Partida Rol por web

Tony rasgueó la guitarra produciendo el clásico ruido de alguien que no tiene ni idea y que ni siquiera aprieta las notas. No esperaba menos, por supuesto, tampoco es que la guitarra de Johnson obrase el milagro ¿o sí? No. Decididamente no. Tras examinarlo cuidadosamente le pasó el objeto al 'Chief', que esperaba impaciente con las manos extendidas.

El ambiente, poco a poco, se iba relajando.

Cliff miraba la guitarra en las manos de Tony confundido. Tenía el ceño fruncido. Había tocado Crossroads Blues, era imposible que no la conocieran.

—Crossroads Blues —dijo tras unos minutos, con la voz temblorosa—, ¿en serio no la habéis escuchado antes?

Encendió un fósforo y lo metió dentro de la cavidad de la pipa.

—¿Por donde empezamos entonces? —dijo aspirando el humo del tabaco—. A mi me gustaría indagar sobre la mujer de Alphonse, ¿qué decís vosotros?

- Te juro por los santos cojones que Satán no me ha dado que eso no era el Crossroads Blues.- Comentó Reba a Cliff mientras se quitaba las gafas para presionarse fuertemente el tabique nasal, cerrando los ojos hasta que casi le dolían las pupilas y haciendo un ligero headbang con sus rastas descoloridas, tratando de recomponerse. No sabía qué coño había sido eso, pero no era normal, mucho menos natural, y parecía nublar el juicio de Oswald. 

Al volver a calzarse las gafas su mirada se dirigió al caimán, algo en su interior se alegró al verlo completamente rígido y carente de vida, la simple peste a humedad y ropa mohosa era más acogedora que el nauseabundo limo de pantano putrefacto que había saturado sus pulmones hacía escasos minutos. - Perdone a la sucia boca de esta pecadora, Darbonne, creo que hoy no he consumido suficiente alpiste y mi cabeza va a su bola.

Resopló poniendo los ojos en blanco bajo las gafas, algo que nadie podría deducir y se preguntó el por qué recordó su colcha familiar en esos momentos. Realmente ansiaba estar debajo de ella, remoloneando con Emily sin ropa de por medio, pero aquel club de investigadores se estaba repartiendo los deberes.

- Toda información sobre esta mierda será más que bienvenida, peor como os he dicho, hoy poco más puedo hacer que volver al vintage y preguntar por el tal Suggie. Tengo una vida y cosas que hacer, jovencitos.- Aparentemente su cabeza se había despejado lo suficiente como para poder dedicarles una animosa sonrisa de madre, de esas con las que se trata de dar ánimos a un hijo petardo.

- No te preocupes, hermana, el Señor nos quiere a todos por igual, pecadores o malhablados incluido. - respondió el Chief a la muchacha con una sonrisa mientras tomaba la guitarra de un Tony que ni había hecho el intento de tocarla.

Lo suyo eran los instrumentos de viento, algo muy arraigado en Nueva Orleans, especialmente entre la comunidad de color. El Mardi Gras y las segundas líneas solían llenarse de hermanos tocando saxos, trombas y trompetas con algún tambor para los acompañamientos de percusión.

Los pianos quedaban a resguardo en los bares de Royal Street y las guitarras eran instrumentos menores en la ciudad pero no así en las iglesias y parroquias, donde sonaban junto a panderetas y las palmas de los parroquianos.

- ¿Crossroad Blues? Eso no era Crossroad... - respondió extrañado ante Cliff y confirmó las palabras de Reba mientras trataba de recrear las notas que acababa de tocar el trajeado del grupo.

Chief ignoró un momento a Reba porque estaba intentando replicar lo que había tocado Cliff. Parecía una melodía de las que solía usar Johnson, con ese truco de tocar los bajos y los agudos para dar la sensación de que había más de una guitarra en juego, pero ni siquiera era tan complicada como algunos de los temas que se conservaban grabados.

Y el predicador había estado atento a los movimientos de Cliff. Muy atento.

Pero no era capaz de replicarlos. Siempre acababa tocando una variante de Crossroads Blues cuando la otra melodía, claramente, no era de esa canción. ¿Qué fallaba?¹

Hmmmm. - el Chief dejó escapar un pequeño murmullo de disgusto cuando fue incapaz de replicar aquella melodía y tendió la guitarra delicamente a Ace, a quien dedicó un asentimiento de cabeza como agradecimiento por su generosidad con aquel objeto.

Su mirada pasaba de Cliff a la guitarra y vuelta, recordando que conoció a Cliff porque había tatareado inconscientemente otro tema de Johnson y quizá había errado en ver la procedencia de la melodía.

- Está claro que aquí poco más podemos hacer. - reconoció a Reba. - Por lo que tendríamos que decidir nuestro siguiente paso. Entiendo que lo más fácil y próximo es preguntar por Sugarman en los bares locales, ¿no?

El Chief seguía dándole vueltas al tema de la melodía. Finalmente se decantó por pensar que la guitarra había sido un mero catalizador. Ya había tenido una situación similar con Cliff cuando lo había encontrado en Nueva Orleans tarareando una extraña melodía, como en estado de trance. De hecho ahí se habían conocido¹. Parecía como si una conexión mística atase a aquel buscador con el difunto Robert Johnson².

—Eso es el Crossroads Blues —dijo Cliff cuando Darbone trataba de imitar la melodía de la guitarra—. No es lo tuyo, pero... a no ser qué...

Cliff se quedó pensativo y recordó cómo conoció a Chief. Fue en un desfile del Mardi Grass donde Chief tocaba en un grupo homenaje a las viejas glorias. Estaban tocando una canción de Johnson con Chief a los vientos y, de repente, Chief se fue completamente de la canción interpretando una melodía completamente distinta... casi siniestra. Pero su cara no revelaba el error, seguía tocando como si nada ocurriera y al finalizar la canción, ante la mirada atónita del resto de la banda, Cliff entendió que algo raro había ocurrido.

Al acabar el concierto habló con Chief sobre el hecho¹. De eso hacía casi diez años. Un par de años después se volvieron a encontrar. Cliff había tenido una de sus desconexiones y Darbone estaba frente a él, mirándolo extrañado². ¿Casualidad? Cliff no creía en las casualidades.

—Nada —dijo, despejando la idea de su cabeza—, estaba pensando en como nos conocimos. Es una estupidez, lo se, pero aún así... Ace, es posible que en algún momento tengamos que volver a ver esta guitarra, ¿crees que será posible?

Reba iba a tener que vigilar más a Cliff. Se preguntó, desechando la idea al instante, si habría forma de repetir aquel evento en su estudio, ante el micrófono. No tenía por qué venderlo como algo relacionado con las grabaciones perdidas, simple y llanamente había algo oscuro y muy extraño en aquel evento y necesitaba compartirlo, ya que era lo más parecido que había presenciado en directo a un efecto casi diabólico en la música. Una última reverberación recorrió su cuerpo en la forma de un escalofrío.

—Claro hermano. No hay problema porque seguiremos en contacto. ¡Tenemos un negocio a medias!

Recogió la guitarra y la devolvió a su funda pero no hizo lo mismo con las cartas.

—Quedáoslas vosotros. Tomad también una tarjeta de mi oficina. No suelo estar demasiado pero tengo un contestador que reviso todas las noches. Era el trato ¿no? Vosotros buscáis las grabaciones. Tenéis pinta de arreglároslas bastante bien.

Le dio la tarjeta a Cliff mientras salía hacia la puerta acompañado por el resto del grupo.

—Os acompañaría de vuelta al Vintage pero hoy ha sido un día complicado y estoy bastante cansado. A Sugarman lo conocen bien en los ambientes de blues. Cualquier local donde haya directos era un sitio donde encontrarlo. Tocaba la guitarra de puta pena pero a cambio era una puñetera enciclopedia del blues. Pero era un tío incómodo: el tema de los niños, ya sabéis... Igual ahora es más incómodo. Como os dije se le relaciona con la desaparición de un chaval el año pasado y su suicidio... en fin.

Estaban llegando al aparcamiento donde se metió en el coche.

—Si nos lo montamos bien esto puede ser una buena tajada. Y una página nueva en la historia del blues.

Cliff examinó la tarjeta de Ace. Era muy simple: unas letras que parecían escritas a máquina en medio de una cartulina blanca.

Santino L. Browley
Negociador
805-011-0838

Tras despedirse de Sonny con un simple gesto de cabeza y mirando la tarjeta en posesión de Cliff... - ¿Santino? Joder, habría pagado por saberlo antes.- Reba se encaminó hacia el Teeth Grinder.- Como ya os he dicho, tengo cosas que hacer en el Vintage. Malo será que con la mínima confianza que tengo con Jess, malo será que no me comente algo sobre el tal Suggie o que al menos me diga con quien puedo o no puedo hablar. Si queréis investigar la posiblemente descorazonadora vida de la viuda de Alphonse, estaré encantada de oír vuestras pesquisas ante una buena cerveza, peor mañana por la tarde tengo directo de Diabolus y el pan nuestro de cada día es sagrado. ¿Quieres que te acerque a por tu coche, Cliff?- Comentó, preguntándose por qué le habría metido la bola a Sonny sobre sus cuatro ruedas.

El comentario de Cliff le hizo rememorar su segundo encuentro, cuando el blues de Johnson volvió a hacer que volvieran a conectar, solo que esta vez había sido habían intercambiado del papel de sirena.

Seguramente ninguno de los dos hubiera pensado que volverían a encontrarse después de aquel Mardi Gras, al fin y al cabo es lo que tiene el martes graso, amistades para toda la vida que desaparecen con el alba del miércoles y conversaciones durante horas con camaradas del alma que se esfuman como el humo del tabaco, dejando la resaca y a lo sumo un par de collares como único recuerdo.

Pero los caminos del Señor son inescrutables y ahí había estado Oswald, paseando frente a su parroquia mientras silbaba aquella melodía que le atrajo hacia él y terminaron en el Snug Harbor, relatandose su vida sobre una mesa llena de vasos vacíos, escuchando el rhythm and blues de un aspirante a Allen Toussaint y tratando de encontrar otra conexión entre ambos que pudiera explicar esa doble coincidencia con la música de Johnson de por medio.

Y pese a que no encontraron ninguna, ya no era martes de carnaval y aquella amistad pudo crecer con el tiempo, en esporádicos encuentros, generalmente ante el escenario de un bar pero siempre con el recuerdo del guitarrista sobrevolándoles.

Cuando regresó al presente, Ace estaba despidiéndose de ello, entregándoles una tarjeta con sus datos.

- ¿Nos reunimos en el Vintage y tratamos de organizar esta búsqueda? - preguntó en vista de que Reba tenía claro su destino.

—Bueno Ace, te vamos avisando —se despidió Tony con un típico saludo de manos de los 90 y siguió hacia afuera con sus compañeros.

Mientras salían a por sus coches, Tony no podía evitar observar de reojo a Cliff. Cada poco le echaba un ojo. Como si en cualquier momento le fuese a dar un ataque y tuvieran que atenderle, o algo así. Tras el intento de Chief de tocar la guitarra, y el suyo propio, descartó la idea de que la guitarra tuviese algo que ver... ¿Qué le había pasado a Cliff? Debía estar atento.

—Hay muchas cosas que hacer e investigar, a mí me parece bien organizar cosas en algún sitio. —respondió a sus compañeros— No sé si el Vintage es el mejor sitio, precisamente, que no vamos a estar solos...— añadió encogiendo un poco los hombros —Pero sí tendríamos que aclararnos sobre qué hacer ahora... En esas cartas hay demasiados nombres y muchas puertas a las que tocar.

Aunque Tony no estaba mal de pasta (aún le quedaban fondos de lo último que le sacó a una), empezaba a sentir la urgencia de que este palo se fuese materializando. La sensación de tenerlo al alcance de la mano incrementaba su sensación de urgencia. Prefería darse brío a dejar pasar una noche sin siquiera organizarse.

—¿De verdad tenéis que organizaros? ¡Menuda excusa para tomar una última copa antes de ponerse a trabajar! —dijo Cliff entrando en el coche de Reba.

Tenía en la cabeza la búsqueda de información de la viuda pero no había un buen cabo que coger todavía. Quizá escuchando algo de Sugarman podrían conseguir ese fleco.

—Mirad, vamos a The Goat. Esta noche toca Jimmy Morgan. Tenemos la última copa y podemos empezar a trabajar. Ese sitio es un referente. Todos los martes actuación en directo y los domingos, jam session.

Cliff había estado varias veces en The Goat. Era el típico bar que parecía una cosa desde fuera y era otra por dentro. La puerta de entrada era diminuta y el cartel parecía diseñado en los años 20 y que hubiera sobrevivido años y años. Pero dentro era otra cosa. Una gigantesca barra central completamente rodeada por taburetes circulares de color rojo e iluminada por unas lámparas horribles que colgaban del techo. En un lateral, una mesa de billar donde Cliff había pasado innumerables horas. Al fondo, un pequeño escenario donde los músicos hacían sus delicias. La bebida no era la mejor y la limpieza tampoco, pero The Goat tenía el mejor sonido de blues en varias millas a la redonda.

Al escuchar la sugerencia de Cliff Reba resopló por un segundo, pero el académico ya se había apoltronado en su T.G. y The Goat no quedaba para nada cerca del Vintage, au contraire, así que se mentalizó de que tocaba hacer de tripas corazón y mañana tendría que enviar a alguien a recuperar los vinilos prometidos en el otro local. 

'No me mates, Emily... Y espérame en casa' Ese iba a ser su mantra hasta que llegasen a su destino. Esperaba que su amiga sucumbiera a las ganas de verse y recordase dónde escondía las llaves de emergencia de su casa. Trató de cruzar todos os dedos de su cuerpo, peor los de los pies se le resistían.

Conociendo los gustos de Cliff sacó la cinta de Babes in Toyland antes de encender el contacto del coche. Rebuscó en la guantera, con dedos entrenados, entre decenas de cintas piratas pero no llevaba nada especialmente blusero ahora mismo, así que se decantó por el Reflections de Gil Scott-Heron.

Reba había conocido a P. Oswald cinco años antes. Un amigo común los había puesto en contacto cuando ella acababa de conseguir su sueño dorado hecho programa de radio en un horario decente. Tras casi una década relegada al horario nocturno, posiblemente siendo escuchada sólo por dos o tres camioneros desesperados en busca de algo que los mantuviese despiertos y lejos de la órbita del perro negro, el responsable de programación de la KXT había confiado en su arriesgada propuesta pensando en que no daría para más de una docena de programas, peor aparentemente el diablo y la música habían copulado lo suficiente como para darle contenido para más de 250 programas. 

Ella había oido hablar de la leyenda del cruce de caminos y Robert Johnson pero no tenía la suficiente información como para rellenar más de diez minutos de narración entre temas, y Cliff fue su caballero de brillante armadura para uno de sus especiales más recordados y laureados de Diabolus. Desde entonces era común que quedasen para ir a conciertos especialmente seleccionados por él, que ejercía de bienintencionado tutor para la metalhead cabeza hueca que Moon llevaba dentro. El muy cabrón siempre lograba arrancarle una sonrisa con su falsa altivez, un jueguecillo que practicaba como broma tras haberse sentido tan importante como para que casi le dedicasen ese especial a su insigne figura. Había acudido a decenas de programas más, para hablar más de lo divino que de lo humano entre vinilos planchados en el infierno de la mejor calidad.

- Vamos, profe.- Sonrió al retrovisor mientras daba marcha atrás y se reincorporaba la tráfico en busca de su nuevo antro favorito.

Dallas. 21:30. The Goat.

Y allí estaban reunidos nuevamente alrededor de la mesa de un bar escuchando blues mientras se servían las últimas copas. Reba parecía impaciente, consultando de vez en cuando su reloj sin disimulo. Tony mantenía su trago a medias, a menor ritmo que los demás. Puede que fuera un timador profesional pero no un simple gorrón. Estaba seguro de que le tocaría pagar alguna ronda pero intentaba rentabilizar la bebida. Además siempre era bueno intentar mantener los vicios a raya, sobre todo teniendo en cuenta que si se pasaba podría sufrir un brote y eso era lo que menos necesitaba en aquel momento. Por otro lado Cliff y Chief parecían cómodos en su papel de buscadores calmados, bebiendo sus respectivas copas. Quizás la edad es la que pone las cosas en su sitio.

Tenían pistas de sobra para empezar a tirar, eso estaba claro. Pero ¿hacia dónde?

Al llegar al Goat y ver el bullicio congregado por el concierto a Reba se le puso la cabeza del revés. Tras ver en qué zona se quedaban sus compañeros corrió apresuradamente al baño para empolvarse la nariz, tratando de juntar las energías suficientes para aguantar un rato más.

En su camino de vuelta se encaramó a la alta barra del garito y pidió un par de cervezas, girándose con los codos apoyados en la barra mientras esperaba para poder localizar a alguna víctima propiciatoria. Si Nuno estaba en la ciudad, no le iba a fallar. puede que le faltasen tres hervores pero precisamente por ello era una fuente de información sin diques. Y allí estaba, dos por dos metros de paleto-cabeza-bombilla con su mono rojo de trabajo bien haciendo sentidas guitarras de aire que nada tenían que ver con lo que realmente salía de los amplificadores del garito. 

Reba le animó durante medio minuto, antes de que su media neurona amenazase con reventar por promover aquel despropóstito antes de rularle su segunda cerveza y entrechocar vidrios con él. Tras intercambiar los saludos y risas de rigor le preguntó abiertamente por la causa de sus insomnios.

- ¿Ey, has escuchado lo de Sugarman? No lo conocía y aparentemente era un tío muy oscuro, pero el tío sabía de lo que hablaba ¿No?

Los de sonido estaban empezando a preparar el concierto de Morgan y Cliff ya empezaba a sentir esa sensación de estar en un concierto de blues. Había estado muchas veces en The Goat.

Pero hoy venía a trabajar. Detrás de la barra estaba esa camarera rubia, deslumbrante. Solía estar los fines de semana pero algunas veces también estaba los días de concierto.

—Pon un whisky con hielo, muñeca —dijo Cliff con confianza—. Tienes turno hoy... ¿se espera un buen concierto acaso?

Probablemente la muchacha no conociera a Cliff de nada pero él la trataba con confianza.

—Oye, me he enterado de lo de Sugarman. Se que tu jefe lo conoce bien... ¿no sabrás tú donde vive su familia? Tengo algo que él me dio para ellos y... bueno, me gustaría entregárselo en persona. Si está por ahí Roger... quizá el lo sepa.

Tony se acercó a la barra junto a Cliff. No era difícil de entender. "Rubia detrás de una barra" lo decía todo. Aunque se limitó a guiñarle un ojo y dedicarle media sonrisa a la muchacha sin abrir la boca. Era mejor dejar que respondiera ella antes de sacar la artillería.

Reba había abandonado la comitiva nada más entrar al local para regresar de los lavabos con ánimo renovado y activada completamente, alzándose sobre la barra y moviéndose sin parar.

El Chief, por contra, se mantuvo tranquilo en la barra, entre Cliff y Tony mientras su mirada se paseaba por los parroquianos del local y escuchaba la música. Conocía mucho de los locales de Nueva Orleans pero ahora estaba fuera de su zona y prefería no arriesgar el trabajo de sus compañeros en la búsqueda de nueva información sobre Sugarman.

Se sentía cómodo con Cliff, sus carácteres congeniaban, por lo que le comentó en un momento dado.

- Cuando encontremos a alguien que conociera a Sugarman, tendremos que tirar por la vía de su madre, la mujer de Alphonse. Alguien tiene que saber algo de ella...