Partida Rol por web

En primer lugar el comandante accede al informe de daños de operaciones: los sistemas de propulsión están gravemente dañados, es necesario reemplazarlos. Las nacelles están inutilizadas. Se quemó parte de la bodega con el incendio al entrar en la atmósfera del planeta.

Al llegar a ingeniería pudiste comprobar la extensión del daño y que a lo único que podían aspirar era a esperar a que la Federación los encontrara, era vital resguardar la energía que quedaba para el soporte vital porque el planeta no tenía una atmósfera respirable.

Tus largas horas de estudio durante la academia te habían enseñado una norma efectiva en cuanto a las investigaciones: había que ir de lo más simple a los más complejo.
Con este pensamiento en mente, empezaste a chequear los informes sobre los rechazos obtenidos, y no notaste nada anormal tras horas de relevamiento. Pero entonces se te ocurrió algo, ¿y si chequeabas los avances de los pacientes sin rechazos? ¿Qué diferencia podía haber entre ambos?
Ya era de madrugada cuando casi a punto de dormirte decidiste revisar los valores sanguíneos de una muestra de pacientes con rechazo y sin rechazo, entonces la venda cayó de tus ojos y notaste que los glóbulos azules (el equivalente de los glóbulos blancos humanos) aumentaba ante la presencia del compositum RH5, un estabilizador de fórmula derivado de la tugmita, un metal de vulcano.
¿podría tener que ver con una línea de enfermedades hereditarias de los antepasados de los romulanos, tu raza?

La adrenalina al sentirse más cerca de la respuesta la despertó inmediatamente, mientras su ágil mente analizaba las opciones y derivadas de la posibilidad que se le abría.

La vulcana empezó a sacar nuevo material y prepararse para realizar nuevas pruebas, pero cuando escuchó el ruido de cristales rotos se dio cuenta que su cuerpo no seguía a su mente. Había tirado por el suelo unas cuantas probetas y arruinado dos de las últimas muestras que había conseguido. 

Controlando su enojo, cerró los ojos un instante y evaluó su condición. Sin duda era tarde, y a pesar de los avances, su cuerpo le indicaba que debía descansar...

Al ver la cantidad de daños que tenía la nave, casi se le cae el alma al suelo a Eclecson. Desde luego no iban a poder salir de allí en ella. Tendrían que confiar en que la Federación les buscase.

No obstante, mientras se aseguraba que el soporte vital y los recicladores pudieran continuar sin que fallasen, sopesaba otras ideas.

- ¿Capitán, ha valorado la posibilidad de hacer una incursión a la base? Un equipo de dos o tres personas pueden ser suficiente, actuando con sigilo.

La comandante Kunaar se sienta en un sillón de la sala y cae rendida por el sueño, duerme a sus anchas por 10 horas y se despierta renovada, inclusive tapada por una manta fina de hospital que de seguro le ha colocado la doctora mientras dormía. Ahora, con fuerzas renovadas y la mente despejada, es hora de seguir trabajando.

Kunaar durmió profundamente, un extraño sueño en el que hablaba con su familia, del interior de la mente, de lo que llevamos dentro. La conversación acababa con su padre y ella hablando al lado de una playa, mientras ella recapacitaba sobre lo que estaba dentro de las personas, como entrar a ver la mente y sus efectos en el cuerpo y...

Repentinamente sus ojos abrieron, cuando llegó un pensamiento a su cabeza. Como aproximarse al problema de una forma que no había pensado anteriormente. Casi sin quitarse la manta de encima empezó a trabajar de nuevo, y por poco ni nota el café que un asistente del laboratorio le trajo al cabo de un rato.

Una idea le rondaba la cabeza mientras trabajaba...

Lo tengo!

Con voz desanimada, cosa rara en Eclecson, informó al capitán de la situación.

Capitán Mertens, imagino que ya le habrán informado pero le remito mi informe también de la situación.
No vamos a poder salir de aquí en la nave. Pero no veo problema para mantener las condiciones del soporte vital. Lo cual quiere decir que podemos esperar a que nos rescaten. Si es que nos localizan.
Las lanzaderas de ataque quedaron destrozadas al incendiarse la bodega, pero podría reparar una de ellas con las piezas de las demás. Aunque no habría sitio para más de tres personas.

Lo siento. No puedo hacer más sin recambios. Soy bueno, pero tengo mis límites.

Los resultados dejaban en claro la hipótesis que había tomado forma poco a poco en la cabeza de Kunaar: dependiendo de qué parte de vulcano descendía una línea de sangre romulana adquiría las enfermedades hereditarias propias a dicha zona. Así es como las zonas que habían desarrollado anticuerpos o que había evolucionado adaptándose a su entorno no tenían rechazos y las otras, más débiles, los mantenían y de hecho, se habían afianzado en el organismo de los romulanos.
Inmediatamente hizo anotaciones en los informes de la doctora, proponiendo los cambios necesarios para desarrollar hasta 8 variantes de la vacuna dependiendo de la alergia que pudieran manifestar a los componentes minerales o a los estabilizantes, cosa que se resolvería con un rápido escaneo de sangre.

Justo en aquel instante llegó la doctora para ver cómo se encontraba Kunaar -Buen día, comandante, ¿necesita algo? Veo que le han traído el café que le mandé.

Doctora, he identificado 8 variaciones en la vacuna para resolver el problema con el que estábamos dando.

La vulcana parece agotada, su mente no ha pensado ni por un momento en seguir el protocolo social al que están acostumbradas las sociedades humanas de saludar e interesarse por el café. Al ver a la doctora, empieza a exponerle sus conclusiones.

Parece que la variación genética de la población es el origen de los efectos a la enfermedad, y del mismo modo marca qué variación de la vacuna debe administrarse en cada caso. Por favor, me gustaría que revisara mis conclusiones, y empecemos a producirlas cuanto antes.

Hace una pausa, mientras la doctora se acerca y empieza a analizar los detalles de sus anotaciones.

Sabe, sabe algo del estado de los senadores afectados por la enfermedad?

Había que tomar una decisión, y había que hacerlo ya. Aquella nave no podía ser más que un frágil cascarón que les mantuviera con vida mientras esperaban un rescate. Pero quien sabe cuando podía llegar éste. Había que tomar una decisión audaz, al estilo "Kirk", y adelantarse a los movimientos de sus enemigos.

-Eclecson, personese en el puente de mando -ordenó.

Esperó a que cumpliera la orden para que toda la tripulación, a excepción de Laclau, estuviera reunida. Una vez que todos estuvieron allí expuso su plan, hablándoles con franqueza.

-Existe un alto, yo diría altísimo grado de probabilidad, de que Sokar esté en esa base. Cada minuto que pasamos aquí abajo es una oportunidad que le damos para escapar si se siente presionado. Recuerden que nuestra misión es capturar con vida a este criminal, y aunque no tengamos nave, a efectos prácticos, todavía las ordenes siguen vigentes.

Les miró como si les fuera a pedir un gran favor. Y así era.

-Creo que debemos tomar la iniciativa antes de que el enemigo la tome por nosotros. Esta nave poco puede hacer ya por nosotros, así que tendremos que conseguir otra -hizo una pausa- Quiero decir, debemos tomar otra nave enemiga, al asalto, preferentemente sin tener que entablar un tiroteo por ella.

Se levantó y se acercó a sus hombres para dar énfasis a sus palabras y no parecer tan frío.

-Bien, tengo una idea. Es peligrosa, es casi suicida, de hecho, pero quizá por eso puede funcionar. Lo último que el enemigo espera es que pasemos al ataque. Por eso, la misión se compondrá de dos fases. La primera, el cebo. Señor Eclecson, quiero que programe el núcleo para que, cuando demos la señal o cuando entre alguien a esta nave que no seamos nosotros, cuando nos hayamos marchado, explosione. El enemigo querrá esta nave, por su diseño novedoso, saben que estamos inutilizados y no suponemos un peligro. Su codicia será su perdición.

Miró al oficial de comunicaciones.

-Para que caigan en la trampa, vamos a preparar un mensaje de socorro. Simularemos que hemos perdido la capacidad de mandar un mensaje más allá de éste planeta, y pediremos ayuda. Prevenimos de esta manera que la flota capte nuestro propio mensaje de socorro falso, que a ellos les llegará.

Miró a Lightman luego, apoyando una mano en su hombro.

-La segunda parte de la misión, es un asalto. Un oficial voluntario permanecerá en la Leónidas y nos teletransportará al complejo enemigo. Allí, aprovechando el desconcierto causado por nuestro mensaje, cuando las naves partan en nuestra búsqueda, nos dividiremos en dos misiones. La primera será capturar un transporte con capacidad para nuestra tripulación más un prisionero. Y la segunda, obviamente, será buscar y capturar a dicho prisionero: Sokar. Si todo sale bien, mataremos dos pájaros de un tiro.

Respiró hondo, como haciéndose cargo de que era necesario que una persona corriera gran riesgo.

-Es necesario, no obstante, que el último hombre que salga de ésta nave lo haga en la lanzadera que el señor Eclecson reparará, llevando consigo al teniente Laclau convenientemente medicalizado. Su misión será esperarnos en un lugar seguro hasta que demos la señal y pueda reunirse con el transporte que hayamos "obtenido". Es una misión solitaria y peligrosa, pero necesaria.

Les miró y tras un breve parpadeo, hizo la pregunta de rigor.

-¿Que les parece el plan?, ¿están conmigo?

Eclecson no pudo evitar mirar sorprendido a Mertens. Lo que ordenaba, bueno pedia, era casi un suicidio. La nave era lo único que les mantenia con vida. Y si la explotaban se quedarían sin nada.
Como acicate para motivar la misión era algo bueno, el típico quemar las naves para que así no hubiera más opción que la de realizar con éxito el ataque.
Pero para su gusto había demasiadas variables.

Señor. Con todos mis respetos, es un plan algo osado. Por decirlo suavemente. No sabemos nada de la base enemiga, ni cuantos son. Ni de qué armamento disponen. Nisiquiera de si disponen de naves. Y dependiendo de sus defensas, si las hay, tampoco podremos teleportarnos dentro.
Yo no me desharía de la Leonidas con tanta facilidad. Es lo único que nos mantiene vivos.

En cuanto a sus ordenes, es factible preparar el sistema de autodestrucción de la nave para que se active en cuanto entre alguien y no diga la contraseña correcta. Tomará poco tiempo.
El reparar una de las lanzaderas de ataque ya sí que me tomará más tiempo.

Creo sinceramente que deberíamos hacer un buen reconocimiento a la base. Aunque no sé si lo han hecho ya, ya que he estado indispuesto.

De todas formas, puede contar conmigo.
 

Miro a uno y otro hombre, sopesando las palabras de ambos.

- Señores, entiendo la prudencia del comandante Eclecson, pero también comparto la osadía del comandante Mertens. Si la nave estuviera en mejores condiciones, seria factible y necesario un examen más detallado y profundo de la base enemiga, buscando sus puntos débiles y delimitando el área a intervenir.

Me levanto y doy algunos pasos.

- Pero estamos en una situación clara de desventaja, la nave no sabemos cuanto aguantará y tenemos que encontrar a Sokar antes que pueda volver a escurrirnos de las manos. El plan es algo suicida, pero es lo que tenemos y no hay demasiadas alternativas, a no ser que la rendición sea una de ellas, y caballeros, les aseguro que para mi no.

Miro a Mertens.

- Capitán, cuente conmigo para hacer una incursión en la fortaleza y buscar a Sokar o algún tipo de transporte que nos permita volver a casa con ese traidor.

La doctora te mira incrédula, pero feliz y revisa minuciosamente tus anotaciones. -¡Era tan simple, claro! -exclama y te vuelve a mirar con los ojos llorosos. Súbitamente, se abalanza sobre tu persona y te abraza con fuerza -Esto es... No sé si toma real dimensión de las vidas que salvaremos comandante -musitó y luego se separó recuperando la compostura. Estaba feliz. -Ya mismo ordenaré la replicación de las variantes y los testeos correspondientes, pero creo que está todo en orden -sonrió y luego, recordando tu pregunta, dijo -Por suerte el senador J'aver es un hombre fuerte y no ha presentado reacción contraria a la vacuna alpha -te informó apoyándote una mano en el hombro -Está evolucionando favorablemente y como medida preventiva se ha puesto al senado en cuarentena, a excepción del senador Bavel que no se ha separado de su compañero aquí internado y se muestra saludable. ¿Por qué no lo va visitar? Ha estado preguntando por usted -te guiñó un ojo.

-Yo me quedaré con Laclau -se ofreció el oficial de operaciones -De paso podría intentar desde nuestra nueva posición enviar otra vez un mensaje cifrado a la Federación y a Rómulo para que nos envíen refuerzos.

Donovan y Jamenson asintieron expresando su conformidad con el plan, aunque intercambiaron unas miradas de preocupación: era una misión arriesgada pero preferían eso a esperar pasivamente al enemigo o a la muerte. -Iremos con usted, capitán- expresó el piloto -Creo que mis conocimientos de naves pueden venirnos como anillo al dedo si nos encontramos una tecnología que pueda manejar.

La vulcana observa complacida como la doctora recibe y entiende su exposición rápidamente y que está preparada para reaccionar.

Las cosas empezarán a solucionarse pronto.

Cuando la doctora le hace mención a los enfermos, Kunaar lo considera.

Eh... quizá sí. Un cambio de actividad quizá sea conveniente, he pasado demasiadas horas últimamente trabajando en este laboratorio. Necesita algo más mío?

Con estas palabras parece dispuesta a marcharse, a buscar al senador Bavel y ver cual es su estado o si hay novedades desde el Senado.

-No, nada más comandante -dice la doctora liberándote de tus tareas allí -Ya ha hecho suficiente, créame -y dicho esto se dio media vuelta y mandó a llamar a sus colaboradores por un intercomunicador de pared holográfico.