Partida Rol por web

La compuerta del lateral de la lanzadera se abre, y desciende una rampa para que podáis subir a bordo.

-Parece que han enviado alguien a por nosotros-dijo el vostroyano por lo bajo, mientras señalaba con la cabeza a aquel servidor. Cuando lo siguieron, acabó llevándoles a una lanzadera negra, que sin duda les acercaría a su siguiente destino. Lo cierto es que la mayoría presentaban un aspecto lamentable. El vostroyano no estaba tan preocupado por sus heridas, pero aún se encontraba debilitado por la enfermedad que le asaltó en aquel condenado planeta. 

-Con un poco de suerte, si el Emperador nos sonríe, Escintilla nos tratará algo mejor esta vez, o al menos mejor que el maldito Acreage. 

Durante todo el viaje de vuelta en la nave "Celo Justiciero" me propuse a recuperarme de mis heridas, pero me atormentaban los recuerdos de la misión, en la que nunca fui capaz de pasar realmente desapercibido. Quizás si hubiese tenido la práctica, podría haberme podido mover por Acreage sin ser detectado, lo que habría facilitado mucho la misión.

Es por eso que comencé a moverme por entre los peregrinos intentando no ser notado. Aprendí a mover bien mis pies sin hacer sonidos y a no ser detectado. Es un don importante para mi profesión, pues a veces es necesario llegar muy cerca de la víctima para acabar con ella y no ser detectado es la forma más segura de hacerlo.

Así transcurrió todo el tiempo hasta que llegamos a la órbita de Escintilla. Aterrizamos y vemos como todos los peregrinos descienden rápidamente. Nosotros hacemos lo mismo, pero somos guiados por un discreto servidor hasta una Lanzadera Negra que nos esperaba. Me subo sin más espera, mientras escucho a las palabras de Vladymir. Sonrío a ellas pues realmente quisiera esa ducha que nunca tuve en ese maldito planeta donde hasta orina me arrojaron.

- Los seis Acólitos del Séquito del Inquisidor Globus Varaak suben a la Lanzadera Negra.

- Pocas horas más tarde llegan al Bastión Serpentis, el cuartel general secreto de la Cábala Tiranista de la Inquisición en el Sector Calixis.

- Los cinco Acólitos y la Hermana Cantus llegan en lanzadera hasta la nave "Cielo de Bronce", que, casi inmediatamente, comienza a alejarse del planeta para proseguir viaje hacia Iocanthos.

El Cielo de Bronce es un desvencijado carguero de gran tamaño.

Habéis subido a bordo a empujones desde el muelle orbital Tarsus, entre una tripulación entregada a un frenesí de carga y descarga de mercancías.

Sois llevados a un amplio y sucio camarote sin tabiques.

Vuestro único contacto con la tripulación es el Sobrecargo Sebek. Su actitud lisonjera es de lo más irritante.

- "Oh, mis señores, estaré encantado de atender sus necesidades si lo desean." -

Todo lo que el Cuestor había considerado necesario llevarse lo llevaba perfectamente ordenado o bien encima o dentro de su mochila, en la que llevaba otra mochila de repuesto. Con todo listo y tras dar al aspirante Cerberus unos últimos consejos sobre su examen de códigos que le entregó en un pergamino para no tener que perder el tiempo hablando, salió del edificio por la salida principal a tiempo de escuchar la última parte del comentario de Tercio.

- Su preocupación es irrelevante, señor Tercio. Más allá de consideraciones personales mi deber es compartir espacio vital con usted. En cualquier caso, adelantándome a la desazón que le puede provocar su pregunta de no ser respondida, le informo que no tengo más quejas sobre sus hábitos de higiene que las que puedo tener con el resto. Y añado que en su caso la higiene corporal no es un tema principal de preocupación, lo es su carácter disoluto.- Su tono era neutro, sin reproche u ofensa ante lo que había considerado que era una duda del Embaucador.- ¿Se pregunta usted algo más? ¿Y el resto?

Subió al aerodeslizador esperando que le realizaran las preguntas que tenían, si es que las tenían. Después de todo responder a sus dudas durante el viaje en un vehículo era una buena manera de aprovechar el tiempo empleado en los tres trayectos cortos que deberían realizar: de la finca al aeropuerto, del aeropuerto al espaciopuerto y de este a la nave que los llevaría a Iocanthos, de nombre Cielo de Bronce. Allí conocieron al Sobrecargo Sebek, un hombre que hacía que la palabra “necesidades” sonara sucia y vil.

- De acuerdo. Ahora no deseamos que atienda ninguna necesidad...- Miró a los ojos a aquella serpiente aduladora, juzgándola como había juzgado a tantos amigos de lo ajeno y de los poderosos en la Guardia Imperial.- Una duda: ¿tiempo estimado de viaje hasta Iocanthos?

Escucho la despedida del Inquisidor y luego las instrucciones del Adepto Asclates, por lo que estoy listo para partir a recoger mis cosas y finalmente irnos hacía Iocanthos a realizar nuestra misión:

 - "El Dios-Emperador protege."

Luego me pongo de pie y me dirijo a mi habitación, desde donde saco cosas para llevar, pero dejo algunas de las por considerarlas no indispensables para la misión. En esta misión quiero andar ligero y no preocupándome del exceso de peso, sino que deseo estar preparado pero conservar una buena capacidad de maniobra y no cansarme de las largas marchas, por si debemos dar alguna.

A la hora designada, estoy parado fuera del transporte que nos llevará hacía la nave. Abordo la lanzadera en silencio y me siento en una posición al azar para ser transportado, mientras reviso las municiones de mis pistolas. El viaje no se me hace muy largo antes de llevar a abordar el "Cielo de Bronce", al que nos subimos sin mucha amabilidad, pero finalmente logramos instalarnos rumbo a Iocanthos, siendo atendidos por una tripulación más educada de lo esperado.

Miro a nuestro líder, un Cuestor del Monitorum que es encargado de manejar recursos y logística. Asumo que será bueno manteniendo todo en orden y administrando nuestros recursos de órdenes maestras. Confío en que hará un buen trabajo y tengo la seguridad de que no seré yo una piedra en su zapato.

Itsua dejó su equipaje en un rincón del camarote que les había sido adjudicado. Miró alrededor de sí, sin prestar atención al Munitorum, quien en su papel de líder de la célula parecía sumamente satisfecho pues le proporcionaba la autoridad y ocasión para decir lo que en otras ocasiones hubiera debido callar. Sus comentarios, no obstante, le resultaban bastante indiferentes y no decía nada que nadie no supiera ya. Aun así, había decidido que no había necesidad alguna que cubrir, lo cual podía ser correcto en su caso, pero ¿y en el de los demás? Parecía que el Cuestor establecería las necesidades ajenas en función de las propias. ¿Cuánto tardaría en obligarles a consumir píldoras de forma compulsiva o a lustrar su calzado hasta que brillara a su gusto?

Aguardó en silencio la respuesta del sobrecargo, reconociendo para sí que una taza de caliente infusión de tanna hubiera sido más que bienvenida.

- Tirada Oculta de Escrutinio +10.

- "Bueno, los viajes por la Disformidad son impredecibles, ya se sabe. El viaje a Iocanthos suele ser corto, a menudo menos de una semana. Algunas veces, sin embargo, al emerger en el espacio real del sistema planetario de Iocanthos y actualizar los horologios de la nave con el calendario galáctico, había transcurrido más de un mes.

Una vez, en todos los años que llevo recorriendo esta ruta, emergimos al espacio real un día antes de la fecha en que habíamos salido desde Escintilla... Aunque eso fue hace años." -

ARLAN HEX:

- Te sientes cansado y apenas prestas atención al Sobrecargo Sebek. Tal vez porque no te interesa.

Me puse cómodo en el camarote, estiré las piernas y me acurruqué en una esquina. No me desagradaba aquel tipo, es cierto que parecía un lameculos, pero al menos era amable. Puede que fuese amabilidad fingida, seguramente con un claro intento de sacar tajada, pero amabilidad al fin y al cabo. Habría estado encantado de ofrecerle un par de tronos a cambio de información pero, desgraciadamente, nuestro líder aún no nos había informado de ningún detalle de la misión, bien porque no lo consideraba importante o porque en realidad en la placa de datos no había ninguna información útil.

Quería preguntarle a von Braun por la misión pero no quería airear información estando aquel tipo delante, a saber lo que intentaría hacer con la información... De modo que esperé a que se marchase, cosa que no tardaría demasiado a juzgar por el tono cortante que van Braun le dedicaba.

TERCIO:

- En momentos como este sientes que te pesa la pierna biónica. Lo cierto es que su peso (y dureza) es superior al de una pierna de verdad, por lo que cuando no te apoyas sobre ella, como ahora, la sientes más pesada. También a veces te sientes cansado, aunque eso puede ser una impresión no basada en una realidad física.

- Puedes hacer una tirada oculta de Escrutar para evaluar al Sobrecargo Sebek.

TERCIO:

- Te sientes demasiado fatigado y no le prestas más atención al sobrecargo.

XERXES:

- Ya sabes lo que quiere decir este individuo con "necesidades especiales". No se refiere a que vaya a mercadear con su carne (aunque si se le paga suficiente quizá también). Sospechas que es un traficante del "mercado gris" de objetos diversos de naturaleza ilícita y/o robados que puede conseguiros, por un precio. Objetos que tal vez incluyan armas y munición, aunque dudas que disponga de una amplia selección. Probablemente son cosas rapiñadas de la armería de la nave o de algún contenedor de carga a lo largo de los años.