Partida Rol por web

31 de Octubre de 1921. Otra fría y gris mañana y nebulosa está llegando a su fin. Desde la ventana de tu aula puedes ver el parque Gordon, en el centro del campus de Westminster, con sus árboles ya casi desprovistos por completos de hojas, entre cuyas ramas los jirones de bruma parecen moverse con lentitud y parsimonia.

Son las 11 de la mañana y acabas de terminar tu tercera clase del día. Suena una campana en el campus central de la Universidad, y comienzas a borrar metódicamente el encerado repleto de formulaciones químicas, mientras tus 20 elegantes alumnos de primer curso comienzan a levantarse metódicamente y muy educadamente de sus sillas, mientras se atusan sus bigotillos.

Tus pasos resuenan por los pasillos del vetusto edificio que alberga el departamento de Química de la Universidad de Londres mientras encaminas tus pasos hacia el laboratorio perdida en tus pensamientos e ideas. El resto del día lo pasaras con un par de estudiantes de postgrado a quienes estás ayudando en su tesis y redactando un informe con las necesidades materiales mas urgentes del departamento para su reenvio al tesorero.

Después del saqueo de productos químicos que sufrísteis durante los últimos años de la Gran Guerra y tras un par de años de escasez presupuestaria derivada de la crisis general,parece que este año habrá dinero suficiente para renovar los hornillos y probetas, así como adquirir numerosos volúmenes para la biblioteca.

Abres la puerta de roble del laboratorio, dónde ya te están esperando el par de caballeros estudiantes, enfundados en sus blancos mandiles dispuestos a plantearte la gran cantidad de dudas que asaltan sus mentes.

Un par de preguntas mas tarde y mientras los mecheros Bunsen comienzan a calentar los contenidos de los tubos de ensayo con los que esperas hacer una demostración práctica de tus explicaciones, se abre la puerta del laboratorio.

En ese instante ves por el rabillo del ojo al secretario del departamento, el Sr. Cosgrove hace su entrada en el laboratorio. Mira hacia todos los rincones hasta que te encuentra. Se acerca silenciosamente hacia tí, y una vez terminas de hablar, muy educadamente te interrumpe.

Lamento la intromisión, hermana,... doctora. dice tímidamente. Su confusión a la hora de dedicarte un apelativo hace que siempre te llame por tus dos títulos.

Espero que sepa disculparme, pero la policía de Whitehall lleva llamando desde hace una hora. Quieren que vaya alguin a comisaria personalmente a inspeccionar unas muestras. Ya les dije que nos las trajeran, pero se niegan rotundamente. Piden que la Universidad les envíe un doctor para acudir a la comisaria de Whitehall. ¿Podría encargarse usted, por favor?

-Oh, a saber de que se trata, estos policias y sus remilgos... suspiro, mientras pienso si mi agenda me lo permite, Bien, digales que si, ire. Pero tiene que ser ya?, pregunto, mirando a mis alumnos

Cosgrove se encoge de hombros.
No sabría que decirle, doctora. Han llamado tres o cuatro veces en una hora. Pero la Universidad no está al servicio del poder ejecutivo. Si quiere mi modesta opinión, si tanta prisa tenían, podrían haber venido personalmente en lugar de telefonear.

Entre tanto los dos estudiantes de postgrado, aunque no se atreven a intervenir en la conversación, se miran entre sí con una expresión de resignación en el rostro, conscientes de los imprevistos de los doctores que les apartan de su rutina habitualmente.

Suspiro de nuevo, mas profundamente. Miro a mis alumnos

-Lo siento, señores, el deber me llama. Recuperaremos la clase

Miro a Cosgrove

-Bueno, vamos

El taxi enfila raudo en dirección Sur para seguidamente seguir por la gran
avenida que acompaña la orilla Norte del Támesis. El embarcadero Victoria,
construido hace media década, muestra un aspecto fantástico y muy bien
cuidado formando un extraordinario paradigma del arte victoriano
londinense, que conecta a la perfección y con una extraordinaria armonía
con el gótico palacio de Westminster que se alza majestuoso ante tus ojos,
tras la restauración que también tuvo lugar hace 5 décadas; y que ni
siquiera la omnipresente niebla es capaz de ensombrecer.

Sin duda estamos ante un edificio y una zona digna de la capital del mundo.

El taxi enfila hacia Whitehall y se detiene en la puerta de la comisaria
donde un rubio e impasible joven con impecable uniforme y lustradísimo
casco monta una aburrida guardia en la puerta. El taxista abre la puerta
trasera invitándote a salir, una vez ha recibido una guinea y dos
peniques por el trayecto.

El policía en un similar gesto de caballerosidad abre la puerta ante la
llegada de la hermana.
Buenas tardes, señora .

El interior de la comisaria está bien iluminado y perfectamente decorado
con madera oscura.

Una vez te identificas, el policía de guardia, te hace pasar hacia un despacho situado al fondo de la comisaria. En la puerta, en letras doradas hay un cartel que reza "Insp. Gilmour". El policía golpea suavemente con los nudillos y abre seguidamente la puerta.

Inspector, ha venido la doctora Shelley, de la Universidad.

Rápidamente puedes echar un vistazo al interior del despacho. Un escritorio de caoba en un excelente estado de orden, con la omnipresente bandera de la Union Jack y un moderno teléfono de aquellos que poseen el auricular y el micrófono en ambos extremos de una misma pieza; una máquina de escribir y varios tacos de folios; tres butacones de cuero a su alrededor, el retrato del Rey Jorge a su espalda, y un gran ventanal que permite una bella visión hacia el palacio de Westminster.

Inmediatamente, un hombre vestido de uniforme y galones de inspector, con un fino mostacho cortado a la francesa, se levanta del butacón y extiende su mano.

Gracias por venir, doctora Shelley. Es un placer conocerla. Mi nombre es Max Gilmour y dirijo esta comisaria.

Cuando extiendes tu mano para corresponder a su saludo titubea durante unos breves instantes, posiblemente por respeto a los hábitos, antes de acercar delicadamente sus labios al dorso de tu mano.

Miro con agrado el orden que reina en el despacho, y respondo con un gesto de aprobación ante el gesto del inspector.

-El placer es mio. Y bien, para que me necesita?

Se trata de algo que tiene loco a nuestro forense. Verá. Anoche apareció flotando en Victoria Embankment el cadáver de una joven dama de Belgravia, una veinteañera llamada Agatha Simms. El cuerpo está ahora mismo en la morgue del edificio anexo y nuestro forense ha encontrado una sustancia extraña, inidentificable. Tan extraña y tan importante es para él puede percibirse un rastro de ironía en su voz al pronunciar estas últimas palabras que ha solicitado la presencia de un doctor especialista que de su opinión. El forense no ha querido enviar una muestra de la sustancia. ¿Podemos ir ahora mismo? no quiero robarle mucho tiempo...

Escucho con atencion, y mi curiosidad aumenta a medida que el inspector habla. Aunque considero horrible que alguien pierda la vida, adoro mi trabajo y esta es la parte mas interesante... Asiento todo el tiempo, hasta que termina

-Oh, por supuesto, vamos cuanto antes

El inspector Gilmour te guia hacia la morgue ubicada en otro edificio policial.

Tras descender unas sucias y no muy limpias escaleras, te abre la puerta para que entres en el laboratorio, de donde un tufillo característico y nada agradable inunda tus fosas nasales.

En el centro del laboratorio, tendida sobre una camilla, se encuentra una joven completamente desnuda, y sin el brillo de la vida en sus ojos o en su piel. Su palidez mortal contrasta con lo lúgrube y lo oscuro de esta estancia. Su boca está entreabierta y su pelo revuelto. Nunca es agradable visionar un cadáver. Y el vuelco que da tu estómago en ayunas es un tanto desagradable y casi doloroso.

En las paredes hay varias estanterías con unos frascos con diversos productos, y diverso material de laboratorio clínico.

En una esquina hay un hombre con una bata blanca, concentrado en algo bajo la luz de un flexo y ni siquiera eleva la mirada al percibir vuestra presencia hasta que el inspector Gilmour lo llama.

Doctor Newman. Ha venido la doctora Shelley de la Universidad. Espero que ella pueda ayudarle con su problema con esa cosa. Seguidamente vuelve su mirada de nuevo hacia tí.
Es nuestro forense.

El Doctor Newman eleva lentamente la mirada y se levanta. Se quita el guante y muy seriamente te tiende la mano.

Gracias por venir, doctora Shelley. Me gustaría que me diera su opinión sobre una muestra que presentaba el cadáver de esa infortunada joven que ahora mismo yace en esa camilla.

Se vuelve hacia la mesa en la que estaba trabajando.

En ese pequeño platillo metálico hay una especie de fluido negruzco que me resulta imposible de identificar y cuyo comportamiento me asombra sobremanera. ¿Me puede dar su opinión?

Un líquido muy espeso, como el mercurio, pero de color negro se encuentra en el platillo de metal. Nunca habías visto algo así.

Gilmour se aproxima también, lleno de curiosidad, hacia la mesilla de trabajo, quedándose observando desde detrás de tus hombros.

Al entrar y ver el cadaver, se me escapa un "ay dios mio", mientras hago la señal de la cruz por el descanso eterno de la pobre muchacha.

Saludo al forense cortesmente, y observo lo que me señala con detenimiento.

-No tengo ni la menor idea de que es esta sustancia, asi a simple vista. Tal vez sea algun tipo de reaccion extraña.. le ha hecho pruebas?

Te acerca un bisturí.
Intente cortarla.

Curiosamente la cuchilla corta la sustancia como si fuera mantequilla, pero inmediatamente vuelve a juntarse sin rastro alguno del filo, incluso al intentar separar los dos trozos.

Ahora comprenderá por qué no le pude enviar una muestra a la Universidad. Pero tampoco se la puedo enviar entera. Obviamente tampoco he intentado emplear reactivos químicos o fuego por si acaso la pieza se destruye por completo y lo perdemos. Mi especialidad es la medicina forense, no la química ¿orgánica?. Temo dañar la muestra si hago lo que no debo, por eso quise contactar con ustedes. Si desea trabajar aquí puede hacerlo.

Al ver como se comporta la sustancia, la expresion de mi cara se vuelve absoluta sorpresa.

-p..pero como puede ser? es un organismo vivo! miro incredula la sustancia, y al forense. Dios mio, de donde ha salido esto, si no es mucho preguntar?

Estaba en su boca. Lo pude extraer con unas pinzas sin problema. Es demasiado sólido para ser líquido y demasiado líquio para ser sólido, y por su expresión intuyo que está tan absorta como yo.

Dice con mucha calma Newman

En ese instante entra un policía y susurra unas palabras al oido al inspector Gilmour.
Inmediatamente éste dice:

Lamento interrumpir, doctores. Acaba de llegar el padre de la joven. tendré que responderle a algunas preguntas. Doctor Newman, ¿Cual es la primera impresión sobre la muerte de la dama?

Muerte por axfisia, inspector. Los pulmones estan llenos de agua del Támesis. Había bebido bastante alcohol según muestran los análisis de sangre. Se descarta cualquier tipo de agresión física o sexual.

se vuelve hacia la doctora Shelley.

Lo digo porque apareció en el rio prácticamente desnuda y en un principio se pensó que podía haber sido víctima primero de una violación

Vuelve otra vez la mirada hacia el inspector.

Y esa extraña sustancia líquida y sólida al tiempo aparentemente no ha tenido nada que ver, y aunque no soy un experto en el tema, no la mencionaría sin antes haber recibido un informe completo de la doctora Shelley.

Atiendo atenta a la conversacion entre los dos hombres, y cuando terminan, deseosa de empezar con los analisis de la extraña sustancia, me acerco al donde esta, cojo el bisturi de nuevo y repito la operacion de antes. Aunque lo veo no me lo puedo creer, estoy segura de que es organico. Digo para mi misma, en bajito, mientras la sigo toqueteando

-que eres...?

El inspector Gilmour continúa hablando con el doctor Newman

Bien, con eso será suficiente de momento, doctor Newman.

Se vuelve hacia la ocupada doctora Shelley.

Doctora Shelley, por favor, venga a verme cuando termine o cuando encuentre algún dato de interés. Ahora debo irme pues me esperan en mi despacho.

Mientras tanto esa masa viscosa y de un color profundamente negro es separada de nuevo por la acción del bisturí, y como si fuera accionada por un resorte mecánico, ambas mitades vuelven a juntarse sin rastro aparente de la incisión.

Y por supuesto, no contesta a tu pregunta.

Vuelvo en mi cuando el inspector me habla, y le contesto un "por supuesto" muy cortes, posando el bisturi. Cuando se marche, me vulevo hacia la criatura, y le digo al doctor Newman, observando lo que ya he visto, pero me sigue maravillando

-Bien, pues creo que deberiamos empezar con una biopsia, para determinar de que esta compuesto. Es muy extraño. Parece claramente un ser vivo... pero como es capaz de regenerarse asi?

Es como si el corte del bisturí no le afectara en absoluto, y deriva de su naturaleza viscosa y semilíquida. Lo que me intriga es la imposibilidad de dividirla. la biopsia será difícil salvo que se aplique a toda la pieza. Es su responsabilidad en estos momentos, doctora. Yo no se ni como empezar.

-Pues probemos reacciones en todo... no se me ocurre otra cosa..

Miro por la habitacion, en busca de reactivos para identificar la sustancia, y se los aplico, a ver que pasa

Llevas una hora de intenso trabajo, absorta en tus pensamientos y en esa cosa.

Se comporta como si fuera materia orgánica, pero no se comporta como si su base fuera el Carbono, sino... algo desconocido. Algo... que no es de este mundo.

Has podido determinar que es imposible fragmentarla, que es completamente inmune a la energía cinética, aunque es afectada por ácidos o fuego.

Es más, de hecho parece huir del fuego. Gira, se retuerce y escapa de la acción del soplete con gran habilidad.

Unos golpes resuenan en la puerta, que instantes después se abre, y entra en el laboratorio un agente de policía acompañando a una mujer de mediana edad.

Doctor Newman. Le presento a la señora Pitt, que está investigando el caso de Ms. Simms... y cuando se da cuenta de que hay alguien mas en el laboratorio añade.
No sabía que estaba acompañado. En todo caso, la señora Pitt desea hablar con usted.

El doctor Newman se quita los guantes con los que estaba inspeccionando el cuerpo de Ms Simms para saludar a la recién llegada
Encantado, señora. Espero poder serla de utilidad. Por cierto, le presento a la doctora Shelley, de la Universidad de Londres.