Partida Rol por web

von Agstein se había mantenido callado y observando como sus instrucciones se cumplían, admirando como sus subalternos estaban todos demostrando lo que sabían hacer en sus puestos. Apenas habían tenido problemas en la primera parte de la inmersión, pero de pronto, alguien avisó de unas fugas en la proa... Y ahora von Agstein se encontró dividido. ¿Qué hacer? No podía mandar a Strauss, en quien confiaba plenamente que cumpliría su deber, y aque estaba preparando la inmersión. Ni en Weitzmann ni en Martin, cada uno haciendo un trabajo esencial. Maas estaba así mismo encargándose de diversos menesteres en el submarino, y como no se fiaba ni un pelo, decidió ir el mismo. Desde luego, no podía dejar ir a  Heinrich, que sabía de submarinos lo que que él de extraterrestres inexistentes. 

-Strauss, coordina mientras me voy a ver qué pasa. Weitzmann, haz bajar a nuestro Siegreich cómodamente. Que alguien diga a Martín si puede prescindir de un mecánico. Que manden para soldar a proa. Külmann, Helhomzt, conmigo, vamos, cojed las herramientas. 

No podía aguantar más allí quietoo, esa era la verdadera razón por la que Peter von Agstein abandonaba su puesto, y se dirigía a reparar lo que fuera. 

Le llegó la voz de una vía a proa...

-No me jodas!

Fué la respuesta instintiva... era un problema, y gordo, no solo por la vía en sí, sino por el lugar, y el peso... el peso del agua que estarían embarcando, haría que la "nariz" pesase más, y eso provocase ganar profundidad (hundirse era mal término a usar en este entorno) más rápido, lo cual se convertía en un aumento de presión más rápido a su vez contra el casco, y mayores probabilidades de ... de algo malo, dejémoslo en eso...

... ni eso ni hostias... colapso, de colapso estructural... de  convertirse en una bola de papel estrujada en la mano de un estudiante con la cara rellena de espinillas pajeras...

También había otro peligro: equilibrar ahora la nave: ese agua podría desplazarse hacia el habitáculo de las baterías, bajo el piso, y producir vapores tóxicos... Había que solucionarlo y ya; a costa de dejar de lado otras reparaciones menores...

-¿El capitán ha ido para allá? .... ¡Rápido, bombead ese agua desde proa hacia los depósitos de lastre de popa, y lo que podáis, al exterior! ¡Hay que hacer que no perdamos el control de la velocidad de inmersión! ¡RÁPIDO!!!  Soldador!, conmigo!, traed también viguetas para apuntalar!!!

Echó a correr hacia la cámara de proa en que parecía estar el problema: si había vía, además de expulsar el agua, el que no pudiese ser sacado del navío, habría que reubicarlo donde fuese inofensivo, y mientras, a intentar taponar la brecha del casco, taponándola con lo que fuese, apuntalándola para que el tapón no cediese, y soldando cuanto metal fuese posible para que ganase consistencia.... una chapuza, pero de las que te salvan el culo...

A von Agstein le ganaba la presión. No sabía delegar. Era algo que realmente no era fácil y que pocas personas sabían hacer bien. Tenía un submarino lleno de marinos, a los cuales se le suponían ciertas aptitudes, por lo que si conocía bien a sus hombres, tenía que saber a quien mandar para reparar aquellas fugas. Pero su sitio estaba con él, en la punta de lanza. No iba a contradecirle no obstante, era el capitán.

- Yo me encargaré, capitán... - Le dijo a von Agstein.

Martin salió corriendo, pues debía encargarse de dirigir el trabajo de las reparaciones y la soldadura. Para eso estaba allí. Confiaba en sus habilidades más que en las de ningún otro mecánico de abrdo. Miró entonces a Weitzmann.

- Debemos seguir con la inmersión... - Recalcó lo obvio, al menos para él que podía no serlo para todos, pues al fin y al cabo el submarino estaba sufriendo y si recibía otra avería crítica podían acabar enterrados en una tumba de hierro y toneladas infinitas de agua salada.

Los esfuerzos por Johann dieron sus frutos. No tardó en localizar la vía de agua, una mampara que había cedido a la presión detrás de una de las literas. Con rapidez, cogió una plancha de metal y clavos, y se dispuso junto a sus hombres a "parchear" la zona dañada.

Cuando acabó, la vía de agua había terminado, pero el descenso continuaba.

Ciento ochenta, ciento noventa, doscientos metros...

¡¡¡Dios!!! Jamás habían descendido tanto. 

Las paredes del submarino parecían estar a punto de aplastaros entre ellas.

El Segundo Teniente se sentía orgullo de aquellos hombres. Habían demostrado su valía con creces y lo seguían haciendo con todo en contra y sin descanso. Miro a su alrededor. No olvidareis esas caras. Nadie recordaría su sacrificio si las paredes del submarino cedían y sin embargo nadie daba un paso atrás.

De proa llegaron buenas noticias. El Capitán junto al equipo de reparación de Martin habían localizado y parcheado la zona dañada. Esa pequeña victoria dio alas a los hombres en el puente que pese a sentir que todo podía irse a la mierda, logro que sus rostros se relajaran.

Max miro a Strauss quien el Capitán había dejado al cargo y siguiendo sus ordenes continuo con el descenso.

Solucionado un problema, mediante parche, soldadura... y puntal hasta el lado opuesto para que no reventase... tocaba seguir buscando problemas para irlos solucionando poco a poco. Una cosa era la profundidad indicada en la documentación técnica de la nave, calculada en base a diseño y "porque yo lo valgo", y otra la realidad, en que juntas no aguantan la presión, bombillas revientan, y remaches salen disparados... y todo ello sin el inconveniente de cargas de profundidad...

El caso es que, empapados por el agua que había salido de cualquier parte, o del propio sudor, seguían vivos,... y adentrándose más profundamente en las profundidades...

Había que ser un loco para no tener miedo...

Era increíble que el submarino estuviese resistiendo tanto, pero si había algo positivo era que la tripulación estaba aguantando perfectamente. La vía de agua había sido localizada y sellada, y aparentemente, a pesar de la presión, allí seguían.

Doscientos diez, doscientos treinta, doscientos cincuenta....

Max parecía estar llevando el submarino con habilidad, aunque durante el descenso, dio un par de tumbos, debido seguramente a que las propias hélices estaban siendo demasiado forzadas.

Y entonces, el joven Strasser rompió el silencio, distrayendo las mentes de todos cuantos estabais a su alrededor del hecho de que las paredes del submarino parecían estar doblándose hacia el interior en medio de intensos crujidos.

-Señor, el sonar detecta algo. Hay... un objeto ahí abajo. Algo... grande.

Strasse sudaba, al igual que el resto, pero en su rostro también aparecía el nerviosismo de lo que podíais estar a punto de descubrir.

von Agstein estaba ocupado con unos remaches y dirigiendo a sus dos marineros, con directrices vehementes y febriles, cuando llegó Martin, y terminó de hacerse cargo de la situación. Rápidamente, a sus órdenes, apuntalaron toda la vía y las paredes, y comenzaron a achicar agua. El capitán dijo:

-Bien, estoy en el control del submarino, avisad de problemas. 

Salió casi corriendo a su puesto, y allí señaló con una mano a Strauss que se hacía con él mandó nuevamente. Puso una mano sobre Weitzmann, diciéndole: -Venga, Weitzmann, venga. Un par de bamboleos hicieron temer que algo iba mal, pero luego el submarino se comportó como una obra de ingeniería alemana. Peter estaba sorprendido, estaban muy profundos, más de lo que el recordaba haber estado, aunque sabía que podían hacerlo, en teoría. Empezó a sudar cuando oyó las palabras de Strasse. 

-Ya voy a comprobarlo, luces del periscopio, encendidas. ¡Dime dirección Strasse, rápido!-Dijo von Agstein, con prisa, cogiendo rápidamente el delicado periscopio y mirando por él.

Strauss guardó silencio. Estaban un paso más cerca de lograr su objetivo. Era el momento culminante de su vida. Debía mantener la calma, pues el momento de salir a la presión del profundo océano estaba próximo. 

La noticia de que el sonar había localizado algo y algo grande llegó en ese momento. La verdad era que se sorprendió cuando Strasser dio la noticia. Aunque estaban buscando algo así no esperaba hallarlo tan fácilmente. Eso sólo podía indicar que se trataba de algo realmente grande.

Strauss se puso en pie y se acercó al periscopio a la espera de noticias por parte del capitán. Estaba ansioso por saber a qué se enfrentaban y nervioso por lo que estaba a punto de hacer. Se iba a jugar la vida por el Reich, pero el riesgo valía la pena.

Al sentir la mano del Capitán el joven Max se dejó caer al suelo. - Un momento... Solo un momento. Dijo pidiendo espacio.

La presión, no la del exterior contra las paredes del submarino, sino la creada por la responsabilidad de sus aciones sobre la vida de aquellos hombres le había vencido, al menos por un momento.

Se tomaba un pequeño respiro, cuando Strasser hablo. Max se sentía aliviado de que realmente hubiera algo y todo aquello finalmente pudiera valer la pena. Quería crearlo, no por la historia final, ni Hitler, sino por las vidas de aquellos hombres que tenían valor, al menos para él.

El periscopio no permitía demasiado movimiento, pero al menos, sí vislumbrar algo de lo que estábais buscando. Al enfocar mejor, y a pesar de la presión, pudiste ver que efectivamente, aquello tenía poco de terrestre.

A pesar de todo, la satisfacción de haberla encontrado era grande. Ahora solo debíais entrar en ella y conseguir lo que habíais venido a buscar.

Por turno, pudieron ojear a través del periscopio, y hacerse una idea de a lo que tenían que enfrentarse a continuación... Johann emitió un largo silbido cuando vió... "eso"

-No se yo si podremos izarlo... pensaba que sería más pequeño, y que con cables y cadenas podríamos irlo subiendo a la auperficie.... Lo mismo toca subirlo a trozos...

Por unos momentos, se olvida de los problemas propios de la profuncidad a la que están en ese momento... y se centra en los problemas del paso siguiente... la campana de inmersión, el buzo... es una misión de alto riesgo...

Aquella visión le sobrecogió y le inquietó, a partes iguales. En primer lugar, se alegró de haber llegado, y en segundo lugar... -¡Qué me aspen! No he visto nada semejante en ningún lado- No parecía humano, no parecía humano... von Agstein comenzó a sudar. Cuando le cedió el periscopio iluminado al resto, fue a Heinrich y le dijo: -Es, es, es... fascinante. -No alcanzó a decir nada más. 

Era la hora de la exploración real del objeto, y de pronto, tuvo pánico por Strauss. No quería perder a ese hombre tan valioso para el submarino. Llamó a Martin entre todo él grupo, y le dijo: ¿Y ahora, cómo lo sacamos? Las hélices del Siegreich están que no sé si podrán aguantar ese peso... Ni nosotros volver a bajar tanto... Estoy pensando algo, pero... Llevaría mucho tiempo, pero varias inmersiones a profundidades seguras ...

- Creo que es el momento. - Dijo entonces Strauss, más para el mismo que para el resto. - Como dice Martin, debemos salir a la superficie. He estado estudiando el tema del descenso. Creo que lo tengo bastante claro. - Asintió con la cabeza autoconfirmándose. - Salgamos a la superficie, iré a agua y descended hasta una profundidad más o menos segura. El resto dejádmelo a mi. - Afirmó.

Strauss se apartó entonces del resto de oficiales. Llevaba unas horas muy callado. Estaba abstraído en si mismo, pensativo y para que negarlo, también un poco asustado. No obstante, estaba decidido a hacer lo que tenía que hacer. Era su momento, el momento que le catapultaría a la fama. Eso sí, no podía fallar.

Escuchó al Kapitann.... como siempre, lo que planteaba eran dudas lógicas; nunca dejaba sueltas preguntas absurdas...

-Lo se... es demasiado volumen; es decir, aun siendo ligero, tiene embarcada demasiada agua, y tendríamos que desplazarlo. Cuando se hunde un buque, los buzos suelen sellar las aperturas, bombear fuera el agua del interior, e inyectar aire dentro, para que vaya ganando flotabilidad; y con gruas y grandes flotadores, consiguen reflotarlo... Pero aquí no tenemos ni los medios, ni tiempo para ello.-Obviamente, la explicación era para Frau Heinrich-

Carraspeó...

-Me temo que, en las actuales circunstancias, como mucho, podremos bajar una red a modo de bolsa, y que el buzo meta en ella lo que pueda extraer de la nave. No podemos sacarla toda, pero sí lo que él considere interesante....

... O sea... dejar lo interesante al criterio de Herr Strauss... como vea un chisme con la svástica, y un cristal que pueda contener energía ilimitada... obviamente eligirá recoger la svástica... Eso es lo que se temía...

-Hemos barajado unas cuantas hipótesis de trabajo adicionales... como la de bajar la campana acoplada al submarino, con el buzo dentro... de este modo, cuando él esté ahí fuera, el Siegreich estará a su lado, iluminándole, y podremos ver las señas que nos pueda hacer; además, podrá estribar en bolsas sujetas al casco lo que considere de interés, que será más de lo que pudiésemos izar con la grua provisional que hemos construido, que era una de las cosas q que nos preocupaba...

Cuando los planes cambian, suelen dar miedo, pero... esta parecía una mejora ostensible...

-A la hora de bajar, controlaremos mejor la velocidad y los tiempos, y lo que es más importante, a la subida, también, porque lo haremos sin estar a la intemperie en superficie, donde somos más vulnerables...

Se atusó las cara barbada...

-Así que... por lo que a los mecánicos respecta... teniendo marcado el lugar exacto, tenemos que subir, fijar la campana a la vela de la nave, colocar redes de las que usamos para tenderlas y que suba gente que haya en el agua... y que Herr Strauss confíe en nosotros para subir y bajar; acoplaremos al snórkel el sistema de respiración del equipo de buzo, que es una de las cosas que teníamos previstas, para usar una de las bombas de a bordo para sacar y meter aire...

- Por mi bien. - Dijo Strauss y le dedicó una sonrisa a Martin. Ese tipo era toda una caja de sorpresas. Un hombre realmente inteligente y con recursos. Lo que el Reich necesitaba. Lástima que fuera fuera un poco más escaso de patriotismo. Pero por lo demás, le consideraba un hombre de gran utilidad para Alemania. Lo estaba demostrando al menos. - Estoy ansioso por probar esa teoría. - Añadió. - Estoy seguro de que lograremos un gran éxito. - Apretó la mano sobre el hombro del ingeniero en señal de estima.