Partida Rol por web

El submarino va en busca de la superficie... sube que te sube... Tenemos que prepararnos para la inmersión definitiva, y ello implica... otra vez los mismos problema por la presión... Los maquinistas olvidan por unos momentos el enorme problema de ingeniería que supone bajar un hombre al lecho marino, para luchar por las vidas de todos, arreglando problemas según aparecen....

-¿Pero que pasa muchachos? He dado una orden. Subimos a superficie. Miro a donde iba la vista de todos. Parecía que Strauss se estaba "¿tocando?" Joder -Dejar en paz al Teniente joder. Pronto estaremos de vuelta gracias a su... Entrega.

-Vamos Eugen poquito a poco. Subimos. Dijo al piloto.

Todo iba bien...

Hasta que dejó de hacerlo.

De repente, Max sintió como el timón del submarino dejaba de responderle... y en lugar de ascender, se enderezaba, para a continuación, iniciar el descenso, o más bien, una caída libre.

Doscientos metros, doscientos veinte, doscientos cincuenta....

Todos gritabais y os agarrabais con desesperación a cualquier parte del submarino que pudieseis, porque parecía como si el submarino fuese a chocar... y vuestra vida no fuera a durar mucho más.

Sorprendentemente, la integridad del Siegreich parecía aguantar, pero durante cuánto tiempo... eso no lo sabíais.

-¡Mierdaaaaa!

Cuando el u-boot inclinó la proa hacia abajo, todos se dieron cuenta de que... tenían un problema... Y no tenían demasiado tiempo para evitar que fuese a más; malo era ganar profundidad; peor era ganarla rápidamente.. y especialmente catastrófico era que el fondo estaba justo ante ellos, e iban camino a darse de morros contra él...

Max abrió los ojos como platos al ver que estaba sucediendo. -¡Mierda! Nos vamos al fondo. No me falles ahora. Una gota de sudor caía por la frente del Segundo.

-Rápido atrás toda. Llenar los tanques de lastre de popa. Vaciar los lastres de proa. Quiero a todo el personal no indispensable de popa. Lanzaba ordenes. -Tenemos que nivelar el submarino. Max daba tumbos por la sala tratando de agarrarse, tenia calor y sentía como sudaba. Las manos le temblaban.

Max reaccionó con rapidez, logrando nivelar el submarino a tiempo para  no chocar con el fondo de roca que sin duda, habría acabado con todos.

A pesar de todo, un temblor recorrió el suelo de un extremo a otro, al tocar fondo, y mientras el submarino se aposentaba más tranquilamente de lo esperado, todos conteníais la respiración, esperando que la cosa no fuera a mayores.

Finalmente, quedasteis completamente parados, pero había un problema que solucionar. 

El timón no respondía.

Un silencio sepulcral se hizo en la nave cuando, aun habiendo perdido su inercia, terminó posándose en el fondo... probablemente en el limo. Si  bien resultó un "aterrizaje" suave... todos miraban ansiosos alrededor, como esperando una vía de agua, o el fín directamente...

... lo que sí tuvieron fué un susto espantoso cuando se apagó la luz momentáneamente, y se encendió la roja de emergencia, que dependía de otro circuito de alimentación, pero esos segundos de ntervalo... fueron enternos... Alguno se encontró, al volver a hacerse la luz, con que estaba abrazaod a algo -o alguien- ... algo realmente violento, que todos esperaron olvidar cuanto antes; nadie, pero NADIE está listo para una experiencia como esa, cuando sabes que la muerte puede llegar en forma de torrente de agua, y nada ni nadie te salvará de morir ahogado...

Johann, por unos instantes... recordó los suaves muslos de la puta con la que yació la noche previa a zarpar... maldita sea... ¿como cojones se llamaba??

Cuando volvió la luz normal... el silencio seguía... Estaban en el fondo, jodidos... Tenían que arreglar el timón, sí o sí, no había más cojones; y si estaba atorado con algo, implicaba hacerlo desde fuera...

-Capitán... -cuando se atrevió a hablar... lo hizo seguro de que lo que iba a decir era... una mierda enorme- Sin timón de profundidad, somos un corcho inestable; necesitamos avanzar para tener control, y sin timón, no hay control posible. Tengemos... tengo, que salir ahí fuera. Hay un procedimiento... Usar la torreta del submarino, aumentando la presión atmosférica del interior de ella, y cuando esté igualada al exterior, introducir agua del exterior, y devolver el aire al interior, para igualarlas y no reventar... Después, salir y arreglar lo que se pueda, aunque sea una ñapa.-Le miró directamente a la cara- No veo otra solución.

... Sabía que el riesgo de embolia ahora mismo, con un plan de esa naturaleza, era enorme... podían preparar rápidamente un suministro de oxígeno desde una manguera preparada desde dentro de la torreta, pero... la presión... si al volver, si es uqe volvía, no hacía la descompresión correctamente, estaba muerto. Pero si no hacía nada, también estaría muerto, junto con el resto de la tripulación...

... Sí, era una mierda enooorme.

Strauss se agarró a lo primero que pilló cuando aquella tumba acuática comenzó un descenso descontrolado hacia el fondo. Lo primero que pilló fue en este caso la cintura de Heinrich. Por suerte ella de agarró a un mueble anclado a la pared y evitó que ambos cayeran rodando por el suelo.

Aquel contacto aceleró el corazón de Strauss. Podía ser que se debiera en parte a la extrema situación en la que se encontraban, pero en esos momentos Derek no lo creía. Estaba convencido de que aquella alteración era provocada por aquella mujer y la hinchazón de su entrepierna así lo atestiguaba. 

- Frau Heinrich, usted... - Le dijo mirándola a los ojos.

Apretó los labios y frunció el ceño. Parecía enfadado, pero no lo estaba, sino todo lo contrario. Pasó una mano por detrás de su nuca y la besó. Al separar sus labios volvió a mirarla con rabia y deseo y la cogió por la cintura y tiró de ella hacia su propio cuerpo juntándose de forma casi hermética. Ella sintió el bulto de su entrepierna duro como una roca contra su sexo y entonces volvió a besarla con pasión. La soltó. Se apartó unos pasos y se giró hacia ella apuntándole con el índice.

- ¡Tenemos algo pendiente usted y yo Frau Heinrich! - Le dijo colérico. - ¿Me ha oído? - Habló en tono de amenaza. - Pero después. ¡Un hombre debe hacer, lo que debe hacer!

Nadie supo en ese momento si a lo que se refería Strauss sobre lo que tenía que hacer era salir al exterior del submarino a investigar el peligroso océano o follarse a Frau Heinrich, aunque posiblemente hablaba de ambas cosas. Entonces se marchó en busca de Martin.

- ¡Martin, Martín! - Le llamó a viva voz. Cuando se topó con él le agarró de la pechera. - ¡Tengo que salir ahí afuera! ¿Me entiende? - Entonces se dio cuenta de que tenía agarrado al jefe de máquinas y le soltó dando un paso atrás. - Per-perdón... - Se disculpó. - No podemos volver a tentar a la suerte. - Le dijo. - Tenemos que salir desde aquí. ¿Cómo lo hacemos? Tiene que haber una opción. ¿Martín...? -​​​​​​ Martin acababa de explicar la única opción que tenían pero era evidente que no la había escuchado, pues estaba más ocupado actuando como un animal en celo que como un hombre racional.

-¡¿Qué está pasando?! -bramó el capitán, mientras la primera de las zozobras del submarino le hacían caer al suelo. Rápidamente, y sin perder si dignidad, se levantó, se dirigió a Max, y se puso a su lado, ardiendo de ira, no sin antes mirar con odio a Heinrich. 

-Perfecto en tu maniobra, Weitzmann, pero, venga, dime que no nos estrellamos... - y no, no lo hicieron, pero las noticias eran pésimas. Antes de eso, le agradeció a Max su buen hacer: -No te preocupes, ha sido magnífica tu recuperación-. Martin se las Dijo. Estaban varados en el fondo, sin ninguna dirección, y era imposible arreglarlo desde dentro. -Menuda faena, Martin. - Él capitán se quedó mirando la escena de Strauss con la agente de Himmler con absoluta incredulidad, y cuando se acercó y agarró al jefe de máquinas, y luego recobró la cordura, (o al menos eso parecía), le dijo: 

-Bien Strauss, Haga lo que debe hacer. Luego yo le diré lo que pienso, si sobrevive. Ahora, quítese de mi vista, escuche las instrucciones de Martin, y salga a reparar el maldito submarino. Y hasta nueva orden, olvide el objeto extraterrestre o lo que mierda sea eso. -Miró a Martin, y le dijo: -Si podemos hacer eso, hazlo. ¿No pueden salir dos personas a la par? De todos modos, que se organicen turnos de trabajo, y quiero a alguien fuera las 24 horas. Quiero informe del oxígeno disponible, que se ahorren baterías en lo posible, y ahora, la prioridad es salir de esta tumba. ¡Y NO ADMITO DISCUSION SOBRE ESO! 

Strauss se había propasado, vaya que sí. Sin embargo, mientras aquella lata se hundía en el mar y el agua entraba por todos los agujeros posibles, la humedad que Johanna sentía entre las piernas crecía a medida que el contacto con la lengua del teniente se prolongaba. Ya que se iban a morir... ¡No! No se iban a morir. Johanna agarró a Strauss por la entrepierna y le mordió la boca hasta hacerle sangre, besándolo después con el mismo arrebato que él. Ya lo castigaría más tarde por su atrevimiento. Lo azotaría. Y luego lo pondría entre sus piernas.

Lo soltó, se recompuso el uniforme y se arregló el pelo.

-No -dijo, sencillamente-. De aquí no nos vamos hasta que hayamos explorado la nave. Por el Fuhrer y por Alemania, hay que bajar. Son las órdenes. Este trasto se cae a pedazos y ahí abajo hay material que pueden disponer para arreglar el submarino. Lo dice el alto mando. Hay que bajar. Y mientras unos bajan, los demás pueden ponerle tapones a las fugas.

Max estaba harto de todo aquello. Apenas lograba mantener la compostura tras su aterrizaje. Estaba a punto de soltarlo todo... Y lo soltó. - Maldita sea usted y su misión. Se encaró a Heinrich. -Señora no se si se ha dado cuanta, pero hemos tocado fondo. Bajar más dice... La miro perdonándole la vida. -Capitán esta mujer no se entera de nada. No merece estar al mando, ni que la sigamos. Se quedó a gusto llevaba demasiado tiempo callando.

-Max​​​- dijo usando su nombre de pila, lo cual daba a entender que estaba bastante enfadado- ,controlate,yo hablaré, si no te importa, solo yo me expondré. -Dijo, oyendo a Heinrich y sus amenazas.

-Heinrich, en este navío ni Dios ni el Fürher están por encima del capitán. Debemos vivir para luchar otro día. Y he dicho una orden clara. Ni Himmler ni tu tendréis esas armas si el submarino no puede salir a flote. Así que, si pueden salir dos, que uno salga a reparar y otro a recoger, pero esa es la única concesión. -El capitán estaba fuera de sus casillas, y estaba hablando por su tripulación, a la que le había dado la palabra de que volverían a casa... Y un caballero alemán no faltaba a su palabra, intentando cumplirla hasta su último aliento. 

-Y si quieres procesarme al volver por rebelión, perfecto. Pero al menos, significará que los demás han vuelto. Así que vamos, todos a hacer lo que se debe. Martin dará las instrucciones mecánicas, los no esenciales, a reposar y consumir menos oxígeno. 

- Capitán. - Llamó la atención de con Agstein. - Creo que Heinrich no ha sido descortés con usted hasta el momento. Tan solo trata de seguir las órdenes. - Le dijo muy claramente. - Es una patriota y obedece órdenes de un superior. Lo mismo que hago yo y deberíamos hacer todos. - Aclaró. - Usted manda. Es prioritario arreglar el U-Boot, pero no nos iremos de aquí sin hacer lo que hemos venido a hacer. ¿Estamos de acuerdo? - ​​​​​​Sin esperar respuesta, se dio media vuelta y se encaminó hacia la torreta del submarino. Estaba ansioso por cumplir con su deber.