Partida Rol por web

Cuervos de la Tormenta

Dun Morogh

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09/02/2009, 01:20
Director

Y así lo hicieron ante la negativa de Glim a aventurarse por el hielo helado. De todos es sabidos que los enanos no son buenos nadadores, la mayoría lleva armaduras muy pesadas que en el agua los arrastran inevitablemente hasta el fondo como una roca, la misma roca de la que creen proceder.

El camino a Kharanos era harto conocido por todos los enanos. La vía pavimentada estaba en muy buen estado, era fácil de reconocer por los carteles de indicación y por los montañeros que la vigilaban en su último acceso, el que permitía subir una larga y empinada cuesta hasta las mismísimas puertas de Ironforge.

Solo necesitaban unas pocas horas de viaje. Al frío ya estaban acostumbrados y los cielos de momento se portaban, pues era el segundo día sin nieve.

Kharanos era lugar de paso obligatorio para aquellos que venían desde Coldrigde Valey. Tenía una buena taberna famosa por su cerveza y su exquisita carne de jabalí y oso sazonada. No era extraño que la gente se escapará a veces a degustarla a pesar del frío y la nieve. Además, también era lugar de trabajo, con una herrería bien surtida, la población mostraba un fuerte número de gnomos, que usaban el lugar tanto como nuevo hogar y laboratorio en sus esfuerzos de recuperar la perdida Gnomeran. Viejos mineros retirados e ingenieros descansaban en ese lugar, dispuestos a enseñar los trucos del oficia a cualquiera con la paciencia y el dinero para rondas suficientes de aguantarlos.

Tal y como habían previsto el viaje fue tranquilo. Era de las pocas veces que estaban alejados del bullicio que presidía Ironforge, durante el poco más de medio día en viaje no tuvieron que escuchar quejas sobre la poca producción, que si el acero estaba mal fundido, la fragua sucia, los turnos erróneos, nada. Solo tranquilidad y un buen tiempo para disfrutar solos.

Los montañeros estacionados en el pueblo no les hicieron pregunta alguna ¿para qué?, dos enanos más. No tenían ni un solo motivo para temer problemas, más que los habituales por caderas anchas y buena cerveza, pero eso era un mal necesario calificado por muchos venerables barbasblancas.

Incluso antes de pisar la hostería el delicioso olor del asado ya les llegaba. Buena parte de los alrededores olía a esa rica carne y no hacía más que aumentar las ganas de entrar a relajarse con un buen trago y buena comida.

Pero al poco de acercarse a las escaleras de acceso ambos hermanos escucharon una fuerte y acalorada discusión.

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09/02/2009, 01:22
Glorick Salpicabirra

- Serrá mejor no demorrar demasiado tiempo en el hospedaje, prresiento que algo no va bien en la frrontera. Olfato de enano, si tu me entiendes.

Golpee con suavidad mi nariz con el dedo índice emitiendo un sonido sordo, respirando con fuerza despues y cogiendo a Glim por la pechera para acercarse a él, sus labios se movian tímidamente entre el cabello de su barba y bigote blancos en un susurro que sólo su hermano lograría entender entre erres. Colocaba a la vez su diestra sobre su propio oido a fin de escuchar algo de aquella acalorada discursión, no tanto para descifrar de donde provenía como que era lo que se decía.

- ¿Oyes eso? ¡Escucha escucha! Parrece que hay movimiento, noticias sin duda.

Hice una pausa para escuchar más detenidamente y miré desde la proximidad de nuestros rostros los ojos de mi hermano. Él siempre había sido más decidido aunque me moría de la curiosidad, era un enano precavido y Glim imponía más respeto que yo en las primeras impresiones. No se trataba de inseguridad, sólo de estrategicas conductas entre hermanos, él era como el escudo que nunca empuñé, y nunca me había fallado.

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09/02/2009, 01:22
Glim Salpicabirra

El viaje había sido agradable, sin mayores incedencias que una caida por un pequeño terraplén cuando Glim intentaba atrapar una cabra salvaje, ya le había dicho Glorick que no era buena idea, pero al menos hecharon unas buenas risas. Ahora una buena cerveza acompañada de una cena abundante, y el día habría sido redondo.

El olor del asado recién hecho ya arrastraba a Glim hacia el interior de la posada, pero se detuvo al escuchar las palabras de su hermano. Glorick tenía buen olfato de enano, lo que significaba buen olfato para los problemas, así que Glim se acercó para escuchar más de aquella acalorada discusión.

No era raro escuchar una discusión en una taberna, de hecho era lo normal, y Glim no le habría prestado ninguna atención de no ser por las palabras de su hermano. ¡A ver que se cuece!

Notas de juego

No pretendo escuchar a escondidas, simplemente me acerco lo suficiente como para escuchar la conversación con claridad, al ser una discusión en voz alta supongo que no será muy complicado.

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09/02/2009, 02:12
Director

Para cualquiera ajeno a la raza enana aquello sería mera cotillería, morbo o incluso insana curiosidad. Todo enano sin embargo sabía que era una simple medida de precaución ¡por supuesto! Uno nunca sabe cuando la voz se dejará al lado y los hachas tomarán el lugar.

Ambos hermanos no tardaron mucho en evaluar la situación. La posada no estaba muy concurrida, un par de mineros enanos bebían sus jarras mientras mordisqueaban algo de cerdo salado. Hablaban entre ellos, intentando hacer oídos sordos al escándalo que presidía el lugar. A sus pies sendos picos mineros descansaban, además de un par de mochilas, varios abrojos, una linterna de ojo de buey, cuerdas, cizalla, palanca, etc.

Otro enano ya muy entrado en años dormía placidamente en su silla, la jarra se le había caído, pero el líquido ya reposaba en lugar seguro. Roncaba placidamente, con una expresión de absoluta felicidad en su rostro. Debía ser duro de oído, o un maestro disimulando, pues esos gritos despertarían incluso hasta los muertos.

Tanok Frosthammer estaba demasiado ocupado atendiendo el inmenso puchero y la integridad de sus barriles como para prestar oído a esa charla. En su larga vida de posadero las había visto, oído, sufrido y dispersado aun peores. Al menos en esta no tendría que recoger dientes, limpiar sangre ni patear traseros. Tal vez debido a la costumbre y su buen hacer ni siquiera se percatase de la entrada de los hermanos.

Ninguno tardó en identificar a los causantes del revuelo. A un lado en la mesa más lateral un enano ya curtido discutía vehemente con un humano.

El enano tenía poco cabello, pero era de rojo fuego, al igual que la barba, recogida pulcramente en una enorme trenza que pasaba de la barriga. Su piel estaba más morena de lo habitual y sus ojos arrugados, pero vivos y raudos.

Su compatriota vestía una pesada armadura, forjada en motivos dorados y plateados, estaba muy bien adornada y sorprendentemente cuidada, sin duda su poseedor dedicaba su tiempo a preservarla y sin duda en agradecimiento esta le debería haber salvado la vida en más de una ocasión.

Glim podía ver los galones en una de las hombreras, propios de los oficiales de la alianza. Estaban algo ocultos o puede que la gesticulación del enano hiciera difíciles verbos. También podía apreciar un robusto hacha a dos manos descansando en el respaldo de la silla, era de un solo filo y este había sido bañado en plata. La empuñadura era de cuero duro y terminaba en una gema preciosa, un zafiro posiblemente, la parte superior del mango estaba coronada por un pincho de oro.

Su hermano por otra parte podía contemplar más allá, minúsculas inscripciones a lo largo de esa armadura y ese arma. Los símbolos inequívocos que mostraban su pertenencia a la mano de plata y adhesión a la iglesia. Había una sensación de claridad en ese enano, a pesar de lo acolarado de la charla, se le ocurría que contemplaba un estanque de aguas cristalinas, el cual le devolvía su imagen sin alterar. Limpia y transparente, sin ardides ni subterfugios, al igual que cada unas de sus palabras.

Por su parte el humano mantenía el orden en su cabellera con una cinta de tela, su barba había sido recortada, dejando limpias las mejillas, pero formando una perilla y bigotes considerables, negros al igual que el resto del cabello.

Solo se cubría con una túnica negra, sin adornos visibles, un cinturón de metal la fijaba a la cintura, en donde reposaba una tenebrosa daga, el arma tenía una diminuta iridiscencia rojiza que no inspiraba mucha confianza.. La capa era muy larga a juego con la túnica, salvo sus bordes amarronados.

Era una imagen que te venía a la cabeza si escuchabas las palabras “humano” y “traidor” seguidas. Hablaba con una convicción marcada en su voz, y a su vez con una prudencia que rallaba la paranoia.

- Pero maese Kudrok, ser razonable, no niego que deba ser destruido, pero algo así no es tan sencillo como llegar y partirlo de un hachazo, puede ser contraproducente. -

- ¡Silencio! - Replicó el enano de un fuerte golpe en la mesa, volcando ambas jarras, una vergonzosamente semi llena al suelo. Con los dientes apretados la obstinación en su rostro y decisión era obvia.

- No hay ¡NADA! por lo que merezca existir un minuto más, escucha bien esto Landhor, nuestras tierras, nuestra montaña y toda nuestra raza ha existido aquí, sin una sola mancha de corrupción, no voy a dejar una pústula reventar ¿entendido? ¡Ni una! -

- Existir es solo temporal, hablo de las consecuencias, no para vos, sino para los que tengan que ir, puede ocurrir de todo, y más si se actúa visceralmente, ¡pensad en vuestros camaradas! -

- ¡Mis camaradas tienen cosas mejores que hacer!. ¡no van a cargar un artefacto diabólico para satisfacer la curiosidad de un brujo cualquiera! -

- Los estereotipos son lo que menos necesitamos ahora Kudrok, la muerte sería lo más afortunado que les podría pasar, lo sabéis. -

- He pedido vuestro consejo, os he dado hospitalidad, pero mi paciencia tiene un límite y vuestras sugerencias no tienen porque ser aceptadas. Primero los trolls y luego ese ídolo ¡compadezco a esos colmillos largos y envidio a mis camaradas, esos trolls no saben que terminarán con sus fechorías pronto, muy pronto! -

- No os haré cambiar de opinión, pero recordad algo, para inmunizarse a la ponzoña de las serpientes hay que dejarse morder por ellas. -

- Las serpientes venenosas, trolls, orcos, no muertos, demonios y escoria semejante se lidia con ellos decapitándolos antes de que puedan clavarte los dientes ¡no me interesa que hacen, ni como lo hacen, SOLO QUIERO QUE NO LO HAGAN MÁS! -

- Insensato, estás loco, trastornado. -

- ¡¿Loco?! ¡Defendí Lordaeron! y ¡vi con mis propios ojos el PRECIO de escuchar un solo susurro de la oscuridad! Te compadezco Landhor, espero que la entereza que tienes para contrariar mis ideas sea la misma que para dominar tus poderes. -

- ... ojalá no tengas que arrepentirte de esta decisión Kudrak, que la luz esté contigo. -

- Preocúpate más por ti mismo hijo, ella puede alejarse de seguir ese camino. -

El humano suspiró resignado, no había nada para hacer cambiar las ideas del tal Kudrak. Y el enano no dio tampoco opción a ello, pagó su cuenta generosamente abandonando con gran celeridad la posada, apenas logró esquivar a los hermanos a los que solo dedico un "salud". Afuera un silbido dejo paso al tronar de unos cascos que primero se acercaron plácidos pero se alejaron furiosos.

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10/02/2009, 09:10
Glorick Salpicabirra

Hubiese detenido el paso de aquel enano para que el humano aceptase la sabiduría de un enano de tal alto rango, sin duda no sólo servía a la Alianza y a nuestras tierras, también era un simbolo de luz y rectitud apreciables, claro y cristalino como el reflejo de una mena de metal bien pulida. Aquel pícaro bastando podía tratarse de un diamante en bruto, no era tan raro tratandose de uno de esos barba corta. Tenian un potencial desmedido pero su corta edad, su forma de vida y sus tradiciones los hacian débiles comparados con los enanos. El tiempo de Dun Morogh nos hacía rezios y nuestra vida prolongada algo más sabios que muchos de esos humanos.

 Nos habiamos unido a la Alianza por numerosas razones, no las cuestiono, pero en ocasiones me pregunto si el precio que pagamos por viejas victorias ha sido demasiado alto. Suelo concluir pensando que no, y que a pesar de mi edad me estoy haciendo viejo...y cascarrabias.

 - Salve, barba corta.

Me acerqué con paso firme a aquel hombre y me reverencié como si estuviese ante el más alto de los generales, en una circunflexión algo exagerada.

- ¿Puede mi humilde perrsona, prreguntar si podemos ayudarr en algo? Yo soy Glorrick, a su servicio.

Se volvió a inclinar en señal de respeto a modo de saludo.

- Este enano forrnido que me acompaña es mi hermano Glim, hijo de Enthur Salpicabirrra.

Ya en pie su ceño se frunció observando al oficial y los ojos se tornaron hasta contemplar a su hermano esperando que por lo menos saludase, esperaba que si pedía una cerveza no se olvidase de mi.

- ¿Algún...prroblema?

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11/02/2009, 02:05
Glim Salpicabirra

-¡POSADERO! ¿EN QUE CLASE DE POSADA SE PERMITE QUE LA JARRA DE UN ENANO ESTÉ VACÍA?-Digo señalando a Kudrok, y a las jarras derramadas sobre el suelo, miro al posadero con el ceño fruncido, más le valía venir corriendo con unas cuantas jarras de cerveza, o empezarían a pensar que era un elfo disfrazado.

Hago una reverencia a Kudrok, sus galones le identificaban como un gran héroe para la alianza, y un orgullo para nuestro pueblo. ¡Y además le había dado un buen repaso a ese brujo!

-Como bien a dicho mi hermano, soy Glim, a su servicio.

Permanezco en silencio mesando mi barba, brujos, trolls, extraños artefactos... ummm... demasiadas cosas para darle algún sentido, y más con la barriga vacía, después le pediré a mi hermano que me lo explique, hasta entonces será mejor asentir con la cabeza y fingir que se perfectamente de lo que están hablando.

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14/02/2009, 14:07
Landhor

El humano se encorvó ligeramente hacia adelante, fijando sus pequeños ojos en los dos enanos. Era la mirada propia de aquel que siempre conoce algo más pero se lo guarda para si mismo. Había que estar muy loco para dar la espalda a una figura como esa. Sus ojos alternaban con rapidez entre los dos enanos como si buscara algo más allá de la simple vista.

Había algo más, pero solo Glorick era capaz de advertirlo, era el hedor de la magia, hechicería poderosa, pero demoniaca. Apestaba a ella confirmando toda su condición de brujo, no estaba muy seguro, pero debía tratarse de algún tipo de abjuración, pero sus efectos no debían tener ningún componente visual.

Finalmente dando un suspiro volvió a recostarse en su asiento. No presto atención cuando Kudrok depositó tres jarras espumosas en la mesa para luego volverse blasfemando por algún motivo que requería ser enano para comprender.

- No creo maeses Salpicabirra, a no ser que puedan hacer razonar a un miembro empecinado de su raza. Imagino que ya habrán escuchado mi nombre entre las voces, me conocen como Landhor, no tengo el privilegio de tener apellido familiar.

Siéntense, no es cortés que les hable sentado y ustedes de pie. -

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14/02/2009, 15:41
Glim Salpicabirra

-¿Compartir mesa con un brujo? ¡JAMÁS!

Kudrok lo había nombrado como "un brujo cualquiera", y la daga que portaba era la viva imagen de la brujería más traicionera. Glim se mesó las barbas, ese "Landhor" no tenía ni siquiera apellido familiar, brujos... te digan lo que te digan, haz siempre lo contrario.

Si un renombrado paladín enano no se fiaba del brujo, ¿por que iban a hacerlo los Salpicabirra?. ¡Que se lo lleven los demonios junto su maldito artefacto! Glim lanzó una mirada severa a su hermano, entendía su curiosidad por estos temas, pero le avisaba de que no convenía mezclarse en asuntos de brujos.

 

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16/02/2009, 06:02
Glorick Salpicabirra

- Ante una cerveza, lo negro puede transformarse en gris.

Quizás ante la sorpresa de su hermano, Glorick si que tomó asiento. Lo hizo despacio, cogiendo la silla por el respaldo, arrastrandola con el mayor sigilo posible y sentandose lentamente, acomodandose antes de poner ambas manos sobre la jarra y dar un buen trago, pues estaba sediento del camino.

 Su ceño estaba fruncido, no era conveniente mezclarse con brujos, y su hermano Glim tenía razón, pero es voluntad de los titanes ayudar a los aliados, y aquel condenado portaba una carga que me resultaba particularme atrayente. Teníamos una importante misión, nunca habíamos dejado la mina para lanzarnos a la aventura, y mucho menos en guerra, aunque ya tuviesemos nuestras escaramuzas contra otros peligros que acechaban Ironforge, no estamos versados en los enigmas que aguardan en el camino. De esta forma, escuchar, es uno de los mejores métodos para aprender. Y es mejor tener bien cerca a aquellos que pueden ser tus enemigos, pues así no te podrán coger de improviso.

 Moví el bigote saboreando aquella bebida de dioses y clavé mis ojos negros sobre el brujo, no le juzgaba por ser lo que era, ni pensaba hacerlo hasta oirle.

 

 - No reconocerá que nos alterramos sin motivo, ¿verdad? Sin duda nuestro empecinado amigo tenía un buen motivo parra estar de ese humor. Ahorra veamos, ¿Está dispuesto a que por esa misma causa otros dos enanos más compartan ese sentimiento?

 Cuide bien sus palabras cuando hable con uno de nuestra raza, y verrá como todo va espumoso y sin prroblemas.

No trataba de amedrentarlo, sólo era una sana advertencia de que cuidase lo que decía si gustaba de contarnos lo que le tenía tan preocupado y provocaba un humor así en un oficial de la Alianza, Glorick podía escuchar y comprender, pero no admitiría más vanales insultos.

 

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17/02/2009, 13:27
Landhor

Landhor no parecía molesto por las súbitas palabras de Glim, se limitaba a mirarlo casí con pena el los ojos, para rápidamente volver a fijar la mirada en su interlocutor, dos de sus dedos tamborileaban rítmicamente sobre la pesa, sin prestar ninguna atención a la comida y bebida que se distribuía caóticamente sobre ella.

- Solo le daré un consejo, no de consejos.

Ciertamente su empecinado "amigo" tiene motivos muy respetables, que pueden estar en mayor o menor medida equivocados. Lo que me lleva a pensar en ¿cuantos más tienen que morir hasta que sea realmente consciente de su error?

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17/02/2009, 18:11
Glorick Salpicabirra

- ¿Morrir? ¿A qué se esta refirriendo?

Glorick frunció el ceño subitamente, las arrugas colisionaron unas con otras, y su nariz pareció inflarse cuando respiraba. Sus ojos brillaron con desconfianza mirando al brujo y sus labios se palmearon el uno con el otro después de un sorbo de cerveza.

- ¿Tan grrave es este asunto?

No preguntó directamente, aunque quería saber más sobre que estaba ocurriendo. Sin duda aquel brujo tendría necesidad de contarlo, o de encontrar a alguien. No dejo de controlar los movimientos de glim de reojo, sé que aunque no lo parezca estará pendiente de nuestra conversación y dispuesto a interrumpirla si algo no va bien...

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18/02/2009, 13:54
Landhor

- Juzgue por vos mismo, maese enano. Debe de ser algo grave para que se discuta con tal vehemencia. Pero ya ha escuchado a su compatriota, no es asunto que me ataña por más tiempo. -

La pausa tenía cierto dramatismo, pero Landhor parecía totalmente indiferente a la situación que el mismo había creado, en su lugar tomó un pequeño sorbo de cerveza a la par que saboreaba queso fresco de Alterac servido entre otros entremeses. Volvió a mirar detenedamente a los hermanos Salpicabirra, como si esperase encontrar algo en que poder aliviarse.

- Son ciertamente tiempos difíciles, a veces incluso el honor es más un impedimento que una ayuda. Estoy convencido que alguién fuera del estricto código del paladín puede razonar con más frialdad ¿Tal vez algún enano pueda hacer caso omiso a ese honor por un bien mayor?. -

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18/02/2009, 20:33
Glorick Salpicabirra

- El bien mayor aguarrda males menorres por definición. En ocasiones el que juzga una situación no ve que se superre el mal obtenido con el bien dado.

Los enanos somos gente de bien, como sabrrá, y nuestra perspectiva puede ser diferrente, ya sea por experriencia, o por cultura, ¡Yah!

Asintió dando otro trago largo y golpeando la mesa con la jarra.

- ¡¡Otrra cerrveza para un enano sediento!!

Su lengua mojó con pasividad sus labios agrietados por el frio, acostumbrado al calor de la posada de Ironforge y de la gran forja, algunas partes de su cuerpo se habían entumecido y no parecían tan acostumbradas a soportar las bajas temperaturas, sin embargo, aguantarían estoicamente hasta acostumbrarse, no era sencillo derribar a un enano y menos por un poco de frresco.

 - Perro el honor también puede nublar el sentido común.

Le concedía, por lo menos, el beneficio de la duda.

- Puede que encuentre a ese enano por estas tierras, pero os serrá dificil. Y más si no compartís la información devidamente, ¿Yiah?

Aquel brujo no soltaba prenda pero aún faltaban horas para que Glorick Salpicabirra perdiese la paciencia. Además, tenía cerveza.

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19/02/2009, 13:01
Landhor

- No creo, ese enano ya sabe todo lo que debe saber, nada de lo que se diga ya le hará cambiar su opinión.

Por otra parte, ya escuchó sus palabras maese Salpicabirra, este asunto ya no me compete más, para bien o para mal. No obstante, si por casualidad vuestro destino es Brewnall yo me andaría con especial cuidado, puede que haya algo más que trolls morando por los alrededores.

Si encuentran algo que no debería estar, romperlo al primer golpe puede que sea la peor de las opciones, algunas cosas están por encima de la simple violencia. -

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19/02/2009, 20:07
Glorick Salpicabirra

- Entiendo... No afirmé si ibamos o no hasta allí, al brujo no era algo que le incumbiese.

- ¿Ha estado allí? Nosotrros también habíamos oido que las cosas están poco calmadas...Hum...

El cerebro de salpicabirra comenzó a darle vueltas al asunto, destruir aquello que encontrasen extraño. Sin duda era el motivo por el que el sirviente de la luz, aquel paladin enano, había discutido con este hombre. Destruir de forma incierta un objeto que albergue poder mágico no es juego para crios, tendrían que andarse con cuidado. Una punzada en el corazón instigaba a Glorrick a pensar que tendrían la mala fortuna de cruzarse con algo más que Trolls.

 Una mirada a su hermano bastaba para mostrarle la transparencia de sus pensamientos, que ningún otro sabría leer, bajo la fachada seria y serena se abría paso la preocupación por su futuro. No...sea lo que sea podremos superrarlo si estamos juntos...¡somos enanos, maldita sea!

- ¿Y...ese algo que no deberría estar que...podría ser? Por...Por ejemplo...

Era dificil sacarle información, pero estaba decepcionado con los enanos, podía infravalorarnos, me hago el tonto, quizás así, suelte prenda. Un, "cuando lo vea, lo entenderá maese enano" no me conformaría.

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20/02/2009, 14:19
Landhor

Landhor no le respondió inmediatamente. En su lugar el humano fijo sus ojos en las arrugadas cuencas de Glorick, tal vez por medio minuto o algo menos estuvieron en silencio, mirada contra mirada. Sin que ninguno de los dos apartara el rostro por un solo segundo.

Algo debió suceder, los mineros apuraron su agape, pagando generosamente y abandonado la posada, el viejo que dormitaba se estiró incómodo para luego dirigirse a las escaleras hacia las habitaciones. Incluso Kudrod cesó su intensa limpieza de jarras para aventurarse un momento en sus bodegas.

En ese instante solo ambos hermanos y el brujo se encontraban en la sala principal. Landhor se apoyó satisfecho en la silla, antes de continuar.

- Por supuesto que no maese Salpicabirra. No osaría en mi sano juicio ir en contra de la voluntad de cualquier oficial. El orgullo personal no suele ser buena mezcla a la toma de decisiones. -

Levantó la mano izquierda en un gesto lento, sus dedos se movían con rapidez en una mecánica que a Glorick no le era desconocida, instintivamente se puso en guardia, y sus oídos escucharon el desenvainar el acero por parte de Glim.

Pero no parecía hechicería demoniaca, ni siquira hostil, o eso o aquel humano tenía la sangre helada. Landhor terminó su hechizo en el mismo instante que una minúscula llama aparecía en medio de la mesa, no emitía calor ni parecía en absoluto preocupante, arrojaba un extraño humo inodoro al aire que poco a poco se fue extendiendo hasta formar una siniestra imagen.

- Si alguna vez por ventura ven eso, sepan que tarde o temprano debe ser destruido, o en su defecto asesinado, no obstante, el bien que se puede lograr permitiendo que se estudie antes es mucho mayor de lo que se ganaría dándole una muerte rápido.

De todas formas, algo con esa forma, o una criatura con esa marca no sería en absoluto sencilla de matar. -

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23/02/2009, 20:20
Glim Salpicabirra

-Le cortaremos la cabeza, eso debe funcionar.

Y si no tiene cabeza, ya pensaremos algo. -Pensó Glim, y sonrió orgulloso, y bebió un largo trago de su pinta. Aún permanecía de pie, aunque cerca de la mesa, jamás se sentaría a beber con un brujo, y menos por uno que ni siquiera tenía su respeto (más bien todo lo contrario, por lo ocurrido con el bueno de Kudrok)

Los guerreros enanos se fortalecían cada dia en cuerpo en mente para poder enfrentarse a cualquier adversario que les saliera al paso, era una regla sencilla, cuanto más fuerte seas a más enemigos podrás derrotar, independientemente de cual sea su naturaleza. Se estudiaban así mismo, técnicas de combate, y estrategias militares, traer al enemigo a casa (con el riesgo que eso supone) para estudiarlo como si se tratáse de abrir un conejo para ver sus tripas, carecía de todo sentido, almenos para un enano.

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24/02/2009, 07:12
Glorick Salpicabirra

- Mantendremos los ojos bien abiertos. Como de costrumbre.

Glorick asintió confiado bastante deacuerdo con lo que había juzgado su hermano. Se hacía tarde, tendrían que ponerse en camino y sería bueno descansar.

 Contemplo el rostro del brujo sin muestra de desconfianza, sus ojos, sus facciones tratando de discernir hasta que punto lo que dice es grave. Y una duda asanta mi mente una y otra vez ¿quién puede estar detrás de una cosa así?

 - Brr....

 Mis ojos terminan por perderse de nuevo en esa marca que trato de memorizar aunque, ¿quién podría olvidarse? No temiamos la brujería, pero hay que tenerle un respeto...¿no?

 - ¿Algo más que debamos saber? ¿Sabe de los Trrolls? Antes ha...mencionado algo....

 Le miro interesado.

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26/02/2009, 14:49
Landhor

Como si estuviera distraído Landhor tomó otro trago antes de apartar definitivamente la jarra de cerveza. Sin contestar a Glorick rebuscó entre los pliegue de su túnica una sencilla bolsa de cuero que se movía con el familiar tintineo de las monedas.

Buscó casi con torpeza, antes de depositar una suma más que generosa por sus consumiciones. Había una expresión de disgusto, como si el oro le provocará una extraña repulsa en lugar del regocijo que suele ser habitual en todos los que valoran el dinero.

Se levantó poniendo en orden las arrugas de su túnica, todo lo que se había dicho y hecho parecía haber perdido cualquier relevancia para ese hombre, tal vez estuviera actuando así a propósito, para mantenerse al margen de la situación, o quien sabe. Aun así había una minúscula expresión de satisfacción en su rostro.

- Los trolls son demasiado estúpidos para entender el poder que pueden manejar, y a su vez tal falta de ideas los hace blanco fáciles de cualquier cosa que pueda corromper. Esas criaturas están adelantando su muerte, como si sus vidas en Dun Morogh no fueran ya lo bastante precarias.

Debo irme ya, me esperan en la liga de exploradores, en su insigne ciudad, yo invito. Buena suerte maeses Salpicabirra. -

No podían contemplar con claridad la expresión del posadero, pero si escuchar un mal disimulado suspiro de alivio a medida que esa figura tenebrosa tomaba el camino a la salida. ¿Hasta que punto estaba interesado un brujo en lo que ocurría en las cavernas? ¿Y por qué? Preguntas peligrosas, demasiado...

- Ah, se me olvidaba, maese Glim, a algo que ya esta muerto decapitarlo puede no ser la mejor opción. Seguro que se hace cargo. -

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03/03/2009, 02:05
Glorick Salpicabirra

- Vamonos Glim. Algo oscurro está pasando. Mucho más oscurro de lo que podría entender con lo que sabemos.

Me pongo en pie, colocando las palmas de las manos sobre la madera, y mi mirada firme e inquebrantable sobre los ojos de mi hermano. No permitiría réplica, pues estaba convencido de continuar, ahora motivado por la intriga y la curiosidad, que es propia de enanos, pero no tanto en asuntos de desconocimiento. Quizás por mis venas no corriese la sangre de ningún explorador, salvo quizás de algún antepasado del que se olvidó ya el nombre, sin embargo tenía otra motivación a parte del conocimiento, ayudar a mi pueblo. Hasta el momento nos habíamos guiado por la seguridad, y aunque habíamos llevado buen ritmo, no habíamos corrido hacia nuestro destino. Era una forma de proceder común, sin embargo, por algún motivo, ahora lo veía desde otra perspectiva. Puede que todo este tiempo hubiesemos ido contra el viento, y confiados con su suave caricia no pudimos entender la magnitud de la ventisca que se aproximaba.

 Golpee la mesa con suavidad, y disimulé el agrado de ser invitado a unas cervezas, a pesar de ser aquel brujo el que las pagase.

- Aguanta, Glim. Salgamos de aquí.

Hablé para que se diese prisa en acabar la cerveza mientras ponia sobre mi hombro el fardo con mis posesiones y aferraba mi arma. Ya caminaba hacia la salida, ascendiendo por las escaleras a medida que el viento frio de Dun Mororgh acariciaba mi semblante serio y arrugado ahora acostumbrado al bienestar de la posada. No froté mis manos, ni mis hombros, sólo coloqué la capa por encima de ellos, mire a los lados y salí de allí contemplando la herrería y el precipicio que se formaba en el descenso hacia el sur. Hice memoria para recordar la dirección, dandole tiempo a glim para que saliese y me alcanzase. Luego, simplemente emprendí mi paso con seguridad, por el camino que ya en un principio habíamos previsto. Una cosa era ir con algo más de alegría en el cuerpo y otra jugarse la vida.