Partida Rol por web

TERCIO:

- Te pones el "uniforme" (en realidad un atuendo paramilitar informal con una insignia del Coblast) y pones en una mochila la manta, el saco de dormir, diez raciones de nutrigachas y diez de sopa en polvo.

- Muchas veces has pensado en organizar un poco la munición que te queda, pero siempre te da una pereza terrible.

Vladymir, tras aquellas órdenes, se había apresurado a prepararse para la partida. Recogió un uniforme del Coblast, dejando el suyo de los Primeros Nacidos en las taquillas. Además, se agenció también una manta y saco de dormir, y algunas raciones. 

Ya con aquello terminado, dedicó el resto del tiempo al mantenimiento de su equipo de combate, sabiendo la importancia que podía tener que tu arma se encasquillara en medio de un combate... Demasiados guardias habían muerto por ser descuidados en el mantenimiento de su equipo. Los últimos minutos los dedicó a realizar una breve plegaria al Emperador para que aquella misión tuviera mejor resultado que la anterior. 

VLADYMIR OSTROGOV:

- Te pones un unirme informal con insignias del Coblast, parece un atuendo paramilitar.

- Metes en tu mochila una manta de campaña, un saco de dormir, diez sobres de sopa en polvo y diez racones de nutrigachas hidrosolubles en copos.

El Cuestor se había duchado y cambiado de ropa para poco después volverse a cambiar tras descubrir que sus compañeros de misión llevaban un uniforme de la Alianza Coblast. Aun así la idea no le entusiasmaba, pues el Cuestor no sabía quién había utilizado ese uniforme antes que él. No es que le preocupase que lo hubiese llevado un hombre ya muerto: los muertos no hacían ningún daño a nadie. No, los únicos que pensaba que resultaban peligrosos eran los vivos. Eran taimados y arteros, mentirosos y ladrones; cuchicheaban, engañaban y cuando la gente menos se lo esperaba apuñalaban por la espalda…

Sobresaltado por el repentino pensamiento Xerxes miró instintivamente a su espalda. Allí solo encontró a Varnias, al que miró entrecerrando los ojos.

- ¿Cuántas raciones de comida hay?- le preguntó señalando los montones que había dejado sobre la mesa mientras sacaba de su mochila un electropunzón y una placa de datos.

En aquel momento se encontraba en la cocina, pero antes estar en ella y poco después de ponerse el uniforme de la Alianza Coblast había preparado todas sus cosas ordenándolas cuidadosamente en su mochila: la ropa doblada en la parte de abajo y el resto de objetos sobre ella en función de cómo creía que iba a ir necesitándolos. Pero allí dentro no solo puso sus cosas, también metió un saco de dormir, una mochila y una manta de las que encontró en la celda A11, tal y como había visto hacer a alguno de sus compañeros.

Después de aquello y listo para partir cuando se le ordenase se había encaminado a la biblioteca donde había hecho otro tipo de preparativos. Solo tras escuchar la señal de que tan solo disponían de media hora más antes de su partida salió de la biblioteca para dirigirse a la cocina, que era donde había formulado la pregunta que esperaba que el Arbitrador respondiera.

Itsua había aprovechado las dos horas que precedieron a su partida para finalizar con los preparativos propios del viaje y de su misión. Poco podía dejar atrás, excepción hecha de su raída túnica que sustituyó por el correspondiente uniforme proporcionado para al ocasión. En su recién adquirida mochila, colocó sus magras pertenencias, unidas a aquello que Asclates generosamente les había proporcionado. 

Con todo cuanto podía llevar, se encaminó hacia la lanzadera. Era el primer paso hacia un destino aún por escribir. 

PROVISIONES:

- Cada uno puede llevarse diez sobres de sopa en polvo y diez de copos de nutrigachas hidrosolubles.

Cuando llega la hora, un servidor os conduce hasta la plataforma de despegue donde aguarda la lanzadera.

Entráis en el interior de la misma y os traslada velozmente hacia el espaciopuerto orbital primario Tarsus Alfa.

XERXES:

- Has podido copiar con tu autopluma un pergamino con información sobre Acreage.

- Esto es una autopluma:

Como ves es un apartato de teclado conectado a un brazo robótico que escribe mediante una pluma estilográfica con dispensador de tinta sobre pergamino.

La autopluma es la herramienta de trabajo básica del Administratum, especialmente de sus escribistas.

Se valora mucho la escritura sobre pergamino. El pergamino bien tratado puede durar siglos. Las memorias electrónicas o magnéticas pueden borrarse o corromperse en cuestión de unos pocos años.

Los cogitadores son raros, escasos, arcaicos e increiblemente arcanos (generalmente se reservan para el uso casi exclusivo de los tecnoadeptos, que son quienes saben apaciguar debidamente a sus nerviosos espíritus-máquina con los debidos salmos y oraciones al Omnisiah).

306.810M41.

POR LA TARDE.

- Un servidor os espera en la plataforma de aterrizaje de la lanzadera de la Inquisición.

- Enseguida os conduce al elevador y de ahí accedéis a vuestras celdas, en el Subnivel 9, donde tenéis ocasión de asearos y cambiaros de ropa.

MAÑANA SIGUIENTE:

SUBNIVEL 10, SALA DE REUNIONES:

- "Bienvenidos, Acólitos. Aquí tenéis placas de datos para vuestros informes oficiales de misión. Pero decidme, ¿cómo ha ido todo?" -

La reunión se produce tras el desayuno. Estáis vestidos con túnicas grises sencillas o vuestras ropas habituales, a vuestra elección. Habéis dejado vuestras armas y equipo en vuestras celdas, en la taquilla de la que dispone cada uno.

El Adepto Asclates os entrega a cada uno una placa de datos en blanco y un electropunzón de escritura.

Intius recogió la placa de datos en blanco y la miró, aquella parte le resultaba tediosa pero había que hacerlo.

-Hemos cumplido la misión.

Fue la seca respuesta de Intius. Ahora lo escribiría todo allí con detalles, si querían saber algo ya lo leerían luego. Tras un rato de escribir volvió a entregar la placa al Adepto. Hacía muchos años que no escribía ningún informe, demasiados, y eso le pesaba a cada paso que daba.
Terminado su trabajo se retiró a su celda a meditar sobre todo lo que había pasado y a esperar cual sería la siguiente orden para él.

- "Enhorabuena, Acólitos. Me alegro por vosotros, necesitabais este éxito." -

Llego a la reunión pactada en la mañana, puntual como siempre, en la sala de reuniones del subnivel 10. Me siento junto con mis compañeros y me saco las gafas de espejo pues no es de buena educación cuando se trata con mis superiores. Voy vestido con mi ropa de siempre, chaqueta de cuero incluida sobre mi sintepiel. Es tan cómoda esa protección que me siento raro sin ella, por lo que no me la quito para ninguna ocasión, por segura que sea.

Una vez allí, escucho al Adepto Asclates y a Intius hablar. Recibo la placa de datos y escribo rápidamente mi informe de misión. No son palabras demasiado agradables y de seguro que a más de uno no le gustará lo que he puesto ahí, pero siempre he sido muy crítico y perfeccionista, pues creo que de los errores se aprender. He ahí la importante de destacarlos, por molesto que suene.

A pesar de todo, creo firmemente que vamos bien encaminados y de seguro que la primera misión de muchas células ha sido peor que nuestro debut.

Aquel había sido un viaje que se le había hecho eterno y no solo por el hedor a pocilga. En ocasiones había tenido la sensación de que era consciente de todos y cada uno de los pasos que daba, como si se estuviera viendo a sí mismo en una aburrida holograbación que proyectaba a cámara lenta cómo atravesaba una puerta tras otra en un camino que parecía no tener fin. Pero la grabación por fin había terminado, o eso parecía…

Impecable, vestido con su uniforme de Cuestor, se presentó en la sala de reuniones como se esperaba de él que hiciera. Eso sí, ante la puerta se demoró unos instantes para comprobar si ese ciclo infinito que los había llevado de pasillo en pasillo se había terminado definitivamente. No consiguió respuesta, pero tras estirarse un poco más las mangas y ajustarse el cinto, entró igualmente.

No añadió nada a lo dicho ya por Intius. “Misión cumplida” era lo único que podían decirle al Adepto Asclates si no querían perder el tiempo contándole a él lo que luego cada uno de ellos escribiría en el informe. Así que tras coger la placa de datos que le dieron tomó asiento alejado del resto para ponerse a ello. Le llevaría tiempo, pero si quería ser minucioso era un precio que debía estar dispuesto a pagar.

Itsua simplemente escuchó. No tenía nada que decir, pues todo cuanto hubiera de decirse quedaría plasmado en el informe que había de elaborar en las horas sucesivas, una labor ardua y tediosa que debía ser cumplida pues así lo exigía la maquinaria administrativa. Intius señaló el éxito y el Adepto Asclates la necesidad que el grupo debía haci aaquel éxito. Sus palabras solo servían para subrayar que el futuro de la célula había pendido de un hilo y que sus destinos guardaban un precario equilibrio que tan solo podría confirmarse evitando el fracaso.

- "Gracias por las muestras que han traído. Corrupta tecnología alienígena perteneciente a una de las razas xenos más repugnantes que amenazan este Sector.

Las pruebas que habéis obtenido apuntan a que lo sucedido en Acreage puede no ser un hecho aislado, sino que se extienda a varios mundos del Subsector de Golgenna y otros.

Múltiples mensajes astropáticos están siendo enviados a muchos Inquisidores, que investigarán varios mundos sospechosos de albergar esta amenaza, bien personalmente o por medio de células de Acólitos.

Han hecho un buen trabajo.

Durante la próxima semana descansarán, se recuperarán de sus heridas y se entrenarán en estas instalaciones que ya conocen bien." -

Recogí la placa de datos y me entregué por completo a la escritura del informe de la misión. Parte de ella me la habían contado mis compañeros, pero debía ir plasmada del mismo modo, resaltando que, al menos una parte de la célula, había conseguido cumplir la misión.

Mientras escribía casi de forma automática, pensaba en el futuro. Apenas había tenido tiempo de pensar en lo que me había ocurrido, para mi era como si mi pierna todavía estuviera en sitio pero con aquellos molestos dolores y picores. Necesitaba un poco de tiempo para adaptarme, mover aquel trasto hasta que me acostrumbase a su peso aunque no tenía claro que fuera a acostumbrarme del todo, me resultaba muy ajeno. Sin embargo, las cosas no parecían jugar a mi favor, las palabras del Adepto Asclates parecían indicar que pronto estaríamos embarcados en una nueva misión.

Vladymir recibió la placa de datos con estoicismo, pero cuando todos sus compañeros se pusieron a escribir, se acercó al adepto Asclates y le dijo, en un tono bajo:

-Para mí informe, necesitaré un servidor o alguien que lo transcriba. En la guardia imperial no consideraban necesario enseñarnos a leer. 

El vostroyano lo dijo sin vergüenza, como lo más normal del mundo, aunque lo cierto es que estaba empezando a pensar que debería aprender, ya que era una capacidad más que útil y que podría ponerle fácilmente en apuros de no conocerla.