Partida Rol por web

El aburrimiento por la espera me estaba matando y en realidad estaba escuchando toda la conversación a pesar de que me hiciera el distraído solitario. Pero cuando escucho esa última conexión con nuestro patrón, allí si que ya no puedo evitar refrenar más mis ansias de protagonismo.

Con paso ligero y altivo me acerco a los interlocutores.

- A ver, que me entere yo. ¿Decís que también tenéis algún tipo de relación con Jervais? ¿Cuál exáctamente?

A diferencia de mi compañero el diplomático, con mi carisma y posición no me solía hacer falta tanto rodeo, así que tal y como estaba acostumbrado, le lancé directamente mis dudas al hombre sin molestarme siquiera en presentarme.

Se giró hacia su nuevo interlocutor, su rostro pálido tornándose serio y su mirada fría como su piel. Aunque se había referido antes a cuán importante eran los modales para su anfitrión (al menos, acorde a la reputación de la región), quedaba bastante claro que a él tampoco le hacían demasiada gracia las faltas de respeto.

Y se encargó de acentuar ese punto alargando su silencio tras la pregunta del desconocido, simplemente mirándolo de arriba a abajo. En su experiencia, había dos tipos de personas que utilizaban ese tono a la ligera, la gente de noble abolengo acostumbrado a que el mundo se inclinase a su paso y los petimetres. Se preguntaba a cuál de los dos pertenecía, y también cuál de las dos opciones era mayor peligro en la región para quienes estuvieran asociados con él... Ya que aquel "también" dejaba a las claras quién era el patrón tras la extraña comitiva

Finalmente carraspeó levemente, por reducir el incómodo silencio, y respondió con educación, pero sin rastro de la afabilidad que Markus y Ramírez habían visto. - Tal y como he dicho hace un momento, mi relación con Jervais es a través de mi Sire. Parece ser que él quiere que el Paso Tihuta esté defendido, y se me ha encomendado ayudar en tal tarea, señor... - estirando la última palabra, dándole una oportunidad de presentarse y corregir el gazapo en la etiqueta de su irrupción, sin que ninguna de las partes perdiera honra.

--Perdona mi desconfianza y franqueza, pero ¿puedes demostrarlo? -- dice Ramírez como si tal cosa

- Puedo. Lo que no termino de entender es porqué habría de demostrar nada ante vosotros, si me permitís la misma franqueza y desconfianza, claro. - la sonrisa afable regresó a su rostro, si bien de forma breve.

- Un placer conocerle pues, señor Damjanich. - respondió, en apariencia aceptando la explicación de Markus y dejando estar el tema de los modos de Lazar. - Ah, las sutilezas de la Yihad. No hay lugar lo suficientemente remoto para escapar de ella, parece. - dijo, recuperando el tono más amable y amistoso que había usado durante el resto de la conversación.

- Me temo que no sé gran cosa de lo que habláis, como digo, es mi Sire quien tiene relación con Jervais, yo estoy aquí siguiendo sus órdenes, e ignoro quienes son sus aliados y enemigos, amén de sus intenciones. Más allá de lo evidente, claro está. Pero, dadas vuestras palabras, que me inclino a considerar ciertas, por supuesto, me llama la atención que evitáis decir quién es vuestro patrón... Aunque referís relación con Jervais. - Encogió levemente los hombros en un breve gesto de disculpa. - Sabiendo que sus enemigos se mueven en la región, me temo que es mi turno de pediros pruebas de que estáis en buenos términos con él y el nombre de vuestro patrón, en primer lugar antes de mostraros la mía. Estoy seguro que lo entendeis.

 Observo la escena desde mi cómodo segundo plano, desde luego ya era casualidad que nos topásemos con alguien con unas referencias tan similiares a las nuestras.

 -Casualidades, ¿mensajes de la Diosa Fortuna o advertencias de El Destino? Desde luego están empezando a ser demasiadas, pero tal vez sean oportunidades...

Cuanta sutileza y palabrería, ¿y de que sirve? -- hace una pequeña pausa dramática --De nada
--Mi querido Yago ¿puedo llamaros Yago? -- no espera respuesta -- Si debiais ser cauto, ya habéis desvelado por quien venís, ya es tarde para deshacer ese camino errado ¿no creeis? -- sonrie cual bribon en la quilla de su navio.
--Y además, os he hecho una pregunta primero, ¿no obliga la debida educación y cortesia a responderla antes realizar una nueva pregunta?
Asi pues reitero, ¿podéis demostrar la veracidad de vuestras palabras?

- Llamarme "Yago" quizás sea excederse en la familiaridad, todavía, señor Ramírez. Sería de recibo mantener el "señor" por el momento, al menos hasta que nos conozcamos mejor. - respondió con calma, y hasta con un deje divertido en la voz, escuchando con paciencia las palabras del vampyr de piel tostada por un sol que no volvería a ver.

- Todos debemos ser cautos, mi señor, pero eso no quita las verdades ineludibles. - dijo, matizando las afirmaciones del hombre.- A saber, estamos todos reunidos en esta sala al tiempo, lo que parece insinuar que el Príncipe pretende recibirnos del mismo modo a los presentes en la sala. Una de las preguntas que nos hará, sin lugar a dudas, tras presentarnos debidamente, será por nuestras intenciones y el motivo de que estemos en su Dominio; dado que estaremos todos presentes en la sala, es inevitable que fuerais a recibir esa información de un modo u otro. Hablar libremente sobre ello antes de eso es, simplemente, un gesto de buena fe.

- Además, como ya he dicho, ignoraba que defender el Paso frente a la amenaza oriental fuera a ser un asunto en el que mi patrón esperase competencia. Vuestro camarada, el señor Lenz, ha sido tan amable de señalarlo; por lo cual estoy agradecido. - dijo, inclinando la cabeza levemente con sus palabras. - Por vuestro otro camarada, el señor Damjanich, y nuestra propia conversación, sé que no son oriundos de la región y que el motivo que los trae a la zona está relacionado con mi patrón. Eso deja sólo dos posibilidades, según veo; o podríais ser aliados o rivales de mi causa. De eso sirve la sutileza y palabrería. - Concluyó manteniendo una compostura serena, intentando no sonar ni aparentar ser amenazante, simplemente de nuevo hacer acto de buena fe y poner cartas sobre la mesa.

- De todo eso, obviamente, se deduce que vuestra respuesta sea prioritaria antes que ampliar la que ya os he dado, porque me permito la osadía de señalar que os respondí que puedo. Puedo demostrar mis palabras; pero dado que ninguno es una figura de autoridad con respecto a mí, no tengo ninguna razón para hacerlo. Salvo que alguno muestre reciprocidad en mi gesto de buena fe y nombre y pruebe la identidad de su patrón, claro. - terminó con una sonrisa que casi tenía un aire de disculpa en sus cadavéricas facciones. - Es más, puedo daros mi palabra de Caballero que os mostraré mi prueba si cumplís esa condición, sea cual sea vuestra lealtad.

 El tema está claro hace un rato y ye me estoy cansando de las fintas y la medias verdades.

 -Sabiendo lo que sabe solo hay dos opciones, enemigo o aliado, ya sea refuerzo por el que se marchó, porque no llegó a tiempo o porque Jervis confió poco en nosotros. Dice que tiene una prueba, y yo digo que no es lugar para hablar abiertamente depende de que cosas, nunca sabes quien puede escuchar.

 Me acerco unos pasos hacia los vástagos que conversan y participo por primera vez en la conversación.

 -Teodor Orzcy.

Me presento ofreciendo una mano firme.

 -Creo que las circunstacias de nuestro encuentro nos hacen aliados. Y creo tambien que os excedeís en las explicaciones, tiempo habrá.

 Añado en voz mas queda.

No hay mucho más que decir, si es amigo bien hallado, si no, siempre podemos matarlo.

Ramírez rie abiertamente --Eso si que es retorcer las palabras -- mas risas --Cuando pregunto si podéis demostrar vuestras palabras no pregunto si tenéis la posibilidad de ello, si no que pregunto por esas pruebas-- mas risas aunque ya menos intensas - -Asi que no, no podéis permitiros la osadía de señalar que me habéis respondido. --termina con los últimos estertores de risa

- Un placer, señor Orczy; me alegro que se una a nosotros al fin. - respondió al último de los presentes, hasta ahora silencioso, mientras le estrechaba la mano. Aquel gesto le servía como excusa para combatir el instinto de llevar la mano al pomo de la espada en aquel instante, puesto que su buena fe estaba siendo pagada con hostilidad creciente.- Confieso pensar lo mismo, pero las palabras de vuestros camaradas fuerzan mi mano; y son los que regalan información a oídos ajenos.

- Señor Ramírez, me temo que os confundís. No he retorcido ninguna palabra, me limito a darles el peso y significado que tienen; preguntásteis si puedo, y os repito, por última vez espero, que puedo. Y ya os he dado el precio de mi prueba y la garantía de que existe. - Su rostro verdaderamente se puso serio en aquel momento, por primera vez.- Ahora, si lo que pretendéis decir es que dudáis de que mantendré mi palabra o que fallaré a mi honor, no me quedará otro remedio que tomar ofensa.

Markus se toma las molestias de presentarme "bien, bien... así es como deben ser las cosas. Que hastío tener que ir presentandose uno mismo cada vez a cualquier pardillo que aparezca."

La conversación sin embargo se torna tensa y confrontante por momentos, algo que sin duda anima un poco la pesada espera a la que nos estaba sometiendo el príncipe.

Así que me veo con la obligación moral de echar más leña en el fuego.

Meneando la cabeza con los brazos en jarra les digo.

- En mi país las ofensas se zanjan en duelo.

Sonrío a ambos.

- Y no me refiero a un duelo dialéctico .- Hago una mueca distraída.- ...aunque supongo que es más fácil hablar que actuar. ¡Ja!

--Creo que Lazar os esta retendo.-- dice a Yago sin apenas poder contener la risa

La respuesta de Yago fue una honesta y sencilla carcajada, sin ningún rastro de desprecio en ella. Lo único que había en ella era simple y llana diversión. - Ay, mis disculpas por eso. No he podido evitarlo. - dijo inclinando levemente la cabeza, acentuando la disculpa. - No ofende quien quiere, sino quien puede; de encontrar motivo para un duelo, en primer lugar no lo haría en el Dominio de otro, dado que no soy muy aficionado a ser la presa en una Caza de Sangre; y en segundo lugar, mi oponente debería ser también un hombre de honor.

Le dirigió una media sonrisa primero a Lazar y luego a Ramirez. - Dado que dudais de una palabra de honor ofrecida libremente, no me queda sino suponer que ninguno de los dos se ajusta demasiado a tal definición. No lo digo como ofensa, por supuesto, cada uno es el resultado de su entorno. Yo me crié rodeado de guerra, por lo que el honor de los soldados y caballeros quedó muy impreso en mi carácter; por ello, lo valoro. Ignoro vuestras circunstancias, por supuesto.

Levanto las cejas sorprendido ante la contestación de Ramirez, pero no puedo hacer otra cosa que ensanchar mi sonrisa.

"¡chico listo! ya decía yo que ese tipo me caería bien"

y con atención termino de ver como Yago sale del entuerto con sus elegantes pullas.

- Pues mira, en eso te doy la razón. No soy un hombre de honor, ni pretendo serlo.

digo levantando la barbilla orgulloso

- Pero eso no me impide tener buenos amigos a mi alrededor.

Sonrío a Yago. Valoro que el chico haya hecho el esfuerzo de bajarse del carro de la confrontación, más siendo un caballeroso santurrón de la misma calaña que nuestro viejo amigo Matei.

- Así que si vamos a rondar las mismas tierras, mejor que seamos amigos, ¿no?

 No puedo evitar un suspiro ante el espectaculo que me regalan mis acompañantes, desoyen los consejos más sabios, se enzarzan en una estúpida competición verbal que acaba, como no puede ser de otra forma en un reto, que una vez es obligado por el honor, se descarta tan libianamente como se ha expuesto.

 -No hay quien los entienda...

 Sin embargo, parece que al menos se ha zanjado el tema y no vamos a seguir discutiendo una misión que ha de ser discreta en el salón de un desconocido.