían difícil pues todos los que iban as er ejecutados luchaban ahora animados por los dos valientes y diminutos héroes. Te miró y chasqueó el látigo.

-Tarde o temprano nos pillarán, gnomo. Me he ganado la vida con el tabaco y la mano esclava y ahora parece que moriré iniciando una rebelión de esclavos. Vete, busca las tres escamas de dragón o lo que sea que usen para la invocación y consigue las palabras mágicas. Tu no sabrás leerlas pero igual puedes secuestrar a algún sapo asqueroso para que lo haga por ti.

Te quedaste sin palabras. El despreciable tío de Boff iba a sacrificarse para que tu puedieras salvarte.

-¡Ah! Toma, yo ya no necesito esto. Cuídala, es seda retorcida. -te explicó al tiempo que con una mano se desabrochaba la camisa brillante.

Liado por las sombras, el enorme Batrachi se queda sin respiración por culpa de los puñetazos del sombrío. El monstruoso ser lanza sus afiladas garras hacia Raunix pero, otra vez más, destruye una sombra. Utu, a su vez, volvió a poner su palma de la mano encima del vientre del herido ser, soltándole una descarga de energía que consiguió tumbarle.

El gentío aplaudió y Gonso empezó a dar brincos de felicidad. El enorme sapo se acercó con palanquín a Gonso y le dio las piezas de ámbar que había apostado: 30 piezas de ámbar por cada uno de vosotros, pese a ello, la rana hiperactiva que teníais como guía pareció rechazar la oferta y dijo, por lo que os pudo traducir Hardem, que ahora que sabía de la valía de sus esclavos como guerreros, prefería mantenerlos como guardia personal. Le devolvió todo el dinero excepto 10 piezas de ámbar. Los guardias permitieron a los tres extraños continuar desatados e irse con Gonso.

-¡brbvenid conmigo! ¡Séreis mis esclavbrbos personales e iremos a la pirámidebrb como os prometíbrbrb

Lo seguistéis al tiempo que oísteis algún que otro disturbio al otro lado del patio. Parecía que algo pasaba en la pirámide de vuestra derecha. Una vez fuera del mercado de esclavos, os encontráisteis con el amigo de Gonso, el cuál le entregó las piedras preciosas y él, a los pocos segundos, os trajo un carro con vuestras pertenencias.

-¡A la pirámidebrbrbrb!

Edito la ficha o lo has echo tu?

Gonso los lleva a la pirámide sabía del gran error de llevar a otras razas a la cúspide pero... ellos habían demostrado su valor, el sapo Gonso era un explorador no un asesino despiadado. Si su fortaleza, su ciudad no era capaz de detener a otros seres Gonso tampoco lo haría, llevaría al grupo a la cúspide. Sabía que por causa de ello podría ser aniquilado pero ahora los tenía como guardia personal, si se revelaban contra él sus compañeros lucharían a su lado, quizás gonso pensó que lo que no pudo conseguir solo lo conseguiría ahora con sus nuevos amigos. 

- Por aquí brbrbr ¡Seguidme! Dijo la rana señalando una gran pirámide... y haciéndole comprender a sus compañeros con sus gestos que debían de ir hacia allí. Señalaba la pirámide con sus manos de rana y movía otra vez la mano para que avanzaran. Ahora estaba orgulloso de tener una guardia personal. Las patitas de Gonso fueron hacia allí mirando que sus compañeros avanzaran con él sino lo hacían... bueno sería su problema... esa era su ciudad y Gonso estaba contento.