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X. Sentencia, Amor y Afirmación.

En lugar de eso, invocó las huestes de los ELOHIM, para que fueran testimonios de Su maldición. Y se reunieron en las ruinas del Edén, Dionisio y Baal y Astarte y Bel y Ra y Ptah y todos los otros Seres Luminosos se acercaron allí para juzgar si era legítima la proclama de Jehová.

“¿Qué has hecho, Primogénito?”, preguntaron al unísono. “¿Cómo se ha corrompido tanto Tu jardín, cómo se ha vuelto tan desolado? ¿Qué ha sucedido aquí?”.

Y en cuanto se lo explicó, hubo una gran lucha en el Cielo, y las huestes de los Seres Luminosos discutieron; y sus palabras fueron como piedras cayendo del cielo. Algunos creían que Jehová debía ser castigado por permitir que Su Jardín se marchitara tanto; y algunos exigieron que Lilith pagara por ello, pues instó a la mujer que probara lo que estaba prohibido; y algunos se burlaron de Lucifer por nublar su luz y dar su oscuridad a una extraña, y otros buscaron la muerte del hombre y la mujer, que todos debían sufrir por la mortalidad de los mundos.

Pero Adán se mantuvo firme para proteger a su compañera de la violencia de la tormenta; y puso su cuerpo entre Eva y la tierra, el fuego, el aire y el agua. Así se salvó Eva.

Las bestias se lanzaron contra Adán, como si fueran a despedazarlo, pero Eva se interpuso entre las bestias y Adán, y lo escudó con su cuerpo. Así se salvó Adán.

Los ELOHIM estaban sorprendidos: “Que no caiga ningún castigo sobre ellos”, dijeron al unisono los Seres Luminosos, “pues se han preservado el uno al otro”. Y llamaron a esta salvación Amor, y nombraron a algunos de los suyos para que custodiaran este tesoro para toda la eternidad.

Tras esto, dijeron a la vez: “Que las maldiciones caigan sobre nuestros hermanos y hermana, pues saben lo que han hecho”.

El Portador de la Luz dijo: “He cuidado lo que mi hermano me pidió que cuidara; y si me equivoqué no fue mi error sino una sombra del Suyo. Pues la mujer Lilith es Su creación, y aun así ha hecho a sí misma según su propia voluntas. Así, la amo, y no puedo rechazar sus deseos”.

Y Lilith dijo: “He venido a reclamar el legado de mi amante y Creador; pero me ha expulsado y hecho una extraña de mí. Pero su hermano me dio regalos de Noche y Amor, y yo no le rechazaría”.

Y el Primogénito callaba. Al final, dijo: “SOY LO QUE SOY”. Y no diría nada más.

Con estas palabras, tan poderosas en su Verdad, se dividió el mundo en Norte, Sur, Este y Oeste.

Y todos vieron que eso estaba bien.

XI. El Exilio.

Los Seres Luminosos se fueron de las ruinas del Edén, diciendo: “Se ha hecho justicia”. Y se fueron a vivir en sus propios jardines, y los cuidaron; y los cultivaron sus propias creaciones, cada uno de acuerdo con sus deseos.

E hicieron que tres de los suyos presentaran un servicio, que montaran guardia contra el poder de Lilith y Lucifer, y protegieron a Adán y Eva del poder de sus segadores.

Adán y Eva se fueron a la Tierra de Nod, apoyándose el uno en la otra como si fueran una sola carne.

Lilith tomó la mano de Lucifer. Lo llevó lejos de ese lugar y fue con él hasta las tierras sin crear. Juntos fueron a la ribera del Mar Eterno; y cultivó allí un nuevo Jardín. Y allí tuvieron tres hijos y tres hijas, pero no murieron, pues eran como un solo espíritu.

Y Jehová Se declaró Señor de las Ruinas. Puso a un ángel a las puertas, para que nadie tomara los frutos del Edén y se volvió un dios vagabundo. Desde ese día en adelante, vivió como uno solo entre los ELOHIM.

Pero sólo lloraría una vez más.

SEGUNDO CÍRCULO: El Libro del Búho.

El Jardín de Medianoche:

I. La Primera Paz.

En las Tierras Ignotas creé un jardín, uniendo mundos y palabras y sangre en un zarzal.

Con el cariñó de una madre engendré un mar de raíces frescas y enmarañadas, de flores carmesí y tallos oscuros.

Y brillaba como yo bajo la luna.

Ahí hay Liliu.

Creé un jardín de la nada y fructifiqué en suelo estéril. En mi mando de la noche lo recorrí y lo regué con sangre.

Ahí hay Lilitu.

Creé un jardín de la nada y fructifiqué en suelo estéril.

II. Los Días Anteriores.

Vagué por las Tierras Inferiores. En los días de antes del jardín, expulsada de las tierras de Aquél en lo Alto y exiliada a los yermos hostiles.

Mi sangre resbalaba dulce de mis labios, en los días de antes del jardín, y lloré por el hogar que había dejado, con los ojos secos de arena.

Y el sol me quemó. Y el viento me desgarró. Y las rocas cortaron mi piel. Y se me negó el agua, salvo por la que saqué de mí.

Tan maldita y desolada era la Tierra en los días antes del jardín, que ninguna bestia me ayudaría, ni Búho, ni Gato ni Serpiente. Mi voz se perdió en el vacío.

Ahí hay Lilitu.

Mi voz se perdió en la nada, pero el jardín engendre en mí. Una madura hinchazón del vientre con las semillas del fruto robado, y su perdurable sabor amargo.

Pues no hay frutos tan dulces como aquéllos que queman.

Ahí hay Lilitu.

Mi dolor me hizo montaña. Me incineré completamente y de las cenizas yo me alcé.

Ahí hay Lilitu.

Mi dolor me hizo montaña, pero cual gusano cavé en la arena y caminé de noche, pues los días eran demasiado luminosos sin tener decir profanaciones a Aquél en lo Alto, quien me expulsó al vacío.

En los yermos, creé formas.

Ahí hay Lilitu.

Me encontré en los yermos, donde mis ojos se ensancharon, y mi mente se expandió, y mi carne se volvió agua, y mis huesos se volvieron piedra, y mis pies aligeraron el paso, y mi sombra palideció y me escondí del sol. Hasta la llegada de la noche en que acabaría mi dolor, dejándome más sabia con sus lecciones.

El tormento me había liberado.

III. El Océano y Todas Sus Criaturas.

Cuando alcancé el Mar Eterno la orilla me lanzó a las profundidades y me hundí.

Me olvidé de respirar, pronto no lo necesité. Mi piel, antes morena, luego negra, se giró sobre sí y se cayó.

Mientras vomitaba la prole de Aquél en lo Alto en los arremolinados abismos donde se convirtieron en las criaturas del mar.

Aullé de dolor a las aguas, pues mi ansia era una bestia interna y mi vientre rebosaba con la prole del Ser Luminoso cuya simiente Engendró en Jardín do nací.

No pude contener Su prole, y la liberé al Mar Eterno para que encontrara un hogar.

Ahí hay Lilitu.

Los envié solos a las profundidades.

Pronto mis hijos colmaron mis ansias de comida, de belleza, de compañía de todo tipo.

Mi ansia era eterna. Mi ansia es eterna, y me devoré a mi misma para poder sustentarme.

En mi estancia sin fin engendré a más que devoraron a los anteriores. Así se llenó el Mar Eterno.

Ahí hay Lilitu.

Lloré el Mar Eterno, gritando de dolor en el vacío.

IV. Regreso al Edén.

Al fin me cansé del mar, y regresé a las Tierras Informes.

Deseaba crear un jardín como el que fuera Mi hogar, pero el mar rebosaba de los jardines de otro, y aunque pude gobernar un tiempo, esos dominios no eran míos.

Y así, crucé las Tierras Informes caminando hacia el Edén.

Ahí hay Lilitu.

Caminé sobre las arenas hacia el Edén, mirando de lejos con los ojos del Búho espié al Gran Lucifer, brillante portador del Sol y las Estrellas, de pie en el umbral con una espada.

Ahí hay Lilitu.

De pie con una espada en sus manos.

V. Lilith y Lucifer.

Oh caballero con alas de serafín, de negro como el cielo que me diste, corazón como la estrella que porta tu nombre, ojos como las alas del ocaso, llámame en la oscuridad, sáciame con tu sangre y toma la mía. Como ofrenda a tu ansia.

Ahí hay Lilitu.

Sígueme a las tierras sin forma hasta caernos, riendo en el abismo de los dioses donde crearemos nuestro jardín, y lo poblaremos de deidades y espinas y viñas y hojas de palma.

Oh Ángel del Amanecer, reguémoslo con plata y bebamos de su abundancia mientras los frutos de mi amor por ti florecen con flores extrañas y salvajes.

Oh Lucifer, tan silencioso, deja tu espada caer en la arena, y enterarse como un hueso lanzado a la vanidad de Aquél en lo Alto. Deja que tus alas me arropen. Queda en paz.

Ahí hay Lilitu.

Queda en paz.

VI. La Llegada de Caín.

Mientras mi amor guiaba el sol, conocí a un hombre roto, un granjero sin campos que cuidar, un padre sin hijos, un hijo sin padres, y me sorprendí, pues no tenía signos de divinidad sino que vagaba en el polvo como una bestia inferior.

Tenía las marcas de Adán, tenía la palidez de Eva, tenía las cicatrices de Aquél en lo Alto. Y lloró, pues todo eso lo había perdido.

Ahí hay Lilitu.

Todo eso lo había perdido.

Lo llamé, y me contestó, con una voz como ramas quebradas.

“Soy Lilith”, le dije; “Soy Caín”, me dijo, y Yo lo compadecí pero también lo odié, pues tenía el olor de Adán, el tacto de Eva, y los ojos embrujadores de Aquél en lo Alto.

Como Aquél, tenia una mancha turbulenta en el aire a su alrededor, una marca de algún poder oscuro e inefable.

Poseía el asesinato, el poder de matar entres superiores.

No de cazar como Adán, sino de matar como Jehová.

Ahí hay Lilitu.

Caín tenía la marca de la muerte.

Me lo llevé a mi jardín y le enseñé.

Ahí hay Lilitu.

Le enseñé lecciones de dolor. Estaba solo, en la oscuridad, aunque bañando en luz, caminaba en sombras y se protegió con los brazos del frío.

Me lo llevé, con palabras de ayuda, con palabras de consuelo.

Mis ojos penetraron la oscuridad de su tormento, mi voz calmó el frío en sus huesos y lo abracé como a un niño.

Como si fuera el hijo de mi hermano y mío. Lloré con él, pues era como mí hijo.

Ahí hay Lilitu.

Como mi propio hijo con otro.

“Te conozco, Caín de Nod” le dije. “¡Ven! Quítate las ropas, tan rasgadas y manchadas, entra en mi jardín como un niño, pues eso eres, hijo de mi hermano, golpeado por mi primer amante. No tienes secretos aquí, no tienes pecados aquí, entre pues desnudo en mi casa. Como tú eras ahora, así fui yo una vez”.

Y él me siguió, desnudo, al jardín de Lilith y Lucifer; a mis pies se postró Caín de Nod, como se postrara ante la ira de Aquél en lo Alto.

Sus ojos no me mirarían, su voz estaba rota y vacía, y me enfadé por su vergonzoso estado, cómo se combaba ante su juicio como un ser inferior.

Por él hice de mi jardín un lugar de horror traicionándolo igual que él traicionó su carne.

Le di mi sangre y lo ungí con ella, para que fuera una abominación en mi hogar, y los cielos se fruncieron en mi jardín, y el aire se llenó de siseos de Serpiente, chillidos de Búho, rugidos de Gato.

“Ve, Caín de Nod, pues esto es el jardín que sembraste, y debes recoger sus frutos”.

Cayó hacia las profundidades del jardín, y yo lo seguí, riéndome, azotándole con hierros candentes.

De día y de noche le enseñé, le enseñé los secretos del jardín, así su carne fue una red de cicatrices.

Mientras mis vides lo intentaban coger, así sus piernas se aligeraron.

Caín de Nod aprendió a ocultarse de los tormentos del jardín, a conocer mi llegada como una bestia conoce a su predador. Aprendió a dominar Serpiente, Búho y Gato, y mientras se fortalecía en la agonía, el orgullo destelló en sus ojos, y los fuegos de mi hierro destellaron en su corazón.

Un día, él no iba a huir más, se alzó y dejó que su sangre fluyera de él, nutriendo mi jardín, y ungiéndolo con su sangre, como la ungiera antes con la mía, cayó en un trance del que no despertaría.

Lo dejé allí, regresando a mi Hogar, pues no tenía qué tratar con los Huestes que venían.

Y a él llegó Miguel, Ardiente Hueste de la Llama, llevando mares de compasión de Aquél en lo Alto. Y Caín, orgulloso Caín, Hijo de Adán, fortalecido por mi jardín, declaró que sólo él se otorgaría clemencia a sí mismo.

Y Miguel le impuso la Maldición del fuego a Caín de Nod, y yo sonreí, pues me complació.

Y a él llegó Rafael, Piadosa Hueste del Amanecer, llevando mares de perdón de Aquél en lo Alto. Y Caín, orgulloso Caín, Hijo de Adán, fortalecido por mi jardín, declaró que sólo él juzgaría sus acciones. Y Rafael le impuso la Maldición del Amanecer a Caín de Nod, y yo sonreí, pues me complació.

Y a él llegó Uriel, Amortajada Hueste de las profundidades, llevando mares de consuelo de Aquél en lo Alto. Y Caín, orgulloso Caín, Hijo de Adán, fortalecido por mi jardín, declaró que él y todos sus hijos descansarían sólo cuando quisieran. Y Uriel le impuso la Maldición de las Cenizas a Caín de Nod.

Una vez más, como cuando Caín se escondió en la oscuridad, fui a él. “Ciertamente”, le dije, “has cuidado bien de mi jardín, como haría un granjero”. Y comprendiéndolo me maldijo con cenizas, plagas y aridez.

Ahí hay Lilitu.

Con estas cosas me maldijo mientras desaparecía en la noche.

VII. Los hijos

En los días posteriores, cuidamos nuestra tierra y la regamos con amor.

Al final, los frutos de D'hainu se alzaron como colinas sobre el vientre del mundo. El trabajo fue duro, pero mi amor estaba junto a mí.

El Búho miró desde los cielos, el Gato rondó como una sombra, la Serpiente undió bajo mis senos, Lucifer sujetó mis manos con las suyas, y yo dejé el néctar de la alegría y la tristeza.

Son tres niños, y son como hisopo. Son tres niñas, y son como granadas.

Y a los hijos los llamé Kessep y Shotheq y Nesher

Y a las hijas las llamé Mem y Oreb y Leilah.

¡Benditos son mis hijos! ¿Benditas son mis hijas! Pues han dado solaz al sol y le han dado consuelo a la luna.

Ahí hay Lilitu

Ahí hay Lucifii

Pues han nacido en D'hainu, el jardín de la Renovación, y lo ha poblado de estrellas.

VIII. El Saqueo de D'hainu.

En alegría y tristeza, nuestro jardín creció hasta alcanzar las ribas del Mar Eterno.

El Búho fue fructífero; el Gato fue fructífero; la Serpiente fue fructífera; y nuestros hijos fueron como luces en el cielo, aunque una sombra del Edén, D'hainu rivalizó con éste, cuyos árboles y veloz agua tiempo ha que son polvo.

Hasta el regreso de Caín, y sus malditos chiquillos, nuestro jardín creció y vivimos cada día en amor.

Un día negro como las cenizas, el asesino regresó cuando Lucifer llevaba el sol tras las tormentas, las manos de Caín portaban las piedras del odio y la espada de la venganza.

Sus chiquillos lo siguieron en una nube de langostas tras él, como chacales, cayeron sobre los hijos de D'hainu. Como lobos, se hartaron de carne. Como escarabajos, se llevaron los frutos del jardín y redujeron D'hainu a cenizas.

Di halla Lilitu

D'hainu ya no existe.

IX. La Maldición de Caín y Su Descendencia

Ahí hay Lilitu

¡Maldecid todos la Casa de Caín!

Ahí hay Lilitu

¡Que sean consumidos!

¡Haya sal en las lenguas de Brujah, Tzimisce y Setita, quienes desollaron los hijos de Lilith y Lucifer!

¡Haya endechas en las lenguas de Ventrue, Lasombra y Malkavian, quienes quemaron árboles y envenenaron ríos!

¡Haya ascuas en las lenguas de Ravnos y Capadocio , Salubri y Gangrel, quienes como fieran devoraron a los hijos!

¡Haya gusanos en las lenguas de Assamita, el más maldito de todos, quien se llevó los secretos de D'hainu y los escondió bajo tierra.

¡Y maldito sea su padre, su tres veces maldito padre, caiga todo el sufrimiento sobre el Padre de la Noche, pues él es la llama en los campos de D'hainu!

Que se pudra la espalda de Caín, cuyas manos tiraron a la Madre de D'hainu, profanándola con su aliento, su tacto y su semilla.

¡Que la mugre cubra los ojos de Caín, cuyos chiquillos destrozaron las flores de D'hainu, hasta que toda la creación lloró al verlo y oírlo!

Sólo Nosferatu y Toreador serán perdonados, pues cubrieron los ojos de los asesinados.

Con piedad, mojaron los labios de los hijos y dieron solaz a la madre de los muertos.

¡Todos los otros se consumirán con fuego, y se doblarán cual árboles en una tormenta, y se romperán como la cerámica, y serán pisoteados cual excrementos, y serán barridos como el polvo!

Ahí hay Lilitu

¡Como el polvo, serán barridos!

X. Cenizas

Caín rió cuando se fue de mi jardín; su prole maldita sonrió al ver lo que habían hecho. Huyeron, a su ciudad de muros y esclavos, dejándonos para llorar en las ruinas, y los maldije a todos con cenizas, plagas y aridez.

Ahí hay Lilitu

Con estas cosas los maldije. Mi amor, mi Ser Luminoso, golpéalos con la espada del día.

Ahí hay Lucifii

Con la luz del sol los maldijo, golpeando a los cainitas con la agonía de la noche.

Juntos, golpeamos a Caín con el odio de sus chiquillos, para que engendraran sus propios enemigos, y él lo hizo, y nosotros lo hicimos.

Mi amor me dejó, sobre alas de medianoche nuestro vínculo se ha roto, y ahora todo es cenizas.

Ahí hay Lilitu

Ahora todo es cenizas.

TERCER CIRCULO: El Libro del Dragón

Maldición: Reina de los Infiernos

¡Venid, descended, espíritus de las conchas, amigos de las luces quebradas!, venid y abrazad el don de Caín.

Invoco a la muerte, deseo a la muerte.

Venid, descended, fragmentos de tristeza, rotos e imperfectos maestros de antaño, venid y abrazad el lamento de Lilith.

Invoco a la muerte, deseo a la muerte, pues mi corazón se ha roto y mi vientre se ha roto y mi amor se ha roto.

Echo a un lado mi mando de noche y me sumerjo en los mares donde no hay luz que me consuele, y no hay palabras que me socorran, y no hay mentiras que me aten, y moraré a la derecha de la muerte, pues soy la madre a quien mataron sus hijos, y soy la amante cuyo corazón fue roto, y soy la hermana cuyo cuerpo fue rasgado.

Mi corazón y mi jardín son cenizas que mis aullidos los dispersen.

¡Venid, alzaos, espíritus del ansia, amigos de camas dirigidas! Venid y abrazas el invierno de amor.

Invoco a la muerte, deseo a la muerte.

Venid y poned mi manto sobre la luna encinta, y que todos los vientres sean estériles esta noche.

Un nuevo jardín se alzará en la tierra Ba'hara, el Jardín de los Pesares.

Venid, alzaos, semillas de desespero, caídos dejaos en las rocas para pudrirse. Venid y abrazad el lamento del búho.

Invoco a la rabia, deseo a la rabia.

Pues soy la tormenta con diez mil lamentos, pues soy la tormenta con diez mil lágrimas, pues soy el fruto que secado en el calor del odio hasta que cae de la vid y se vuelve polvo.

¡Venid, alzaos, espíritus de la tierra, arañas voraces con dedos de sombras!, llevadme a la cuevas del renacimiento donde danzaremos hasta que se alcen las mareas, pues me convertiré en la prensa de los pesares, pues me convertire en la ladrona de semillas, pues me convertiré en la quebradora de espadas y la abrazadera de los frutos del hombre.

Oh Ser Ancestral, cuyos ojos declaran el día.

Ve mi desafío, veme destruir tu tierra con mis pies cuando me aparto de tu luz.

Seré el búho con gritos mortales, seré el gato con ojos hambrientos; siempre seré Dragón, y los frutos en mis quijadas serán generaciones de hombres.

¡Venid, alzaos, espíritus de tormenta y lujuria, voces ululantes de noches pasadas!

Llevadme al aire y a los mares, donde anegaremos las riberas, pues soy la doncella cuyos frutos destruyeron, pues soy la madre cuyo jardín destruyeron, pues soy la anciana cuyos labios prueban la sangre.

Que estos tres rostros me reciban en mi descenso hacia el mar infernal,

Que su aliente calcine el amor que ha alimentado mis lágrimas.

Que nuestras semillas se hagan setos con espinas venenosas y flores dulces.

Venid y daos un banquete conmigo y alzaos de vuestras conchas.

Que formas placenteras nos guíen a las cabezas y corazones de los malditos. Allí alzaremos tempestades para barrer la arena y dejar las orillas desnudas.

Venid, descended, hijos de Caín, cosechadores de eterna vigilia, venid y abrazas el lamento de Lilith, ignorad la llamada de vuestro padre y devoraos unos a otros los corazones.

Venid todos los espíritus del odio, las nubes del engaño y las mareas del silencio eterno.

Invoco a la muerte, deseo a la muerte. Invoco a la muerte, ¡que así sea!

Las Mareas Crecientes

Temblad, Hijos de Caín. Temblad, Hijos de Seth.

Madre se acerca, Madre está aquí.

Con sus lecciones de locura y manos plenas de sangre vine a hacer de nuevo el mundo y su carruaje es dolor y horror.

El cristal se ha roto, los demonios son libres. Las aguas se alzan.

Llorad, hijos inmortales, pues vuestra existencia será como conchas rotas por el brillo de cada nuevo mundo.

Todo esto pasará.

Llorad, fariseos y sacerdotes, pues vuestro dios es mentira, sus promesas harapos vacíos.

Todo esto pasará.

Llorad, gusanos del grano retorciéndoos en la cesta del pan, pues vuestros vientres se hienden con el festín y una tormenta de moscas se acerca.

Todo esto pasará.

Llorad, tétricas pesadillas, pues los danzantes dioses de pantallas parpadeantes os llevarán al olvido.

Madre se acerca, Madre está aquí.

Todo esto pasará.

El cristal se ha roto, los demonios son libres. Las aguas se alzan.

Ved al coloso de acero a horcajadas sobre el mundo, observad los gusanos a sus pies, cuando el gigante trata, los gusanos se alegran, pues habrá comida cuando el gigante caiga.

Ved la cámara rota de 500 años, y el cristal roto sobre el suelo.

Ved las piedras llorando y a los dragones libres.

Lilith esta aquí.

Lilith es libre.

Oíd los aullidos en la noche mientras los lobos de Adán se arrojan a los anillos del Dragón.

Oled la sangre del hermano desde los primeros tiempos, ahora tibia y fina como el agua.

¡En el agua morirá la luz!

¡En el agua morirá el fuego!

¡Desde el Este, desde el Mar llegará la venganza y de aquéllos cuya sangre es agua!

¡Las ciudades del Oeste quemarán con sangre, y una gran rueda del Este, desde las tierras informes, las aplastará!

¡En la última noche cuando la luna es una lonja de oscuridad llega el último abrazo!

¡Brilla negro el sol!

¡Brilla negra la luna!

¡Las aguas se alzan!

¡Ahí hay Lilitu!

RITUALES BAHARI

Además de los distintos rituales Bahari que se puedan ir desarrollando a nivel local, siempre bajo la aceptación de ello por parte del o los Hierofantes, existen cuatro principales rituales, desarrollados cómo mínimo cuatro veces al año, siendo dos de fecha fija y realizados solamente una vez.

Iniciación:

Sangre Bahari: Renegados de Caín.

Al igual que Cain, los Vástagos se sienten atraídos e inspirados por el tormento; esta tendencia explica pasatiempos suicidas como caminar sobre el fuego, las políticas de la Gehena y los Tzimisce en general. Cuan- do consideras este hecho, los Vástagos renegados (llamados Lamia o Sangre Bahari) entre las huestes de Lilith parecen naturales. Como yo misma, muchos de estos vampiros empiezan como ovejas ciegas; golpeados por el Sa, unos pocos de ellos comprenden el verdadero orden de las cosas y pronto se unen a las Bahari. El rito de la sangre rompe la cadena de vitae que nos ata a nuestros orígenes; igual que Lilith comiendo el fruto del Edén, este momento elimina nuestra ceguera inicial. A partir

de ese instante, somos individuos cuidando del jardín del dolor.

Las Lamias, una línea de sangre extinta de los Capadocio, son un puzzle para el erudito.

Unos textos apócrifos Capadocio dicen que la línea de sangre empezó cuando uno de los suyos violó a una sacerdotisa de Lilith. Supuestamente, esta sacerdotisa era la única hija de Adán y Lilith, y nació a partir de un ciclo interminable de violaciones que se remontan a la propia brutalidad de Adán.

Las leyendas Bahari, sin embargo, manifiestan claramente que Lilith tuvo tres hijas y tres hijos, que ninguno de ellos descendía de Adán, y que los asesinaron a todos. Aunque no es la primera vez que las leyendas se contradicen entre sí, este punto es digno de tener en cuenta.

Supuestamente, estas Lamias se convirtieron en Vástagos raros y eruditos, conservando los ‛'verdaderos ritos de la Madre Oscura pero sirviendo al Clan que destruyeron los Capadocio.

Quizá nuestra mítica sacerdotisa se creía realmente una descendiente de Adán y de la Madre; quizá lo era (se dice que Lilith estuvo embarazada durante su viaje a través del desierto, y es posible que en su vientre llevara también un hijo humano aparte de la progenie ultraterrena de Jehová).

Teniendo en cuenta lo que sé del Corto Amanecer y sus formidables efectos, dudo que una tribu de mal nacidos folladores de cadáveres pueda haber esclavizado a los seguidores de Lilith. Es más probable que un puñado de Bahari continuara con la broma, y luego condujera a sus ‛‛señores” a una serie de trampas fatales.

De cualquier modo, se cree que las Lamias controlaban grandes plagas y nigromancias.

Quizá las Lamias aún existan bajo algún otro apelativo; habiendo planeado la destrucción de los Capadocios.

Estoy muy lejos de estar completamente sola.

Basta de trivialidades, que los frutos sean recogidos y que se alcen las Mareas Finales! Alimentaos de estas Revelaciones como yo me he alimentado de la Sangre de los corazones de mis anteriores amantes y hermanos.

He hecho mi parte, y espero el corto pero brillante amanecer.

Magia del Corto Amanecer

Como cualquiera que haya sentido el latigazo de los rayos del Sol, el agudo crujir de un disparo de pistola o las esbeltas incisiones de un viviseccionista puede atestiguar, todos adquirimos una llamarada de clarividencia, un Satori, cuando nos hieren.

Durante un fugaz instante, el mundo ordinario se congela y somos transportados a unas tierras inferiores donde el propio pulso de Dios palpita en nuestras venas. Como beber de la yugular del Cielo, este leve placer obsceno nos golpea vertiginoso. El momento es sólo eso (un momento) pero cuando pasa, hemos vislumbrado algo notable alzándose de la neblina del dolor.

Muchas Bahari llaman a este momento el “Corto Amanecer".

Las místicas entre ellas lo asimilan al momento de claridad que los magos llaman ‛‛Despertar"; es más, muchas de ellas afirman ser seres despertados cuyo sa las llevó a estudiar las Artes mágicas.

Lilith experimentó el sa mientras vagaba por las tierras informes, y condujo a Caín a éste mientras él descendía al infierno.

Experimentado correctamente, el sa conduce a una conciencia superior, una percepción sobrenatural y poderes místicos.

Los humanos lo buscan en rituales sadomasoquistas, pero raramente se produce dentro de unos confines tan estructurados. Para encontrar el verdadero sa, uno debe arrojarse de cabeza a un abismo tanto físico como emocional, y salir por el lado opuesto. Las Bahari cultivan el sa, tanto en ellas mismas como en los demás.

Para ellas, es a la vez el dulce fruto del Conocimiento y la pulpa amarga de la Vida.

Quizá las connotaciones místicas del sa le prestaron a Lilith su aspecto hechizado; aunque claramente trascienda la magia mortal, los hechiceros han sido vinculados a Lilith desde el principio de los tiempos. Esto no es menos cierto hoy; sectas de magos cuentan entre sus números a considerables cantidades de Bahari, cuyas Artes místicas avanzan el Sueño de la Madre de las Mareas Finales. Los más importantes parecen Ser un clan mistico que toma el nombre de la planta medicinal de la verbena; considerando su papel como frutos y cuidadores del jardín de Lilith, el nombre botánico es apropiado. Otros pertenecen a una sociedad reencarnacionista cuya imagen de la gran rueda se corresponde a los ojos eternos del Ser Ancestral, abriéndose y Cerrándose en un ciclo eterno de Creación y destrucción.

Y aún otros cabalgan en el éxtasis del dolor y los destellos de iluminación que lo siguen, o bien lideran cultos de origen dudoso. A pesar de que muchos de estos místicos hacen avanzar los planes de su reina de modo local, debo admitir que algunos de ellos mantienen rebaños que serían la envidia de cualquier Príncipe Vástago. Al nutrir a estos rebaños con los credos de la renovación mediante el sacrificio, los magos Bahari alzan el ansia de esos conocimientos, y de más y mayores agonías

En éste ritual de iniciación, a parte de la “novicia” y la persona que la propone, asisten todos los miembros de la senda a nivel local, vestidos con túnicas negras, (excepto el Hierofante que viste túnica blanca) y máscaras de madera, y tras la recitación del Juramento de Lilith por parte de todos los asistentes, se procede a comprobar la fuerza para resistir el dolor de la “iniciada”.

Para ello, tras beber la Sangre Bahari, se le hace despojar de toda la ropa, para azotarla y empujarla a perder toda la humanidad que hay en su interior, padeciendo el Despertar (momento en que, verá la “verdad” sobre el mundo y la Gehena)

Desde ése momento, la iniciada ya no es considerado un Vástago, sino un Bahari, momento desde el cual, tanto la persona que la propuso cómo el Hierofante, le enseñarán todos los secretos de la Bestia, así cómo controlarla (repartiendo en ése momento los puntos en sus nuevas convicciones), hasta la próxima luna llena, momento en que en el ritual de La Inquisición deberá demostrar todo lo aprendido.

PD: los trastornos obtenidos durante el descenso de su Humanidad desaparecen paulatinamente a las 1d10 semanas, debiéndose tirar un dado por cada trastorno adquirido, determinando así su duración.

El Potro Inquisidor

Éste ritual es realizado en honor a una antigua Bahari que, en la Edad Media, fue sometida a las torturas de la Inquisición, con la pretensión de delatar a las demás brujas, pero su fuerza y su saber hicierón que nada hablara, soportando ése cruel acto, ante la impasible mirada de sus verdugos, quienes, al final, la sometieron a la hoguera por temor a que fuera hija de Satanás.

Tras mucho esfuerzo, la Acusada es reducida en el potro y sometida a las más leves y simples torturas, durante las cuales canta como un niño en el regazo de su madre cada vez que recive daño: 

Acusada: Ai-ai-ai. Ai hamma gee tabool eer hamma quata mas, hattabas.

Akhool, hattabas. Yin soquaa ahni anaka. Bahari latwa – Bahari latwaa; Sin solo extro vina controlo mas. Lakhil-alhil-kataab-Lilitu ah mas. Ahi hay Lilitu-Ahi hay Lilitu.

Sacerdote: ¿Quién eres, sirviente de los Poderes Oscuros? ¿Reniegas de ellos y te refugias en el Señor nuestro Dios?

Acusada: Soy el gato, la hija del Búho, y mis prácticas son las que rechazarías, y me río de vosotros y os esputo a vosotros y a vuestro Dios. No reniego de nada.

En este momento se le aplican hierros candentes en distintas partes del cuerpo de la acusada. Se siguen gritos y risas.

Sacerdote: ¿Abjuras a los Poderes Oscuros? ¿Nombrarás a tus compañeros? Te garantizo dolor si no respondes.

Acusada: Más fuego. Más hierros. Carcelero, te imploro diez mil más. Cada mortificación me trajo un millar de revelaciones, y yo me las bebiere como grandes tragos de vino.

Se aplican muchas más torturas, siendo la Acusada llevada a proferir grandes gritos de dolor y a retorcerse del modo más lascivo; dos de lo santos padres se marchan de la habitación antes de que termine todo y la Bruja vuelva a hablar, con letanías profanas.

Acusada: Os ruego continuéis, buenos señores. Mi gusto por los sueños se ha estancado.

Sacerdote: ¿Dónde naciste? ¿En qué provincia? ¿Quiénes son tu padre y tu madre; compartes con ellos tus Artes?

Acusada: ¿Qué me preguntas? ¿Mis parentescos? Soy hija del búho ululante y hermana del Dragón. Mi padre es el León Negro y el portador del sol. Mis hermanos son las rosas que florecen a medianoche; mis hermanas son las lágrimas que caen en las ropas de cama de vírgenes perdidas. No soy como tú. Si lo dudas, atorméntame de nuevo, para que pueda exaltarme.

Entonces se aplican hierros a sus partes pudendas y a sus ojos y a las partes blandas tras rodillas y codos.

Todos los presentes, al igual que la “Acusada” repiten cánticos, durante tres veces seguidas mientras ella, cantando, recibe sus últimos golpes.

Todos: Ai-ai-ai. Ai hamma gee tabool eer hamma quata mas, hattabas.

Akhool, hattabas. Yin soquaa ahni anaka. Bahari latwa – Bahari latwaa; Sin solo extro vina controlo mas. Lakhil-alhil-kataab-Lilitu ah mas. Ahi hay Lilitu-Ahi hay Lilitu.

Éste ritual se profesa normalmenteuna vez al año, con la primera luna llena de Enero en un lugar cerrado dónde, cómo el anterior caso, todos llevan sus ropas y máscaras ceremoniales excepto la “Acusada”, quien está desnuda, con una venda en los ojos que no le quitan hasta llegar al lugar para mostrarle el potro. Es en el momento en que la nueva Bahari termina el último cántico que los demás miembros se despojan de sus ropajes, quedando totalmente desnudos que la nueva Bahari es aceptada cómo tal, iniciándose un Banquete de Sangre posteriormente en su honor, además de servirle para curar sus heridas.

Tras éste ritual se le ofrece el Primer Circulo: El libro de la Serpiente.