Partida Rol por web

-Si Raiza, de quién soy "más" hermana, no ha querido hablar conmigo...no creo que...-

Suspira.

-Gracias Khalis, yo...no quiero que se involucre nadie más en esto. Hablaré con él...lo intentaré.-

Le acaricia un cascabel a su hermano, como despedida. Quiere estar a solas.

La gran sierpe azul se acerca a la casa de los dioses, pero a medida de este acercamiento, su tamaño disminuye.

Llega al jardin donde esta medusa y callendo como rocio en las plantas.

- Estoy muy cansado, necesito recuperar fuerzas...

Airlia se dio la vuelta, para poder ver su cara, y le sonrio dulcemente.

-No tienes porque pedirme disculpas, hermano.  Somos jovenes inexpertos, estamos descubriendo la vida, y aprendemos de los errores. Tu no fuiste el causante de la creacion de los orcos, sino lo que sientes por Raiza. Pero eso no significa que ya no podais amaros. Podeis seguir pasando rato juntos y solos, aunque ya no podais hacer lo que hicisteis.

Le abrazo como habia hecho él con ella, y continuo:

-Puede que debas exteminarlos, o puede que no. ¿Crees que si EL hubiera creado a uno de nosotros por error lo hubiera matado? Piensalo. Se que te preocupa que destruya a las demas creaciones, pero las podemos re-inventar, e incluir mejoras. O tambien podrias mandarlos a alguna isla abandonada, donde no haya nada. Puede que asi empiecen a destruirse, o que se unan para sobrevivir. Si fuera esto ultimo habriamos descubierto que nuestras creaciones no deseadas pueden cambiar para bien.

Pareció que el Señor del Fuego se molestó con algunas de las palabras de Airlia, pero no se mostró agresivo con la Diosa, cuya única intención era consolarlo.

- El problema es Serune, hermana. Ella nos regaló ese Don, ese Regalo que nunca pedimos, y el resultado fue lo que todos hemos podido comprobar. Y ahora... ya no puedo mirar a ninguna de las dos con los mismos ojos.

Se separó de ella, y la tomó de la mano, mostrando a sus Hijos, protegiendo a sus Hijas con garras y colmillos.

- ¿Ves? Antes yo era así, por eso mis Primogénitos también lo son. Habría dado cualquier cosa por vosotros, pero ahora...

Hizo el ademán de sentarse, y de la tierra y el magma surgió un pequeño trono, lo suficiente para albergarlo.

- Se que todos somos hijos de La Chispa... pero no creo que seamos Hermanos... porque sólo aparecimos... no fuimos creados.

Y con la rapidez de un pensamiento, estaba otra vez junto a Airlia, tomando sus manos con sus temibles garras.

- Estoy cansado, pero debo continuar mi obra para no pensar en todo esto. Muchas gracias por venir a mi lado. Eres con la que menos trato tengo... y me has sorprendido para bien...

Agradecida a su hermano Khalis por sus palabras, aún antes de que este se marche, o no lo haga pues es...Khalis, Serune llama a su hermano, tímidamente.

-Tab...¿Podemos hablar?¿Puedo ir a verte?-

Se teme una respuesta como la de Raiza pero, como bien le ha dicho Khalis, debe intentarlo.

Justo antes de marcharse, el Padre del Caos retrocede, y escucha el eco de la llamada de su Hermana. La tierra tembló, y las entrañas del mundo se agitaron, pues sentía la ira contenida del Dios. Los Tanar´ri se escondieron, y a partir de este momento, llamaron a los temblores subterráneos "La Ira del Padre", pues sentían en lo más profundo de su ser que era él el responsable.

- Bien, Serune, te escucho - dijo, con voz seca.

No la llamó Hermana, pues no era lo que sentía, y supo que ella lo sabría.

Serune aparece ante Tabahätta. Sin duda hay indicios en su rostro de lo amargamente que ha llorado, pero no lo hace ahora, aunque sentir la ira de Tabahätta...

-Lo siento. Yo..yo no quería que...no era mi intención. Tienes que saber eso..yo nunca haría algo con mala intención. Me conocéis...- se calla, ahoga un sollozo. -Perdoname.-

-Pero no vengo a intentar convencerte...es culpa mía y jamás podré compensarlo. Lo que no he hecho yo, no lo puedo deshacer pero si...si puedo borrar lo que puse en ti. Puedo eliminar tu deseo por Raiza, si así lo quieres. Para que al menos...al menos no sufras...más aún...no puedo borrar tus recuerdos, ni los suyos...déjame ayudaros...aunque...aunque me da miedo hacer algo peor...todo esto es culpa mía por intentar dar un regalo...no puedo...no puedo quedarme sin hacer nada.- Aunque no lo dice, deja claro que jamás volverá a dar, o quitar, nada sin permiso del afectado.

Apenas si mira a su hermano, pues teme la ira y el rechazo del padre del caos, de su hermano, sus manos se aprietan una a la otra, nerviosas.

La figura del Titán era inmensa comparada con la de la Diosa del Amor, pero inconscientemente, era lo que ambos querían. Serune estaba avergonzada, y el Dios vio la frustración, la desesperación y el dolor en sus ojos. Vio los sentimientos que a él le habían atenazado, aquellos mismos sentimientos que había sepultado bajo toneladas de Ira y Rabia. ¿Quién era él para juzgarla?

Paulatinamente, contrario a lo que acostumbraba a hacer, Tabahätta redujo su tamaño hasta quedarse sólo unos centímetros más alto que Serune, y posó sus garras sobre sus hombros.

- Te perdono, Hermana - dijo, y durante apenas un segundo, la máscara que formaba su cara se replegó, mostrando unas facciones angulosas y rojizas, y unos labios suaves que besaron la frente de la Diosa - Te perdono como Hermano tuyo que soy.

Y ya no estaba frente a ella, sino sentado en su trono de ceniza, que se desmoronaba con la misma rapidez que se recomponía. Cruzó los brazos y la miró.

- Pero como Dios del Fuego, te pido que no retires el Don de la Pasión con que me honraste. Ahora veo el mundo con otros ojos, y quizás olvidando lo que sentí por Ra... por la Diosa de la Guerra... olvidaría lo que nuestra unión dio... Y me niego a ello.

-Bueno, te dejare solo.

Se despidio de Tab y marcho a la habitacion de Raiza. Antes de entrar, se acordo de su reaccion con Serune, por lo que dio media vuelta y fue a sus aposentos. Encontro a Medusa en su jardin, intentandola consolar.

-¿Todavia no se da cuenta de lo importante que es su don, el del amor? ¿Es que no se ha dado cuenta de que sin ella puede que entre todos solo hubiera odio?-le dijo a Medusa, pero lo suficiente alto para que Serune la oyera.

Ser perdonada, la hace sonrreir de verdad, cuando su hemano se sienta en su trono, ella aparece sobre él, y lo abraza llorosa, de alegría esta vez, aunque el arrepentimiento sigue en ella.

-Gracias Tab..de verdad yo...gracias.-

Escucha como su hermana Airlia le habla a su balcón, con esa conexión que cada uno tiene con sus aposentos en la casa.

-Debo irme ahora...no te retiraré ese don, incluso puedo hacer que...- no acaba la frase, no quiere pensar que podría conllevar eso. -¿hablarás con Raiza? No quiere escucharme.- la tristeza es tremendamente patente en ella de nuevo.- Yo...yo debo proponerle lo mismo que a ti...es mi deber hacer eso...que sea su elección, no la mía. Pero no me escuchará...y no la culpo. Yo...no quiero involucrar a nadie más...-

Con un apretón final en su abrazo, desaparece del lado de su hermano, aunque escuchará su respuesta.

Las puertas del balcón de Serune se abren, como invitando a entrar a sus hermanas.

-Del amor al odio hay una fina linea ¿Lo sabéis?- les llega su voz.

Sin embargo el tono de su voz es mucho más alegre y calmado ¿qué habrá ocurrido?

Cogiendo a su hermano de la mano, entro con el a la habitacion de su hermana.

-Pero no creo que nosotros pasemos de la linea.-le sonrio. Se alegraba de que se hubiera animado.

Medusa levanto levemente uno de los parpados ante la aparicion de Airlia

-Quien sabe hermana, como un buen arbol debe de dejar crecer sus ramas para llegar a la zona mas alta donde disfrutara de la calida luz del sol, quizas entonces la maduracion del fruto llegue a ser...

Las palabras se le quedaron bailando ya que la puerta del balcon se abrió, Medusa se acomodo apoyandose en un arbol mirando directamente hacia aquella dirección. Su rostro y su tono parecian diferente

-Parece que alguien te ha hecho alegre...me disgusta que no haya sido yo, con lo que me esforzado...aunque me alegro que ya al menos sonrias y tu tono sea diferente al de antes.

Medusa acepto de buen grado la mano de su hermana para levantarse e ir acercandose hacia donde estaba Serune

-Del amor al odio hay una delgada linea...es una frase bastante bonita...simple y sencilla que tiene mucho significados escondidos ... quizas tengas la amabilidad de explicarnos  cual es tu caso actual, debido al cual has vuelto a ser un poco la de antes...

La máscara del Dios, que no mostraba emoción alguna, acarició los rojos cabellos de Serune cuando le abrazó, consolándola.

- Hablaré con ella... pero no puedo prometerte que cambiará de opinión. De hecho, sería justo que el Amor y la Guerra, aunque siendo Hermanas, no se pudieran unir jamás. Pero no olvides algo, Hermana. Tú eres una esencia primordial de este mundo, y no puedes negarte a ninguna de las criaturas que hemos creado.

Sus palabras eran tiernas, pero cargadas de fuerza.

- Si haces que sólo tus Hijos posean tu Don, dudo que el resto de nuestros Hermanos sean tan comprensivos...

Y diciendo esto, desapareció también hacia algún lugar desconocido, dejando que su Hermana marchara en pos de Airlia.

Raiza asintio a su hermano Khalos con una sonrisa y le abrazo fraternalmente unos segundos, pero entonces escucho a Airla torciendo el gesto. Habia hablado demasiado alto y demasiado a la ligera.

- Airlia, Seruno es la diosa de amor que no quiere dar amor a nadie, es la diosa de la nada entonces. Si no quiere dar amor exiten otros sentimientos que pueden ocupar su lugar, lealtad, cariño fraternal... no hay que ser tan dramatica. En lo referente a los orkos, puede que no los desearamos pero tienen vida y voluntad propia, matarlos seria tan asesinato como hacerlo a cualquier otra raza solo porque nos disguste su aspecto.. y hermanos... sin ofender... algunos de vuestros hijos son mucho mas horribles que los orkos.

Envuelto en una nube de plasma, que hacía ondular el mismísimo Espacio a su alrededor, Tabahätta apareció ante Raiza cuando ella habló sobre los Orcos. Tenía la mirada seria, pero cuando sus vacíos ojos se cruzaron con los de la Diosa de la Guerra, ésta se dulcificó durante apenas unos segundos, para luego tornarse agresiva nuevamente, mirando alrededor.

- Los únicos que tomaremos medidas sobre los Orcos seremos Raiza y yo, pues somos sus padres. Aquel que alce su mano contra ellos, sabrá lo que significa tener a un Hermano en contra.

La sentencia era a la vez un consejo y una amenaza, y el Dios no mostró en su rostro duda alguna. La piel de su titánico cuerpo, a la vez armadura y esencia misma, mostraba hendiduras y fisuras como muestra del agotamiento que no sólo el Señor del Fuego, sino todo el Panteón Divino sufrían.

Tras pronunciar el discurso, Tabahätta extendió su zarpa hacia la Diosa de la Guerra, en una muda súplica de audiencia.

- Necesito hablar contigo - decían sus ojos.

El arlequin que se hacia llamar Khalis aparecio sobre el balcon del palacio, haciendo equilibrios y observando la creacion desde alli. Su vitalidad no parecia tener fin y no parecia tan agotado como el resto de sus hermanos, no obstante la disminucion de poder se notaba de otra forma en el, su cuerpo se obsevaba borroso, difuminado, como si solo un hilo lo atase a la realidad y en cualquier momento simplemente se fuera a convertir en una mancha.

-Jujuju... Los orcos se movilizan, oh padre del caos... Y me inquieta mas que me sorprenda que pongas a estos por encima de tus hijos predilectos... Nos prohibes tocarlos, nos amenazas con consecuencias atroces... Pero me parece justo que Raiza y tu os encargueis de ellos...

Se deja caer, quedando sentado sobre el balcon de espaldas a los presentes. Y levanta una mano en señal de que aun no ha terminado.

-Jajaja, ¿justo? No... De hecho me parece honorable, que esteis dispuestos a proteger a los enanos, centauros y nagas... Todo un derroche de energia, puesto que si no lo haceis vosotros... Sus propios dioses tendran que defendelos, y eso estaria contra tus normas Tabahätta ¿O acaso existen excepciones?

Raiza sintio un escalofrio al encontrarse de nuevo con Tab, sabia que estaba alli y que podia cruzarse con el en cualquier momento pero... no se sentia preparada.

Mantuvo el tipo y coloco la mano sobre la de Tab.- Teneis razon, queriendo o no son nuestros y somos nosotros los que deberemos encontrar una solucion para ellos.

-  Vamos Tab, tenemos que hablar....- dije dirigiendome a otra estancia, aquello era nuestro problema y solo a nosotros nos concernia.

Retirando suavemente a su Hermana, el Titán se giró hacia Khalis, serio, y avanzó hacia él haciendo retumbar el suelo.

- ¿Intentas enfurecerme tergiversando mis palabras, Hermano Pequeño? ¿O es que acaso tus viajes en el río del tiempo te han trastornado?

Ladeó la cabeza, clavando en el Dios del Tiempo sus ojos carentes de emoción.

- Te repetiré mi sentencia, para que no la olvides ni tú, ni los demás. Ningún miembro del Panteón alzará su mano contra los Orcos, así como no creo que ninguno se atrevería a alzarla contra tus... Protoss, o los Enanos de Gálmaro, o mis Predilectos, los Tanar´ri - dijo, remarcando la palabra predilectos - ¿Acaso he dicho que estarán a salvo de toda agresión? Son criaturas nacidas de la violencia, y como tales, actuarán con violencia.

Dio unos pasos alrededor, alzando la voz, que retumbaba por toda la Casa del Cosmos, para que ningún Dios estuviera ajeno a sus palabras.

- La sangre se paga con sangre. Si un Orco derrama la sangre de un Centauro, serán los Hijos de Medusa quienes actuarán; si un Orco derrama la sangre de un Elfo, serán ellos quienes tomarán medidas. ¿Acaso habéis creado a vuestros Predilectos débiles e indefensos? ¡No! Se defenderán, cambiarán y crecerán, porque para eso se les ha puesto en este mundo.

Luego, se giró a Khalis nuevamente.

- ¿O acaso siempre que uno de tus Hijos caiga a manos de uno de los nuestros, vas a interferir? No les des brazos ni piernas entonces. No crees más que uno o dos. ¿Para qué preocuparse, si tendrán a su Padre sobre ellos como un manto protector?