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Cuentos de Ánimas

ESCENARIO I - LA BESTIA EN EL PÁRAMO

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06/12/2019, 06:05
Director

Notas de juego

Te piden posteo de epílogo, si te apetece, dale caña ;)

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07/12/2019, 18:28
Arthur Woodgate

7 de marzo de 1907

Mi nombre es Edward Woodgate, soy el sobrino de Arthur y desde hace unas semanas le estoy buscando desesperadamente. Encontré su diario y me pareció adecuado escribir unas líneas al final de esta historia fantasiosa que ha carcomido la frágil mente de mi tío.

Su desaparición fue todo un misterio. Me había avisado de que se iría unos días a Derbyshire para cuidar de su buen amigo Lord Christopher Cunningham y un par de semanas después me mandó una misiva anunciándome su regreso tras la muerte de Lord Cunningham, la cual desde un primer momento supe que le había afectado enormemente por el tono y el pulso de sus palabras en la carta. Lo que nunca llegué a imaginar es que dicha afección fuera tanta. En cuanto llegó a Londrés contactó conmigo y mostró aflicción por la perdida de su colega, pero aunque estaba animado, le encontré algo melancólico y callado. Algo que achaqué, evidentemente, a la perdida de su compañero. Lo que no esperaba es que días después fuese a desaparecer sin dejar rastro. 

Encontré este diario, del que no tenía conocimiento de su existencia, dos días después de la última vez que pude hablar con él. El pequeño cuaderno estaba en el suelo, junto a su escritorio, que por alguna extraña razón había sido derribado y se encontraba en un cuarto alborotado con un desorden impropio de mi tío. Inmediatamente me preocupé por su salud. Pensé que le había pasado algo grave, pero no le encontré por ningún lado. Tampoco prueba alguna de que se encontrara en la casa, o de que hubiera salido de ella. Simplemente se había esfumado. Rápidamente movilicé a la policía y estuvimos buscándolo sin éxito por toda la ciudad.

Una semana después, volví a encontrar el diario de mi tío y, como si esperara encontrar allí una respuesta, comencé a leerlo. Inmediatamente me horroricé ante las palabras que en él hay escritas. Los crímenes que allí se narraban eran de una naturaleza sobrecogedora. De ser ciertos debían ser resueltos a la mayor brevedad. Telefoneé de inmediato a Derbyshire, y el señor Douglas me atendió con toda amabilidad. Se mostró extrañado cuando compartí con él el contenido del diario y, aunque reconoció que el tío Arthur y él no se llevaban bien, aseguró que no había allí ninguna bestia ni habían acontecido sucesos semejantes. Parecía que la mente de mi tío se había empezado a perturbar inmediatamente después de la muerte de Lord Cunningham. El señor Douglas me aseguró que el viejo amigo de mi tío murió en su cama tras una fiebre de la que no pudo recuperarse, y no es de extrañar, el invierno se había recrudecido en aquellas fechas. Después de eso, mi tío se encerró en su cuarto y comenzó a escribir en este diario todos sus delirios.

Le expliqué al señor Douglas que mi tío había desaparecido tras su regreso, y me dijo que durante su estancia en Derbyshire se lo encontró en varias ocasiones en el bosque gritando y él y la señora Bristle tuvieron que socorrerle y atenderle. Le ofrecieron un médico pero él lo rechazo. Tras recuperarse del último episodio de este tipo regresó a Londrés para buscar ayuda profesional, o eso es lo que Douglas asegura que le dijo.

Le agradecí la información y durante unos días no supe nada más. Continué buscando, por supuesto, añadiendo los sanatorios mentales a la lista de lugares en los que ir a preguntar, pero con las esperanzas de hallarlo con vida cada vez más mermadas. Hasta que esta mañana encontré una carta en el buzón de la casa de mi tío. Era del señor Douglas y estaba dirigida a mí. En ella decía que el tío Arthur había aparecido sano y salvo en Derbyshire, vagando por los bosques por los que ya había mostrado una extraña atracción. Rápidamente traté de telefonear a la mansión pero las operadoras no lograron contactar con el lugar así que cogí un abrigo y mi sombrero y fui corriendo a la estación de tren.

Ahora me encuentro de camino hacía allí, y dado que mi tío y yo siempre hemos compartido el gusto por la escritura no he podido resistirme a escribir aquí unas líneas. Creo que el impulso que me ha llevado a ello ha sido el dar algo de cordura a lo escrito aquí. Tal vez espero, que si mi tío vuelve a leer este diario alguna vez, vea que todo era producto de su imaginación y de algún episodio transitorio de enajenación por culpa de la perdida de su querido amigo. Todo tiene una sencilla explicación, no me cabe duda. Por ejemplo, todo esa historia sobre el símbolo en espiral ha tenido relación con la mala relación entre el señor Douglas y mi tío, pues como pude comprobar en su misiva, la firma de éste es una espiral similar a la que relataba mi tío. Supongo que su mala relación y sus continuos enfrentamientos le llevaron a crear esa historia.

En fin, mientras el tren se acerca a la pequeña localidad y tomo un coche para dirigirme a la mansión, espero que todo se solucione cuanto antes. No me cabe duda que el señor Douglas tendrá a mi tío a buen recaudo, su misiva era muy amable y en ella me invitaba a venir cuanto antes -cosa que tomé al pie de la letra- por mi tío Arthur. También me invitaba a quedarme unos días, algo que no creo que haga, y terminaba la carta diciendo que la señora Bristle había preparado algo especial para mi llegada. No tengo idea de qué puede ser, pero tampoco espero quedarme mucho tiempo. Tan solo recoger a mi tío y regresar cuanto antes, pues necesitará atención médica de inmediato.

Aunque hay algo que no deja de rondar por mi cabeza, y es que el señor Douglas nunca ha mencionado nada de una segunda sirvienta. La señorita Enfield -reconozco que he tenido que buscar su nombre en las hojas anteriores- nunca ha sido mencionada por el mayordomo. ¿Habrá sido otra invención de mi tío?

En estos momentos, me encuentro cerca ya de la mansión. El sitio es un lugar tétrico ya en los alrededores, y por si fuera poco, una densa niebla se ha levantado imposibilitando la marcha normal del vehículo. No me extraña que la imaginación de mi tío pudiera perderse en tales relatos viendo como es el paisaje aquí. El chófer que me lleva no ha pronunciado palabra desde que le dije mi destino salvo para repetirme media docena de veces que él no piensa entrar al páramo. He intentado convencerle para que me espere y poder regresar con mi tío pero insiste en que no se detendrá allí y que sólo regresará cuando se despeje la niebla. No extraña que le asuste este lugar, incluso a mí me produce escalofríos. Hace unos segundos he levantado la vista para mirar por la ventanilla y me ha parecido ver unos ojos que me miraban, incluso siento que algo no ha dejado de observarnos desde que enfilamos en camino que lleva a la mansión. Hasta tal punto llega la sugestión que produce en la mente la bruma del lugar y su tétrico aspecto.

Ahora ya llego a mi destino, volveré a escribir en cuanto salga con mi tío de vuelta para Londrés. Intentaré convencer al chófer de que me espere. No pienso quedarme aquí ni un segundo más del necesario.

Ultramar

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08/12/2019, 09:57
Ánima Malva

Notas de juego

¡Magnífico final!