Partida Rol por web

Un sonido estridente te despierta en medio de la noche. Te vuelves entre las sábanas sudadas, tanteas en el mesilla. El móvil protesta como loco. Un manotazo y es tuyo. ¿Quién coño llama ahora? Es Ben, un compañero de la Brigada. Un buen tipo.

-Hola, Trevor. Siento llamarte a estas horas pero tenemos jaleo. Un asesinato feo. -Acaso hay asesinatos bonitos? Te da la dirección, una calle del barrio de Compton. - Pasa a buscar a Jackson por su casa, ya la he avisado. Mueve el culo.

Joder. Las 5:40 . Te siguen jodiendo con esta mierda de trabajos. Tu visión se aclara con la pálida luz de un amanecer tardío. A tu alrededor las paredes desconchadas, surcos de humedad, parecen un mapamundi, del asqueroso cuartucho de alquiler. Los muelles del colchón rechinan como viejos artríticos. Te aseas, te vistes, y te largas a toda prisa.

Un sonido estridente te despierta en medio de la noche. Qué calor, el aire acondicionado otra vez no funciona. Te vuelves entre las sábanas sudadas, tanteas en el mesilla. El móvil protesta como loco. Un manotazo y es tuyo. ¿Quién coño llama ahora? Es Ben, un compañero de la Brigada. Te parece un buen tipo por lo poco que le conoces. 

-Hola, Jackson. Lamento estas horas pero tenemos lío. Un asesinato feo. -Acaso hay asesinatos bonitos? Te da la dirección, una calle del barrio de Compton. - Trevor te pasará a recoger, ahora le aviso.

Joder. Las 5:41 . A Trevor le siguen jodiendo con esta mierda de trabajos y de rebote pillas como su compañera asignada. Tu visión se aclara con la pálida luz de un amanecer tardío. A tu alrededor las paredes de suave azul pastel de tu dormitorio, te saludan, solitarias, como cada mañana.  Te desperezas. Menos mal que tu hija se quedó en casa de tu amiga anoche. 

Te aseas, te vistes, un café, preparas un termo con más café y justo al poco aparece Cole.

I N T R O

Ni siquiera ha amanecido cuando Trevor recoge a Belinda, y ya hace un calor infernal. El aspecto de Trevor es de resaca. Belinda le pasa el termo con café, sabroso y cargado. No tardáis en llegar a Compton. El lugar es un callejón maloliente, a rebosar de basuras y escombros. Los chicos de azul han acordonado la zona y viligan con caras soñolientas y aburridas. Enseñáis la placa y levantan la cinta.

-Por fin estáis aquí -os saludad Ben saliendo de un portal. Es un chico de unos 25 años, poquita cosa, metro setenta, apenas sesenta kilos, camisa planchada, bien peinado.- Vaya pinta, Trevor...Venid. Una chinita -señala un bulto que yace en la acera, cubierto por una bolsa negra de plástico. 

Os acercáis al fiambre, de paso saludáis a otro par de polis que hay al lado, que ni os contestan y siguen hablando sobre el partido de los Lakers de anoche.

-Cayó desde el quinto piso -explica Ben.

Es un edificio viejo, de ladrillo rojo, plagado de pintadas, marcas de humo y suciedad, con balcones de metal ennegrecido y una escalera de incendios. Ben aparta la bolsa de plástico y os encontráis con los fríos ojos rasgados de una niña, 14-16 años, asiática, el craneo fracturado y la sangre reseca formando un charco en el pavimento. Tiene el cuerpecito lleno de moratones y heridas varias. No es más que un cascarón vacío.

- Oh, mierda - trato de despertar o al menos desperezarme para contestar la llamada - ¿Sí? Vale, ahora vamos - cuelgo. Me paso como unos segundos, quizás 20 tratando de poner mis pensamientos en orden. Hay que levantarse. La falta de un horario fijo pesa como una losa pero es lo que hay. Los asesinos no piden cita previa.

Me levanto y voy al baño a asearme, me lavo la cara y me veo en el espejo - seguro que Cole tiene peor cara - sonrío y pongo el agua de la ducha a correr. Cuando salgo preparo café, pensando en mi compañero relleno más el termo. Miro el reloj, aún es temprano. Recojo las cosas y salgo por la puerta.

Hace calor y apenas hay movimiento. Veo un coche acercarse, es Cole. Levanto la mano...

Apenas había salido a la acera veo que Cole llega en su coche. Cuando se detiene, subo - Buenos días - lo he visto con peor cara pero cualquiera diría que compite por presentar cada día una peor imagen. Bajo la ventanilla - menudo calor que hace ya y ni siquiera son las 8 - coloco el termo donde no se caiga - he traído café, cargado. Recién hecho - quizás el aroma lo despeje un poco. 

Las calles están semivacías, no tardamos apenas en llegar hasta el lugar indicado - ¿Conoces este lugar? - un callejón bastante sucio por el que no parece que pasa el camión de la basura. Los chicos nos levantan la cinta para que pasemos - Parece que ha llegado todo el mundo, a ver qué nos cuentan... - salgo del coche y busco con la mirada a Ben, éste sale de un portal y viene a nuestro encuentro.

- ¿Qué tenemos, Ben? - la apariencia de Trevor no pasa desapercibida, ahora mismo diría que llama más la atención que el muerto, obvio entrar a valorar su situación y procuro que Ben se centre en el caso, no nos ha llamado para un concurso de belleza.

Miro a los polis que hay cerca, ni devuelven la mirada, como si no existiéramos. Camino a la par que mi compañero, siguiendo a Ben.

Me acerco al cadáver tras retirar la bolsa de plástico que lo cubre - apenas es una niña, ¿Quién es? - me sorprende ver a alguien tan joven allí tirado. Me pongo los guantes y saco un boli para no tocar el cuerpo y contaminar las pruebas que encontremos - veamos - Me acuclillo junto al cadáver, compruebo si lleva algo en la mano - parece como si le hubieran dado una paliza, mira cómo tiene el cuerpo - renegrones, moretones, heridas y demás marcas de haber recibido una golpiza. Miro a ver si hay alguna marca que delate algo más que simples golpes como puede ser un tatuaje o alguna "marca" de un arma o pinchazos en el brazo - ¿Van a venir los del laboratorio? - igual si se acercaban por allí los que tomaban fotos y rastros nos podrían localizar algo que nos pasase desapercibido.

Miro hacia el edificio del que supuestamente "se ha arrojado" - ¿Testigos, alguien que viera lo sucedido? ¿Quién se encontró el cuerpo? - o lo que era lo mismo por preguntar quién había llamado a la policía. En un barrio así, dudaba que coincidiera en la misma persona, así que, esperaba sacar algo de ahí - presuntamente, Ben, presuntamente "se cayó" - o la tiraron, aún manteniendo la primera premisa habría que alcanzar a conocer su motivación, aunque viendo aquellas marcas de pelea había bastantes indicios para apuntar a una causa.

Por supuesto, preguntaba intercalando las preguntas que hacía mi compañero para tratar de dilucidar el caso, así como esclarecer lo más posible las pruebas que teníamos ahora, que manejaba Ben - ¿Vivía en el quinto? Habéis encontrado algo o a alguien...

Miré a Trevor, igual necesitábamos espacio. Las preguntas venían bien para situarnos en la escena pero a la vez necesitábamos nuestra propia composición de lugar. Esperaba que Trevor llevase la voz cantante, aunque se le veía un poco descompuesto. Hice tiempo esperando a que despachara a Ben para empezar a buscar por nuestros propios medios, al fin y al cabo, el caso era nuestro.

- ¿Me ayudas? Vamos a ver si solamente se cayó... - le subo la ropa para ver si debajo de ese vestido rojo hay algo más.

Si de por si el detective Cole era silencioso y hosco en su trato, se le notaba que lo era aún más cuando estaba con resaca. El café fue recibido con un -gracias- de voz tan ronca que apenas sí que se había escuchado, y para cuando llegaron al lugar ya se había bebido al menos medio termo. Se encogió de hombros por la pregunta de conocer ese lugar, era probable que hubiera estado allí antes pero en ese momento poco le importaba.

Saludó a Ben con un movimiento de cabeza y en eso se hubiera quedado de no ser porque el niño le criticó como lucía. -Vaya pinta la tuya, ¿hiciste madrugar a tu madre para que te planchara el traje?- Si, Ben era un buen tipo, pero seguía estando en pañales. Hizo una mueca, casi una sonrisa, cuando le escuchó decir "la chinita". Se preguntaba si, con la nueva generación de imbéciles de cristal, llegaría el día en que Asuntos Internos amonestaran a los agentes por usar expresiones como "chinito", "negrito", "taquito"... Belinda empezó con las preguntas, mirando con detenimiento el cuerpo, y Trevor miró desde se hombro queriendo ver si las heridas que iba mencionando su nueva compañera eran recientes o tenían ya su tiempo.

Luego miró alrededor, queriendo ver entre los mirones quién pudiera mostrar algún gesto de haber visto algo, o de saber algo más. -Cortemos por lo directo, Ben. ¿A quién pertenece este sector y por qué nos asignaron el caso a nosotros?-

Ben se sonroja.- E...No...mi madre no. Me lo he planchado yo. -El joven prefiere acercarse a Belinda.

-No lo se. No hemos comprobado el piso, solo acordonado el acceso. El caso es vuestro. Me da que es prostituta. La zona...ya sabes...Estos pisos se alquilan. 

Jackson aparta un poco más el plástico que cubre al fiambre, uno de los polis suelta un comentario obsceno. La chica tiene marcas, recientes, por todo el cuerpo. Se ensañaron con ella. ¿El motivo? Estaba por averiguar. Belinda levanta la ropa, no lleva bragas, y en un primer vistazo no ve huellas de actividad sexual, no al menos no consentida. Tenéis claro que no se ha "caído".

-Hay una vieja que estaba asomada a la puerta cuando llegamos -dice uno de los polis, un tipo esmirriado de rídículo bigote-En el 2A.

Ben se encoge de hombros- Llamada anónima, Jackson. Nadie arriba, vacío. -mira su reloj de pulsera- Vendrán...ni idea de cuando. Supongo, vamos -El chico no parece muy convencido de que los del laboratorio se presenten en breve. Si lo hacen. Levanta la vista hacia Trevor, se encoge de hombros. 

-Es nuestro sector, en los límites. Alguien mencionó tu nombre. De arriba. No se más. En serio.   

Por la información de Ben, alguien que le cae bien a Trevor le ha asignado el caso - con amigos así... - resoplo y sigo fijándome en las marcas de la chica, tatuajes o cualquier signo que no sea "habitual". Miro desde esa posición las viviendas que delimitan la calle por ver si, el suceso ha concentrado a muchos espectadores o si por el contrario apenas hubiera público interesado en lo ocurrido.

Registro el cadáver en busca de la cartera, dinero, algún documento que porte o forma de identificarla.

- Habrá que echar un vistazo al piso - el cadáver no se iba a mover y quizás alguna pista pudiera estar en el lugar desde el que arrojaron a aquella niña - Llamada anónima, prostituta, de madrugada, barrio sin recoger la basura... - por el momento no había señal alguna que diera luz entre toda aquella oscuridad, ni una sola pista.

Le tomo las huellas dactilares, esperando que luego en el laboratorio nos detallen de quién se trata, si es que no lo averiguamos antes por otros medios.

Presto atención al dato del posible testigo - señora asomada en la puerta, del 2ºA, anotado - miro nuevamente al edificio que hay enfrente del piso donde está la testigo - si gritó, está claro que alguien tuvo que oírlo... y para verlo, la mejor posición es ésa - indico nuevamente al edificio de enfrente, desde allí se podría haber visto si alguien la arrojó o en todo caso, se vería a quién salió del edificio por la puerta. 

- ¿Subimos, Trevor? - primero habría que ir al edificio de donde se produjo la caía y donde estaba aquella señora, ya luego, en función de los datos obtenidos, podríamos ampliar la investigación.

Alguien de arriba. El gesto de Trevor se agrió un poco más, y soltó una especie de ronco resoplido por el comentario de Belinda. Hacía mucho que no tenía amigos allí arriba. Los amigos no te lanzan a los perros cuando tu vida está en picada. Bien, qué mas daba. Tenían cosas que hacer, un caso de mierda que atender. -Dudo que le encuentres identificación encima.- Dijo sin más, aunque no impidió que su compañera siguiera revisando más ese cuerpo. No había más que hacer, no importaba cuantas veces le removieran el vestido, no iba a aparecer mágicamente una señalización que no hubieran visto aún. Sólo una china puta más, de las tantas que podían encontrarse en la ciudad.

-Adelante, veamos ese piso. Preguntemos también a los posibles vecinos del quinto piso si saben a quién pertenecía ese lugar.- Y con "preguntemos" se refería a que Belinda preguntaría y él pondría cara de matón a ver si les soltaba la lengua.

Trevor tiene razón, Belinda no encuentra otras huellas en el cadáver, no hay tatuajes, ni pinchazos de aguas, ni marcas significativas de nacimiento. Tampoco cartera ni documentación. Solo hay lo que véis, un cuerpo pequeño y roto. Los mirones se van agolpando, no son demasiados dada la hora y que, en fin,  que estas "desgracias" suceden con cierta frecuencia. Los chicos de azul están preguntando y tomando notas, pero ya alguno que otro os señala que "nadie sabe nada ni ha oído nada". Sorprendente.

Un cuarto para follar. Menos riesgos de meter a una extraña en tu departamento, y más económico que pagar una habitación en un matadero. Por primera vez el detective Cole sacó lo que parecía una libretita vieja de cubierta de cuero, ya demasiado manoseada. Encontró una página en blanco, o tan blanco como podía estar, y anotó el nombre del edificio y el número del apartamento. Cuando acabaran allí, vería de hacer preguntas para localizar al posible o los posibles dueños de aquel piso. -Quien entró aquí no tenía llave.- Murmuró por lo bajo. Alguien que sabía que ese sitio estaba solo, quizás porque lo hubiera usado antes, pero que esta vez no había pagado a quien tuviera que pagar para usarlo.

Pasó bajo la cinta y sacó del bolsillo un par de guantes. -Miraré la ventana y luego el baño, mírate la cama a ver si encuentras algo.- Le indicó a Belinda, moviéndose hacia el punto desde donde supuestamente la chica habría saltado.

Hay fluidos mal limpiados en las sábanas. También un poco de sangre. En las paredes. Salpicaduras. Trevor deduce que de las hostias que le soltaron. La ventana está abierta, hay manchas de sangre en el marco. No está forzada ni rota, no ves a simple vista huellas. Es bastante obvio que entraron, le pegaron una paliza y tiraron por la ventana a la chica. 

En el baño, un habitáculo minúsculo con un sucio cagadero y una ducha, encuentras algo de maquillaje tirado por el suelo, varios billetes de 10 y veinte dólares, calderilla, un mechero amarillo de publicidad, todo desparramado aquí y allá. Un barato bolso rojo imitación piel en un rincón. Una papelera abarrotada de pañuelos sucios y condones usados.

Subimos, el edificio es de los antiguos, sucio y con el suelo arrasado, a saber cuánta gente habrá pasado por allí. Vamos directamente al piso del siniestro, ya habrá tiempo luego de preguntar a la señora del segundo. 

Probablemente una palanca para reventar la puerta, han accedido de manera rápida y franqueando los obstáculos - no parece que vinieran por un servicio sino más bien a por ella - eso deja aún sin despejar el motivo del crimen, igual sabía algo, había visto a alguien, o tenía una información valiosa para quien hubiera accedido de aquella forma.

El piso es la expresión del oficio de la chica: la cama en el centro de la habitación como recurso principal. Cole va a la ventana, me acerco a comprobar si entre las sábanas hay algo, si debajo de la cama se pretendió ocultar algo - ¿Algo por ahí? - miraría también la mesita de noche y los enseres que hay.

- Apostaría a que fueron dos, un bruto derribando la puerta y el otro interrogando - esperaba que la señora del segundo confirmase esa hipótesis. 

No hay más que esa suciedad sobre la cama y debajo de ella. Entre las sábanas, un tanga azul de mujer. En el lavabo, lo mismo que ha visto Trevor. El bolso está vacío a excepción de un paquete de chicles y unas bragas limpias de color negro. Trevor le pasa el encendedor de publicidad, se puede leer "Lejano Oriente, Restaurante". 

La aguda vista y el olfato de sabueso de Jackson le llevan a descubrir una ligera fisura camuflada en el desconchado marco del espejito resquebrajado desde hace mucho. Husmea y encuentra un papelito pequeño doblado. Contiene, con una letra minúscula y apretada, unos cuantos nombres en chino y varios números de teléfono.

Trevor fue tomando nota de lo que veía, escribiéndolo en su libreta. Realmente se habían ensañado con la víctima. ¿Por qué? -¿Que opinas? ¿Amante celoso, o alguien queriendo enviar un mensaje a quien fuera el "dueño" de la china?- Preguntó a su compañera mientras continuaba revisando. Al llegar al baño, miró los distintos elementos con algo de interés. -Hay un bolso, puede que sea de la víctima, combina con su ropa.-

Se entretuvo un momento en el interior antes de volver con el bolso hacia la sala principal, y con cuidado lo vació sobre la cama. -Veamos que tenemos aquí.- Mostró también el mechero, revisando el nombre de publicidad. ¿Era alguna marca común que podría conseguirse en cualquier sitio, o quizás señalizara algún club donde la víctima trabajara? -"Lejano Oriente."- Leyó, intentando pensar si el nombre le sonaba.

Antes de que Belinda entrara en el baño, Trevor se aseguró de que no estuviera mirando, y tomó los billetes de 20 y 10, guardándoselos en el bolsillo. Después de todo, la china ya no los necesitaría, y dudaba que cualquiera de los que hubieran subido antes le importaría si había o no dinero. También volteó la papelera boca abajo, buscando quizás algo escondido entre papeles sucios y condones. Odiaba esa parte de su trabajo.

No encuentras nada en la papelera, solo esos condones, sus envoltorios y muchos pañuelos arrugados y sucios. 

Te agencias la pasta. No te pones a contar, pero hay más de cien pavos ahí. 

El nombre del restaurante no le suena a Trevor. Tampoco en particular a Belinda. Hay multitud de restaurantes chinos en Los Ángeles, y el nombre no es que sea original.

Otro vistazo a la desolada habitación que huele a sexo y tristeza, sin encontrar nada más.