Partida Rol por web

El sol brilla con fuerza sobre la Nueva Republica de California. Hordas de trabajadores, aspirantes a famosos, granjeros ilegales y otros indeseables como vosotros os lanzais a primera hora a congestionar las autopistas mientras quemais sin miedo más combustible del que la ya castigada atmosfera puede aguantar.

El tráfico no empieza a mejorar hasta que llegais a las afueras y la autovía cruza las colinas de Santa Monica y llegais a las afueras de Thousand Oaks. Este suburbio de clase media alta no tiene nada que ver con los tugurios en los que os moveis normalmente. Coches electricos o de hidrogeno llenan las bien mantenidas carreteras y no hay ni un negrata a la vista. 

Thousand Oaks y Sunny Valley son el lugar ideal donde instalarse para casarte con una buena chicha, tener 2,2 crios, un perro, tarjeta del club de campo y consumir en secreto pornografía de enanos transformistas brasileños una vez tu mujer se ha derrumbado borracha en el sofá.

La sucursal del BS-International Bank está, como no podía ser de otra forma, en un strip mall una zona comercial con amplio aparcamiento. Un cartel enorme avisa de que Johns&Johns está ofertando recambios de partes consumibles para robots de "compañía y afecto" para todos los gustos y colores. Veis mucha soccer mom conduciendo monovolumenes, algunos adolescentes probablemente colocados haciendo novillos y poco más.

La sucursal en si mismo es un edificio cuadrado sin demasiado que destacar. Junto a él hay espacio para aparcar de sobras pues solo hay aparcados un par de coches de gama media y un TESLA de color naranja con la matricula personalizada BEANERPUZZY4LIFE. 

El banco tiene, que veais una puerta de entrada, junto a la que hay una adolescente surfera fumando, y no dispone de ventanas ni otras salidas por este lado.

Veis salir a un tipo con cara de comadreja humana del banco. El tipo parpadea un par de veces en el brillante sol y mira hacia la adolescente con una mirada de todo menos paternal.

Cuando parece ver vuestro coche levanta la mano a modo de saludo nervioso antes de meterse en el TESLA y salir de ahí.

Uno de sus dedos daba golpecitos itinerantes sobre el volante. No apartaba la vista del banco, y observaba los alrededores con cierta suspicacia. Al parecer era cierto: ese sitio estaba en mitad de ninguna parte y sin vigilancia exterior. Además la zona era lo bastante tranquila como para darles algo de tiempo en el peor de los casos. No era nerviosa -normalmente-, pero aquello pintaba bien y por un segundo se cruzó por su cabeza la idea de que todo saldría como habían acordado. ¡Ilusa!

Se giró hacia atrás y clavó sus negras pupilas en los backup. -Tíos, con calma. Si notáis un gusanillo en la nuca de vuestros años como chupapollas de algún coronel del ejército o de un algún ejecutivo trajeado de la Corporación Molonatech, os aguantáis. Cero muertos si es posible -miró al data con cara de no saber muy bien a quién estaba mirando, la verdad. Iba a dirigirle algunas palabras de aliento como a los otros, pero decidió que no. Se volvió y paseó de nuevo su mirada por los alrededores. Hizo un gesto con la mano en forma de espada hacia adelante:
-Entrar y salir -se dijo, casi más para sí misma

Se había pasado todo el viaje mirando por la ventana, distraído con el poco paisaje que quedaba y sobre todo por la imagen tan distinta que vio cuando entraron en Thousand Oaks. Pero no habían ido a contemplar el paisaje o dejarse llevar por estúpidos sueños, tenían trabajo que hacer.

Después de que el coche se separase y vieran a Vikander largarse en su TESLA Jimmy trata de echar un vistazo al interior de la sucursal desde su asiento, intrigado por saber si la información que les habían pasado era correcta.

— Espera... El contacto de Rita se acaba de largar... ¿quiere decir eso que ya han empezado a correr los 3 minutos? — pregunta con dudas.

— Bueno, ahora lo sabremos. Y si no está abierta la puerta, agarráis al director y con cariño le decís que os la abra. Directos a por el premio gordo. Entrar y salir. - repite.

— Y tú — añade dirigiéndose a Line, la conductora — No te hernies demasiado esperando en el coche — dice con tono jocoso y le dedica el mismo gesto que esta le había hecho a Rita en el bar, la señala con la mano en forma de pistola, guiñando un ojo y chasqueando la lengua dos veces antes de salir del coche.

Ya fuera del coche, Jimmy camina disimuladamente hasta colocarse a pocos metros de la puerta, en un lugar donde tuviera una buena perspectiva de la calle y pudiera controlar también que todo fuera bien en el interior.

'Me cae bien'
-¿A qué esperáis atajo de gandules? ¡A currar! -espetó girándose, pero sonriendo socarrona, y haciendo un gesto con la cabeza para que lo siguieran. Jimmy había endulzado lo que de otro modo habría sido un esputo incandescente. Quizás hasta le invitase a una birra si todo salía bien. Le gustaba su mandíbula, bien cuadrada, y ya había demostrado tener una buena lengua. Ignoraba qué backup iba a quedarse con ella (si es no decidían entrar los tres), pero sin duda el contador había empezado a correr y mejor no tener que jugar a contracorriente

En aquel coche los tres apretados detrás no era la forma más cómoda de viajar, pero Ellis no se iba a quejar de tener a esos dos muchachotes a su lado. Uhmmm, esos músculos tan tersos… lástima que seguro que eran de los que aún no se había sacado el palo del culo para disfrutar de que les metieran una buena polla por ahí. C’est la vi.

Con suerte volvieran a salir de allí todos igual de apretados. Irnos con más espacio en aquella tartana con motor iba a ser malas noticias… para alguien y buenas para los que quedasen en pie.

Parpadeó un par de veces incrédulo de que aquello fuera todo.

Maldita Rita. Esto es demasiado cutre hasta para ella, pero tiene nuestras pelotas en la mano y no tengo ganas de que me las retuerza… no tiene ningún arte haciéndolo.

- ¡Jesús, María y José…! – exclamé por lo bajo saliendo del coche y colgándome el subfusil detrás, para encaminarme tranquilamente a la sucursal como la cosa más normal del mundo. Si era tan cutre como prometía la yonki no se fijarían en él hasta que estuvieran dentro liándose a tiros… y si lo hacían, pues empezarían antes.

Llevaba un paso normal, tranquilo, para darle tiempo a Ted a ponerse delante con Trace como había propuesto y dejar a Jimmy en la puerta de perrito guardian. Grrr, a él sí que le daba un bocado.

Los cuatro miembros de la banda se encaminan con paso decidido a la sucursal. La adolescente junto a la puerta les lanza mirada vacia con una apatia que hace que parezca una muñeca sin alma rodeada de un halo de humo con un fuerte aroma a marihuana.

Jimmy mira dentro y ve que la distribución se corresponde a las fotos de Rita, una sala principal a la derecha un pasillo que debe llevar a la camara y a la izquierda supone que estará el despacho.

Trace y Ted entran en la sucursal seguidos por Priscilla. Dentro todo parece increiblemente...normal. Un par de tipas con pinta de esposas trofeo, todo bronceado, melena oxigenada, silicona a rebosar, chandal y tacones para ir a sacar dinero al banco hacen cola frente a uno de los mostradores donde una mujer de asiatica de mediana edad despacha.

A la izquierda unas paredes acristaladas dividen el espacio del despacho del director donde dos tipos con traje parecen estar charlando a ambos lados de la mesa. A la derecha un pasillo con una puerta con un signo de "EMPLOYEES ONLY" y un lector de tarjetas electrónicas para abrirla. Pero quizás el plan de Rita sea mejor que la mierda que bebe pues la puerta está ¡entornada! ¿Es posible que Vikander haya hecho su parte?

¡Yiiiiiha! - Dice en voz alta junto antes de sacar las dos patas por delante antes de salir del coche. - Echaba de menos esto, ¡qué ganas!

Al salir del coche Trace se queda colgado mirando el cielo y el techo de la sucursal, todo aquello le traía muchos recuerdos, en su mayoría buenos, su cerebro ya se encargaba de maquillar todo lo que podía disgustarle, así que, se podría decir que vivía en el país de la piruleta.

Empezó a moverse lentamente hacia la sucursal, empanado, como antes. Hasta que escuchó a Jimmy decir "... han empezado a correr los 3 minutos ", en su cabeza había sonado a afirmación categórica, por lo que le trajo de vuelta al mundo de las personas "normales" e hizo que se pusiera en marcha.

¡Pues si quedan 3 minutos para todo, más vale que empecemos a darnos prisa! - Exclamó a la vez que se sacaba su navaja suiza del bolsillo y se la ponía en la boca a modo de machete, como hacían los tíos guays en las pelis de acción de la prehistoria digital.

¡Amoh! - Dijo haciendo un gesto con la mano a los demás para que le siguieran y comenzar todo el operativo detenidamente planeado.

Hoy se sentía como un machote cargado de anabolizantes.

Vamos a dar un golpe tan gordo que nos convertirá en leyendas, espero que le pongan mi nombre a algún tipo de red neuronal, lo veo, “Red Trace Data Analyst Hendriks” o Red TDAH si quieren abreviarlo, que seguro que algún gilipollas habrá.

Bajo la suave luz de las luces integradas y mecidos por el ritmillo del hilo musical, nueva pop sino-guineano de Takeshita Yo'oundour, la sucursal parece un oasis de paz. Los clientes no parecen reparar en vosotros.

Hasta que una vocecilla suena a vuelta espalda, mirando por encima del hombro veis a un guardia de seguridad poniendose en pie de un taburete junto a la puerta. Queda a vuestra espalda y no era visible desde fuera por estar algo retirado.

Disculpen, está prohibido entrar con armas en... el tipo, un blanco de treinta y bastantos con barriga cervezera y un patetico corte de pelo a cepillo de imitación del estilo marine mira a Priscilla. Luego al arma que lleva, luego otra vez al travesti negro de casi dos metros, luego a Trace, luego a Ted, luego otra vez  Priscilla. Oigan ¿se puede saber que está pasando aquí?

La chica mira a Jimmy, parpadea muy lentamente y lo mira con unos ojos completamente idos. Debe ir todo lo fumada que se puede. Pero hay que decir que es un bomboncito, facciones perfectas, cuerpo agil de gacela y pelo aclarado por horas de sol y olas.

Con un gesto algo mecanico la chica le tiende el porro que tiene entre los labios a Jimmy

Al entrar en la sucursal, Trace echa un vistazo a su alrededor para ver lo que se cuece a la vez que aminora un poco la marcha y hace que disimula. Cuando llega a donde están las tías con chandal y tacones se le desencajan las ideas por un momento.

Me cago en la puta, hemos dicho sin muertos, pero si me diesen permiso a estas dos las reventaba por ser unas terroristas contra el buen gusto. Pobre chica tan mona la que les atiende, lo que tendrá que soportar si escoria como esa viene por aquí continuamente.

Tras maldecir todo lo posible en su cabeza, reanuda su marcha y repara en la puerta que está entornada, se desvía un poco hacia ella y se para a una distancia prudencial, mientras mira un par de veces, brevemente a sus compañeros, para que le cubran.

¡Va, haced que no me vean mientras me meto ahí! - Pensaba fuertemente esperando que pudiesen leerle el pensamiento de alguna forma.

Ballet - Contesta al guardia que les para, con lo primero que se le ha pasado por la cabeza - Somos una compañía de ballet, esas armas son parte del decorado, no se preocupe agente. - Ya que había dado una excusa de mierda, había que continuar con la mentira como pudiese y de la forma mas convincente posible, si cuela cuela.

¡Toma ya, lo he bordado!

Ted ni siquiera pestañeó. Se giró hacia el guardia y levantó con fuerza la culata de su arma hasta alcanzar la mandíbula de aquel pobre bastardo. Antes de que se diera cuenta el arma giró para impactar en su estómago, haciendo que se doblase y le bastó un empujón para que el tipo cayera al suelo inconsciente.

Mientras dejaba que Priscilla se encargase de darle las noticias a los clientes y empleados de la sucursal él recogió el arma del guardia. El tipo iba a dormir un buen rato pero no quería sorpresas.

¿Ballet? Esperaba que el Data estuviera menos fumado de lo que parecía.

- ¡Haceos todos un favor guapos y no os hagáis ningún el héroe! – gritó alzando una ceja al fijarse en las dos mujeres que vestían con tan poco gusto; quizás debería replantearse eso de guapos.

- ¡Esto va a durar poquito y si no hacéis estupideces todos nos iremos a casa sin ningún agujero más de con los que entramos aquí! ¡Ahora todos a esa esquinita con las manos en alto! – señalando con el subfusil - ¡Al primero que haga la más mínima tontería le regalo unos agujeritos nuevos! ¡Venga, venga, venga! – arengándolas.

En un acto reflejo y sin pensarlo dos veces, Jimmy acepta el porro y le da una profunda calada. Tan pronto como el humo de la droga llena sus pulmones se da cuenta en la situación en la que está y el error que estaba cometiendo.

«Mierda, Jimmy, no hay tiempo para tus vicios. ¡Rápido!, deshazte del pibón», piensa a la vez que le devuelve el porro a la chica.

— Gracias, lo necesitaba — le miente a la chica — puedes seguir con tu camino de portadora de felicidad y liberadora de mentes. Mucha más gente necesita tu ayuda — añade tratando que la chica se marche cuanto antes.

Mientras Jimmy le está pegando una larga calada al canuto nota como esta hierba parece quemarle los pulmones. Esta es mierda de primera, que demonios de primerisima, calidad. La cabeza se le va ligeramente y los colores parecen más suaves, el rumor de las olas más proximo y la mañana más agradable.

Pero mientras está degustando esa excelente marihuana la chicha lo deja plantado ¡y se mete dentro del banco!

Jimmy va a decir algo cuando su implante de radiofrecuencia capta una transmisión preocupante.

zZZzzzZZ ...recibido cambio, sucursal del BS-International bank, situación 355-4 en marcha zzzZZZzz...numero de individuos desconocidos, uso de fuerza letal autorizado, tiempo T menos dos minutos

— ¡Joder! - grita Jimmy a los 4 vientos al escuchar la transmisión. Tenía que avisar a los que estaban en el interior.

Entra en la sucursal subfusil en mano pegándole una patada a la puerta y les grita a sus compañeros.

— ¡Nos han pillado! ¡No sé cómo, pero ya saben que estamos aquí! — toma aire — Tenemos menos de 2 minutos según la transmisión que acabo de interceptar, así que lo que vayáis a hacer, ¡hacedlo ya!

Ahora Jimmy busca a la chica que le acababa de hacer el lío y debería de andar cerca. De encontrarla, cogería el subfusil y le metería un culatazo en toda la nuca con toda la intención de dejarla inconsciente. Se le acababa de terminar la paciencia de golpe.

Lo sabía. Una parte de ella lo sabía. Qué coño, casi todas las partes de ella, incluidas las innombrables
Se quedó hierática, con ambas manos sobre el volante y mirando un punto fijo inexistente delante suyo. Un sudor frío recorrió su espinazo. Si lo que decía Jimmy era cierto -y no tenía por qué dudarlo- tenían menos de dos minutos para salir de allí. Ignoraba la habilidad del data para hacer su trabajo, pero incluso en el hipotético caso de que lo hiciera más rápido que un conejo la pasma llegaría a tiempo para verles salir de ahí zumbando en el berlina. Ergo persecución al canto, que si tiros por aquí y por allá, y a saber en qué muro acabarían empotrados

Total, que estaban jodidos. Su pie acarició cariñosamente el pedal del acelerador, y estuvo tentada de pisarlo a tabla y salir de allí zumbando. Y que estos cuatro tarados se las apañaran. Pero si ya tenía movida con Vince, enemistarse con otros tres backup y un data que podía cambiar su historial digital con un gesto por el de enemigo público número uno no sería una buena alternativa. Retiró el pie lentamente, como si le costara asimilarlo

'¡Mierda, mierda, mierda!' -gritó en su cabeza, dando tres porrazos al volante con cada una. Si algo sonaba demasiado bien es porque algo iba a salir mal, y así había sido...
Reaccionó, salió del coche rápidamente y se dirigió a la parte trasera. Reventó de una patada la matrícula, la recogió del suelo y de nuevo se introdujo en el coche. Metió primera (sí, le gustaban los coches de cambio manual, para algunas cosas estaba chapada a la antigua), y se preparó para un doble embrague en cuanto se montaran y a quemar rueda

Para cuando Jimmy se dispone a devolver el porro a la muchacha esta ya a ha cruzado las puertas automáticas del banco. Cuando el backup trata de abrirlas se da cuenta de que están cerradas. Con su mirada vacía la muchacha le dedica el gesto universal del índice levantado. Mientras una reja de seguridad empieza a bajar bloqueando la entrada del banco.

Pero problemas aun peores parecen acercarse pues a lo lejos, ventajas de estar en el medio vacío parking de un centro comercial un miércoles por la mañana, Line y Jimmy ve acercarse un coche de policía local. Este se dirige claramente hacia el banco, pero no lleva la sirena puesta. ¿Quizás no han reparado en la presencia del hombre armado frente a la puerta?

El coche llegara en pocos segundos, máximo medio minuto o un minuto, a donde está Jimmy pasando por delante de Line en su coche….

Tras despachar al pobre guardia de seguridad los tres rufianes se hacen con el control de la sala. La cajera y las clientas se arrojan al suelo ante el exabrupto de Pris. Con rapidez el Data se escabulle escaleras abajo.

Unos segundos de silencio, el director y su visitante también se lanzan a esconderse bajo la mesa del despacho, reinan en el banco. Como corderitos tardan unos segundos en obedecer las órdenes de Pris. Es casi zen, fino como una seda, el atraco perfecto.

Estos momentos nunca duran lo suficiente.

Las puertas del banco vuelven a abrirse y la adolescente que antes estaba junto a la puerta fumando un porro entra como quien no tiene nada que temer. Sin prestar atención al guardia doliente que hay en el suelo aprieta la palma contra un disimulado panel de la pared y una reja empieza a bajar bloqueando las puertas. Veis como Jimmy golpea con fuerza el cristal con la culata del arma antes de que la reja obstruya la vista del exterior.

La muchacha os mira a ambos con una mirada que parece muerta mientras con movimientos lentos se quita la camiseta. Lo que os llama la atención no es el top del bikini si no dos elegantes brazos auxiliares que se despliegan desde sus hombros. Se trata de dos apéndices plateados acabados en dos enormes cuchillas de peligroso aspecto. Sus muñecas se doblan de forma antinatural y dos cuchillas emergen de ellas.

La pavorosa transformación se completa cuando la cara de la muchacha parece abrirse revelando la terrible faz de un androide.

¿No es genial cuando un plan sale bien? La puerta está efectivamente abierta y un par de tramos de escaleras llevan hacia una pequeña sala de paredes circulares. El familiar zumbido de los servidores y los sistemas de ventilación llena la fresca semioscuridad de la sala. Varios racks de servidores y sus lucecitas brillan como constelaciones titilantes de pequeñas estrellas LED de luz verde, naranja y azul.

Sin dificultad, para algo es el Data, encuentra un punto de acceso. Conecta la clavija y nota el familiar cosquilleo en la base del hipotálamo antes de derrumbarse dejando su cuerpo atrás y entrando en la Red del banco.