Partida Rol por web

Tras darle un buen trago al aguardiente notas su fuerte sabor en tu garganta, pero no parece que este haga ningún efecto en tí. Te vas a dormir no lo suficiente alcoholizado...

La guardia de Boris empezó en cuanto los demás compañeros del grupo de Kassen se sumieron en un sueño profundo tras el duro día vivido. La noche y tétricos sonidos del bosque inundaban aquel lugar y el frío provocaba incluso que nubes de niebla se arremoliran alrededor del campamento dando un aspecto más aterrador si cabe a aquel bosque. El silencio sólo se rompía por el aullido de lobos en la lejanía, depredadores naturales del bosque que encontraban en la noche la circunstancia perfecta para su caza.

Boris empezó a sentir el efecto del aguardiente que degustó junto al semiorco, el fuerte sabor de aquella bebida espirituosa había quedado impregnado en su garganta y notaba como sus facultades se confundían así como cierto desequilibrio en el movimiento de sus extremidades, sin duda Boris estaba ebrio y ahora debía afrontar su guardia lo mejor posible sin dormirse... estaba claro que aquel aguardiente era un alcohol muy fuerte.

Tras aproximadamente media hora de guardia, Boris percibió como algo parecía acercarse al campamento de entre la niebla y los troncos... cuatro figuras peludas y agazapadas parecían observar con ojos brillantes a Boris y el campamento. Un halo de luz de la luna iluminó brevemente a uno de ellos... eran lobos, no cabía duda. En cuanto notaron que el arquero bribón les había percibido, parecieron frenar en seco, sin intención de atacar.

Uno de los lobos que Boris percibió en la cercana espesura, tal vez el líder de la manada,  pareció retroceder ante la presencia vigilante del ebrio arquero y los otros lobos parecían dispuestos a retirarse también del lugar en breves instantes...

Pese a que Boris notaba su cabeza algo embotada, pudo reconocer las siluetas de unas criaturas que se acercaban. Lobos, sin duda.
Cuando se percataron de que habían sido descubiertos, su actitud cambió. Pararon con cierta timidez. Uno de ellos se marchó, pero el resto permaneció donde estaban.
Aprovechando la tregua que por lo visto le habían dado, se quitó muy despacio la manta de los hombros y se puso en pie muy lentamente, al tiempo que asía una de las flechas que había dejado preparadas.

Cuando estuvo de pie y con el arco presto, llenó de aire sus pulmones y gritó: - ¡Looooboooos! ¡Chicos, despertad!.

No sabía cómo su grito pudo influir en los peludos asaltantes. Tampoco se detuvo a averiguarlo.
Tendió el arco y liberó la saeta con un silbido.

El olfato e instinto animal de Haggar le hacen despertar... el olor es inconfundible, lobos depredadores en las cercanías.

El disparo de Boris no fue lo suficiente certero, ya que al disparar no tensó suficientemente bien la cuerda y no pudo apuntar demasiado bien a causa del ebrio estado en el que se encontraba. El resto de los lobos que parecían vigilar el campamento desde la espesura se convirtieron en sonidos de movimiento alejandose.... los lobos habían huido, sin embargo ni Bronco ni Jalles se habían despertado ante el grito del arquero, solo el oso Haggar y quien sabe si el clérigo Paul habían roto su sueño.

En cuanto a Boris, se quedó sólo con el arco en mano y un estado lamentable. Un fuerte olor a alcohol emanaba de su aliento, los pomulos rojizos y los ojos llorosos apenas le ayudaban a mantener el equilibrio y su habla resultaba balbuceante, no cabía duda que los efectos eran el producto del aguardiente que él y Bronco habían degustado hacía una hora. ¿Habían existido dichos lobos o eran otra jugarreta en aquel extraño bosque?

Paul se despertó sobresaltado por los gritos de Boris. En sus prisas, golpeó con su cabeza su sencilla tienda de campaña, haciendo que uno de los soportes se saliese, y por ende, se cayese encima suyo. Igualmente consiguió salir de alguna forma de debajo de esta y se apresuró, en un tiempo más que prudencial, a ponerse en pie.

La escena que vio resultó ser cuanto menos curiosa: Boris con unas pintas más que lamentables, estaba tambaleándose de pie, el osezno había acudido en su ayuda, y el resto estaba durmiendo plácidamente.
- ¿Qué ocurre? - Fue lo único que atinó a decir a Boris.

- ¡Chsssssst! ¿No oyes eso? Parece que se alejan...- Dijo Boris cuando Paul salió de su tienda.
Miró fijamente a Paul durante unos largos segundos, sin pestañear: - Lobos. Pero los he hecho huir. No me gustan los lobos. Al decir esto escupió al suelo y arrojó una piedra al lugar que momentos antes ocuparon los cuadrúpedos. Se limpió la camisa al percatarse de que se había escupido encima.

- Una vez tuve un perro, Skalt. Lo atropelló una carreta. ¿Has tenido perro alguna vez?. No están mal, dan mucha compañía. Pero los lobos no, a nadie le gustan los lobos.

- Y encima he perdido una flecha. ¡Brrrr! ¡Malditos peludos! A ver si la encuentro... Empezó a alejarse tambaleante en busca de su flecha. - ¡Chssssst! No hagas ruido, Paul; los demás aún duermen. Por cierto, suerte que se han ido los lobos. Porque si tengo que depender de estos para ayudarme... No, pero son buena gente ¿No crees?.

Volvió a acercarse a Paul y le golpeó varias veces con el índice en el pecho. Pero tú, tú eres el mejor. Tú y ese oso. Los dos habéis venido a ayudarme.

¿Cuando termina mi turno? El combate me ha dejado exhausto.

Paul se quedó mirando a Boris; no estaba borracho, ..., lo siguiente. Sus palabras eran inconexas, sus gestos vacilantes y su mirada medio perdida, como si no pudiese centrar bien la atención.
- Boris, creo que tu turno "ya ha acabado". - Dijo con toda la calma de que fue capaz. Estaba más que claro que "necesitaba dormir la mona".

Una algarabía de gritos sacó a Jalles del profundo sueño en el que se había sumido tan pronto como había cerrado los ojos. Después de un día agotador lo mejor era un prolongado sueño reparador.... pero al parecer algo había perturbado la quietud del campamento.

Se incorporó raudamente, presto a enfrentarse a la situación que había hecho saltar la alarma... Cuando consiguió enfocar la mirada descubrió que aún era la guardia de Boris, ya que Bronco tenía la segunda y roncaba como un batallón de guarrinos... Vio que Paul se había despertado...Y también el oso!!!

Cuando se hubo cerciorado de que no había peligro inminente centró su atención en Boris y el ligero bamboleo de su cuerpo le informó que quizá alguien se había pasado con la bebida aquella noche...

¿Qué ha sucedido? ¿Han atacado el campamento?

Solo esperaba que fuera una deria producida por el alcohol y pudiera irse q dormir nuevamente... La manta aún estaría caliente.