Partida Rol por web

- La mascarada, la mascarada... ¡Paparruchas! - hace un espaviento molesto con las manos y se pone a buscar entre los lomos de los libros de las estanterías - Lo que importa es el conocimiento, la verdad.

El hombre se gira y apoyado sobre la mesa, desde su baja estatura os observa por encima de los anteojos.

- Por muchas máscaras que le pongan, no podrán ocultar esa verdad los estudiosos y eruditos. Siempre habrá maestros del conocimiento ávidos de la infinita investigación sobre nuestras raíces, el origen del mundo y de nuestro imperecedero poder. El tiempo y sus hallazgos siempre acaban desmontando esos castillos de naipes hechos de mentiras, y debajo de ellos- señala su libro - los secretos salen a la luz.

Una sensación de maldad recorre tu espina dorsal cuando te das la vuelta, pero sin girarte escapas lentamente y sin hacer ruido hasta llegar a las escaleras que conducen a la planta principal del monasterio.

Recuerdos de tu antiguo continente te hacen relacionar la palabra exaltado con un adjetivo arcaico que se utilizaba para referirse a "lo más alto" "dignidad" o "más digno". No recuerdas que fuera un vocablo ceremonial ni obligatorio, sin embargo siempre que lo has visto ha sido relacionado con algún aspecto de la divinidad: para describir o dirigirse a un alto sacerdote, un rey o un faraón.

El halcón en la tradición egipcia siempre ha sido un símbolo inequívoco de Horus, el dios del sol perteneciente a la segunda generación de dioses, hijo de Isis y Osiris es un dios solar que se identificaba con el legado del bajo egipto y tiene una especial significación en el inframundo y el viaje de las almas al otro lado. 

Mire el tablero y luego al tal Alejandro.

No lo conozco, pero dejémonos de tonterías, vayamos a lo que nos trae. Aquí se está jugando otro juego, que igual a mis colegas les importa o atrae, a mí no. Conteste, no estaba para juegos estúpidos, venia tras un tipo y era hora de seguir con esa tarea.

La sensación de peligro no me abandona hasta que salgo de ese lugar cargado de maldad  .Sin perder tiempo me dirijo a buscar a los demás a la biblioteca en parte para avisar del peligro que se cierne sobre nosotros y en parte porque si hay que buscar información es el lugar mas lógico .

- Haces preguntas pero no tienes la paciencia para oír sus respuestas ni la capacidad para entenderlas.

Sus palabras son duras pero su tono es modulado y tranquilo, como el del maestro que se carga de paciencia para explicar la lección a su alumno aunque con un toque más altivo y de superioridad.

- Hablas como si te hubieran arrastrado aquí tus compañeros en contra de tu voluntad, y sin embargo nadie te ha pedido que vinieras ni a este monasterio ni a mis aposentos. Pero aquí estás.

Las facciones de Alejandro se endurecen igual que su mirada fría

- Te voy a hacer el favor de preguntarte algo que quizás ni te hayas preguntado a ti mismo: ¿Qué haces aquí?

De repente sientes algo raro a tu alrededor y al observar a tu interlocutor y la habitación que os rodea, sientes un ambiente extraño, antinatural y ajeno, como si algo no encajara en el lugar y aquel "algo" bien podías ser tú.*

La bestia en mi interior se revolvió ante las palabras de Alejandro, pero sobre todo la nebulosa que parecía haberse creado en el lugar, algunas sombras moviéndose, como si tuvieran vida, no era algo que me tranquilizara mucho “¿Este bastardo trata de amedrentarme?”

¿Qué me han arrastrado? Nadie es capaz de ello, poco me importa el motivo del resto de venir. Seguramente hayan usado subterfugios conociéndoles, temerosos de mostrar sus motivaciones. Yo estoy aquí por casualidad, o no quién sabe. Busco a un tipo que tiene algo que quiero. Dije mirándole a la cara, no me andaría por las ramas, movería el avispero, si estaba aquí o sabían algo quería averiguarlo si no estábamos perdiendo tiempo en ese lugar.

Digamos que estoy cazándole, a lo mejor puede saber algo de eso. Comento para ver cómo reacciona.

Efectivamente notas que aquel ambiente ajeno proviene de Alejandro. Algún tipo de poder sin duda.

El hombre arruga la frente con cierta sospecha entre manos

- Ten mucho cuidado ahora, chico. Acusar a alguien de nuestra cofradía es acusarnos a todos.

Te lanza la advertencia y resta a la espera, dejándote tiempo si lo necesitas para pensar bien tus palabras.

El tipo se atrevía a amenazarme ahora que él jugaba con sus poderes ante mí, a pesar que fuera un anfitrión aquello no estaba bien.

Como dije estoy por casualidad no busco alguien de este lugar. Por lo que no entiendo esa respuesta, salvo que haya algo que debiera perseguirse aquí, cosa que dudo ¿Verdad? Comente con tono calmado. El pescado parecía haber picado el cebo, pero sin morderlo del todo, debia dejar correr el sedal para ver si el pescado se lanzaba al anzuelo. Al menos por su actitud me quedo claro que tramaban algo los habitantes de este monasterio y por las palabras del nosferatu, que nosotros tendríamos que ver “Igual el cazador ha pasado a presa” Pensé en mí.

Por fortuna no tuve que usar el nombre del Giovanni, ni del ghoul que nos dio la ruta.

- ¿Casualidad? tsk.. te aseguro que nadie llega aquí por casualidad, y que alguien con tu recorrido crea en ello me resultaría mucho más que casual: milagroso. Pero ya se sabe que la genialidad y la estupidez se separan por una línea demasiado fina.

El deje condescendiente de su expresión no dejaba duda sobre en cual de los dos grupos te contaba.

- La misma gente que perseguiría a un hombre-serpiente y una bruja que devoran a media población sembrando el caos y a todos los de su grupo que lo permitieron tampoco ven con buenos ojos nuestra existencia. No es ningún secreto. 

Sonreí ligeramente cuando me llamo estúpido sin decirlo, como siempre usando esas maneras, lo de su calaña evitaban insultar, demasiado pueblerino.

Como dice no soy un genio, por lo que me encuentro en el otro grupo, por eso es que debo siempre preguntar las cosas. Conteste sin acritud, me daba igual que dijera o que pensada de mi, prefería ser un estupido. Dado que eso, me permitia continuar cuestionándole. "Adoro cabrear a estos engreídos" Su respuesta creo que no era por esos que ha mencionado, entendí que pensaba que yo me había atrevido a culpar de algo a los suyos, a pesar de que realmente no lo había hecho. Y me ha preocupado esa reacción, creandome la duda de si aquí sucede algo que deba preocuparnos a mis compañeros y a mi ¿Quién querría algo así? Comente como si nada

Estuve charlando con una dama... Lady Meredie, alguien intrigante, pero bastante locuaz. Lamentare volver charlar con ella, creo que mañana como mucho partiremos así no deberemos preocuparnos los unos de los otros. “Veamos cómo reacciona a algo así” Sabia las palabras del nosferatu, pero deseaba verlo reflejado en él y en persona. Aparte mejor crear cisma entre las filas rivales. Imaginaba a Alejandro pensando que tenía que hablar ella con alguien como yo y que a la vez me pareciera tan buena su charla.

Con el cejo fruncido todavía, menea la cabeza entre confundido y decepcionado.

- Será lo mejor,

Se pone de pié y se dirige de nuevo a su escritorio, esta había sido tu segunda oportunidad y te habías atrevido a retar dialécticamente al señor del monasterio en su propio terreno.

- En lugar de preguntar para compensar tus "carencias" - pronuncia esta última palabra con especial detenimiento - podrías intentar no presuponer por encima de tus posibilidades la próxima vez. Pero puestos a hacer hipótesis y juicios de valor, tu me das a entender que eres un cazarecompensas, alguien sediento de venganza o las dos cosas. No tengo ningún interés en estos asuntos, lo siento.

El lasombra abre de nuevo el tomo en el que estaba trabajando y moja su pluma antes de ponerse a escribir, dando la reunión por concluida y en un acto de extrema mala educación según sus estándares. 

Me levante hacia la puerta invitado por aquella sombra que la había abierto.

Gracias por todo, lo tendré en cuenta. Como dice sobre mi supongo que será nuestra naturaleza ¿Verdad? Espero encontrar mi presa. De nuevo gracias por su acogedor recibimiento. Comente mientras salía afuera. Me veía ahora en una disyuntiva "¿Qué hago?" Me pregunte. Eso de andar buscando algo que no sabía exactamente que era, me tenía muy estresado, era bueno rastreando huellas, o hasta olores, sonidos. Pero de nuestro objetivo apenas sabía que era un Giovanni y su ruta.

Entonces me detuve en el dintel de la puerta. Disculpe Don Alejandro, como ultima cosa ¿Recibieron la visita hace un tiempo de otro miembro de la estirpe, creo recordad que su nombre es Ambrogino. Me fije entonces en su reacción.

Sonrío afablemente. Una rata de biblioteca, eso teníamos delante. Y probablemente una peligrosa.

Me pongo al lado de Lord Mendel, curiosa, ojeando los libros mientras los va señalando y exlicando, guardando silencio, intentando quedarme con detalles. Realmente no me sorprende la necesidad del cainita de recoger la historia en un libro. Toda la humanidad lo ha hecho siempre, por un motivo u otro. El conocimiento debe guardarse y mantenerse objetivo, pues, al fin y al cabo, el conocimiento siempre ha sido poder.

No se puede negar lo evidente. Tampoco creo que en sí una "Enciclopedia Vampírica" sea una ruptura de la Mascarada. - digo, en tono neutro, intentando ser explicativa. - Extenderla ya sería otra cosa... - sonrío pícaramente.

De cualquier modo, los que ostentan el poder siempre han querido mantener al débil en la ignorancia. Es la historia de la humanidad.

El hombre no levanta la vista del papel en ningún momento, y mientras hace garabatos desinteresadamente te responde

- No lo se, sería una enorme casualidad en todo caso.

Sus trazos son amplios y estilizados, algún tipo de caligrafía muy elaborada.

- Lástima que mañana os marchéis y no haya más tiempo para averiguarlo.

Tras salir de esa habitación decidí dar una vuelta por el lugar, probaría una zona por la que no recordara haber estado, a ver si podía averiguar algo o descubrir alguna cosa que pudiera echar luz a mis dudas y desconfianzas.

Asiento a las palabras de Mendel y Aricia sin levantar mi mirada del libro mientras voy pasando las páginas y leyendo cosas sueltas

-no so falta razón. Los lideres usan el miedo para mantener ignorante al pueblo, es algo factible incluso cuando ese pueblo son los condenados. No veo problema en una enciclopedia así, mientras se controle a quien llega-

Levanto la cabeza y me dirijo a Mendel -y decidme, ¿teneis algo sobre la familia Giovanni? tengo entendido que son bastante reclusivos. ¿Tal vez alguno de los habitantes de este monasterio pertenece a esa familia?-

- ¡Exáctamente, exáctamente!

Mendel no puede más que dar la razón ante los comentarios que Aricia expone.

Luego, al escuchar a Giani, el hombre se repeina la perilla y se encamina un par de estanterías más allá al tiempo que refunfuña.

- Creo que hay algo en... si veamos... gen.. ger... gi...

Oís como su voz se aleja entre volúmenes

- No, no contamos con ningún Giovanni aquí, pero tengo esto.

El viejo regresa con un pesado ejemplar "Historia de un imperio VII: el declive de los Santos"

Si inspeccionáis el libro veis que este se divide en varios capítulos:

Purga I,  ,Dinastía Bagratuni, Purga II, Los siete linajes, Entrada del Imperio Otomano, Reinado de Suleiman el Magnificente.

- Tiene que estar por aquí, si.- Se detiene a mitad del cuarto capítulo, en un apéndice titulado "Los Padres Capadocios" - Esta mezclado con la caída de Constantinopla, pero también relata el origen del Clan Giovanni y grandes piezas de la genealogía de los ladrones de tumbas.

El erudito vuelve a inspeccionar el rostro de Giani con detenimiento

- Tu nombre es italiano: Giani ¿Estáis emparentados con "La familia" a caso?

Al no saber donde se encuentra la biblioteca te pones a dar vueltas por el ala este del monasterio, hasta que uno de los sirvientes te encuentra:

 - Le estaba buscando señor,

baja la cabeza en una reverencia exagerada para tu gusto

- La Vaulderie tendrá lugar en unos minutos en el salón principal. Don Alejandro me ha pedido que le invite para atender y participar en ella si es de su agrado.

El sonido de unos nudillos picando a la puerta te despiertan. Cuando abres los ojos te encuentras en una de las habitaciones del monasterio, el cuerpo te duele y al inspeccionarlo encuentras varios cortes poco profundos que todavía no han cicatrizado.*

- Señor Sav, ¿esta usted aquí?

Es la voz de uno de los criados que cuando te escucha revolviendote en la cama prosigue elevando el tono desde el otro lado de la puerta:

- Don Alejandro me ha pedido que le invite a la Vaulderie que tendrá lugar en el salón principal en unos minutos. Todos los huéspedes del monasterio estarán presentes.

El gemido de la puerta en la planta superior interrumpe vuestra conversación, y ambos oís perfectamente como se acercan unos pasos que resuenan al bajar por las escaleras, conocedores del lugar.

- Mi señora, la Vaulderie está preparada

El criado se agacha en una exagerada reverencia mientras Vadislaba lo observa con desprecio, luego la mujer se gira hacia ti recomponiendo su rostro para ofrecer su fría "amabilidad"

- Vamos, los otros nos esperan en el salón principal.

Te invita a compañarla a ritmo de paseo. El criado se retira apresuradamente.