Partida Rol por web

Nuestra silenciosa compañía de valientes iba camino del Oeste de la ciudad, todos con los ojos abiertos en busca de una señal de secuaces Belial o incluso de algún miembro de VII... El silencio era total en el ambiente. Poco a poco, se van abriendo camino a un paso adecuado para la cautela, nadie deja de vigilar ni por un instante, lo que hace aún mayor el silencio de la noche, mientras se hace palpable que esa noche no hay un solo mortal fuera de sus casas, como si sus pobres almas mortales les dijeran que esa noche había demonios corriendo por la ciudad.

No se necesitó mucho tiempo hasta que algo sobresaltó al grupo, para algunos fué un eco de pisadas, para otros un ruido lejano, pero para el "Leal" Tarek, fué una visión clara llegada hasta sus oídos y olfato: eran tres, iban corriendo como alma que lleva el diablo y se dirigían hacia una plaza cercana, al girar la esquina. Por el sonido de sus cuerpos al moverse, alguno llevaba una armadura de arquero, básicamente cuero con algo de metal, el resto era más dificil de distinguir, pero quizás cuero también. El olor al fuego y el aceite de la lamparilla que llevaba uno de ellos le hizo dar un respingo y dejar de extender sus sentidos.

La situación ahora, era tomar una decisión: Adelantarse y cortarles el paso en la plaza o evitarlos.

"¿Qué es tan terrible en la noche como para asustar a los hijos del Diablo?"

Los sentidos de Tarek sonaron como una alarma en su mente, sus pasos se detuvieron lentamente e hizo señal para que el resto de su grupo frenara del mismo modo.

Mostro 3 de sus dedos y señalo con la cabeza el lugar por el que los habia descubierto. Luego mostro tan solo 1 de sus dedos y señalo a su arco, dando a entender que habia un arquero. Luego hablo en un susurro casi inaudible, fijando su mirada en el que hace un rato se habia proclamado como "un guerrero de verdad".

-Jarle y Ansgard, demostrad ahora que sabeis luchar, adelantaos y cerrarles el paso en la plaza. -Dijo con su caracteristico acento arabe.- Yo me subire a uno de los tejados cercanos, desde ahi tendre mejor posición de tiro.

Cuando iva a comenzar a moverse se dio cuenta que habia pasado por alto a Anne.

Cuando pregunte por la habilidades de cada cual no dijo nada y ademas se le ve perdida sin su sire, no creo que sea muy util en combate pero habian dicho que no nos quedaramos solos.

-Anne, tu conmigo, a los tejados. Espero que sepas disparar con arco.

 Ansgard bajó la vista hacia Tarek y asentió lentamente mientras desenfundaba su preciada Zweihander, y comenzaba a moverse tan rápido como podia hacia el lugar teniendo cuidado de no dejar atrás a su otro compañero.-Jarle no?que sabes hacer en una escaramuza?.- probó con un poco de sajón si su interlocutor no lo entendia pasaría a un triste latín.                  

Rápidamente Jarle desenfundo una espada de su cinturón, dio un rápido vistazo por alrededor y mas o menos identifico el camino para llegar a la plaza.

Sin decir nada salio a la par que su compañero.
Mientras avanzaban hacia el objetivo algo le dijo su compañero, estaba claro que no hablaban la misma lengua y esperaba que los dos se entendieran con el latín, por lo menos minimamente.

Anne, hasta entonces mirando de reojo a Jarle en silencio, asiente en silencio y arquea una ceja mientras sigue al árabe hasta el tejado en silencio, con su corazón como único sonido mientras ascendía poco a poco, con el arco en la espalda, rozando su piel nívea, pensando en qué estaría haciendo su sire en estos momentos. Una vez arriba, miró a Tarek mientras este tensaba su arco:

- ¿Y si te dijera que nunca he disparado un arco? - Dijo con una sonrisa entre nerviosa y divertida.- Descuida, lo haré lo mejor que pueda. - Empezó a tensar el arco, deseando que su mentor, amante y creador la estuviese observando, a punto de hacer un gesto de valentía... O de la mayor de las locuras.

 Ansgard recorre lentamente la plaza,ocultándose en las sombras para poder atacar a sus enemigos por sorpresa cuando les cortará el camino,y a uno de ellos si no tenían suerte

Tarek siempre viajaba con un par de arcos a la espalda, era un engorro si una cuerda se partia en medio de la acción y habia que repararla, aunque se alegro de que la chica llevase el suyo propio, no le agradaba compartir.

La sangre comenzo a recorrer su cuerpo acelerando cada paso, agudizando su percepción para poder adelantarse a sus enemigos.

Cita:

-Creo que vas a recibir un entrenamiento acelerado.. Encomiendate a Dios para que la flecha atraviese el corazón.

Y seguidamente predico con el ejemplo, mientras tensaba el arco comenzo a murmurar lo que parecia ser una plegaria.

El combate estaba cerca, no hacía falta ser una Sombra para darte cuenta. El sonido del metal contra metal no estaba lejos, quizás unas cuantas casas en dirección Oeste, pensó Lydia. Iba bien equipada para lo que iba a encontrarse, ¿Lo estaría para afrontar la verdad que oculta Jerusalen al caer el Sol? Pronto lo averiguaría.

Bajó del caballo y lo ató cerca para que no huyese si había problemas... Era mejor dejar una ruta de huida. Vió desde su posición al árabe y a la joven rubia que en la reunión hablaba con el nórdico juntos en el tejado, con arcos preparados y a punto de disparar. También escuchaba las voces del gigante y del nórdico en el callejón adyacente a la posición del árabe. ¿Contra qué luchaban?

El combate se sucede raudo y sin miramientos cuando las flechas de Tarik y Anne impactan en uno de los asaltantes, marcándole el pectoral derecho y el estómago, aunque sin que parezca al menos de momento, que han sido heridas fuertes, ya que la tela no deja mucho que ver. Ansgard y Jarle corren para cargar contra el enemigo, en lo que se convierte en un intercambio de aceros como hacía tiempo que no teníais. La cosa está a punto de ponerse en un momento interesante...

Se acercaba oyendo el ruido de lucha, que se habrían encontrado, ¿seria de nuevo su asesino misterioso?, no lo creía realmente, ese debería estar muy lejos ya.

Vio a dos en el tejado y a dos en cuerpo a cuerpo, y decidió que sin duda necesitarían más ayuda cuerpo a cuerpo, ya que los arqueros no correrían peligro a distancia del enemigo.

Con la calma propia de un cazador Tarek tensa su arco en la oscuridad de la noche, ya esta acostumbrado a ello así que no tiene prisa en soltar la flecha, espera al momento correcto y tan solo un leve silbido delata la saeta surcando la noche, y alcanzando a su blanco.

Ansgard sale desde un lado de la fuente y en tres rápidas zancadas les corta el paso el sonido del metal contra la piedra le acompaña,el aire es cortado  su paso cuando tensando los músculos de los brazos lanza un poderoso mandoble a la altura de la cadera sobre uno de esos pobres desgraciados mientras de su garganta surgía un gruñido gutural,su mandíbula se apretaba y sus colmillos relucían.

Con un intento en vano de uno de los cultistas de evitar ser alcanzado, para su sorpresa su cuerpo se parte en dos, mientras la espada del gigante nórdico lo secciona. Cae en un lado de la calle, descomponiendose en segundos dejando solo un resto de cenizas. 

El segundo cultista va a atacar al asesino de su compañero cuando una flecha de Tarek le alcanza a la cabeza, en el ojo derecho, pero por sorprendente que parezca, se resiste a dejarse vencer y emite un grito que resuena por toda la estancia y alguna que otra calle circundante.

De las sombras anteriores a Ansgard surge una sombra encapuchada, dispuesta a unirse a la refriega. Se trata de la mujer que visteis en el discurso del Principe, armada con una armadura ligera y una espada corta, entre otras cosas.

El arabe cargo una nueva flecha en su arco y la disparo contra sus enemigos, estaba en silencio pero por dentro le ardian las entrañas. No habria perdon para esos sucios infieles.