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Crónicas del Fin I: Camino Sin Retorno

Prólogo: El Descanso del Guerrero

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14/06/2018, 19:44
[Muerto] Wülf Audersner

El humano disfrutaba del olor de la comida, a pesar de no haber pedido nada. La forma en la que aquel delicioso aroma se movía por el aire, de un lado a otro, llenándolo todo... Así cubría los espacios en blanco entre respuesta y respuesta, palabra y palabra. No tenía realmente en cuenta lo que dijeran, simplemente para responder, pero se adaptaría a cada acto. No pudo evitar bostezar, tapando su boca con la mano. Un ojo permitió que una fina lágrima, causa del sueño, y se la limpió rápidamente. Fue, quizá, por la carencia de interés o motivación que la mirada de Erin no le hizo sentir absolutamente nada. Bueno, nadie allí era capaz de inspirar nada en la mente de Wülf. Ni odio, ni molestia, ni un atisbo de alegría. En verdad, el vacío de su interior era lo suficientemente grande como para devorar todo lo que pudieran intentar producir en su interior, aunque por fuera no fuese perceptible en lo más mínimo. Él la miró de vuelta con una pequeña sonrisa, pero con la nada reflejada en la pupila de sus ojos. Tal fue aquello que a muchos asustaría, y quizá alguien más se percataría, pero poco le importaba. No comprendía por qué ella había despertado de su trance y decidió hacer aquello descuidadamente. Por la lógica no hallaba en sus palabras ofensa alguna, ni algo que pudiera molestar a los presentes -a excepción de a la elfa-. Le resultó extraño, curioso incluso. Pero, pronto, borró cada por qué de su mente y decidió atender a otros comensales.

De un pestañeo, había acabado con su cerveza. ¿Cómo era posible que la bebida durase tan poco? Negó con la cabeza, notándose algo alterado por los efectos del alcohol, pero no lo suficiente como para perderse en sí mismo. Era plenamente consciente, y quizá su rostro se hubiera enrojecido un poco. En contraste con su blanquecina piel, destacaba, y sobretodo con su intensa mirada azulina. Aún así, quizá presa de las sensaciones que recorrían su piel, miró por la taberna en busca de algún hombre o mujer que llamase su atención. Puestos a estar allí, ¿por qué no divertirse? Siempre había actuado de tal forma, como un hombre algo hedonista. No era exagerado, por supuesto, manteniendo sus pies en la tierra y no perdiéndose en los pantalones de cualquiera que le ofreciese un colchón, pero sí tenía una tendencia a perder algo de tiempo en aquello. Uno que podría emplear para algo más beneficioso. Revisar sus enseres, sus plantas, o llevar libros consigo para aumentar sus conocimientos. Él, a pesar de ser un amante de lo mencionado, y un hombre que odiaba a la misma humanidad, prefería compartir lecho -u otro sitio- con otro ser vivo, sin importar de qué raza, en busca del placer más simple y carnal que existía. Era como un instinto que conseguía mitigar su desagrado ante las carencias intelectuales que muchos poseían. 

Su cabeza regresó a la mesa cuando escuchó a Syndra hablarle en aquel tono, y él, lejos de molestarse, relamió sus labios a punto de decir algo, pero se calló. No porque temiese la ira de la dama, sino porque prefería no seguir con aquella absurda discusión que, por una causa u otra, ya ni recordaba a santo de qué venía. Él sabía lo que sabía, o más bien creía saber lo que creía saber, y los pequeños rasgos de su psique que la mujer fue dejando caer le sirvieron para encajonarla en un tipo de ser, en un perfil que él sabía desde pequeño que podría encontrarse en el mundo. Volvió a relamer sus labios, entreabriendo su boca. Todavía dudaba entre hablar o no, y qué decir de hacerlo. Pensó en dirigir sus palabras hacia otro temo, pero ella se había mostrado reacia a cualquier tipo de charla, por muy banal que fuera. No lo sentía como algo cortante, desde luego, pero sí inútil. No ansiaba gastar energías en fútiles intentos de adquirir información y, el intentar hablar, no haría que los demás bajaran sus defensas respecto al tipo de persona que sería. No hallaba un motivo coherente para tal comportamiento y, arrollado por su propio razonamiento, no dijo nada más.

Se mantuvo sereno, observando cómo la elfa parecía irse, pero entonces alguien irrumpió con toda la brusquedad del mundo. Al escuchar cómo hablaba aquel hombre no pudo evitar levantarse con la lentitud felina que le caracterizaba, sin hacer ningún ruido, y clavó su mirada en el borracho que estaba haciendo problemas. - ¿Qué has dicho de los muqtaríes? - Una cruel sonrisa se mostró, increíblemente diferente de las anteriores. - O la sueltas o te haré soltarla, escoria. - Quizá fue la forma en la que habló, o lo que dijo, o que Wülf tenía una madre muqtarí que fue esclavizada, pero aquello consiguió perturbar su calma de tal manera que hasta temblaba. Era la ansiedad recorriendo sus venas, envenenando sus ideas y actos. Era algo complejo de controlar, que ahí estaba, y como un gatillo, saltó. Sentía cómo lo que había escuchado taladraba su cabeza con fuerza, provocando algo de dolor en esta e imposibilitando que ignorara tal hecho. - Sí, llevadlo. - Dijo tras escuchar al semielfo.

Tras ello, se acercó a Ussia y se agachó para hablarle. - Creo que me retiraré a la habitación por ahora, necesito meditar. - Recogió sus cosas e inició el camino hacia el cuarto.

Notas de juego

Me van a matar :)

:):):)

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14/06/2018, 20:51
Erin

Erin sopesó la oferta de Syndra. Por una parte, aquella criatura pálida, y sus ojos color rojo sangre, ejercían sobre Erin una fascinación peligrosa: sabía lo que Syndra era, y ardía en deseos de vencer su timidez y conversar con ella, aunque no fuera la opción más prudente que tenía ante sus ojos.

Por otra parte, aunque el peligro que pudiera provenir de Erizo era concreto y mundano, Syndra parecía rodeada de un riesgo nebuloso e indeterminado, que provocaba en Erin tantas ganas de explorarlo como de mantenerse alejada.

El temor y la sensatez se abrieron paso en la mente de la chiquilla, que ya estaba preparándose para declinar la invitación educadamente, cuando uno de los tiparracos se abalanzó sobre la mesa que ocupaba el grupo, agarrando a la muchacha de tez oscura.

Erin no tenía nada a favor de los muqtaríes, ni en su contra; pero no soportaba en los matones.

Sin decir nada, deslizó sus caderas hacia delante, flexionando sus rodillas, hasta colocarse bajo la mesa, y, con la agilidad de un tejón en su madriguera, se arrastró, esquivando las botas y rodillas del grupo, hasta salir por el otro extremo, colocándose, agazapada y pegada a los talones del camorrista. Su plan, para el caso de que estallara una pelea, era desequilibrar al guerrero y provocar su caída: después, ya vería qué hacer; escapar, quizá, o tomar medidas drásticas, como clavarle el cuchillo en un ojo, o más drásticas todavía...

- Tiradas (1)
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14/06/2018, 21:42
Ussia

Tras repartir la mercancía entre los dos enanos y aceptar gustosamente su pago, la mediana volvió a su comida, sin poder evitar oír la dolorosa respuesta de la elfa. "Por supuesto que estoy gastando de más, maldita sea." pensó con amargura. Pero sabía perfectamente lo que podía hacer y robar alguien molesto por sus palabras, y consideraba ese pago de cinco monedas un seguro para lo poco que quedaba de sus bienes. 

Terminó la comida gustosamente, habiéndose sentido satisfecha de haber llegado tan lejos, e incluso se animó a acomopañar a Yriel con alguna corta melodía de su ocarina. La noche era relajada y el vino dulce junto con el murmullo más relajado de la taberna la instaba a dormir. Sin embargo, Ussia todavía tenía cosas que hacer. Después de comprobar que Gwyl estaba bien servida de bebida, e indicándole con un gesto que charlasen luego un rato juntas, la mediana dejó su fardo bien sujeto bajo su silla y se dirigió a la mesa de los enanos con un par de cervezas.

No obstante, al oír las voces del borracho, Ussia se giró y observó la situación, dudando entre si acercarse o simplemente esperar. Viendo las reacciones de sus compañeros, dio por supuesto que todo estaba controlado y que sus pertenencias estaban a salvo y escondidas; aunque si de algo estaba segura era de que ella sería incapaz de enfrentarse cara a cara con aquel humano. 

- Sí, no te preocupes. Yo subiré más tarde. - le respondió a Wülf. Aunque estaba claro que la preocupada era ella al ver cómo había reaccionado. Seguramente se hubiese ofendido de forma personal él también... Y tendría toda la noche para preguntarle, pero lo primero en aquel momento eran los negocios.

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14/06/2018, 21:51
Ussia
Sólo para el director

Ussia tomó aire un par de veces antes de acercarse a la mesa. Creía en que lo que había dicho Thánur era lo más sensato, pero temía ofenderles de alguna forma. Con un chasqueo de lengua, la mediana esbozó su mejor sonrisa y se quedó al lado de Thorskar, con una jarra en cada mano. Hizo un leve carraspeo para delatar su presencia y se dirigió a la mesa en lengua común. 

- Disculpen mi intromisión, buenos señores. No me parecía educado interrumpirles durante la comida, pero necesitaba hablar con ustedes. Me gustaría asegurarme de algo... ¿Es suyo el carro de fuera? Las muchachas - señaló con la cabeza a las camareras - han mencionado que eran ustedes comerciantes y me gustaría hablar entre compañeros del gremio, si no les importa... - Ussia esperó pacientemente a que le dejaran un lugar en el que sentarse o a que simplemente la aceptaran para conversar con ella.

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14/06/2018, 23:22
Therm Wedrun

En la mesa de los enanos, Thorskar parecía estar atento a la conmoción que se había desatado en un momento en la mesa vecina, así que no se percató de que Ussia se les había acercado. Su hijo Therm sí que percibió su carraspeó y se giró hacia ella, haciéndose a un lado para que tomara asiento - ¡Hola! Haces bien en alejarte de esa mesa, los pataslargas solo saben que causar problemas entre ellos y al resto. Soy Therm, del clan Wedrun - parecía bastante claro de que no se habían percatado de que antes Ussia los había estado escuchando, ni de que hablaba su misma lengua - Sí, el carro es nuestro - al oír las últimas palabras de Ussia, Therm pareció atragantarse un momento, pero luego volvió a hablar normalmente, aunque parecía ligeramente nervioso - Claro, faltaría más. ¿En qué podemos ayudarte? - un par de de los enanos con armadura dejaron de prestar atención a la posible pelea y se fijaron en Ussia, soltando uno de sus gruñidos. No pretendían ser amenazadores, pero seguían siendo dos enanos acorazados y con cara de mala leche.

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14/06/2018, 23:55
[Muerta] Gwyl

La simpatía de los presentes, especialmente de Yriel y de Ussia (que me había unido a la invitación que buscaba de los enanos) y la perspectiva de la música y el baile había mejorado bastante mi estado de ánimo. Terminé mi comida con deleite mientras escuchaba al resto de comensales. Erizo había invitado a la chica que había dicho llamarse Erin a nuestra habitación y, por más que fuera sospechoso, estaba bastante segura de que había sido con la mejor de las intenciones...Mi olfato de viajera me lo decía, Erizo era buena gente. Más tarde no obstante, le diría a la muchacha de viajar juntas. No había que fiarse de que parecía indefensa, ¿ no lo parecía yo misma también?, por lo que podría ser de ayuda, y sin duda la unión hacía la fuerza , era mucho mejor viajar con compañía. Quizás otros quisieran viajar conmigo, como Erizo, Yriel o Ussia ... 

De pronto, tenía ganas de estar con gente, de romper con la obstinada soledad a la que me había obligado durante los últimos tres años. Después de todo, la razón por la que no podía estar con gente, ya no tenía importancia y pronto desaparecería. Viendo el ambiente agradable al pasar la noche me pregunté si de verdad tenía derecho a aquello. A tener compañeros conmigo, a volver a preocuparme por la vida de otras personas y permitir que otros se preocuparan por mi ... Sonreí ante aquel bello sueño. Por el momento no éramos más que desconocidos en una taberna que la casualidad había juntado en la misma mesa... Pero quizás .... En mi rostro se dibujó una sonrisa cálida pensando en aquello, y así estaba, sumida en la idea de volver a ser feliz, cuando aquel borracho me zarandeó con violencia.

Zorra morea... La primera vez que había oído esa expresión fue cuando tenía tres años y la mujer de mi padre amedrentó a mi madre en un pasillo, tirándole del pelo y zarandeándola de forma parecida a la de aquel idiota. Luego de eso la oí muchas veces más, en tabernas, en caminos, a veces dichas diréctamente, otras por lo bajo cuando pasaba, otras mientras me agarraban el culo relamiéndose los labios de forma grosera... Zorra morena... Puta, perra, negra de mierda, zorra, zorra, zorra... Mi mente estaba en blanco, como el día en que un borracho como aquel intentó violarme en un callejón, diciéndome justo lo mismo, zorra morena, durante mi primera noche en Viavenna. ¿Qué me pasaba? Hace solo unos meses no hubiera tenido inconveniente alguno en rajarle la garganta, como había hecho con aquel infeliz en mismo callejón donde intentó penetrarme. Pero ahora me sentía vulnerable, pequeña... Quizás por el recuerdo cálido de tener compañeros de los que depender, que se había filtrado en mi mente por el entrañable grupo que había conocido,  por el cansancio del viaje; y mi deseo de deshacerme de una vez por todas de Gwyl, la rata callejera, la ladronzuela del puerto ... Gwyl, la zorra morena, y volver a ser yo misma. Finalmente saqué una de mis dagas con el brazo que tenía libre y se la puse al borracho en el vientre, presionando lo justo para que la pudiera notar. Iba a hablar, pero entonces tanto Yriel como Wulf se adelantaron en mi defensa, y la chica, Erin, hizo un movimiento rápido para colocarse en una posición ventajosa. Sus reacciones me conmovieron, ¿hacía cuantísimo tiempo que alguien no me defendía? Retuve no obstante las lágrimas y miré al calvo con frialdad.

- Hacedles caso y lleváoslo - dije a sus compañeros, si dejar, no obstante, de mirar a mi agresor - O esta zorra morena le va a rebanar a vuestro camarada su pequeña y flácida polla. - Entonces sonreí un poco, manteniendo la frialdad de mi mirada, la mirada de alguien que habla en serio. - Creo que le quedaría bien colgada al cuello, al menos así haría uso de ella. -

Sabía que me estaba arriesgando a iniciar una pelea, y que si esta se iniciaba, terminaría asesinando al hombre, lo cual me traería problemas. Igual debería haberme quedado callada, incluso podía oír la voz de Emer, mi padre enano, diciéndome enfadado "¡Pero niña! ¡Piensa tus jugadas!" Pero no podía... No podía callarme más. Sentía el sabor metálico de la rabia y el odio en mi boca, y, por qué no decirlo, la reacción de mis compañeros de mesa me había envalentonado.

Había soportado demasiadas humillaciones callada ya, y acababa de decidir que no dejaría pasar ni una más a partir de esa noche.

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15/06/2018, 00:58
[Muerto] Erizo

Cuando la joven le agradeció la oferta, Erizo solamente gruñó como si no le importase.

—¿Erin, entonces? Bueno, no es nada muchacha. Lo que de verdad necesito es el baño, que tengo barro hasta en dónde los ancestros no ven, y ya que la cama quedaba pagada no había razón para tirar dinero.

Para disimular la incomodidad que le generaban los agradecimientos empinó el resto de cerveza que le quedaba. No estaba acostumbrado, entre soldados los favores jamás se mencionaban, y no había frecuentado otra compañía en su vida.

Así Erizo el semiorco de brillante armadura

salvó a la joven princesa de una fea contractura.

Se atoró con cerveza ante la ridícula ocurrencia, se le fue a los pulmones y tuvo que toser frenéticamente, rociando la mesa con cerveza y saliva. Antes que pudiese disculparse, un bruto calvo apareció por detrás y zarandeó a la muchacha morena, gritando algo acerca de putas muqtarquíes con acento de beodo.

Su primer impulso fue enterrarle el pesado cuchillo que llevaba en el cinturón en la base del cráneo y acabar con aquel idiota, pero se contuvo. El idiota tenía amigos, y los amigos buscan venganza, así que tendría que empezar su nueva vida en el Norte con un ojo tras su espalda buscando puñaladas. Incluso aunque los matase a todos esa misma noche, mientras dormían, habría una taberna entera que lo habría visto asesinar a su amigo, lo perseguirían, y así volvería a empezar el sendero de sangre y muerte del que había huido viniendo al Norte.

En lugar de eso, se echó hacia atrás, apartándose de la mesa, y dejó que lo solucionaran los jóvenes, solo actuaría si la cosa se torcía de verdad.. Las personas en general no quieren pelear, quieren sentir que ganaron la pelea, así que tienen todo un ritual de insultos y provocaciones previas, junto con bufidos y demás demostraciones de fuerza, antes de llegar a la violencia de verdad. Erizo nunca había tenido paciencia para todos los preliminares, y pasaba directo a la violencia. El que golpea primero golpea dos veces, y rara vez es necesaria una tercera. Lo cual lo volvía muy peligroso, pero también le había dejado las manos llenas de sangre, y un cargamento de muertes evitables con el que debía cargar.

Dispuesto de tal forma que podía ver al calvo y a sus compañeros, y con la mano en la pulida madera del mango del cuchillo, observó la situación atentamente. La primera en moverse, para su sorpresa, fue la muchacha a la cual le había ofrecido la cama. Mientras el mestizo y el curandero intercambiaban amenazas con el calvo, la muchacha se deslizó con sigilo y se colocó detrás del bruto sin que nadie la notase. Vaya, que al final resulta que el pajarito tiene garras.

Entonces Gwyl desenvainó una daga, y en un visto y no visto, el idiota tenía un palmo de acero amenazando con dar a conocer a los presentes lo que había estado ingiriendo. Mierda con la muchacha, ya sabía yo que era de la filosofía de los cuchillos rápidos.

La violencia se olfateaba en el aire, y aquello podía decantarse en un altercado sin consecuencias, o en una carnicería. Para su decepción, aunque no era una sorpresa, Erizo supo que una parte suya ansiaba lo segundo, a pesar de todos los intentos de alejarse de aquello. Un hombre nuevo, tal vez, pero de a poquito.

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15/06/2018, 01:38
[Muerto] Belandir

El enano estaba tranquilo fumando y bebiendo su destilado con los ojos cerrados, el humo rodeaba su rostro creando una especie de niebla densa que giraba alrededor de las gruesas facciones del guerrero como si esta no quisiese despegarse de él, impregnando el lugar con una agradable esencia a tabaco de buena calidad.

Belandir había terminado de comer, estaba satisfecho y de alguna manera la fatiga desaparecía de su castigado cuerpo, las melodías, que el mestizo creaba, al parecer no le molestaban ya que aún se mantenía en la misma posición pensativa y solo se movía para prender o rellenar su pipa o para recargar su vaso con licor.

Al momento que las amenazas e insultos derribaron todo rastro de tranquilidad, el antiguo comandante simplemente abrió un ojo para luego mirar al humano borracho de arriba hacia abajo mientras una nueva capa de humo se hace presente, por unos segundos, en su línea de visión. Pocos segundos después, siguió su lenta y apacible excursión visual hacia el resto de los comensales que reaccionaron según ellos estimaban conveniente para terminar, sin contratiempos, en la muchacha morena que respondía con gran emoción dicha coerción ¿Cuál fue la siguiente acción de Belandir? Nada, solo cerro nuevamente su ojo para seguir bebiendo y fumando, meditando o maldiciendo malas acciones del pasado, tal vez evalúo a la humana y llego a la conclusión que esta era competente ¿quien sabe? Lo único seguro era que mientras el conflicto solo involucre a sus protagonistas, el enano no haría nada o al menos por ahora. No obstante, eso no significa que el antiguo líder de Casa no esté en constante alerta por si algún idiota se quisiera pasar de listo, para él o para cualquier persona nacida y criada para la guerra, dicha disposición era algo natural y esencial si es que querías sobrevivir a los embates del destino.

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15/06/2018, 13:50
Ussia
Sólo para el director

La mediana tomó asiento y no pudo evitar sonreír ante la mención de los "pataslargas". "Si tú supieras..." sacudió un poco la cabeza y dejó las jarras sobre la mesa, una cerca de Therm y la otra algo alejada de ella, dando a entender que podía servirse quien quisiera. Se tomó un momento para observar a Therm. Las armaduras eran lo que había llamado la atención de Ussia en primera instancia, pero ciertamente el "joven" enano era bastante atractivo, y aún más amigable que los dos que había conocido en su mesa. 

- Ussia Parilli, un placer. - se presentó con un gesto de cabeza. 

Permaneció atenta a todas las palabras de Therm, incluso notando el tono nervioso del final. Aunque le alegraba que no hubiese titubeado al hablar del carro, la actitud de los guardias enanos le dio qué pensar. Debía medir sus palabras cuidadosamente.

- Bueno, debido a un altercado de camino a aquí, ahora mismo no dispongo de transporte y me gustaría saber si se dirigen hacia el sur o seguirán por el norte. Ya sabrán que es peligroso andar en solitario por los caminos, y más llevando mercancías encima...

Echó un breve vistazo a los acorazados. Eran la prueba viviente de que lo sabían demasiado bien y de que llevaban algo demasiado valioso en el carro como para necesitar tanta escolta. Intentando no parecer demasiado interesada en los guardias, volvió a dirigirse únicamente a Therm, esta vez en un tono más familiar.

- Lo único que pido es viajar a vuestro lado por mi propia seguridad. No es que lleve nada de gran valor, pero no me gustaría que me robasen de nuevo... - la sonrisa de Ussia disminuyó al recordar su amado carro. Lo echaba de menos. Mucho. Suspiró y volvió a sonreír, esta vez más forzada - Obviamente, no vengo a mendigaros favores. Podemos acordar un precio y os lo pagaré en mercancías, si encontráis algo de vuestro agrado.

Notas de juego

Como es escena aparte no estoy segura de si tenía que esperar al siguiente turno...

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15/06/2018, 14:21
Narrador

Aprovechando la conmoción que el mercenario ebrio había causado en la mesa, Ussia se deslizó discretamente fuera de su asiento y se acercó a la mesa de al lado para tomar sentarse junto a los enanos mientras trababa conversación con uno de ellos.

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15/06/2018, 15:38
Therm Wedrun

- Os, sí, nos dirigimos hacia los Pequeños Reinos. Mi padre está convencido de que allí podremos conseguir un buen precio precio por nuestros productos. Costó mucho convencer al Gremio y al clan de que sería una empresa que valdría la pena - explicó Therm a Ussia. Al ver la mirada que la mediana les echó a los guardias, Therm se rió un poco - No te preocupes. Sé que parece que tengan malas pulgas pero solo hacen su trabajo. - la sonrisa del joven enano se ensanchó entonces - ¡Por supuesto! Los caminos distan mucho de ser seguros, así que siempre es mejor viajar en grupo. No es necesario pago alguno, la compañía y una animada charla serán suficientes.

Notas de juego

No, para los PNJ no hace falta esperar :)

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15/06/2018, 20:26
Ussia
Sólo para el director

- Ojalá el puerto sea generoso. - sonrió. 

Era una expresión que muchas veces utilizaban los mercaderes que pasaban por Viavenna, deseándose suerte en sus negocios. Tantas veces lo había oído allí que, por muy extraña que sonase en las zonas de interior, no conseguía quitarse la costumbre de decirla. 

Aunque no le agradó la idea de que la compañía se dirigiese a los Pequeños Reinos, la esperanza de saber el paradero de su carro la había vuelto a envolver de nuevo e, insensata de ella, se había vuelto a dejar llevar. La sonrisa de Ussia también se ensanchó cuando Therm aceptó su compañía, y más aún cuando rechazó cualquier pago.

- Que así sea. Aunque permíteme por lo menos invitarte a bebida esta noche. No me gustaría tener que bebérmelo todo yo sola. - señaló la jarra frente a él, indicándole que era suya. Se rió por las "malas pulgas" de los guardias y se apresuró a explicarse - ¡Lo comprendo, lo comprendo! Realmente me alegra tenerlos cerca en este caso. En la otra mesa estaban hablando de las compañías de mercenarios que pasan por aquí hacia el norte. Por lo visto es tiempo de guerra, aunque no esperaba que comenzase tan pronto. - esperó a que Therm respondiese. Tal vez ellos supieran algo más de la situación en los Pequeños Reinos.

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15/06/2018, 20:41
Therm Wedrun

Therm cogió la jarra que le indicaba Ussia, y para demostrar que daba por bueno el acuerdo, se la llevó a los labios y dio un buen trago de ella, limpiandose luego los restos de espuma del bigote con el dorso de la otra mano - ¡Hecho! - asintió ante el comentario de la mediana sobre los mercenarios y las guerras hacia las que se dirigían - Cierto, por los caminos también nos hemos encontrado numerosos grupos de hombres armados. Cada año es igual, una vez la nieve se deshace y la tierra vuelve a ser visible, los norteños abren sus arcas y empuñan sus armas y se pelean constantemente por ver quién se hace con el poder. El problema es que cuando uno de los reyes, si es que se les puede llamar así, empieza a ganar demasiado terreno, sus vecinos se unen contra él para volver a igualar las cosas. Y como todos quieren llevarse la mayor parte posible de las nuevas tierras ganadas, pues vuelta a guerrear de nuevo. Sin duda son un pueblo obstinado, llevan siglos intentando destruirse a sí mismos y todavía no lo han conseguido - bromeó el enano - Sé que no suena al escenario ideal para unos mercaderes, pero padre espera que precisamente la falta de competencia nos permita conseguir un trato ventajoso. Pero dime, ¿Como es eso que has perdido tu transporte por el camino?

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15/06/2018, 22:06
Ussia
Sólo para el director

Ussia sonrió ante el entusiasmo del enano. Tenía la sensación de haber encontrado un buen compañero de viaje. Luego escuchó atentamente sus palabras, a pesar de que ya conocía algo de la "cultura" local de los Reinos. Definitivamente, tenían un serio problema pero por mucho tiempo que pasara no parecía haber mejorado ni empeorado la situación, así que no había ápice de cambio a la vista.

- Oh, no os preocupéis. Podría decirse que vine con la misma idea en mente. - su semblante se tornó algo serio en cuanto oyó la pregunta, y se permitió tomar un sorbo de la jarra que nadie había decidido hacer suya por el momento - Llegué aquí desde el sur, con otra compañía de comerciantes. Ninguno de ellos quería adentrarse en esta zona porque, tal y como has dicho, no es un buen escenario para mercaderes. Pero resulta que cierta mediana obstinada quería aprovechar para vender algo más antes de volver a casa, y ya de paso, conseguir algún recuerdo de la zona. Sé que esta zona no tiene nada de especial, pero estaba segura de que si buscaba con suficiente empeño encontraría algo de valor. Así que... - Ussia hizo una pequeña pausa y una mueca de resignación, pensando en las ganas que tenía de haberse abofeteado a sí misma - ...viajé sola durante unos días. Y en un pueblo, en una de esas pocilgas que llaman tabernas, tuve la mala suerte de acabar metida en una discusión... demasiado fuerte. Afortunadamente sigo entera, pero me arrebataron mi carromato, con todo lo que había dentro. Me quedé con lo puesto y lo poco que suelo llevar encima por si surge algún negocio. Pero no tengo forma de volver ni de buscarlo. Aquí parece que nadie ha visto nada y todos tan tranquilos.

Al terminar su relato, Ussia se encogió de hombros y tomó un buen trago de la jarra, para aclararse la voz antes de que se le notase cualquier sollozo. Realmente odiaba ese lugar y sabía que si no fuese por su tozudez, podría haber vuelto tranquilamente a la ciudad, a seguir con sus negocios y a no preocuparse por el desierto helado que era el norte. Y todavía podría volver pero... no sin su carro.

- Es un carro cerrado de tamaño mediano, color caoba y con un tejado picudo... Parece más una casa con ruedas que un carro. Pero si acabáis de llegar no creo que lo hayas visto. - sonrió en un intento de quitarle importancia, a pesar de que no podía dejar de pensar en todos los detalles de su carro - ¿Y tú? ¿Llevas mucho tiempo viajando con tu padre?
 

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16/06/2018, 18:38
Gorsha

La explicación de Erizo le resultó lo bastante satisfactoria a la orca como para asentir antes de beberse lo que le quedaba de cerveza.

 -Eso puedo entenderlo. Y lo respeto.

Porque por muy mestizo que fuera, aquel semiorco era un guerrero curtido. Y si quería dormir en el suelo, pues que durmiera en el suelo, bastantes batallas parecía llevar a sus espaldas como para saber lo que prefería o no.

Una vez finalizado ese pequeño interludio, Gorsha se concentró en terminar de cenar mientras el resto de sus compañeros hablaban de otras cosas, como hierba para fumar o quién dormía en qué habitación. Y entonces una voz que no pertenecía a nadie de la mesa se dejó oír, soltando insultos hacia una de las comensales que se encontraban allí. Gorsha frunció automáticamente el ceño. ¿Iniciar una pelea mientras estaban comiendo? ¡Ni los bárbaros del norte hacían eso! Y luego estos humanos se llamarían a sí mismos civilizados…

En silencio, la enorme orca se levantó para unirse a los que estaban poniéndose del lado de Gwyl. Miró directamente al humano que había insultado a la muchacha mestiza.

 -Tú, ya has oído a mis camaradas, -señaló a la joven morena- especialmente a ella. Ahora puedes marcharte con tus amigos caminando pacíficamente o podemos sacarte, elige sabiamente.

A Gorsha no le apetecía pelear sin haber terminado de cenar, pero… ¡Qué demonios! ¡Si había que enseñar modales a esos rufianes, se los enseñarían! Y luego pediría más guiso, que hacer de “profesora” siempre le daba hambre.

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16/06/2018, 19:13
Bernardo "el Calvo"

Varios de los compañeros de mesa de Gwyl se levantaron para intervenir en su ayuda, mientras que otros prefirieron adoptar un perfil más bajo, o directamente desentenderse del asunto. Pero con la embriaguez que el calvo llevaba encima y lo enajenado que estaba por la presencia de joven de piel oscura, apenas oyó la mitad de lo que se le dijo, su poca atención estaba toda puesta en Gwyl.

El borracho, al sentir la daga de la ladrona en el estómago, soltó su brazo para apartarla de un manotazo mientras daba un paso atrás - ¿Pero quién te has creído, ramera insolen...? - pero había estado tan centrado en Gwyl que ni por un segundo se precató de la forma en la que Erin se colaba entre los demás y se colocaba detrás de él. El hombre tropezó con el imprevisto obstáculo, perdió el equilibrio y cayó de culo contra el suelo mientras maldecía por la sopresa y el dolor, quedando aturdido unos momentos por el impacto.

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16/06/2018, 19:49
Atheld "la Petirroja"

En ese entonces llegaron los compañeros del calvo, el chico de verde con el carcaj a la espalda y la joven pelirroja con aspecto de norteña, que llevaba una espada al cinto. El arquero se arrodilló junto al que estaba en el suelo y lo ayudó a levantarse, mientras que la otra se puso delante de ellos, echando una furiosa mirada a Erin y otra hacia Gwyl, sin perder de vista la daga que esta sujetaba en la mano - Guarda eso antes de que te hagas daño, bonita - le espetó - ¿Nunca te han dicho que solo tienes que sacar un arma si vas a utilizarla? Y tú - se giró hacia Erin - ¿Qué tienes, cinco años? ¿Te ha parecido gracioso tirarlo así al suelo?

La mujer se hacía la brava a pesar de que ahora mismo tenía a varios de los aventureros delante de ella. Aunque ya toda la taberna estaba pendiente de lo que sucedía en aquella mesa, con el resto de los Gorriones aún sentados en su lugar, pero sin duda listos para actuar si lasituación lo requería. Tras la barra, Flint se frotaba las manos de manera compulsiva., con su sonrisa muy disminuida por el nerviosismo pero todavía presente.

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16/06/2018, 19:59
Petyr "el Raudo"

El otro Gorrión, una vez con el causante de todo aquello ya derecho, se giró al escuchar las bravatas de la pelirroja - Eh, Atheld, venga - trató de calmar a su compañera poniéndole una mano sobre el hombro mientras con la otra mantenía de pie al calvo agarrándolo con fuerza del brazo - Todos hemos oído como Bernardo se ha lanzado contra la muchacha. Y viéndola, es normal. No hay porqué dejar que esto vaya a más - pasó la mirada por los aventureros, ya que de ellos dependía si querían que la cosa escalara o si todo podía acabar en aquél momento.

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16/06/2018, 22:39
[Muerta] Syndra
Sólo para el director

Parecía que la gran parte de quienes habían compartido mesa con la elfa, habían optado por amenazar a un borracho que probablemente no sabía en lo que se metía. A Syndra, aquello le daba igual, principalmente, porque ella no estaba involucrada en aquel incidente, por lo que no repercutiría demasiado en su caso. Si sus "compañeros" de mesa, decidían matar al calvo idiota, sería problema de ellos, y tendrían que lidiar con los amigos del borracho. Por otro lado, si, al final, no le mataban y optaban por mantener una relación cordial con el otro grupo, también sería algo que no afectaría demasiado a la hechicera. Sin embargo, no podía negar que ver a ambos grupos metiéndose en una pelea innecesaria, habría sido algo divertido de observar. Al menos, sabía que había algunos que se merecían un buen golpe en la cabeza, principalmente por haberse atrevido a dirigirle la palabra, intentar menospreciarla o incluso amenazarla

No pudo evitar sorprenderse, al ver la reacción de quien, hasta ese momento, habría pensado que se trataba de una debilucha. La humana llamada Erin, se había movido con una agilidad bastante admirable, aunque fuera para hacer algo que no tenía sentido, ya que sólo podría meterla en problemas innecesarios. Lo peor de todo, es que ésta había decidido ignorar la oferta de la hechicera, para meterse en aquella pelea con el borracho, por alguien que apenas conocía y que habían compartido sólo algunas palabras. Syndra consideró que eso sólo podía ser algo típico de un humano, en especial alguien tan joven como Erin. Era una pena, principalmente porque la chica podría haber sido de mejor utilidad, al servirle a ella, en vez de metiéndose en tontas peleas por una chica que había sido criada por maleantes, como bien ésta había demostrado al amenazar al calvo con su arma. No eran más que ilusos. El calvo era sólo un borracho, cuya existencia no merecía ser considerada, bueno, a menos que éste hubiera elegido tocar a la elfa en vez de a Gwyl.

De cualquier forma, la hechicera consideró que era mejor no permanecer demasiado tiempo cerca del grupo, por lo que no dudó en separarse de estos, para que las razas inferiores resolvieran los problemas entre ellos, ya fuera por medio de la violencia o tan sólo el uso de las palabras. Por su parte, necesitaba limpiar su cuerpo, tras un largo viaje en el cual apenas había tenido tiempo para hacerlo cada cierto tiempo. Además, un baño caliente la ayudaría a relajar su cuerpo, antes de descansar en una cómoda cama como era debido. Habiéndose levantado de su asiento, y viendo que los amigos del calvo habían decidido acercarse a la mesa, vio aquello como el momento ideal para distanciarse un poco, mientras los otros eran el espectáculo del resto de los presentes en la posada.

Lo primero, era pregunta si había algo en su habitación para limpiar su cuerpo, o si tenían un lugar aparte para bañarse y donde prepararían el agua caliente. Como las hermanas de antes habían resultado de suficiente interes... y atracción para la elfa, ésta se dirigió hacia una de estas, con la intención de consultarle sobre el baño... además de hacer un poco de conversación con ésta, viendo que parecían conocer bastante sobre lo que sucedía en la región, o los individuos remarcables que pasaban por la posada. Tal vez, podrían saber si había alguien lo suficientemente interesado en emplear a una hechicera como ella, alguien de suficiente poder. Eso, o al menos podría conversar con alguna de las hermanas y encantarla lo suficiente para divertirse lo suficiente con ésta.

- Disculpa, querida. ¿Sabes dónde podría bañarme? Ha sido un largo viaje, y no me molestaría relajarme con un poco de agua caliente. - Le preguntó a una de las hermanas, en el momento en el que se acercó a la misma. No sabía cuál de las dos, ya que eran demasiado similares entre sí exceptuando por la posición de su peinado. Además, no recordaba haber escuchado sus nombres, o al menos no le había dado mucha importancia a esa parte. Al hacerle aquella pregunta, le dedicó una sonrisa gentil y hermosa, ya que no hacía falta ser descortés con todos, en especial cuando se trataba de una chica preciosa que resultaba del gusto de la hechicera.

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16/06/2018, 22:44
[Muerta] Gwyl

Gorsha también se puso de mi parte de mi parte, y, a mi lado, podía notar como Erizo, sin hacer ademanes demasiado agresivos, tenía el cuerpo tenso, listo para actuar, con la mano en el pomo de su cuchillo. No los conocía desde hacía nada, y sin embargo, allí estaban dispuestos a lanzarse a la gresca si hacía falta. Una sonrisa débil, casi imperceptible, asomó a mis labios. Era sorprendente lo que una simple comida en una cálida taberna podía unir a la gente.  Quizás fue la calidez de aquella idea la que aplacó mi rabia. Por un momento, las palabras de la pelirroja me tentaron a continuar la pelea, pero la intervención de su compañero y un vistazo al pobre posadero y sus nervios, me disuadieron de seguir ese camino. Hice girar rápidamente la daga en mis manos (demostrando mi gran dominio de esta) y la volví a enfundar en su vaina.

- No querrías que la usara, pajarito - le respondí a la mujer pelirroja - Tu ... amigo.... se ha atrevido a zarandearme  y me ha llamado zorra morena, puta muqtarquí y ramera, todo cuando disfrutaba de mi agradable cena y mis agradables compañeros, qué, como es lógico, han acudido en mi ayuda. Creo que por mucho menos cualquiera le hubiera, mínimo, decorado ese feo rostro que tiene. Por cierto, Erin no le ha tirado, ha sido este gilipollas el que se ha tropezado con ella. No es su culpa que el idiota que llamáis camarada no pueda ni tenerse en pie.- agregué con dureza y alzando la vista con altivez. Miré al posadero, desesperado, y lancé un suspiro. Relajé mi mirada y mi gesto, sentándome en la mesa. - De todas formas, tenéis suerte, no soy una persona rencorosa, y no quiero causarle un disgusto a la gente que simplemente está pasando la noche aquí, ni al dueño de este lugar y su familia. Estoy dispuesta a olvidar todo este desagradable encuentro si invitáis a mis compañeros y a mi a lo que queramos. Creo que mi amigo, Maese Yriel, iba a deleitarnos con un poco de su música. Me agradaría escucharla tomando una cerveza tranquilamente antes de irme a dormir. - terminé, mirando de reojo al borracho y sus camaradas.

Éramos un buen puñado, y entre nosotros había una orco y un semiorco que fácilmente podían romperle el espinazo a alguien de un abrazo apretado. Por supuesto que los mercenarios también eran bastantes ... Pero ganase quien ganase la pelea, no saldrían indemnes. Miré a los dos gorriones, ellos sabían, al menos el hombre que sujetaba al imbécil llamado Bernardo, que esta era una de esas peleas que si se podía, era mejor evitar. Por otra parte, cualquiera que observara la situación sabría que no solo nosotros no habíamos empezado, si no que a parte habíamos dado la oportunidad de que se retiraran y el asunto terminase pacíficamente. Si atacaban, podríamos actuar sin ningún miramiento: La culpa recaería sobre ellos, no sobre nosotros.

"Vaya Emer" pensé para mis adentros evocando el severo rostro del enano que me había criado y que tantas veces me había repetido que pensara mis actos, evaluara mis contrincantes y evitara peleas innecesarias. "Al final, te he hecho un poquito de caso y todo, viejo cascarrabias. Más te vale estar orgulloso"