Partida Rol por web

Según parece, el equipo no está formado por soldados tecnificados, más bien se diría que es variopinto. Tras dejar que ellos elucubren, acciono el sistema que repliega la parte superior de la armadura, dejando visible mi cabeza.

- Hola a todos. - Saludo educadamente, sin el interfaz de la armadura que metaliza mi voz. - Señor tendero, siento comunicarte que nadie mete sus herramientas en esta armadura, a menos que sea bajo mi supervisión. - Dije esto con una sonrisa. Luego miro a todos los que se habían presentado y a los que aún no habían dicho nada.

- ¿De modo que no os habían avisado de mi llegada? Ummm... Interesante. - Miro nuevamente el lugar. - Pero no puede haber error alguno. Esta gente se pasa con el secretismo. En fin... Mi nombre es JotaJota Lorca y vengo a unirme al equipo. He llegado a través de esa escotilla superior. - Señalo al techo. - Cuyos códigos de apertura tengo aquí dentro, - Señalo la armadura con el pulgar. - lo cual debería daros idea de el grado de oficialidad del asunto y tranquilizaros en cierta manera.

Hago una pequeña pausa, en la que separo levemente las manos, con las palmas hacia arriba, en gesto de aquiescencia.

- Yo sí tengo una pregunta importante que haceros: ¿Cuándo se come aquí? Me he cascado un viaje bastante largo, así que agradecería un refrigerio, por lo menos.

Al escuchar el estallido me pongo alerta, esto ya me parecia raro.Corro en dirección al sonido y voy a mirar que es.

Una muchacha que aun está ardiendo te mira fijamente cuando te ve aparecer. Se cruza de brazos y mira al anciano.

- ¿Así que son estos dos?

El anciano asiente

- El sr Alarcón, y el sr Talens - dice señalandolos con un movimiento de cabeza

al seguir al Dr. Mendez y a ernesto veo aparcer a una mujer ardiendo la cual le pregunta algo al Dr.
Me acerco al Dr. y sin quitarle la vista a la joven le pregunto.
-¿Que paso aqui?¿Quien es ella?

Me ha cerco a Lorca y le estrecho la mano -me llamo Erick- hecho un vistazo a su armadura mientras digo -Parece tecnología avanzada? Una verdadera belleza-

Alargo la mano facilitando el saludo con Erick, pero sin presionar, para evitar hacer daño.

- Mucho gusto. ¿También eres estadounidense? Tu acepto se parece mucho al suyo. - Señalo con las cabeza a Tower.

- Sí, el último grito, diría yo. Va como una seda. - Sonreí, orgulloso, al hablar de la armadura.

- Ella es Zael. - dice sin más - ¿Nos acompañan a bajo?

Al ver la escena me quedo mirando por un momento, realmente es sorprendente pero pensando en lo que puedo hacer yo y lo que ya he visto hasta el memento  me calmo y saludo.

-Buenos dias, perdonad la reacción.

Acompaño a los demás mientras bajan.

Suena el ascensor bajando y oís al final del pasillo como se abren las puertas de este.

La situación en el ascensor es algo incomoda, ambos notáis la tensión que hay entre la mujer y el anciano, el silencio hace aun más incomodo el descenso, hasta que el ascensor para y se abren las puertas. 

- Zael, reune a todos de nuevo en la sala de reuniones. Ahi os esperamos - tras esas palabras el anciano sale del ascensor - me acompañan sr Alarcón, sr Talens... - tras esas palabras empieza a andar por un pasillo que da a una sala donde en el centro hay una gran mesa

Zael aparece andando por el pasillo y se queda mirando el panorama deteniéndose en el ser forrado de metal.

- Ah... así que también ha llegado el infiltrado del ejercito... ahora ya si que estamos todos. - suspira y mira al resto - El Dr. nos espera en la sala de reuniones... - dice a desgana, tras esas palabras se da la vuelta y empieza a andar por el pasillo hacia la sala de reuniones. 

Abrí la boca, con la primera intención de replicar a lo dicho por la recién llegada, pero enseguida me doy cuenta que sería un esfuerzo inútil y vuelvo a cerrarla con un gesto de quitar importancia.

- Pues no hagamos esperar al doc. - Dije sin perder la sonrisa y comencé a seguir la chica que ni siquiera había tenido a bien decir su nombre. Había actuado como una de esas mujeres hermosas que se creen por encima del resto de los mortales. Eso siempre me había hecho gracia. Gracia de risa. Pero en aquel contexto, quién sabe si no sería la primera vez que me encontraba con alguien que portaba esa actitud merecidamente.

Miré de reojo a los demás con un interrogante en mi mirada.

Tras la entrada de Zael, dejo que mi bastón cuelgue de mi muñeca, mientras saco la libreta y el lapicero. Hago unas anotaciones en ella, levantando la vista brevemente en dirección al recién llegado. Guardo los útiles de escritura, mientras consulto con gesto mecánico el reloj de bolsillo que llevo en e mi bolsillo.

- Bien, si el Dr. Méndez nos espera, será que hemos terminado con el paseo por el momento; El señor Lorca ha sido una sorprresa para todos - comento en dirección a Zael, tras lo que inclino la cabeza en su dirección a modo de saludo -, mi nombre es Tanatos, señor Lorca. No se si te han contado cual es el motivo de nuestra reunión, ni que se espera de nosotros y de ti, pero cualquier ayuda es bienvenida. Zael, nuestra Diosa guía, nos lleva a una sala donde ya hemos estado; supongo que alguna información particular requeire nuestra presencia - miro al resto encogiéndo mis huesudos hombros - ¿vamos? -.

Doy algo de margen al grupo para ocupar las posiciones más retrasadas de la comitiva, mientras avanzo apoyándome en el bastón a cada paso.

No sabiendo que hacer con la tension que sentia entre el Dr. y la joven llamada Zael, decido quedarme callado y seguir las indicaciones del anciano para seguirlo. Ya no sabia que esperar de la situacion en la que me encontraba. Ya no sentia esas ancias que me habian acompañado momentos atras, solamente queria terminar con esta tarea que parecia ser mas tediosa de lo que habia pensado.

La tensión entre estos dos se puede cortar con un cuchillo, lo puedo sentir, tengo ganas de preguntar pero decido callarme. Ahora mismo yo soy el nuevo y me falta contexto para estar comodo así que sigo al  Doctor.

El ver a Zael me ha hecho sentir más curiosidad por este trabajo que antes, ya no hay duda de  que esto  va en serio.