Partida Rol por web

-Me parece perfecto- dije señalandole la entrada con una mano- tu guías-

Mientras comencé a seguir al muchacho comencé a preguntarme de quien se trataría, quien sería esa persona por la que Inome se "entregaría"?

Intenté usar mis capacidades sensitivas a fin de reconocer esencias.

Comenzaste a tratar de concentrarte, pero en ese momento la puerta trasera se abrió, soltando una decena de guardias armados. Harken se había adelantado a ti, y lo ignoraron por completo pasando a su lado mientras cargaban, después de todo era "uno de ellos". Angela creó una segunda cuchilla y se lanzó al ataque con una en cada mano sin esperarte.

-Bueno, será de esa forma entonces- dije con una sonrisa en el rostro  mientras me lanzaba desenfundando a Nightmare, el aire se cortó ante el frío paso del acero, estaba hambrienta de probar sangre, más que la de unos meros guardias distraidos, estaba ansiosa de cortar cuero, acero y cota de malla a fin de llegar al músculo, carne y huesos.

Me sentí vivo realmente, necesitaba esto y de alguna forma era excitante, lo sentía en mi interior un fuego que nuevamente era avivado por el fragor de la batalla.

Usando Vértigo fui adelantándome mientras tiraba cortes a la cabeza y a la mitad del torso, buscando partirlos a la mitad a veces con golpes horizontales y a veces dando estocadas para luego girar la espada y sacarla por arriba o por el costado, quería hacer una verdadera lluvia de sangre para que no olvidaran quien era la familia regente del lugar.

Harken se había perdido convenientemente de vista, mientras que Angela se movía haciendo un trabajo limpio apuntando a la cabeza, a diferencia tuya, que estabas dando dando un espectáculo. De nuevo, el asunto fue rápido y discreto, ya que no tenían tiempo a gritar siquiera. La puerta entreabierta crujió levemente abriéndose algo mas de forma casual. De momento, estaba siendo muy fácil...

Entrando de una buena vez, volviste a ver a Harken, echándose algunas cosas al hombro en una mochila que hasta hace unos minutos no tenía. No se veía abultada siquiera, a pesar de que de cuando en cuando metía cosas casi de su tamaño. El lugar era espacioso y con lujos, pero estos eran mas bien de un aire antiguo y algo derruído, y no tan abundantes como los que acostumbrabas.

-Yo creo que me voy en dirección opuesta a la de ustedes, que esta este par por allá y podrían ser un fastidio.

Guardé la espada mientras llegaba a la habitación donde estaba Harken.

-Quienes son esos dos a quienes te refieres?- dije mirando al joven ladrón mientras analizaba la sala y el siguiente camino a tomar.

Echó un doblón de algún tipo en la bolsa y examinaba una pared aparentemente normal, dándole golpecitos de cuando en cuando.

-Hace poco reside por aquí una embajadora de no se donde que invitaron, y su guardaespaldas. 

Uno de los golpes sonó levemente distinto, por lo cual Harken perdió de momento el hilo de la conversación, posó los dedos encima y las yermas de los mismos emitieron una muy pequeña pero concentrada llama, con la que comenzó a cortar: aparentemente un punto de la pared era de metal.

-El tipo se ve como un trámite complicado, pero tengo entendido que la chica es peor aún. Ni idea de que negociaban o de si tienen algún acuerdo ya, pero sé que siguen dentro. Por cierto, ¿vas a incendiar este sitio o algo luego?

-Eso depende de como se den las cosas durante los combates -dije con una sonrisa, la perspectiva de enfrentar a dos sujetos poderosos me emocionaba- veo que aprendiste a dominar las llamas, bien por ti-

-Era una de las razones por las que bajé aquí. O subí, a saber donde estamos realmente... Bueno, supongo que me marcharé pronto entonces, la vida es cara, pero no tanto como para arder por ello.

Puso atención a lo que hacía nuevamente, parece que ahí se quedaría por un rato. Angela por su parte, oteaba las demás puertas, precavida.

Ahora si me concentré para sentir el aura de mi hermano y de paso de las demás presencias del lugar.

Aproveché que Ángela se estaba encargando de vigilar el lugar para poder hacer eso, al menos Harken era inteligente como para no hacer nada contra nosotros, aunque eso no decía que confiaría en él.

Sentiste, luego de tanto tiempo, a Inome...enojado, pero ¿cuando no?. Habían otras tres presencias a tener en cuenta, dos juntas y otra alejada. Y aparte de esto, otra presencia que te resultaba conocida e inconfundible: Delilah. Era extraño que también hubiese bajado, quien sabe...

Delilah? Con Inome? Recordé cuándo nos habíamos conocido con la Laguz y como sugirió que se uniera a nosotros, teniendo en cuenta mi ausencia y sus necesidades no sería raro que hubiese buscado a mi hermano.

La perspectiva me hizo sonreír, pues ahora yo también estaba ahí...aparté esos pensamientos de mi cabeza y me concentré en lo que sentía, era tiempo de ponerse en acción.

-Vamos- le dije a Ángela mientras comenzaba a subir las escaleras, buscando la presencia más cercana.

Subí las escaleras atento, sin embargo al parecer ya nos esperaban.

Antes de que te dieras cuenta, varias armas extrañas por esas tierras volaron hacia ti, golpeándote: una decena de kunai. También vinieron una bola de energía verde y, por la espalda, un espadazo con bastante fuerza que te rasgó la ropa y la carne.

De la puerta delante de ambos, salió una mujer un poco mayor que tu. En cada mano traía un cuchillo largo. Sus hojas eran curvosas y serpenteantes. Adoptó una pose de guardia al instante.

-No pasarás -declaró con formalidad. Traían una banda al brazo de dos espadas cruzadas. Esta también la traían los guardias de afuera, por ende era presumible que formara parte de ellos, pero a la vez eran distintas, traían ropas de otro estilo.