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Capitulo 4: La decisión de un cobarde

Quizás la falta de luz haya ayudado a Amaya a no vomitar, porque el vuelco en el estómago sí que lo sintió, lo mismo que el nudo en la garganta. Sin embargo no lloró. Sintió más asco que miedo. Aún no estaba segura de que Aoi hubiera muerto, era lo que la había mantenido entera todo ese tiempo.

Sí que se asustó, pero por lo inesperado, al ver a Aoi de pie tras girarse al llegar los chicos. En ese momento nuevamente retrocedió y fue nuevamente la pared la que la salvó de una caída.

Incluso con su esperanza de que estuviera con vida, lo que no esperaba era una recuperación tan veloz. ¡Si estaba de pie y hablándoles! Amaya se sintió desconcertada en ese momento, no sabía cómo comportarse. "¿Te encuentras bien?". ¡No podía hacer una pregunta tan absurda! Intentó recomponerse. Debía hacerlo por su amiga. Tomó aire. No quería intentar hablar y que solo saliera un hilo de voz, o nada directamente. Recién le respondió cuando sintió aire en los pulmones. Le dijo otra cosa que le pareció ridícula incluso al pensarla, pero algo le dijo que era lo que debía decirle.

_Aoi, tú no quieres morir. Vine aquí porque me llamaste. ¿Por qué me habrías llamado si no quisieras ayuda? Lo que quieres es sentirte mejor. Yo... -se giró para ver buscar una toalla. Al ver una se la tendió-. ¿Te duele eso? Sécate, por favor. Vamos a tomar ese té chino que tanto nos gusta y hablemos de esto, ¿sí?

Estaba convencida de que efectivamente no se moriría, y lo que le preocupaba en ese momento era que las heridas le dolieran.

Seiji sabía perfectamente que era aquel liquido que recubría casi toda la estancia. No sabía que estaba pasando allí pero el corazón latía acelerado. Miró a las chicas para clavar su mirada en Ouchi.

Fue en ese momento en el que Aoi herida apareció.

El chico sabía que si la estancia hubiera estado iluminada todo aquello sería más dantesco de lo que parecía en aquel momento. Abrió la boca para decir algo, pero no le salían las palabras. Miraba a Aoi desconcertado mientras daba pequeños pasos para acercarse a sus compañeras.

— La policía está a punto de llegar… — dijo tras las palabras de Amaya. — Hemos avisado por si acaso… — miró a Aoi mientras Amaya le ayudaba. — ¿Qué te hizo Maki y su padre? — dijo, sorprendiéndose a si mismo ante esa pregunta. — Esto no es normal…

Al escuchar a Seiji, Amaya abrió grandes los ojos y negó casi imperceptiblemente con la cabeza. Consideraba que no era el momento para hablar de los Seto. De todos modos con la falta de luz, posiblemente nadie lo la hubiera visto, sin contar que Aoi se llevaba toda la atención. Sí la escucharon, aunque su voz no parecía muy segura.

_Quizás... quizás deberíamos cancelar esa llamada. No sé qué tan bueno sería que venga la policía en este momento, ni siquiera una ambulancia...

Amaya y yo dejamos a Aoi en el suelo mientras buscabamos toallas con las cuales secarla o por lo menos tapar su cadaver cuando por la puerta aparecieron unas luces, los chicos por fin hacian aparicion pero lo que no nos esperamos, o por lo menos yo no me esperara es que el cuerpo de Aoi, que se encontraba sin vida o eso parecia en la bañera ahora se levantaba como si nada.

Esto no... fue entonces cuando yo cai al suelo, asustada por el miedo que aquella imagen me producia y caminaba hacia atras para chocar con los chicos

Pero.. en aquel momento fue Amaya la que parecia tan normal!! hablaba con Aoi como si no tuviera un profundo corte en el cuello y por el se vieran sus huesos y otras cosas COMO QUE NO ES MOMENTO PARA HABLARLO!! le grite a Amaya cuando le hablo a Seiji Aoi!! porque quieres morir?? mis manos taparon entonces mi boca al darme cuenta de que, tal vez, no deberia haber preguntado aquello No lo .. entiendo... lo tienes todo... porque...?? las lagrimas escaparon por mis mejillas y recorrian mi rostro mientras Amaya seguia intentando consolarla.

Ouchi se mantuvo cerca de las escaleras. Todos decían algo, todos se acercaban a Aoi. Todos querían ayudar, pero Ouchi se mantenía alejado, con la mirada fija, los ojos muy abiertos y agarrando el marco de la puerta como si fuese una tabla de salvación.

Sin parpadear, solo seguía a Aoi con la mirada, mientras murmuraba algo inaudible para los demás. Algo que parecía estar repitiendo. Poco a poco elevó el tono...

- Al menos no es roja. No es roja. Roja no... no es roja. Al menos eso. Es negra, negra no roja. No roja. Roja no. No hay nada rojo, solo negro. Es negro...

A medida que elevaba el tono, se soltó finalmente de la puerta. Parecía muy agitado por momentos, mientras retrocedía caminando de espaldas, tratando de encontrar las escaleras con la mano...

- No. No más. No. No. No debí haber venido. No... No es roja...

Finalmente, trastabilló con el primer escalón y resbaló pero no llegó a caer, quedándose sentado de manera brusca en el primer descansillo.

Mientras los chicos hablaban y actuaban Aoi parecía permenecer en estado de Shock, la chica se mantenía prácticamente en silencio, cuando se acercan a ella y le hablan dice con una leve sonrisa:

¿Que? Yo…

Entonces Amaya que es la que estaba mas cerca se percata de algo, la cabeza de la chica se mueve un poco para el lado en un movimiento imposible, es realmente dantesco y da la sensación que si alguien diera un golpecito a Aoi podría hacer que su cabeza callera al suelo como un tronco de un árbol. Amaya no puede aguantar apenas las nauseas y siente como el asco y el horror están a punto de hacerla vomitar.

¿Maki y su padre?… no me dejan morir… yo quiero morir… yo le hice eso y quiero estar con el

Unas lagrimas podían observarse en los ojos de Aoi

Ouchi que estaba fuera escucha unos ruidos, unos pasos apresurados y rápidamente ve como una linterna le ilumina, la linterna era llevada por un policía que la verle acelera le paso

¿Estas bien? ¿Tu eres el que llamo? ¿No os dijeron que no entrarais?

Abajo había una mujer policía que parecía estar examinando la planta inferior.

En esa oportunidad la pared no alcanzó. Amaya retrocedió involuntariamente hasta tropezar con el inodoro y quedó sentada en él. Ni siquiera intentó levantarse en ese momento, a lo sumo no caerse profundamente en él, que de todos modos fue más un acto reflejo que porque le importara realmente. Incluso se preocupó por lo que estaba viendo. Con voz débil como si en realidad ya hubiera vomitado, dijo al resto.

_Alguno acérquese a Aoi... y tenganle la cabeza, por favor.

Lo cierto es que Amaya sabía que no entendía nada de lo que estaba pasando, pero al mismo tiene tenía un absoluto e infundado convencimiento de que Aoi iba a estar bien, que si se quedaba quieta un tiempo el tejido iba a sanar. También pensó que algo que podía interrumpir ese proceso era separar la cabeza del cuerpo, por lo que le parecía importante que la cabeza permaneciera ahí.

Al escuchar a la chica supo que tenía que hacer algo, dado que posiblemente el resto ni siquiera entendiera de qué hablaba Aoi.

_Tranquila, Aoi. Tú no tienes la culpa de lo que le pasó. Sé que lo amabas mucho y quieres estar con él, pero ya habrá tiempo para eso. Ahora estás con nosotros que también te amamos, y sé que también nos amas. Deja que te acompañemos...

Mientras estaba sentada o mas bien tirada en el suelo oi un ruido en el pasillo como si alguien se hubiera caido, pero antes incluso de que pudiera salir afuera la cabeza de Aoi hizo un movimiento imposible para los seres humanos y despues... aquellas palabras...

Por mucho que estuviera acostumbrada a ver a mi madre en segun que estados aquello no lo soporte y tuve que acabar de salir de aquel baño para intentar comprobar que el unico que no estaba se encontraba bien

Al salir corriendo por el pasillo comprobe como Ouchi se encontraba bien en las escaleras sentado hablando de la sangre de Aoi, mis piernas temblaron y quise acercarme a él pero el policia que subia por las escaleras fue mas rapido que yo

Nadie nos dijo que no entraramos... intente decir con la mayor entereza que pude mientras me sentaba al lado de Ouchi y le cogia de la mano Nuestra amiga vive en esta casa y al no ver luz y la puerta abierta nos imaginamos lo peor; era dificil hablar despues de lo que habia visto en el baño pero estaba acostumbrada a mantenerme fria cuando hablaba con la policia pues no era la primera vez que lo hacia para buscar a mi madre Esta en el baño... espero que una ambulancia este en camino... y que encierren al doctor de Aoi.... lo que le ha hecho es... inhumano

Mi mano no dejaba de apretar la de Ouchi buscando la fuerza para hablar, aquel maldito medico no la dejaba morir, esos experimentos...; mire con rabia el baño desde el que habia salido, sabia que seguramente Amaya se enfadaria conmigo por dejar que la policia entrara pero tenian que ver lo que estaba sucediendo para detener a aquel psicopata.

Sus ojos estaban clavados en Aoi, entendiendo mucho más en sus palabras de lo que parecía. Estas estaban llenas de desesperación y dolor. Todo aquello hacía que su estómago se estremeciera, creando una sensación de ahogo y ganas de vomitar.

Escuchó las palabras de Amaya y se acercó a Aoi, ya que parecía, al menos en un primer momento, el más entero de sus compañeros. Pensó en que Amaya estaba siendo muy egoísta, interfiriendo en los deseos de Aoi de dejar este mundo. 

— Esto no es normal… — observó el movimiento antinatural del cuello de la chica — Joder… — maldijo, haciendo fuerza para no vomitar. 
Levantó sus manos lentamente. En su mente quería ayudar a la cabeza de Aoi a recuperar una postura normal, pero su corazón y cabeza le obligaban a detener aquello. 

En sus ojos corrían las lagrimas mientras miraba aquella escena. — Lo… Lo siento Aoi… Pero esto no es natural…— y con un movimiento rápido bajó las manos dejando que la cabeza siguiera con aquel movimiento. Y sin saber bien que hacer, empujó algo el cuerpo de la chica, intentando así ayudarla a que su cabeza se desprendiera del todo. E instintivamente, Seiji vomitó en el suelo, hecho un mar de lagrimas y nervios.

Ouchi estaba en su lugar seguro. Se abrazó las piernas y se limitaba a esperar. Porque todo pasaría. Pasaría la sangre, pasaría el dolor, pasaría el jodido olor a hierro y a desinfectante. No importaba lo que durase, al final todo pasaba y podría volver a...

Una luz le iluminó la cara, se pronunciaron algunas palabras pero le importó una mierda porque sabía que se limitarían a comprobar su reflejo pupilar. Que se hartaran. Miró a la luz, desafiante, pero no dijo nada. Que hiciesen con su cuerpo lo que les diese la gana, no le importaba, todo pasaría. Todo pasaba...

Entonces sintió una mano cálida sosteniendo la suya. Al principio se resistió, pero la calidez era difícil de ignorar. Su cuerpo quería calidez. Era diferente al frio del suelo, al frio del aire, al frio tono del policia. Apretó la mano con fuerza, hasta que se dio cuenta de que quizás estuviese haciendo daño, y la relajó un poco. 

Se dio cuenta de que por un momento se había ido. Apretó la mandíbula, furioso consigo mismo, tan fuerte que los músculos se tensaron sobre sus carillos. Giró la cabeza y vio el rostro de Den muy cerca del suyo, la preocupación en sus ojos, genuina. No se sintió un trozo de carne en una camilla fría. 

Sonrió a Den, una sonrisa genuina. Asintió y, tartamudeando consiguió hablar.

- Gracias. Ya estoy mejor.

Permaneció en el suelo, sin decir nada más. No quería hablar con nadie más. Si acaso, solo con Den.

Amaya se había quedado siguiendo la escena desde el inodoro. Era todo tan grotesco que incluso había olvidado la incomodidad de la situación, simplemente observando las reacciones de sus compañeros, reacciones que un poco la sorprendían, a pesar de que eran claramente entendibles.

La que más le sorprendió fue la de Seiji. Y si bien fue una emoción fuerte, el miedo que sintió fue incluso más intenso. Recién en ese momento Amaya comenzó a luchar con el inodoro para volver a incorporarse, al tiempo que llamaba al resto.

_¡Den, Ouchi, saquen a Seiji de aquí!

Quizás lo que sucedió en ese momento ocurrio en apenas unos segundos o quizás fueron minutos, sin embargo, cuando el policía alzo la mirada y vio lo que sucedía abrio los ojos como platos, rápidamente dice por radio:

Rápido, necesitamos refuerzos y una ambulancia… es… es muy grave

La mujer que estaba abajo corre hacia arriba mientras su compañero le dice:

Llevatelos… no pueden estar aquí, que se queden abajo, vamos, vamos

El hombre entra en el cuarto de baño y mira a Amaya y a Seiji:

Vamos… tenéis que marcharos, aquí no hacéis nada…

El tono del hombre era cortante y seco mientras miraba a su alrededor, al ver una toalla la deja caer sobre Aoi y el mismo parece querer ponerse en una posición cercana para evitar el paso de cualquiera. Mientras tanto en las escaleras la oficial de policía seguía diciendo en un tono mas comprensivo que el de su compañero:

Vamos, venid conmigo

Amaya no se resistió, solo comprobó que la cabeza de Aoi siguiera en su lugar. Sin evidencia de ello, tenía la idea de que mientras estuviera en su lugar, ella se recuperaría y eso le daba tranquilidad. Lo que no le daba tranquilidad era el comportamiento de sus compañeros.

Se dejó guiar pero tomó el teléfono, tocó un botón y se lo acercó a la oreja. Estaba claro que estaba haciendo una llamada.

Ouchi tambien apretaba mis manos igual que lo hacia yo para conseguir pronunciar cada palabra que salia de mi boca, al principio dolio pero aquello me hacia mas fuerte, me recordaba que estaba alli, que todos estabamos alli, luego se aflojo y era como si, por un momento lo perdiera igual que habiamos perdido a Aoi.

Cita:

La voz de Ouchi me sono como un eco lejano, él habia conseguido volver de donde quisiera que estuviera pero yo no lo conseguia, gire la cabeza para ver como el policia al que le habia dicho lo del medico de Aoi se introducia finalmente en el baño y su voz sonaba igual de alarmante que la nuestra cuando entramos en aquella casa.

Tu tal vez... le dije a Ouchi mientras una mujer se acercaba a nosotros y nos pedia que la acompañaramos pero yo... no estoy tan segura..., cuando senti la voz de la mujer la mire y mi mirada se veia completamente vacia, agarre con la otra mano con fuerza el brazo de Ouchi Espero que encierren a ese demente... decia con rabia mientras ambas manos apretaban a Ouchi y las lagrimas empezaban a recorrer mis mejillas sin control tienen que encerrarlo!!!

Seiji acababa de vomitar cuando vio el cuerpo de Aoi tapado por el policía. Sentía en el alma lo que había pasado, pero tenía un regusto extraño en su interior. Aoi ya no era Aoi, y todas las sospechas del chico cada vez iban tomando más forma.

— Aoi no merecía esto… Ya no era la Aoi que conocíamos… — fue lo único que pudo decir tras salir de aquella escena dantesca al reunirse con sus compañeros.

Y rápidamente buscó el aire fresco que se respiraba fuera del domicilio, aun con lagrimas en los ojos, esperando los siguientes pasos de sus compañeros.