Partida Rol por web

Curse of the Dragon

Escena 1 - Tiempo Muerto

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24/10/2020, 02:13
Director

Notas de juego

Podeis comenzar cuando querais. De momento solo podeis escribir los dos.

J recibirá (cuando lo decida) una llamada de telefono y entonces entro yo. Por lo demás, todo vuestro.

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24/10/2020, 11:02
Ahmad Jamal

Que no te engañe la miríada de luces, Seattle es una ciudad sombría, como lo es el poder que mueve los hilos al otro lado del espejo.

En el interior de un cómodo SK Bentley Concordat de un negro esmaltado, el hombre al que llaman "El Doctor J." es conducido hacia algún punto indeterminado de la ciudad donde va a tener lugar una jam session de jazz. El tipo, todo clase y elegancia, acostumbra a mantener un hermético silencio cuando escucha música, el único placer mundano que se permite en un mundo cruel y hostil en el que conviven magia y tecnología en una suerte de simbiosis imposible.

Rara vez se le ve sonreír. Lo sabe bien su chófer y guardaespaldas, una criatura improbable escapada de un relato noir: una orca francesa. Cuando se conocieron por recomendación de la detective Carter, Francine era algo parecido a un despojo en caída libre. Una mujer rota por la pérdida y rendida por completo a una peligrosísima droga sintética llamada Remember. Se negaba a mirar hacia el futuro, acomodada en un venenoso pasado que la arrastraba a un pozo que amenazaba con devorarla por completo. Y así habría sido, de no ser por el encuentro con el Doctor J., psiquiatra de día... Shadowrunner de noche.

Doc tiene una filosofía de trabajo que puede resumirse perfectamente en una frase. LA FRASE:

La vida es demasiado corta para vivirla sin buscar cicatrices.

No temas fracasar. Levántate. Encuentra un propósito. Y luego, entrégate por completo a él.

Francine es, en cierto sentido, una de sus obras maestras. No es la única paciente que ha llegado destruida al encuentro del doctor en su clínica en el centro de Seattle, pero a buen seguro es la que ha dado crédito con mayor literalidad a la leyenda del ave Fénix. 

Por expresarlo con sencillez, Francine Devereaux es su Renacida.

-Francine, ¿por qué te empeñas en tomar todos los atascos que encuentras a tu paso?-, inquiere el hombre en un perfecto francés mirando de forma distraída por la ventana del Bentley. Es su forma de cuestionar el estilo de conducción de su chófer. Sus elecciones esta noche a la hora de tomar el mejor trayecto posible son... cuestionables. Su tono, empero, es sereno, calmado. También sarcástico. 

-¿Acaso tienes algún empeño personal en que no lleguemos a tiempo al concierto? Sería una lástima. Son unos músicos bastante buenos. Mezclan jazz con música étnica africana. Creo que te gustarán. Considerablemente-. Inexpresivo como es, sólo alguien que le conozca bastante bien captaría la mortal ironía que está gastando a la orca, a la que pilló durmiendo en el último concierto de Jazz Fusión en el que estuvieron en el club Acid!

Notas de juego

Un poquito de pique con Frankie, como debe ser ;D

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27/10/2020, 02:05
DIRECTOR

El tráfico era horrible. Además, no paraba de llover y el lugar a donde íbais no era de tus favoritos. Doc se había empeñado en ir esa noche a uno de esos garitos aburridos donde con música o sin música los camareros y clientela eran tan aburridos como el propio bar.

Desviaste tus ojos por un momento mirándolo a través del espejo interno. Su negra cara no mostraba nada. Si era una coña o una ironía no parecía demostrarlo.

De repente un claxon te hizo volver a la realidad fijando tus ojos en lo que ocurría delante vuestra, pero no era delante, sino a un lado donde un pequeño turismo se había colado por el carril izquierdo provocando la ira de los que venían en sentido contrario y ejecutando una temeraria maniobra al intentar introducirse a la fuerza entre el coche que manejaba Francine y una furgoneta de reparto a domicilio.

Aquella noche no comenzaba bien. La lluvia, el club de jazz y ahora el gilipollas ese quería mataros. No quedaba más remedio que frenar y hacerte a un lado o todos os iríais a la mierda esa noche.

Notas de juego

Frankie, chequeo de conducir a dificultad 2 o no te dará tiempo a esquivarlo haciéndole hueco delante tuya y tendréis un accidente.

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28/10/2020, 16:23
Francine Deveraux, alias "Frankie"

Francine Deveraux alias "Frankie", ex pandillera, ex drogadicta y antigua habitante de las Toperas conduciendo un jodido Bentley. Joder, le encantaba ese coche... Frankie acarició el suave volante de cuero con placer y sus colmillos quedaron a la vista. Si hace un año, mientras temblaba y sudaba de forma descontrolada sobre un charco de su propio vómito, alguien le hubiera dicho que acabaría viviendo en un apartamento de lujo y conduciendo un Bentley le habría pegado un tiro. Ni el apartamento ni el coche eran suyos, pero a Frankie le importaba una mierda. Porque tenía algo mejor. Por el espejo retrovisor observó a Doc acomodado en el asiento trasero como si de un trono se tratara. El cabrón tenía clase...

- Míkhail estaría orgulloso - El pensamiento la asaltó de forma súbita, pero, a diferencia de lo que sucedía antes, el recuerdo de su antiguo mentor no le hizo daño. Doc le había enseñado muchas cosas… Le había dado una nueva vida. Al principio Francine era bastante escéptica respecto de las capacidades de aquel tipo de mirada afilada y agudo ingenio. Un año después proteger a aquel hombre se había convertido no solo en su trabajo, sino en el propósito mismo de su existencia. Si el doctor Jamal le pedía que saltara, Frankie solo preguntaba a qué altura.

Francine, ¿por qué te empeñas en tomar todos los atascos que encuentras a tu paso?

- Llevo el lanzagranadas en el maletero… Solo tiene que decirlo–. Frankie sonrió a través del espejo retrovisor. El tráfico en aquella jodida ciudad era desde luego lo peor de conducir aquella maravilla sobre ruedas. 

-¿Acaso tienes algún empeño personal en que no lleguemos a tiempo al concierto? Sería una lástima. Son unos músicos bastante buenos. Mezclan jazz con música étnica africana. Creo que te gustarán. Considerablemente-

 

-Sí que sería una lástima… Uno nunca debe despreciar la oportunidad de disfrutar de un buen sueño…-. El doctor había utilizado la música como parte de su tratamiento de desintoxicación, aunque la orca nunca había podido llegar a apreciar ciertas extravagancias musicales de su mentor. En ese momento, un vehículo ridículo se interpuso en su camino ya de por sí accidentado.

Merde… - Frankie  maldijo entre dientes mientras hacía una maniobra para no estamparse contra aquel idiota.

- Tiradas (1)

Motivo: Conducción

Tirada: 4, 5, 4, 3, 2, 6, 4, 4

Éxitos: 2

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31/10/2020, 02:11
DIRECTOR

El sonido de los claxon inundó la noche de interestatal 5. Pitidos del conductor que venía de frente, el cual parecía tener un grave problema de melanina en la piel, o era que se había cagado en los pantalones ante la posibilidad de morir. Pitidos de la furgoneta de reparto que lo había visto todo y pitidos de algunos más que se sumaron por pura intuición o acto reflejo a esa sinfonía número cinco en claxon mayor.

La maniobra de Francine había salvado el Bentley, su precioso u adorado Bentley, de una colisión en cadena que solo la providencia sabe como habría acabado. Seguramente con el tipo que ahora iba en el coche de delante muerto de una hostia orca.

El capullo aceleró en cuanto vió un hueco y se coló delante de la furgoneta mientras esta pitaba descargando con él la adrenalina acumulada por el día de trabajo.

-Bzzzzzzz. Bzzzzzzz. Bzzzzzzz-.

Hablando de trabajo, el zumbido de un comlink no se hizo esperar. El zumbido venía de la parte trasera del automóvil, mas concretamente del bolsillo del abrigo de Ahmad Jamal.

La pantalla identificaba el número como el de Cluster, un fixer de poca monta que se las daba de listo y que Ahmad había conocido por casualidad en un pub.

-Bzzzzzzz. Bzzzzzzz. Bzzzzzzz-.

El zumbido seguía sonando mientras J debatía contestar a la llamada de ese idiota o ignorarlo para continuar hacia su cita de jazz.

 

Notas de juego

Francine, puedes postear en cualquier momento.

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05/11/2020, 09:11
Ahmad Jamal

-Noto un perturbación en la Fuerza-, dijo con aire místico el Dr. J. sin dejar de mirar al éter de Seattle. No había duda de que había percibido la brusca maniobra del Bentley, pero ni eso logró romper su férrea concentración.

-Reserva la artillería para cuestiones más relevantes, Francine. Enfrentarse al tráfico en las grandes ciudades es, por línea general, una guerra de desgaste. Mantén la concentración. Aísla la rabia en tu interior. Déjate envolver por la música-. Las luces de la ciudad se reflejaban en las gafas de sol de Jamal. El tipo aprovechaba cualquier instante, por breve que fuese, para serenar a la salvaje bestia que anidaba en el corazón de su chófer orca.

La música era en conjunto lo más parecido a una droga para el Dr. J. Como a buen seguro ya sabía Francine, pasaba cerca del 75% de la jornada escuchando su inmensa selección de jazz. Al doctor le encantaba la música en directo, si bien no era un tipo demasiado expresivo y rara vez se le notaba entusiasmo alguno en el rostro. En general, era muy contenido, extraordinariamente comedido. Este era el motivo por el que imponía tanto. A su altura y su físico de ébano se añadía una extraña aura que emanaba a raudales en la que su interlocutor no sabía a qué diablos atenerse. Y es que el doctor Jamal era precisamente eso: Insondable.

Francine habría jurado que en algún momento de su pasado fue jugador de póker. Y no cualquier jugador de póker. Un puto genio con un rostro imposible de leer. Y de eso se trataba con el Dr. J. Sabes cuándo te está leyendo, psicoanalizándote; pero tú no tienes oportunidad de leerle a él.

La vibración de su Calibán le indicó que había llegado el momento.

-Et voilá!-, dijo con una media sonrisa bastante anómala en él que su chófer captó por el retrovisor. Jamal no sonreía. No a menudo, precisamente. Cuando lo hacía es que algo grande estaba a punto de pasar, o ya había sucedido.

-Música fuera, Francine. S'il vous plâit.

Descolgó y activó el altavoz. Tras varios años de servicio, Francine era una prolongación de su rostro público. Su segunda sombra.

-Monsieur Cluster, me alegro de oírle de nuevo. ¿A qué debo el honor?-. Siempre educado. Siempre exquisito.

Notas de juego

Días complicados, pero Doc is back ;)

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11/11/2020, 11:17
Cluster

La voz rasgada debido al exagerado consumo de tabaco interrumpió el apacible ambiente del Bentley.
-AH.. J. ¿PUEDO LLAMARTE J?-. El tío gritaba tanto que tuviste que bajar enseguida el volúmen del comlink. -PUES CLARO QUE PUEDO LLAMARTE J, SOMOS COLEGAS DE PROFESIÓN, ¿NO?. ESCUCHA, ESTOY EN EL UNDERWORLD Y COMO ME DIJISTE QUE TE AVISARA CUANDO SE PRESENTASE ALGÚN TRABAJO INTERESANTE, PUES TE ESTOY LLAMANDO.-

El Underworld93 es un garito de moda entre los Shadowrunners, tanto para hacer tratos como para divertirse y dilapidar el dinero ganado en las incursiones. No es de extrañar que grite, después de un rato ahí dentro no te escuchas ni a ti mismo. El propio sonido de la música amortiguado y las voces de los niñatos que esperaban en la cola de entrada, te dió la pista de que Cluster había salido para llamarte, y posiblemente despejar la cabeza de tanto grave.

-UN JAPO NECESITA UN EQUIPO PARA ESTA NOCHE. PAGA BIEN. AL PARECER ES UN TRABAJO DE INVESTIGACIÓN, LO QUE TE MOLA, PERO NO HA QUERIDO DECIRME DE QUE SE TRATA. TENDRÁS QUE VENIR Y NEGOCIAR CON ÉL-.

Situado en la misma frontera de Pullayup, el viejo Underworld93 llevaba más de veinte años sirviendo copas y música disco. Una aberración musical a la que Ahmad Jamal debía enfrentarse para sobrevivir y conseguir trabajo.

-ESTÁ SENTADO EN EL RESERVADO 9. DATE PRISA O EL TRABAJO VOLARÁ. Y NO TE OLVIDES DE MI COMISIÓN.-

El pitido intermitente de la finalización de la llmada sonó durante unos segundos antes de que el espacio interior del coche volviera a la tranquilidad del silencio.

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11/11/2020, 14:11
Ahmad Jamal

Jamal escuchó con atención y solamente pronunció una palabra y una letra durante toda la conversación con Cluster. Fue exactamente al final de la conversación.

-Bien, C.

Si fue la forma de corresponder la camaradería que mostraba Cluster, nadie podría asegurarlo. 

Jamal plegó el Calibán al concluir la llamada y volvió a introducirlo en el bolsillo de su abrigo largo.

-Francine, tengo buenas noticias para ti. Cancelamos nuestra asistencia al concierto de esta noche. Oh, por favor, no te esfuerces en disimular tu alegría. Puedes manifestar cierto júbilo si lo deseas. No soy un hombre excesivamente rencoroso-. Jamal esbozó media sonrisa. Duró unas décimas de segundo. -¿Conoces el Underworld93? Te gustará. La música te resultará más accesible-. No dio su opinión sobre aquel antro. Para él su presencia allí era sinónimo de trabajo. Estaba a años luz de situarse remotamente cerca del placer asistir a aquel infierno acústico.

-Acabo de pasarte la dirección al navegador del Bentley. Tienes mi permiso para efectuar una conducción más... impetuosa. Nos espera un cliente. Al parecer, tiene trabajo para nosotros-, dijo mirando con aire distraído por la ventanilla. En su fuero interno, claro, el doctor estaba calibrando la complejidad del encargo.

Un trabajo de investigación, dijo Cluster. Eran su fuerte. Su especialidad. No en vano, en en mundo de las sombras se llamaba al Doctor J. si uno tenía un problema cuya solución requería más materia gris que una bonito six-pack. Si necesitaba un equipo con tanta premura, seleccionar las herramientas adecuadas para la operación sería delicado. Y eso, por descontado, aumentaría la tarifa.

Notas de juego

Pregunta: ¿Conozco de antemano a Fastcat, Rome o a Kenji?

Por hacer referencia a ellos en las ups ;)

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12/11/2020, 11:32
Director

Notas de juego

Conoces a todos, bien por reputación o en persona.

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12/11/2020, 17:46
Francine Deveraux, alias "Frankie"

Frankie siseó mientras una sinfonía de bocinas ahogaba sus maldiciones entre luces de freno. Será hijo de puta...-. La joven adoraba aquel coche, pero en momentos como aquellos preferiría ir conduciendo un tanque acorazado con el que haber podido embestir a aquel cabronazo para estamparlo contra el asfalto. La joven se vio a sí misma conduciendo a toda potencia mientras reía como una posesa y aquel coche de mierda desaparecía bajo su chasis reforzado en una lluvia de chispas... Desde luego sería algo digno de verse, aunque no estaba segura de que su mentor lo aprobara. Siempre estaba hablándole del control de la ira y mierdas parecidas...

Apagó la música y escuchó con interés la llamada. Parecía que la noche empezaba a ponerse interesante... Frankie sonrió a su vez al doctor a través del espejo retrovisor. Desde luego no parecía que estuviera intentando disimular su satisfacción por el cambio de planes o estaba fracasando estrepitosamente en el intento - Jamás se me ocurriría cuestionar su buen gusto para la música, mon ami... - Lo cierto es que a Francine no le disgustaba la música que su mentor escuchaba, salvo excepciones. Porque sí, había momentos en que su adorado doctor se ponía un tanto psicodélico y entonces la orca no entendía nada de aquella extravagancia. Una mezcla de sonidos de lo más variopintos que bien podían pasar por cacofonías extrasensoriales de la selva más profunda del Amazonas. 

Con un gesto rápido comprobó la dirección del antro al que se dirigían. Lo conocía, aunque no era precisamente su ambiente... Frankie siempre había crecido pegada a Mikjail. Aquel orco no solo fue su héroe, sino su modelo a seguir. Casi todo lo que había aprendido lo había aprendido de él. Incluida la música... Cuando Mikjail murió Frankie estuvo demasiado perdida para hacer nada más que intentar seguir respirando cada día y tampoco lo intentaba con demasiadas ganas... Con el doctor había vuelto a nacer, aunque aguantar durante dos horas a un tipo tocando los bongos había sido demasiado para su capacidad de adaptación. La cara de la orca se iluminó y pisó el acelerador mientras acariciaba el volante del coche. - Música para mis oídos... Vamos, pequeño, demuestra de lo que eres capaz... - 

El negro y esmaltado Bentley cambió de rumbo en la fría noche. El humo del escape se elevó en el aire durante unos segundos mientras salían de la interstatal en dirección a Pullyup.

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24/08/2021, 11:47
DIRECTOR

Distrito de Puyallup, Seattle.
31 de Octubre del 2074, 23:50 horas.

La rueda del Bentley negro desplazó el agua del charco que había en la carretera salpicando a su alrededor. Por suerte o por desgracia no había nadie a quién mojar, ya que pocos permanecían en la fila de entrada del Underworld bajo el chaparrón que caía. Los jóvenes que esperaban tenían el look de moda en la frontera, macarras con chupas de cuero, hebillas cromadas y pinchos. Un vestuario demasiado perfecto, sin desgaste ni rasgaduras, demasiado virtual.

Francine condujo con cuidado el coche hasta el parking, donde una multitud de vehículos esperaban a sus dueños bajo la lluvia, esperando llevarles a casa en un estado u otro. No era para menos, esa lluvia no era normal. Tal vez algún mago chiflado la había invocado para que los disturbios típicos de halloween no fueran tan intensos, o tal vez el cielo lloraba ante las atrocidades que se cometerían en la noche de difuntos, quién sabe.   

Al entrar al Underworl93 la música os golpeó sobremanera con su brutal ritmo. La decoración del local no dejaba dudas de que era el lugar idóneo donde pasar la noche de los difuntos. Calaveras, telas de araña, calderos que supuraban humo y fuego, fuego por todas partes. El infierno debía ser algo así, aunque menos terrorífico. Carteles luminosos animaban a la gente a vivir la experiencia en AR. Conectados, los fantasmas virtuales danzaban por el local al ritmo de la tronante música. Muertos vivientes virtuales se mezclaban con la gente en la pista y de las calaveras insectos, serpientes y toda clase de insectos repugnantes entraban y salían por sus orificios.

Y allí, en el reservado nueve, justo donde Cluster lo mencionó, se hallaba sentado un hombre japonés que nada parecía tener que ver con aquél sitio. Su inmaculado traje de corte corporativo, su corbata perfectamente planchada y su camisa a juego sin una sola arruga os decían que ese tipo se había confundido de sitio, de hora y de día.
Unas gafas de pasta ayudaban a sus rasgados ojos orientales a ver mas allá de su nariz, y el vaso delante de él contenía un líquido cristalino que sin duda alguna era agua, aunque no la había probado.
El tipo miraba fijamente hacia la chavalada que se amontonaba en la pista de baile, saltando, gritando y golpeando el aire con sus cuerpos mientras los innumerables chorros de llamas les inducían al colapso. 

 

Notas de juego

Aunque os ponga a todos, solo Frankie y Doc pueden contestar. De momento es una charla que no se alargará mucho con el face, y después os irá contactando para el trabajo.

Podéis comenzar.

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26/08/2021, 08:59
Ahmad Jamal

Su guardaespaldas detuvo el vehículo de una forma algo brusca frente al local que le había indicado Cluster. Más tarde, Jamal debatiría el gusto obsesivo de Francine por el aquaplanning, pero ahora era el momento de encontrar al contacto, ese japonés para el que Cluster no tenía un nombre y que necesitaba un equipo de investigación. 

Haciendo uso de sus auriculares para mitigar el impacto de la algarabía que latía en el corazón del Underworld, Jamal sintonizó algo audible en su Calibán, se bajó del vehículo con su habitual swag mientras se abrochaba su abrigo de cuero largo, ajustó sobre el puente nasal sus lentes circulares e inspiró el aire de Pullayup sintiéndose el último bastión de la música soul en Seattle.

En locales como el Underworld, el Doctor J. consideraba que pasar desapercibido sería una misión imposible de no ser porque la concurrencia iba tan puesta con drogas sintéticas y los efectos pirotécnicos del DJ en aquella noche de los difuntos eran tan fascinantes que un negro elegantemente trajeado con una guardaespaldas orca a su lado no llamaban tanto la atención entre los pandilleros de sesera carcomida. Entre tanto gánster ansioso por vacilar a sus pares, esa aberrante música electrónica resonando a un volumen nocivo para los tímpanos y el baile lisérgico en el que se hallaban anegados la mayoría de los jóvenes proyectos de carroña urbana de Seattle, Jamal avanzó con un objetivo claro: el reservado número 9.

El Doctor J. encontró el sitio, encontró al hombre. Se sintió identificado con él de un modo que solo podía tildarse de lírico, poético. Ambos eran dos almas errantes en el Valle del Trueno, fuera del espacio y del tiempo con vistas a una pista de baile caleidoscópica en la que danzaban las ánimas al ritmo de... de algo que carecía de todo ritmo a juicio del Doctor J.

Konbanwa. —saludó Jamal en japonés con una leve reverencia, permaneciendo en pie ante el tipo sin nombre.

<< Un amigo común me ha comentado que busca alguien discreto para un trabajo>>. —dijo siguiendo la conversación en nipón sin dar nombres, sin pedirlos a cambio. 

Dejó que el japonés hiciese su movimiento.

Notas de juego

Marco a todos, salvo que me digas lo contrario.

Dale caña, que yo te sigo para incluir rápido a todos ;-)

Quedo muy atento a ver si el japo se levanta y devuelve el saludo o no.

Extra: A ver si os creéis que el Dr. J. va a caer en la música electrónica... ¡Es el último bastión de la música negra en esta partida! xDDDDDDD

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26/08/2021, 17:50
Director

Notas de juego

Dejo que Frankie narre su interpretación y te devuelvo el saludo. 

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26/08/2021, 18:33
Francine Deveraux, alias "Frankie"

Había algo que a Frankie le parecía jodidamente poético en pasar con el Bentley sobre un charco y producir que millones de gotas, redondas y perfectas, surcaran el aire. Era como si el coche se abriera camino y a la orca le encantaba. Desde luego a los transeúntes no tanto, aunque sus insultos y maldiciones solían cesar al instante al verla a ella tras el volante.

La orca aparcó el coche con pericia. Su bota táctica golpeó con fuerza el suelo encharcado mientras su mano aferraba, como si se tratara de una catana, el enorme paraguas negro. Rodeó el coche y como si de un baile sincronizado se tratara desplegó una perfecta cobertura sobre la puerta del Bentley mientras miraba a su alrededor. Un parking siempre era un sitio sensible. Demasiados coches, demasiados puntos ciegos, demasiadas variables.

Sabía que el Doctor no podía escucharla con sus auriculares atronando en sus oídos y el ruido ensordecedor que pareció recibirles con una bofetada nada más abrir la puerta señalada. 

Mientras se dirigía al reservado, abriendo paso con su corpulencia a cualquiera que pudiera osar interponerse en su camino, Frankie echó un vistazo al local. Al otro lado, en una esquina en penumbra, un par de chicos estaban esnifando. A esa distancia la orca no podía distinguir de qué sustancia se trataba, pero su ojo creyó intuir un conocido tono azulado. Probablemente su imaginación le jugaba una mala pasada, pero un escalofrío recorrió su espalda. Su mandíbula se tensó imperceptiblemente mientras sus ojos se fijaban con férrea determinación en el tipo que esperaba en el reservado número 9. El tipo no podía estar más fuera de lugar. El Doctor y él se entenderían. 

Saludó con un gesto de cabeza al japonés mientras se apartaba a un lado y se quedaba de pie junto al reservado, en alerta. El Doctor dijo algo en japonés y Frankie suspiró mientras una ceja se alzaba acusadora. No se iba a enterar de una mierda de lo que pasara entre esos dos, aunque tampoco es que le importara. Tarde o temprano lo sabría y joder, lo necesitaba. Un poco de acción sonaba de puta madre. 

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27/08/2021, 02:15
Señor Ryu

-Ahh...- el japonés sonrió al oirte hablar en su idioma y se incorporó rápidamente para devolverte el saludo en un perfecto japonés.

-<<Hola, encantado de conocerles. Por favor, tomen asiento>>-. El japonés os indicó mediante un gesto con la mano el sofá de sinticuero negro en forma de U que rodeaba la mesa mientras, respetuosamente, inclinaba varias veces la cabeza hasta que Jamal tomó asiento y Frankie se puso de pie al lado, guardando el reservado.
-<<Me llamo Ryu,>>- dijo haciendo una reverencia -<<e ignoraba que hubiera gente que comprendiera mi idioma... quiero decir, su gente. Perdón si no sé expresarme>>-. Mientras se sentaba miró de reojo a la orca y su cara de pocos amigos.

-<<¿Su amiga no va a sentarse?>>-. Preguntó. -<<Soy nuevo en esto y no sé como proceder con el protocolo>>-.

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27/08/2021, 08:39
Ahmad Jamal

El japonés parecía nervioso al saberse desubicado, fuera de contexto. Jamal correspondió la reverencia cuando se presentó a sí mismo como Ryu. ¿Un alias?

<< Se expresa perfectamente.>> —replicó el negro en un tono neutro, sin inmutarse siquiera. Su efigie de ébano se acomodó en el asiento y entrelazó los dedos en una apostura que sería digna de un gato acechante.

A Jamal no se le provocaba con facilidad, si es que se le podía provocar. En esencia, era un tipo dado a la introspección, muy frío, pragmático y calculador. Sabía el efecto que había causado en la primera impresión al japonés. Esa era la razón por la que Cluster le encontraba trabajo con facilidad con los dragones asiáticos. No era amigo del gatillo. Tampoco trabajaba con neuróticos cromados hasta la médula. Jamal tenía un código, tenía honor. Eso era lo que su gente no solía tener. Esa era su firma personal.

<< Le diré cómo funciona, señor Ryu. >>—explicó con un tono sereno y tranquilizador. —<< Ella no es mi amiga. Es mi Hitgirl. Es la que convierte este reservado en una frontera insalvable para cualquiera de los pandilleros de ahí fuera. Su trabajo se hace mejor de pie. Ahora, señor Ryu, usted expone su problema. Yo escucho con atención. Hablaremos de si puede hacerse y de cuál será el precio por mis servicios. Supongo que nuestro amigo común le ha informado... >> —Jamal midió una oportuna pausa dramática.

<<Mi equipo no es barato. Hacemos las cosas limpiamente. Eso, tiene un precio.>>

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27/08/2021, 11:56
Señor Ryu

-<<Hai>>-. Respondió enérgicamente el señor Ryu. Ver a Jamal con su felina postura de pantera al acecho pareció hacerle reaccionar. Seguro que en la oficina, despacho o donde demonios quisiera que trabajara, se veía amenazado de continuó por sus jefes y superiores activando ese invisible interruptor que hacía reaccionar a los subordinados. 

-<<Yo... quiero decir, la persona a la que represento es en realidad quien quiere contratarles>>-. El señor Ryu tragó saliva de inmediato al ver el afilado rostro del Doctor J. ¿Entonces para coño le había hecho perder el tiempo llevándole hasta ese agujero infecto? 

-<<Sumimasen. Lo siento mucho>>-. Dijo con una inclinación de cabeza que casi tocaba la mesa con la frente. -<<Mi jefe quería que reuniese un grupo de personas para una investigación>>-. Dijo sin levantar la cabeza a modo de disculpa. -<<Una vez tuviera a esa gente debía indicarles a donde ir para que se reunieran con él en privado>>-. Todavía sin atreverse a levantar la cabeza el empleado esperaba inmóvil la reacción del que ahora interpretaba el papel de jefe, Ahmad Jamal. 

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27/08/2021, 12:36
Orco ligón

-Guau.- Dijo una voz ajena al reservado. -Estás tan buena que las curvas de tus colmillos me hacen estremecer como un flan-. 

El orco más feo que haya visto Francine apareció acercándose con intenciones claramente "sentimentales" hacia ella. Su corte de pelo mohicano, ropa sucia, gastada y manchada de cosas desagradables hacía que el olor a cerveza que emanaba su aliento se intensificara hasta dejar Ko a un centauro.

-Me llamo Jake, aunque todos me llaman picha barava porque soy un crak en la cama-. El orco miró directamente a los ojos de la orca levantando las cejas. -Aguanto mas de tres horas-.

Y una estúpida sonrisa de satisfacción con sigo mismo afloró en ese desgraciado rostro tocado por Momos.

Notas de juego

Momos es el dios griego de las burlas, el sarcasmo y la ironía.

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27/08/2021, 17:14
Ahmad Jamal

Irregularidades.

Al Doctor J. no le gustan las irregularidades. Como las que expone el atribulado señor Ryu, al que duda en catalogar como mensajero.

Jamal permanece impertérrito ante el despliegue de patetismo del japonés. En la cultura japonesa, humillarse es algo usual cuando se comete un error o se traicionan las expectativas, pero Jamal ha aprendido a leer los rostros, las miradas, los gestos... No es quien es por confiar en alguien a la ligera. Jamal es el puto azotamentes de Seattle. Si se sienta en una habitación contigo durante media hora, acabará conociéndote mejor que la madre que te parió. Te hará hablarle de tus pecados, leerá la oscuridad de tu alma y cuando te sientas un despojo ambulante sin futuro, le darás las gracias. Porque el hermano Jamal no te sacude, no. No te abrirá en canal y te dejará despatarrado sobre el capó de un coche en una calle limítrofe con la Frontera para que la peña vea tu asqueroso cadáver y se cague de miedo. Y tampoco te pegará un tiro en los huevos antes de hundirte un cigarrillo en un ojo. No, tío. Eso no es sofisticado. Y Jamal es justo lo contrario a la brutalidad que se respira en las calles. Él no quiere ser una puta sombra más. Él no quiere el olvido. Él quiere dejar huella.

Si jodes al Dr. J. más te vale suicidarte, porque él sabe cómo entrar en tu mente.

Nadie escapa a sus garfios mentales.

Recuerda mis palabras: el puto azotamentes de Seattle.

* * * * *

Jamal calibra las palabras del japonés. Permanece observándole en silencio un eterno minuto en el más completo hieratismo. Comprende la necesidad de discreción de algunos clientes. Entiende la necesidad de sutileza en este tipo de trabajos nocturnos, al margen del sistema. Pero cuando caminas entre las sombras, hay que ser extremadamente cauteloso. Cualquiera en esta ciudad tiene acceso a una Ares Predator. Y cualquier imbécil puede abrirte la caja torácica con una cuchilla oculta en la manga de su chaqueta de neoplástico. O en el puto antebrazo cibernético.

<< Me pide un salto de fe, señor Ryu. Aquí no trabajamos así. Mis hombres no trabajan así.>> —Jamal no desvía la atención del japonés cuando intuye a alguien fuera del reservado charlando con Francine. Desliza su mano a su reloj inteligente de muñeca y cronometra cuánto tiempo tardará la orca en lidiar con el moscón. Su récord está en dieciséis segundos, una nariz rota y un brazo dislocado. Jamal prefiere la celeridad a la brutalidad. Veremos.

<< Respeto su deseo de privacidad, Mr. Ryu, pero no iré a ciegas, y nadie que sea digno de catalogarse como profesional lo hará. Quiere un equipo de investigación. De acuerdo, pero necesito una... muestra de confianza. ¿Quién le envía? ¿Qué necesita investigar?>> —el Doctor descruza los dedos y extiende los brazos sobre el espaldar del sillón sobre el que se aposenta, ajeno a la escena de cortejo orco que tiene lugar afuera, como si extendiese sus alas sobre el reservado, eclipsándolo.

Notas de juego

Guiños para todos ;-)

Jefe, hago constar que Jamal emplea su presencia y su psicología para rasgarle algo de información a Mr. Ryu. Si es necesaria tirada, tú mandas. Evidentemente, está interesado en un trabajo de investigación, pero quiere saber dónde se mete. Tanto secretismo puede acabar mal xDDD

Dije que iba fuerte para unir al grupo lo antes posible. Estoy cumpliendo ;-D

Extra: Cómo te conozco... ¡SABÍA QUE IBAS A PONERLE UN MOSCÓN A FRANKIE! XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

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27/08/2021, 18:16
Francine Deveraux, alias "Frankie"

Frankie vigilaba atenta el local buscando a cualquiera que pudiera resultar una amenaza mientras apoyaba la espalda en la zona de acceso al reservado. Entonces le vio. Un capullo a las tres. Se incorporó lentamente y todo su cuerpo se tensó. Lista para la acción. Aquel tipo podía ser simplemente un gilipollas con ganas de gresca o podía ser algo más. Siempre alerta. 

-Me llamo Jake, aunque todos me llaman picha barava porque soy un crak en la camaAguanto mas de tres horas-.

Frankie observó al orco con una ceja levantada mientras le lanzaba una mirada heladora. —  Impresionante. Debes de tener la mano destrozada... Te voy a dar un consejo gratis, "picha brava". Si quieres conservar esa mano que tantas alegrías te da, desparece de mi puta vista y rápido. — Toda su pose era una declaración de intenciones. No estaba jugando. No tenía el ánimo para aquellas mierdas. La orca se contenía a duras penas mientras los nudillos de sus puños apretados crujían. Su respiración se volvió más pesada recordando las palabras del Doctor J sobre el control de la ira. Porque sí, el Doctor había detectado rápidamente que Francine Deveraux, o lo que quedaba de ella, estaba cargada de odio y recuerdos y tenía serios problemas para controlarlo.  

Eso quería decir que la otra Frankie, la Frankie que vivía en las Toperas, la Frankie que habría hecho cualquier cosa por otro subidón, esa Frankie ya le habría partido la cara y el alma a aquel desgraciado. Pero ya no era la misma. Había cambiado. Sin duda alguna aquel capullo merecía una paliza, una más de tantas. Uno no es tan gilipollas sin que alguien acabe dándole de hostias. Pero esta Frankie, la Frankie limpia de drogas y aspirante a abrazar la filosofía zen o lo que coño fuera, se limitó a soltar una advertencia alta y clara a aquel tipo.  

— "Calma, chica. No le arranques los brazos. Todavía". —