Partida Rol por web

Verás villano, aquel hombre que han cogido es un hombre de Dios. Luchó contra los moros en tierra santa y ha vuelto para hacer la ruta del Santo, ¿te parece pues un siervo del diablo?-dijo enfurecido el noble, pero rápidamente se dio cuenta de como podría doblegar a Teolfo-Además, estoy seguro que él os estaría eternamente agradecido si nos ayudáis a rescatarlo y que os pagará gustoso con algunas monedas. Contadme pues todo lo que sepáis y ayudadnos.

Aunque intentó que no se le notase mucho, la palabra monedas retumbó en sus oídos y se deslizó a través de su cráneo como néctar de ambrosía y no pudo evitar que le empezase a temblar el labio.

- Todo cuanto os he contado era verdad... sólo... olvidé deciros que tienen montada una pira en el centro del pueblo y que van a quemar a Xelasio y a la encarnación del Diablo justo antes del anochecer. Ese sacerdote dijo que el Diablo caminaba por estas tierras y que estaba muy cerca. Algunos patanes me miraron y ... puse tierra de por medio.

En efecto, había olvidado contaros lo más importante... huía.

-¡Debemos rescatarlo!-exclamó Antón golpeando con el puño en la palma de su otra mano- ¿Antes de media noche, dices? Tenemos que impedir que quemen a esos dos pobres condenados. A estás gentes la desesperación les está volviendo majaderos. 

Tras algún tiempo en tu escondite,vislumbras cómo el resto de campesinos - pobres infelices  que se habían dejado las tripas en aquella colina por un loco o un sádico -se llevaron al resto de sus heridos y muertos y como si de una hilera de hormigas se tratare, abandonaron la colina por el camino descendente, seguramente a su villorrio de mala muerte y de vuelta a una vida plagada de supersticiones y miseria. Eso era precisamente lo que más te jodía de las altas instancias eclesiales, que cualquier loco podía hacerse pasar por profeta.

El Caballero maldijo por lo bajini y escupió al suelo en un gesto que ardía en ira e injusticia. no había ni rastro del cuerpo de Roderigo. O se lo habían llevado con ellos o esos horribles maragatos directamente lo habían despedazado. Por otro lado tampoco parecía que hubieran más miembros ni restos que los que el propio santiaguista había sesgado.

- Tener que llegar a ésto...

De nuevo volvió a azuzar el caballo tratando de circundar más próximamente los aledaños de la cruz por si soterrado por una pila de guijarros se encontraba el malhadado villano. El objetivo sería reunirse con el resto de la comitiva y tomar una decisión. Dejar a Don Carlos en manos de aquellos desgraciados no parecía una opción pero si Don Antón no sabía atar en corto a su lacayo poco podrían hacer él y el noble de Muel contra toda una aldea. Además no terminaba de confiar demasiado en aquel judío que se había unido a ellos tan recientemente.

Mientras el de Muel habla, véis a lo lejos un jinete que se acerca al galope, a medida que se va aproximando distinguís al santiaguista, el problema es que viene solo. De Roderigo no se sabe nada...

En el fondo, no puedo culpar al hombre de huir, aunque sí de no avisar de lo que sucedería. No obstante, el mal ya estaba hecho, y poco más se podía hacer sobre esto. Tal vez obligarle a redimir su culpa ayudando en el rescate, pero es sabido que no es bueno tener aliados que lo son por no tener más remedio.

Además, yo no pintaba nada en este grupo. Si decidían ayudar a su señor les ayudaría como agradecimiento por su cortesía, pero dar castigo o no a este hombre no era algo que me correspondiese.

Cuando todos estuviesen reunidos, y comenzasen a ver que hacer, podría opinar, pero mientras, sólo podía permanecer de brazos cruzados, pensativo.

Una vez el grupo se hubo reunido Aleixo habló con tono fúnebre.

- Se van... ya tienen a su hereje a quien quemar. Se han llevado a Don Carlos y de Roderigo tampoco se sabe nada. Se lo habrán llevado también.

Las pedradas no habían hecho mella en el caballero pero se sentía dolorido y apesadumbrado. Cerró los ojos con fuerza y movió el cuello para los lados para tratar de desentumecerlo. Al volverlos a abrir, sus ojos eran dos llamas llenas de ira que miraban fijamente a Samuel.

- Espero que tu amo se encargue de reprender tu cobardía y tu desplante. Suerte tienes de no estar al servicio mio... rata  cobarde! Don Antón no se merece una ignominia como la que acabas de acometer. Despreciable perro!

-Aclararemos eso mas tarde-dijo Antón mostandose de acuerdo con el caballero, enfadado en verdad con los actos vergonzosos de su vasallo que, hasta entonces, le había sido fiel- ahora lo más importante es ver como rescatamos a Don Carlos y a Roderigo. El gallego me salvó la vida en aquel pueblo donde podía haber perdido mucho más que el uso del brazo. No pienso dejarlos aquí a ninguno de los dos. Más nos vale pensar algo rápido.

- Estoy de acuerdo mi buen vizconde. Pero entrar a sangre y acero en la aldea maragata no va a servir de nada. Ya has visto cómo se las gastan. Habrá que hacer algún tipo de incursión de anochecida. Espero que tengan paciencia hasta la mañana para llevar a cabo su acto horrendo.

Aleixo sacudió las riendas para hacer girar a su montura. ¿Qué hora sería? Miró al cielo buscando una respuesta aproximada sobre el tiempo que restaría hasta el anochecer. El estado en el que aquellos aldeanos habían dejado su cota de malla era deplorable pero aún debería aguantar un poco más. 

- Por cierto... ¿has alcanzado a ese otro ganapán... ese tal Teolfo?

Aquí está con nosotros. Y témome que con sus palabras no podamos esperar hasta la noche. Esta misma tarde, cuando vaya ha anochecer quemaran a nuestros amigos como si fueran brujas. Debemos hacer algo antes de que eso ocurra-dijo ensombrecido.

El hombre, que estaba a medio tumbar sobre una gran piedra se incorporó al escuchar que preguntaban por él, pero lejos de ofenderse, intentó salvar de nuevo su pellejo aportando algo al grupo

- Aquí estoy, corrí por mi vida como es natural...van a quemar a Xelasio y seguramente a ese Don Carlos a medianoche* tras una misa solemne. Han levantado una pira en el centro del pueblo, frente a la iglesia... aunque ahora tendrán que levantar otra pira claro... o dos más si vuestro compañero vive. Tienen al Xelasio recluído en...

¡Espera tunante! Hace un momento dijiste que era antes de anochecer y ahora dices que a media noche. ¿Que es lo que nos ocultas? No se te ocurra engañarnos truhán o acabarás ensartado por el acero de mis espada en lugar de con unas monedas en el bolsillo-le amenazó Antón con furia.

Me limité a bajar la cabeza para aguantar el chaparrón, menuda bronca me había echado el caballero. Era muy fácil decir aquellas cosas cuando se iba embutido en una cota de mallas, se le veían las abolladuras de las piedras pero no era nada que un armero no pudiera solucionar. Pero habría que haberle visto con el gambesón que llevaba yo, o Roderigo, que llevaba una cota de cuero cochambrosa incluso peor que la mia.

No me arrepentía de lo que había hecho, pero tal y como estaban los nobles no era momento de réplicas, acataría un castigo sin rechistar pues ya había tenido mi premio por aquel día: continuar viviendo.

Tal vez la respuesta a todo aquel embrollo estuviese en la cabeza de aquel villano... Teolfo. Sabía más de lo que aparentaba, eso seguro.

- Habla o lo pasarás mal. No vayas a pagar tu lo que no te corresponde... - espetó el Caballero dirigiendo otra mirada furibunda a Samuel.

Temiendo que sus divagaciones e inconcreciones puedan costarle la vida responde gesticulando exageradamente para clarificar lo máximo posible

- No... dije toda la verdad. Lo cierto es que al Xelasio ese le quieren quemar a medianoche tras una misa como he dicho, pero ahora al ser dos o tres a quemar y con todo lo que ha pasado, quiero decir... el combate, es muy posible que adelanten la quema al atardecer o a media tarde.

Suspiró

- A Xelasio lo tienen recluído en un pozo que hay detrás de la iglesia. Puede que a vuestros amigos les hayan llevado allí también. Si queréis ir a por ellos lo váis a tener muy muy difícil. Ya habéis visto a esos hideputas...

Lope de León- empieza a cantar como un colibrí -es conocido en toda la Maragatería por su bondad de corazón y por la tenacidad con la que lucha con los Diablos, según ellos claro. Dicen que viene del Monte del Silencio, de donde vienen tantos ermitaños, siguiendo el ejemplo de San Fructuoso.

- ¡¿Quién es ese Xelasio, demonios?! - bramó Aleixo. - Habla despacio y no nos líes que te juro que te hago fenecer aquí y ahora. ¿Por qué ese sacerdote dice que es Xelasio una encarnación del maligno?

El hombre levanta la mano derecha instintivamente y al hacerlo, podéis ver como tiembla. Se ve que entre todos el que más miedo le da es el santiguista. Con la Iglesia hemos topado, o eso parece...

- Ese Xelasio es un joven de no más de quince o dieciséis años hijo de un pastor, creo. El pobre es muy corto de entendederas y apenas sí sabe hablar. En el pueblo decían que estaba hechizado, pero ese sacerdote se inventó el cuento de que estaba poseído por el Diablo y convenció a la gente de que lo mejor que se podía hacer por él era quemarle. A partir de ahí todos estuvieron de acuerdo con el sacerdote y ya más nunca se le volvió a llamar hechizado, sino poseído.

¡Debemos rescatarlos! Ese hombre no es un santo, es un majadero-increpó el noble indignado- Samuel, has caído en la cobardía pero no te preocupes podrás redimirte de ello. No me fío de la palabra de este truhán por lo que deberás ir allí-ordenó con seriedad- y enterarte de a que hora pretenden quemar a nuestros amigos. ¡Debemos impedirlo a toda costa!

No dije nada sobre lo de Samuel. Debía gratitud al buen hombre que hizo que me uniese al grupo cuando iba solo camino a Santiago, pero no iba a ir a enfrentarme yo solo a todo un pueblo de locos. O tal vez no tan locos pero sí engañados. El caso era que ir al pueblo era una locura.

Pero había algo que sí sabía hacer, y era dar consejos. Había estado años como consejero, y puede que las habilidades de las que disponía sirviesen de algo. Así, pregunto a Antón— ¿Qué pensáis hacer ahora?