Partida Rol por web

¡Oh, sí! ¡Caballeros, por aquí! Tengo justo lo que necesitan; ¿herramientas? Sí, señor, desde clavos a grandes maderos, pasando por martillos y poleas.

¡Armas! ¡Espadas, arcos, ballestas! ¡Vendo armas! Confeccionadas por maestros herreros, armas de gran calidad. Portéjase de los rufianes que inundan los caminos.

¡Hierbas medicinales! Remedios para las enfermedades, protéjanse de la peste!

Un hombre sucio vestido con ropas oscuras de algún tipo de gremio o asociación entra en el mercado. Ha elegido esa hora porque no es muy frecuentada, y no le gusta ser el centro de atención, cuantas menos personas mirando, mejor.

- Buenas tardes. ¿Que tienes a la venta? - Dice el visitante, que aparentaba ser joven, tras aclararse la garganta.

A la hora de comer poca gente habia en aquella zona del mercado, la mayoria se habia retirado a comer o descansar y aunque el sol no era muy caluroso en aquellas latitudes los parroquianos que aun pasaban sudaban ligeremente dejando un fuerte olor en la zona.

-Bien hayado buen hombre, pues aqui tengo de todo, pieles para el frio que se acerca, baratijas para su senora que es lo que necesita- dijo un hombre sin acento y con educados modales, un comerciante de los que pocos quedan. En su puesto expuesto entre lonas para cubrir del viento que a veces azotaba el lugar, habia un popurri de objetos estranos, dientes de animales, algunos incluso de orkos, cabezas reducidas de perrillos de las praderas disecados, pieles de animales exoticos, hierva para fumar y en fin un elenco de objetos de diferentes latitudes.

¿¡Te falta mucha más cháchara, humano!? Hay algunos que quieren comprar ... -espetó el ceñudo enano mientras gruñía a la espalda del hombre, intentando mirar que era lo que el tendero podía ofrecerle

Ponme uno de esos, y una bolsa de esos potingues... -añadí pasados unos segundos señalando un amuleto de la buena suerte y los bálsamos curativos notando como el peso de mi bolsa de oro disminuía - Y uno de esos botellines también - finalicé mirando las pócimas curativas y echando una mirada cargada de intención al tendero - Espero que no sea solamente agua sucia o volveremos a vernos

¿Cuanto pides por esta daga?- le preguntó al herrero- Serán de calidad, ¿Verdad? No quiero que se parta en la primera puñalada.

Observo  con envidia  las  cotas de malla   sobre todo comparandolas con mi viejo  y usado justillo de  cuero .No es  que no me haya sido útil pero  ultimaménte  es como si  las amenazas a confrontar fueran  cada vez mas  mortíferas .Echo otra mirada languída   a mi escasa  bolsa y  sigo mi camino  ignorando  los cantos de sirena de  los vendedores.De todas formas  no tengo el dinero suficiente

Los tenderos y regateadores tuvieron que mirar dos veces a aquel extrano grupo, que caminaba unido pero en silencio solo el sonido de dos piedras chocando que era la voz de un enanos ancho y fuerte que sobre salia por encima de todo el mercado. Alli todos sacaban sus mejores piezas para ellos, acaso si buscaban algo en concreto:

-Si maese enano, como usted diga maese enano- repetia aquel comerciante regordete, mientras sus manos y sus productos desaparecian y aparecian para atender a aquel enano lo mejor que sus anos de experiencia podia.

-Pues para usted mi senor apenas dos coronas de oro, y de regalo puede tener una de estas pieles- dijo el tendero con intencion de agrandar la factura -acaso un hombre como vos no esta escento del frio de estas tierras y necesitara finalmente esto que le procuro- digo con una sonrisa ensallada.

Gracias por la oferta, pero no me hacen falta esas pieles.- le contestó al tendero - Partiremos de Kislev está misma tarde hacia tierras más cálidas.

Comprobó el equilibrio de la daga, mientras jugaba con ella en sus manos.- No tiene una calidad excelente, pero tengrá que servir durante el viaje a casa. te doy un corona por ella. Es más incluso de lo que vale.- le dijo para intentar bajar el precio.

Viendo que aquel hombre se iba del norte, no intento seguir probando suerte con las pieles, pero saco un punado de frutas extranas de aquella zona, las puso sobre una madera puesta aposta para la ocasion y comio una:

-deacuerdo senor una corona me parece un buen trato de regalo prueve alguna de mis frutas, las cosecha mi hermano no muy lejos de aqui- dijo mientras parte del jugo le salia por la comisura de los labios, de un color morado intenso, aquel hombre no era de aquellas tierras era imperial a todas las vistas pero nombrar a su hermano lo habia dicho con la mayor de las naturalidades. El trato estaba cerrado y el intercambio de mercancias y oro se produjo. Pero el comerciante no contento con ellos comento.

-Cuidado con los caminos, dicen que estan llenos de cuervos que rapinan los cadaberes de los vivos- dijo con un tono serio, acaso aquella banda de ladrones habia conseguido ganar fama los "cuervos" les llamaban, pasto de los hombres bestias se decidian escapar al Imperio y adentrarse en los bosques.

Sacó una moneda de oro de la bolsa once las guardaba y la lanzó al hombre. Después cogió una de las frutas que le ofrecía el tendero y la provó.

¡Deliciosa! Felicita a tu hermano de mi parte.- Escuchó el comentario sobre los ladrones- No le tenemos miedo a los cuervos. ¿Verdad Hans?

Mientras mi lider lanza la pregunta me dirijo al tendero inseguro. - Me gustaria una buena mochila y unas raciones de viaje... - Nervioso, dirijo una mirada a mi alrededor y ante mis ojos aparece el enano. Espero que esta vez no se coman mi comida. Pienso. - Y también un yesquero, que prenda bien. - Digo mientras me arrasco la frente, en la zona cercana a mi verruga. Entonces, mirando a la daga que Otto acababa de comprar vuelvo a molestar al tendero - ...ehh, y una daga de esas que le ha vendido a mi compañero. Un cuchillo nunca está de más ¿sabe?

Con una sonrisa mil veces practicada sonrio a uno y otro cliente mientras buscaba las demandas del ultimo cliente. Rebusco en el fondo de un baul y saco una fea mochila de cuero, pero se veia de buena calidad y bien curtida. Un yesquero, y una daga de algunas de las que tenia expuestas, mando a su senora con un ademan de la cabeza a traer varias raciones de viaje, comida seca pero nutritiva.

-Deseara el senor algo mas, una piel bien curtida para el frio que se avecina es igual de buena en los frios y oscuros bosques del Imperio- dijo con los ojos bien abiertos, para darse importancia a lo que decia. -aunque seguro que esta daga lo saca de mas de un apuro, con el frio no podra- dice mostrando la estupenda daga, muy posiblemente sacada de algun cadaber que murio en la ultima batalla y ya obviamente no necesitaria. -tengo unas hiervas para hacer infusion que le quitar todos los malestales respiratorios- dice senalando un buen punado de hierva seca y olorosa que cuelta a uno de los lados de la improvisada tienda.

Bien, de momento eso será todo tendero... aunque pensándolo mejor un poco de esa carne en salazón y esas nueces, junto a un pedazo de ese queso seco no me irá mal si las cosas se ponen feas- añado indicando que me ponga una ración de viaje semanal

Cojo todo con ansia y comienzo a meterlo en la mochila recién adquirida. - Muchas gracias - Digo sin tan siquiera levantar la vista. Al escuchar algo sobre una piel contra el frio me detengo. - mmm, me llevaré también esas pieles  - Le contesto sonriente al tendero mientras rebusco en mi monedero.

El comerciante se frotaba las manos ante tan buenos clientes, llevaba unas horas quejandose a su mujer que tanto cliente sobando la mercancia pero ninguno adquiria nada. Pero vendito Sigmar aqui habian llegado unos senores apuestos y dispuestos, sin olvidarnos de la bolsa llena.

-En seguida senores-dijo mientras movia las manos de manera armonica que desentonaba con su rigido cuerpo, del queso que dio a Kurdrim y de otros que no habia sacado a la vista, su senora paso una tabla con raciones para probar a todo el que quiso. Pronto repartio las mercancias que solicitaban y movia la cabeza de arriba a bajo a modo de reverencia de tan buenos clientes. Toqueteando mientras avanzaban trajes de senoras, y sombreros de hombres, bastones con ovalos en sus puntas y libros viejos. Para rematar el dia con alguna venta mas a aquel extrano grupo.

Menudo frío que hace, es que aquí en el norte no hay estaciones calurosas? Como echo de menos mi bella Estalia... Bilbali... 

El espadachín se paseó con sus llamativos ropajes por el mercado. La sección del mercado dedicada a armas era la mayor que había visto en su vida, pero no había ningún arma refinada, en Kislev no apreciaban tanto la técnica, parecía que allí lo mas importante era golpear fuerte e ir a por el siguiente, sin duda arcaico pero efectivo. Realmente deseaba enfrentarse a algún oponente pronto, la vida en la taberna era fácil, pero aburrida al fin y al cabo, y si ese fuera su objetivo en la vida, se habría quedado en Estalia, porque las tabernas servían un vino excelente y olían mejor, con diferencia.

Se acercó al puesto de un curtidor de cuero con intención de obtener algo de protección, que tan necesaria parecía ser en el norte (no había mas que ver las armas que utilizaban) y empezó mirar:

-Señor, cuanto costaría esto? No  podría vuestra merced hacerme un precio mejor? Un poco mas humano?

Pasó la mañana buscando productos varios, con diferente suerte, y se retiró a su habitación

Un zurrón  basto  pero solido   llama mi atención en uno de los puestos-¿Cuanto por  ese  despojo?pregunto  sin demostrar un gran interes. Cuando el comerciante   responde  que 2  coronas   las  saco sin rechistar  y   cuelgo el zurron de la  espalda .Ahora solo  era cuestion de  llenarlo.Cuando termino de  hacer los preparativos  el zurrón ya esta lleno; raciones  para una semana, manta, cantimplora, 4 velas de  sebo,perfume   para los rituales,yesca y pedernal 

No me parece que de inicio compreis con el precio del reglamento, aun estando en una zona de guerra y que seguramente escasee todo, pero bueno por esta vez no vamos a liar mucho la perdiz y total medio imperio es zona de guerra xD

Si no digo nada, es que lo que estan comprando es correcto.

Señor Estaliano le pondre en cuando pueda el precio de lo que solicita.

Un saludo.