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Libro1.  Capítulo 1. El Festival del Loto Blanco

Hoy es el día del Festival del Loto Blanco en la isla Atalaya de Hantei, dos días de festividad en todas las tierras Grulla.

El camino que viene del puerto y la senda que viene del Puente de las Fortunas están llenos de viajeros, heimin y samurai por igual, llegando para el Festival de Loto Blanco, así como las caravanas mercantes que vienen desde hace días a la ciudad portuaria del Próspero Amanecer. 

La ciudad es un lugar gigantesco, pero parece ser un lugar mucho más pequeño ahora que hay tanta gente y tanta vida. Durante días se ha preparado la ciudad, con calles limpias, bien barridas y casas decoradas con flores por doquier. Desde la altura del distrito noble puede apreciarse el sol naciente brillando anaranjado y volviendo doradas las velas de decenas de barcos de pesca y kobune comerciales amarrados en el puerto. No hay muros alrededor de la ciudad, pero una torre de vigilancia y numerosas patrullas vigilan la entrada principal desde el puente de los Kami.

Es el Festival del Loto Blanco

Este festival, principalmente festejado y realizado en las tierras meridionales del Clan de la Grulla. Se originó hace cientos de años atrás en Shinden Asahina, y su objetivo era honrar a las fortunas Daikoku (Fortuna de la riqueza y la suerte) y Hotei (Fortuna de la Templanza y la felicidad), invocando sus bendiciones en la aldea y especialmente a sus pescadores y a las destilerías de sake. Con el tiempo, el festival ha venido a celebrar la existencia del sake mismo, ofreciendose grandes remesas que se beben a precios muy bajos y que también se vierten sobre las figuras de los Kami en los santuarios y templos como ofrenda para recibir su bendición. Los nobles de muchas ciudades Grulla han trabajado duramente para difundir la popularidad del festival, y ahora ciertas ciudades reciben asistentes de todo el imperio. Esto ha sido también muy beneficioso para el clan con mayor cantidad de destilerías de sake del Imperio.

El Festival del Loto Blanco se celebra una vez cada tres años, una vez en primavera, otra en verano y otra otoño.

El clima es frío, pero el cielo está claro - las nieves del mes anterior han terminado, y el mal tiempo del invierno todavía no ha desaparecido del todo, pero algunos cerezos empiezan a sacar flores.

El festival atrae a artistas y celebridades de todo el imperio del sur. Los invitados más prominentes de esta vez son la compañía de teatro Kabuki "Mayakashi", patrocinada por el Clan Escorpión.

Van a ser dos días de mucha fiesta, celebración y sobretodo, compartir sake con otros ciudadanos. 

Después de dormir toda la noche con paños fríos en los ojos para que a la mañana siguiente nadie supiera que había estado llorando, me lavé la cara y me vestí en solitario, sin querer ver a nadie. Me vestí con un kimono negro con tonos dorados y color tierra, era de buena manufactura, pero mi tía no había querido regalarme hilos de oro para enriquecerlo. Aun así me quedaba bien. Después de hacerme un complicado recogido y decorarlo con peonías de tela, acudí a ver a mi tía. Estaba completamente desanimada y desmotivada, especialmente porque sabía que el día iba a estar marcado por el paso de la Suzume, probablemente una rata de biblioteca aburrida y tímida sin ningún tipo de conversación interesante. Pero intenté poner buena cara para enmendar mi actitud de la noche anterior.

Te levantas y solo encuentras a tu primo. Mamoru está terminando de desayunar, pero ves que hay restos de desayuno que están siendo recogidos por los criados.

- Aimi-san... estás preciosa.- Dice tu primo dejando el bol de sopa aún humeante. Ve como miras los platos a su lado y te explica  - Madre quiso salir pronto esta mañana. Ella y Sakura-chan se han marchado para pasar por el Templo antes de acudir a la residencia de los Unicornio. - Tu primo va muy aseado, y lleva un nuevo furoshiki adaptado para llevar sus pergaminos. - Yo voy a ver como preparan el espectáculo de hanabi de esta noche. La alquimia de esos Agasha es fascinante.

Reprimo una mueca de alivio. No me apetecía nada ver a la tía después de la discusión de la noche anterior. Más aliviada, me siento junto a mi primo y como un poco de arroz. -¿Te ha dicho tu madre dónde debía reunirme con la tal Suzume?

- No... pensaba que te lo habría dicho. ¿En alguna posada?

Me levanto muy pronto por la mañana, me voy a entrenar con la espada.
Tras volver , me aseo, y me preparo con mi kimono gris y un recogido sencillo.
Me voy a continuar mirando las cosas de mis padres hasta que me vengan a recoger

Mi personaje se enfrasca con la caja durante horas para intentar abrirla.

Malditos dragon, a ver si hoy conozco alguno que me ayude tengo que averiguar que hay dentro

Frunzo el ceño intentando hacer memoria. Lo cierto es que últimamente no presto mucha atención a lo que dice mi tía.
-¿El mesón Iwasaki, puede ser? Dios, ¿a qué hora debía ir?

Dejo los palillos sobre la mesa, nerviosa.
-Debería irme ya, no vaya a ser que esté llegando tarde sin saberlo.

Me dirijo hacia la puerta y allí me calzo las altas sandalias de invierno. Antes de salir, me vuelvo hacia mi primo.
-No sabes cómo te envidio. Ojalá pudiera ir contigo.

Intentas resolver el Puzzle pero no es sencillo. Hay casi 50 ranuras y cada una posee varias posiciones, algunas forman partes de dibujos pero otras no. Sin duda quien construyó eso sabía lo que se hacía.

Cansada decides practicar un poco con las espada de madrugada, y te das un baño antes de que vengan a recogerte la sobrina de la señora Ashidaka Rei. Te vistes y desayunas.

Nabiki está colgando farolillos y decoración con ayuda de sus tres criados para ver el especatáculo de Hanabi (Fuegos artificiales) desde el jardin esta noche. Te vistes arreglada para salir a conocer la ciudad y esperas en el jardín oyes cantar a Nabiki. Tu escolta ya debería haber llegado. Suena la campana de que alguien ha llegado, y le dices al criado que abrirás la puerta pues seguramente será para ti. 
Abres la puerta y ves al ronin de nombre Asuke.
LLeva ropas medianamente estropeadas, el pelo alborotado por el viento y signos de moratones en la cara y el costado.

Asuke-sama que os ha ocurrido?

Le ayudo a entrar y lo llevo a su habitación sin qur nadie lo vea. Valoró las heridas.

Lo coges del brazo cuando ves como se ruboriza...y sonríe

- Suzume-sama... tranquilizaos, no pasa nada. Estoy bien...solo son rasguños.
No esperaba llegar tan tarde... lo siento, no quería molestar a nadie. Anoche salí de caza. Tenía unas cuantas pistas y no podía dejarlas pasar, debía vistar la Isla de los Cangrejo antes de que las huellas se borrasen.

Digamos que hacer preguntas inoportunas provocan ofensas y las posadas de esa isla no tienen nada que ver con la paz que hay en Atalaya de Hantei.

De verdad, estoy bien... solo necesito descansar. Vais muy hermosa, no quiero que os mancheis la ropa por mi culpa.

La próxima vez os tendré que acompañar, no haréis mucha justicia a vuestra familia si os matan.

Le sonrío. Me voy a por un te y le aviso a Nabiki para que este pendiente. Se lo subo a la habitación.

Byako Aimi corre apresuradamente calle arriba en el distrito noble y llega casi sin aliento hasta el mesón Iwasaki.

Vas a llamar a la campana cuando puedes ver en la puerta a dos samurai que están hablando.
Uno es un hombre, un samurai ronin que lleva ropas medianamente estropeadas, el pelo alborotado por el viento y signos de moratones en la cara y el costado. Porta tres espadas en su Obi y en su espalda.
La otra es una mujer joven de pelo largo y ropas más lujosas y limpias que porta una katana y una wakizashi a su lado izquierdo. 

El ronin hace un gesto de sorpresa cando ve a Aimi... y se aleja un palmo o dos de la samurai, como si estuviesen más cerca de los convencionalmente permitido, y baja la mirada.

Buenos días. Mi nombre es Suzume Annaisha. Vos debéis ser la hija o la sobrina de Ashidaka-sama. Mis respetos.

Sonrio y me inclino.
Llevo un traje gris. Sobrio.

Los observo a ambos, y después me recoloco la peonía de papel que llevo prendida al pelo. Acto seguido, hago una reverencia cortés.
-Soy Byako Aimi, la sobrina de Rei Ashidaka. Lamento mi tardanza, la ciudad está tan bella estos días que uno no puede evitar distraerse mientras camina por sus calles, por mucha prisa que lleve.

Sonrío, tratando de parecer formal y sincera, mientras observo al ronin esperando a que se presente. A pesar de los moratones parece un hombre un atractivo. Aunque mi prima jamás dejaría que malgastara mis dotes con él, decido dedicarle un piropo.
-Qué suerte tenéis, Suzume sama, parece que vuestro ronin es capaz de cualquier cosa por protegeros, incluso acabando magullado en el proceso. Seguro que los otros acabaron peor, ¿no es cierto, ronin san?

Sonrio.

Me temo Aimi-sama que estáis del todo confundida. Asuke-san es un huésped de la posada. Al igual que yo. Deberíamos marcharnos, es tarde y no quiero ofender a vuestra tía.

Me dirijo a Asuke

Vos deberíais descansar. Le he pedido a Nabiki que os lleve un té.

El ronin te mira con rostro serio y baja la mirada cada vez que alguna de las dos habla. Su cuerpo está en tensión, como si no estuviese acostumbrado a estar entre personas desconocidas. Luego respira profundamente y se relaja al tocar suavemente el pomo de una de sus espadas.

- Mmmm...Eeeh. Creo que os equivocáis señorita Byako-sama. No sirvo a nadie, solo soy un hombre ola, que choca contra estas islas intentando ... no importa. No soy importante.

Suzume-san. Gracias por vuestra preocupación, pero solo tengo que descansar. Dormiré un poco y quizás por la tarde deje de lado mis obligaciones para pasear por la ciudad sin otro interés que despejar la mente.

Haréis bien. Después es posible que os vea entonces.