Partida Rol por web

Dragor Melannyn parecía haber decidido ir a la costa, ya fuera en solitario o acompañado. La pista que les conducía a aquella región le parecía por alguna razón la más fiable de todas. Que el mar estuviera a dos jornadas y media de camino, no parecía para nada importunarle pese a lo peligroso que podía resultar adentrarse bosque adentro y posteriormente cruzar la frontera hacia tierra de nadie donde los trasgos campaban a sus anchas.

Por otra parte Roht parecía haber decidido que permanecer juntos era la mejor manera de sobrevivir y reunir algún indicio que a la postre les diera con el paradero de la niña desaparecida. Cavatina y Shalt por alguna razón parecían destinados a permanecer juntos y aunque el shaltiano no lo contemplara, siempre era mejor tener a alguien más de su lado a la hora de vigilar a la elfa oscura, sobre todo si se trataba de un enorme gran trasgo como era su compañero de oficio.

Pese a que el enano estaba empeñado en seguir su instinto alejado del resto, permanecieron un buen rato juntos. Al fin y al cabo, a medida que se adentraban en el bosque, Dragor iba restando distancia con la costa, objetivo último de su búsqueda. No hacía falta separarse de inmediato.

Cavatina avanzaba por delante junto a Shalt. Ambos observaban el paisaje en busca de algo, no sabían muy bien qué. Por detrás se encontraba Dragor avanzando entre ellos y Roht que como bien había dicho les cubría las espaldas. Ya fuera porque hubieran decidido seguir su plan, o por pura casualidad, esa era la formación que habían adoptado.

Habrían pasado unas pocas horas desde que abandonaran el Nav, cuando tanto Cavatina como Shalt detectaron algo que les hizo detenerse al instante. Ambos se miraron, pues tenían la corazonada de que aquel hasta el momento silencioso y solitario bosque ocultaba una sorpresa que iba a ser desvelada de inmediato. Ciertamente a excepción de algún piar de aves, o de alguna pequeño roedor escondiéndose entre las matas, el bosque había permanecido en completa tranquilidad hasta el momento, pero aquel hallazgo indicaba que eso iba a cambiar.

Frente a ellos se hallaba una hilera de huellas en la nieve. Sin duda se trataba de botas de diferentes tamaños y no hacía falta ser un gran rastreador para saber con un poco de estudio, que pertenecían a más de una persona. Las huellas no acababan en ese punto sin más, sino que llegados al lugar donde se encontraban parecían adentrarse en el lateral izquierdo del bosque. Daba la impresión de que habían sido descubiertos y que los viajeros que circulaban en dirección opuesta se habían escondido entre la maleza.

-Bueno, bueno, bueno... Creo que tenemos compañía, señores.

Dijo desenvainando las armas y adoptando una pose de guardia.

-No se con que intenciones, pero más nos vale ser precavidos.

Sin pensárselo dos veces, Roht, que llevaba a Última Sombra apoyada en el hombro, agarró el martillo con las dos manos y lo prendió en las mismas, con cara de enfado, si alguien pudiera verla bajo su yelmo.

- Si hay problemas, esto nos ayudará a solucionarlos. - Dijo señalando su enorme arma de combate, que daba miedo con solo mirarla, pues era mayor en tamaño a cualquiera de los allí presentes.

- Roht no ser muy observador, pero esas huellas... Echemos un vistazo, podría ser una trampa... - Anunció al grupo, mientras se acercaba al resto.

Mirando tanto al humano como al trasgo negó con la cabeza -Tan básicos...- susurro y se metió a esconderse tras unos arbustos, el factor sorpresa siempre era importante y si no siempre estaría escondida. No es que huyera de los combates, simplemente era más practica que los metepalos que la acompañaban, después de todo a los drows se les daban rematadamente bien las emboscadas.

Mientras Cavatina se ocultaba entre la maleza. Shalt y Dragor permanecieron en posición de guardia con sus armas a punto para repeler cualquier tipo de ataque. Roht se acercó al resto mientras empuñaba a su fiel martillo Última Sombra. Durante unos segundos permanecieron expectantes y a la espera de acontecimientos, sin embargo, no pasó nada remarcable, tan solo silencio ligeramente roto por la brisa gélida de aquella mañana.

Dragor permaneció en silencio y se situó en posición estratégica por si venía alguien sin ser visto. Prestó atención al mínimo ruído. 

Mientras permanecía callado, el enorme trasgo se movió hacía la cabeza del grupo, donde se encontraban la drow y su compañero Shalt. Parecía que había alguien escondido tras los árboles y arbustos del lugar y prefería ir martillo en mano para prevenir que pudieran atacarles.

- Cuidado, detrás de mi... - Susurró a Cavatina y Dragor, al pasar junto a ellos.

Miro al trasgo alucinando en colores ¿en serio la quería proteger? ¿creía que lo necesitaba? ,no, sin duda no necesitaba a un trasgo con un enorme martillo que sin duda seria super lento, y que para nada le serviría a ella, sabía perfectamente defenderse sola, no necesitaba ese martillo para ello, de hecho le parecía completamente inútil. Cambio su estrategia y en vez de esconderse tras unos arbustos, prefería esconderse trepando a uno de los árboles, desde allí tenia una mejor perspectiva.

Paso al lado del trago y le dijo -Apártate, martillo ni martillo, atrás ni atrás- y subió al árbol con pasmosa facilidad. 

Observas como reluce entre unos matorrales situados sobre una zona elevada, en el lateral derecho del camino. Se trata muy posiblemente de un objeto metálico que reluce con la luz del sol que se cuela a través de la espesura de las copas de los árboles.

El shaltiano, entre gestos, intenta hacer entender al resto que algo- o alguien- se oculta entre los arbustos

- Chicos, ¡ahí hay algo que reluce! - y temerariamente, cosa casi habitual en Melannyn, se acercó hacia el posible objeto solo, abriéndose paso entre la maleza de manera algo torpe, algo excitado por el posible descubrimiento.

Una explosión de fuego les pilló a todos desprevenidos. De las matas donde Shalt y Dragor habían localizado un resplandor surgió una tremenda bola de fuego que explotó justo frente a Shalt. Todos trataron de esquivar el fogonazo,  Shalt se echó a un lado evitando que las llamas les afectaran en forma alguna. Cavatina se cubrió con el tronco del árbol sobre el que se encontraba encaramada. Roht pudo taparse la cara con su antebrazo y de esa manera evitó gran parte del daño. Por su parte, quien salió peor parado fue Dragor, que inmerso en el descubrimiento que acababa de hacer no se percató de aquel conjuro que le impactó de lleno.

Fue entonces cuando dos virotes salieron disparados en dirección al enano. Pese a que iban bien dirigidos ambos disparos, la suerte estuvo de parte del enano. Su camisonte de mallas evitó cualquier perforación en su torso, pues de no haber estado protegiéndole, ahora se encontraría con dos virotes incrustados en su cuerpo. En ese momento una voz salió de la espesura hablando en un idioma desconocido para todos salvo quizás para una de las personas allí presentes.

Fue en ese momento cuando Cavatina supo a quien se estaban enfrentando. Desde su posición elevada pudo comprobar que su pueblo no se había olvidado de ella tan fácilmente. Allí se encontraban tres cazadores que sin duda habían salido del mundo subterráneo en su búsqueda. Conocía a Menexes, un gran guerrero experto en el combate con dos armas, Seljka otra poderosa y vigorosa guerrera que luchaba con un espadón y Ulriax, un mago especialista en nigromancia eran los que les habían tendido aquella emboscada.

- ¡No tienes a donde ir, Cavatina! - Dijo la voz de un varón en infracomún. - Baja de ese árbol y entrégate. ¡Sabes que los parias de los que te has rodeado no son rivales para nosotros! 

Tras el desconcierto inicial, el shaltiano se sobrepuso con rapidez.
A la carrera buscó una posición ventajosa para hacer frente a sus enemigos y, alzando su ballesta lijera, descargó un virote hacia aquel Drow que parecía ser el mago del grupo.
-¡A cubierto, muchachos! Gritó a su variopinto grupo

Subida en el árbol sonrió, ohh que pena, adiós a mis nuevos y maravillosos compañeros.... son drows no tienen nada que hacer -Vaya, me siento muy honrada ¿habéis subido por mi? sois unos amores- dijo desde arriba de su árbol -¿Bajar? mejor sube tu, aquí es más intimo- miro a los demás, iban a necesitar muuucha ayuda si querían si quiera tocarlos.

Melannyn cogió el arco corto para atacar a ese nigromante desgraciado que les había enviado de regalo esa bonita bola de fuego sin conocerlos de nada.

Apuntó en seguida y disparó.

El preciso disparo de Dragor fue directo hacia el elfo oscuro que sabía manejar las artes oscuras y que había hablado en el odioso idioma de las profundidades siendo respondido por Cavatina en el idioma conocido por todos. La flecha pasó rozando su cabeza y aunque llegó a impactar rasgando ligeramente la mejilla de aquel mago, no fue mortal por muy poco.

El movimiento de Shalt le valió para ganar una mejor perspectiva del mismo drow sobre el que había recaído el primer ataque de Dragor. Su disparo fue preciso y aunque el mago trató de echarse a un lado, finalmente su virote se incrustó en su muslo provocándole una dolorosa herida.