Partida Rol por web

El capitán Mira a Edirian y a Nótt y asiente con la cabeza a modo de aprovación.

- Bienvenidos, los servidores de la diosa siempre son bienvenidos. Pero espero que estéis preparados, esto no va a ser un viaje de placer...

Seguidamente, cuando se acerca Darnys, podéis ver como aparece en su rostro una expresión de sorpresa.

- Dioses benditos, Darnys, que grata sorpresa! ¿No me digas que vienes a por el trabajo también? ¡Te hacía retirada de los caminos a estas alturas! ¡Pero me alegro de tenerte aquí! Se levanta y estrecha la mano a Darnys afectuosamente, como quien saluda a un viejo amigo que creía que no iva a ver más.

- Bueno, ya estamos todos si no he contado mal - Se termina la bebida de un trago y la deja en la mesa limpiándose el bigote con un pañuelo  - Vamos, acompañadme hacia la habitación, os hablaré del trabajo y responderé a vuestras dudas.

Os encontráis ahora en una sala privada de la posada, es bastante austera, pero cuenta con una mesa con 9 sillas y una chimenea que funciona ahora mismo a todo trapo. Al contrario que el resto de la taberna, no huele ni a vino ni a cerveza rancia aunque tampoco a flores.

El Capitán se sienta cerca de la chimenea dejando caer todo el peso de su armadura en la silla, que cruje ligeramente bajo el peso de las placas y la cota de malla. Saca de su cinto una bolsa en la que se oye ligeramente un tintineo de monedas y un pergamino sellado. Es el mismo sello que visteis en el anuncio.

Cuando todos habéis tomado asiento a su alrededor y estáis prestándole atención, el capitán empieza a hablar muy diplomáticamente.

- Aquí tenéis 30 monedas de oro para sufragar los gastos del viaje de ida y vuelta hacia Piedra Nocturna, con ello podéis comprar toda la comida que sea necesaria, pócimas, alojamiento o lo que os plazca. No es parte del pago del trabajo, los honorarios finales los dispondrá Lady Velrosa tal y como le plazca establecer los pagos. Dicho esto tal y como habréis podido leer en el anuncio, Piedra Nocturna está siendo atacada más frequentemente de lo normal por una jauria inmunda de golbins, cada vez son más y sus habitantes viven en constante miedo. Es sólo cuestión de tiempo que las defensas no sean capaces de lidiar con ellos.

Si os estáis preguntando porqué no enviamos tropas a acabar con los golbins, la respuesta es más diplomática que logística. Tenemos una delicada tregua con los Elfos del Bosque de Ardeep, y cualquier movimiento de tropas hacia el asentamiento podría ser considerado una provocación y acabar con la tregua. Para eso, os hago entrega de este salvaconducto, que os identifica como mensajeros de Aguasprofundas que váis a Piedra Nocturna en son de paz y en calidad de mensajeros, por si tenéis algún encontronazo con los Elfos. Esto és solo como precaución, no deberíais tener ningún problema.

Piedra Nocturna está a algo más de  tres jornadas de viaje al Noreste de Aguasprofundas, siguiendo el Alto Camino hacia el sur-este y luego al norte podréis llegar fácilmente. Darnys, seguro que sabrás guiarles, te conoces bien estas tierras, y al fin y al cabo, los caminos no han cambiado tanto desde nuestros tiempos. Cuando lleguéis ahí, debéis presentaros ante Lady Velrosa con el salvoconducto, ella sabrá que habéis venido a por el tema de los goblins y os dará instrucciones sobre cómo proceder. Deberíais partir cuanto antes mejor, para el bien de todos.

¿Alguna pregunta?

El capitán os mira con gesto serio y atento esperando vuestras preguntas.

Sharamy cogió el dinero y el salvoconducto rápidamente y contestó:

-Todo claro. Viajar a Piedra Nocturna, matar goblins, cobrar. No le decepcionaremos, señor.

Luego se dirigió al resto de miembros de la expedición. 

No sé vosotros pero yo me quedaré en esta misma posada y me levantaré con el alba para hacer las compras y ponerme en camino. Quien desee acompañarme será bienvenido. Me retiro a descansar. Mañana nos espera un día muy duro.

"Instrucciones simples y concisas... perfecto..."

Sonrío al ver la prisa de la Tiefling cuando se ha hecho cargo del dinero y del salvoconducto; no me produce recelo, ya que... parece avispada, y eso me tranquiliza, pues debe ser consciente de las consecuencias de sus actos, así que... nada por qué preocuparse; pasaré también la noche aquí, y tendré los gastos pagados. ¿Que mas se puede pedir?

Acaricio el emblema sagrado que ostento entre el pecho y las barbas, y asiento, tras lo cual, sonriendo, suelto una puya...

-Me parece bien... jovencita, no te olvides de pagar la estancia mañana; los Dioses no suelen ser benévolos con quienes no atienden puntualmente sus deudas

... de como se responde a las puyas, se puede averigüar de qué pie cojea cada uno; en unos días, nos veremos las caras con otros seres en combate a muerte... y... bueno, hay que ir viendo como es cada componente del grupo.

Me levanto y dirijo una cortés reverencia a la Sacerdotisa; entre gente del clero, hay una cierta deferencia al margen de a qué Deidad se sirva

-Me retiraré a rezar y dormir; si hay que madrugar, conviene ir a descansar cuanto antes. Al alba, estaré puntualmente en la puerta de la taberna, para empezar el camino.

Hubiera preferido esperar sin llamar la atención en su pequeña esquina, apartada del gentío, pero cuando vas acompañada de un semielfo bardo que adoraba ser el centro con sus charlas y música apenas podía más que aguantarse y seguir disfrutando de la apacible comida mientras un pequeño corro se arremolinaba en torno a ellos. Por desgracia tampoco podía apartarse a pesar de mirar de soslayo las mesas más alejadas y vacías sopesando la idea de dejarle vía libre a que desplegara todo su “encanto”, pero no podía calcular las consecuencias de tan insignificante movimiento.

Observó cómo algunas monedas se depositaban en la mesa, una humilde propina por amenizar su velada y cómo el bardo las guardaba para dedicarse a su plato, justo cuando ella ya había terminado con la última cucharada, saciado su apetito.

Siguió su larga espera entre interminables silencios y soslayas miradas, fijándose más en la puerta de entrada o en los comensales, preguntándose si uno de ellos era el encargado de cartel, que en dar conversación a su compañero de aventura, quien ya debía de estar acostumbrado a la aislante actitud de la sacerdotisa.

La puerta no tardó en abrirse, dando paso a un hombre que por apariencia parecía un noble o caballero, notándolo tanto por sus ropas como por la presencia que mostraba al andar, una que estaba bien acostumbrada de ver.

Se encorvó ligeramente mostrando interés en la conversación en la barra, apoyando los codos en la mesa y juntando sus manos para apoyar la barbilla entre ellas, haciendo la función de soporte.

Dedicó una significativa mirada a Edirian, quien también se había percatado del hombre mientras seguía comiendo, esperando el momento adecuado para intervenir tras tanta presentación.

Nótt no sabía tan bien como él los protocolos en estos casos. Ella sólo era una sacerdotisa de Selune, algunos podrían catalogarla de tímida mientras que otros de precavida, apartada siempre de las grandes multitudes aunque terminaran por acercársele por alguna razón u otra, reclamando su atención.

Volteó el rostro al escuchar una silla arrastrarse a su lado, comprobando que su compañero había decidido que era el momento de presentarse.

¿Vamos?

No tengo otra opción.- Soltó un largo suspiro mientras se levantaba lentamente, cuidado de no hacer demasiado ruido y quitándose lo que quedaba de capa, mostrando bajo ella un vestido largo blanco con algunos detalles azulados, sobre todo en las extensas mangas y en el bajo de la falda para doblarla y dejarla sobre su asiento, procurando que no se arrugase.

Aligeró unos segundos su paso para colocarse detrás del bardo como si de una cría de pato persiguiendo a su madre se tratase hasta que llegaron a la barra, donde se encargó de hacer la presentación de ambos.

La luz de plata guio nuestros pasos. Esperamos poder responder a su llamado y ayudar en la travesía.- Hablaba de forma lenta, casi en un susurro apacible saboreando cada palabra mientras hacía una pequeña reverencia por educación a modo saludo, dejando que algunos mechones de su largo cabello bailaran con el movimiento.

Tras las presentaciones, siguió al Capitán hacia la sala privada no sin antes esperar a que Edirian retomara el paso con ella para adentrarse. Sin embargo al entrar lo primero que se percató fue en la chimenea encendida, perdiéndose en el crepitar hipnótico de las llamas mientras consumía todo a su paso, rememorando recuerdos perdidos, ocultos en su más profunda psique. Parpadeó varias veces al notar el calor en sus mejillas, posiblemente debido a la cercanía, antes de imitar al resto para coger asiento en el hueco que viera libre sin importarle quién estuviera a su lado.

Escuchó atentamente la misión, sorprendida que sus pasos les hubieran llevado a ese punto e intentando descifrar el mensaje sin éxito. Todavía es pronto.- Lo quisiera o no tendría que seguir esperando a cualquier señal de su diosa, uno que explicara claramente su encomienda.

Al terminar de hablar el capitán, Nótt negó con la cabeza a modo respuesta ya que las dudas que ella tenía no podría respondérselas.

Se giró únicamente al escuchar a la Tiefling, sopesando primero si era buena idea que una completa desconocida se ocupara del pago y el salvaconducto y, segundo, si podría ir con ella.

Si a vos os place, me gustaría acompañaros al alba. Es buena idea reponer nuestros suministros para el largo camino que tenemos por delante.- Esperó a su respuesta antes de corresponder a la reverencia del enano con una discreta sonrisa de finos labios.- Que Selune vele por vuestro sueño.- Ella también quería rezar antes de acostarse, levantándose después del Clérigo de Tempus mientras cogía sus cosas.- Si me disculpan, estaré en mi alcoba.

Aparte de Munrason, nadie había respondido a su saludo ¿No serían locales y no reconocieron su apellido? ¿Habría hablado muy bajo? Y para empeorar, claramente Reshi no le había caido bien al capitán y éste lo había hecho notar. 

¿Estaré mal preparado? El problema no está en la magia. Los clérigos y el bardo no le dan problemas ¿Serán mis cuernos? No, no, aquella también es una Tiefling ¿Qué le habrá dicho Vinthas? ¿Andaré muy verde? No importa, yo tengo un trabajo que hacer. Rectificó en sus pensamientos ¿Pero y si no? ¿Y si realmente no debo ir? Quizás debería retirarme... ¡No! ¡Candlekeep me espera!

El tiefling notó cómo levemente sus manos comenzaban a sudar mientras el capitán explicaba en qué consistía el trabajo. Reshi se guardó de corregirlo, y decirle que las criaturas goblinoides se organizan en clanes o tribus, y que la palabra jauría solo era adecuada para caninos o, quizás, licántropos. Pero ante ésto ya estaba prevenido, no todo el mundo era fiel lector de los libros de Volothamp, y pocos agradecían el conocimiento.

Ocupado pensando en eso estaba cuando vio que Sharamy alargaba las manos hacia el salvoconducto y el oro. Reshi se sentía intranquilo sabiendo que otra persona llevaba los documentos oficiales que permitían su libre circulación, pero no quiso discutir frente al capitán, temiendo ponerlo de malas y perdiendo la posibilidad de participar en el trabajo y por ende, de conocer aquella biblioteca que tanto le interesaba.

¿Alguna pregunta?

Sin embargo, a veces hacía falta averiguar más. Aún si no quería molestar—Yo tengo una duda— comenzó a decir— ¿Qué tan largo es el viaje?— preguntó. Tras una breve pausa prosiguió, hablando cada vez a mayor velocidad, con mayor impaciencia y casi sin respirar entre palabras— ¿Sabe aproximadamente cuanto tardaremos en llegar? ¿Se nos proveerá de un mapa o deberemos procurarnoslo con el dinero prestado? ¿Se le ocurre dónde podríamos adquirir tal cosa? ¿Alguien está avisado de nuestra llegada? ¿Qué m...— el tiefling se detuvo en seco, a mitad de la frase. Carraspeó y, hablando ya con más tranquilidad continuó— Perdón, es una mala costumbre. Con saber la distancia aproximada es suficiente.

Al final iban a salir por la mañana. Había traido su equipo para nada. Pobre Elías, lo había hecho quedarse dando vueltas sin sentido. Bueno, por lo menos no tendría que volver a casa caminando cuando terminara la reunión.

- Bienvenidos, los servidores de la diosa siempre son bienvenidos. Pero espero que estéis preparados, esto no va a ser un viaje de placer...

- No os preocupéis, capitán - contesta Edirian-, sabemos defendernos.

Tras ver como les aceptaban para la misión, la sonrisa de Edirian se relaja y procede a seguir al grupo hacia la sala. Allí lo primero que hace es acercarse a la chimenea y acuclillarse junto a ella, dejando que el calor de las llamas caliente sus manos. De espaldas al capitán, con la vista perdida en el fuego, escucha y medita. 

"Piedra Nocturna" piensa para sí, "la noche nos persigue allá donde vayamos". 

Se incorpora, listo para responder, pero todos parecen tener prisa por hablar. La tiefling, que ni siquiera se ha molestado en presentarse, arrampla con el dinero y el salvoconducto, provocando en el rostro del bardo una discreta sonrisa, pero es el otro miembro de su raza quien vuelve a llamar más su atención cuando, con una repetición confusa, comienza a proferir varias preguntas redundantes con visible nerviosismo.

Perdón, es una mala costumbre. Con saber la distancia aproximada es suficiente.

- Tres o cuatro jornadas de viaje, buen amigo - responde Edirian por el capitán, que ya les había explicado lo que el hechicero quería saber-. Si me disculpan, me retiraré a descansar, nos espera un largo viaje por delante.

Tras hacer una reverencia, sale de la habitación siguiendo a Nótt sin olvidarse de ninguno de los bártulos que carga a su espalda. 

Parecía que la juventud, obviando al maese enano, tenía mucha prisa pues solo acabar la reunión había huido como si la sala estuviera en llamas. ¿Ir a dormir? ¿Desde cuando un joven necesitaba tal tonteria? Las noches eran largas y estaba llenas de secretos esperando ser descubiertos.

Sin embargo ahí estaba, con el capitán y Reshi apellidolargo. La verdad es que no daba ni media moneda por Reshi pero si algo le había enseñado la vida era a no juzgar un libro por la portada. Lo que importaba era lo que hiciera ese libro.

En cuanto a la misión parecía sencilla. No le gustaban los goblins, olían mal cuando una los partía por la mitad. Además de que eran criaturas que tendían a las embocadas y a las malditas trampas. Dios, como odiaba las trampas. Eso sin dejar de lado de que eran inteligentes. Para Darnys siempre había sido más fácil matar a las bestias, al fin y al cabo eran animales. Las sociedades inteligentes, aunque mayoritariamente malvadas, no dejaban de ser eso: sociedades.

Dejó ir un suspiro y se levantó lentamente. Ella si que necesitaba descansar, sobretodo si mañana le iba a hacer de guía a todo un grupo, tal y como había dicho el capitán. Primero se dirigió a Reshi. -No se preocupe por los pormenores y descanse. Mañana durante el camino contestaré todas las preguntas que tenga si así ha de viajar más tranquilo. Había sido madre de 4 y abuela de otros tantos ¿Cuan más cargante que un niño podía ser Reshi?

Después se dirigió al capitán. -Yo también me retiro a descansar. Hablamos a mi vuelta, tenemos que ponernos al día. Uno no llega a capitán sin una buena historia.

Dicho esto se dirigió hacia la puerta.

- Búscame cuando vuelvas, Darnys y hablaremos de todo, te lo prometo! - Le dice Clay a Darnis con una sonrisa

Uno a uno vais dejando la habitación tras la breve pero concisa charla con el Capitán, que se va sólo después de que os hayáis marchado todos.

Reshi ha aclarado sus dudas gracias sus nuevos compañeros, que se dirigen ahora a sus respectivas habitaciones para... ¿descansar? a Darnys, que es una aventurera ya entrada en años no podía creer que los jovenes prefirieran dormir antes que salir a divertirse como probablemente solía hacer ella años atrás. Así pues, con la idea en mente de levantarse al alba para ultimar los peparativos del viaje, descansáis todos en vuestras respectivas habitaciones, excepto Reshi porsupuesto, que probablemente duerma en su lujosa cama y sus sábanas de seda, consciente (probablemente) de que será la última vez en unos cuantos días que descanse tan bien y tan a gusto. 

Algunos rezan a su dios o charlan a solas, o simplemente se ponen a dormir. O al menos a intentarlo... Esta zona de Aguasprofundas no es excesivamente problemática y salvo unos gritos del cocinero reclamando algo a grito limpio poco después de que subáis a vuestros aposentos, la noche transcurre plácidamente y la primera luz llega puntual, como siempre. Un nuevo día os espera y tenéis un largo camino por delante, pero antes quizá sería buena idea aprovisionaros y tomar algunas decisiones cómo grupo.

¿Qué haréis: iréis junto a Sharamy a aprovisionaros? ¿Sois lo suficientemente previsores y ya lo tenéis todo? ¿O empezaréis el camino sin más?

Ventajas de retirarte pronto a dormir, y además dormir el sueño de los justos que disfrutan los enanos sin cuentas pendientes, es que te puedes despertar... intempestivamente temprano, cuando al gallo ni se le ocurre asomar la cabeza para soltar su canto.

Añún es noche cerrada cuando, ya totalmente despierto, maese Brummbar hace sus plegarias de la mañana, se viste rápidamente, recoge sus cosas y ordena la habitación en que ha pasado la noche, y sale en silencio de la posada, casi como un ladrón, pero solo "casi", pues al retirarse la noche anterior, avisó al posadero "paga la de los cuernos, yo me iré antes que nadie", señalando a Sharamy. Recorrió las solitarias calles, en las que sólo se cruzó con algún gato, hasta llegar a las puertas del Templo de Tempus al que estaba anexo el Monasterio en que había estado residiendo hasta este momento.

Un templo de Tempus siempre tiene la puerta abierta, pues el combate no entiende de luz u oscuridad, de día o de noche, y en todo momento se puede solicitar la Gracia del Señor de las Batallas, y por tanto, siempre habrá sacerdotes prestos a acompañar en sus plegarias a los fieles que al centro de culto se acerquen. Una vez franqueadas las recias puertas, más propias de una fortaleza, se hace notar el contraste... el Tempo de Tempus, curiosamente, es un remanso de paz.., en el que resuenan los perpétuos cantos guerreros de algunos clérigos. Tras preguntar a uno de los sacerdotes que se acercó a saludarle por algún superior de la Orden que estuviese de guardia, Brummbar se encaminó a un lateral de la columnata de la nave principal, a un anciano que estaba sentado, observando el emblema de la espada llameante que ostentaba un lugar prominente tras al altar principal.

-Hermano, la gracia de Tempus sea con vos. Tengo apenas unos instantes antes de poder hablar con vos antes de postrarme a orar, y partir en pos de una misión que necesitará de la presencia de un Servidor de Tempus para que su Gloria sea exaltada en las batallas que, sin duda, acaecerán

Al ver que el clérigo de grado superior al suyo le está mirando, entiende que se espera que una explicación...

-Se ha convocado a un grupo de aventureros para acudir al rescate de Piedra Nocturna, que tengo entendido que está a cosa de tres jornadas de aquí, y ponerse a disposición de Lady Velrosa, para librarles del acoso de, en principio, goblins que les amenazan. Se ha presentado un grupo variopinto. Hay desde algún guerrero experimentado, a magos, y también está presente el sacerdocio en forma de una clérigo de Selune. Por lo que se ha informado, es altamente probable que se produzcan combates, y cuando lo he sabido, he sentido que mi deber era acudir a aquel lugar, y luchar entonando el nombre de Tempus, pues luchar y morir con su nombre en los labios, es la mejor forma de rezar que puede existir.

-Hermano, pido su Bendición para acudir a la batalla, e iluminar con la Luz de Tempus a quienes luchen con valor y honor, y, si dispone de alguna información que nos pudiera ser útil sobre aquel, agradecería tuviese a  bien compartirla conmigo, pues sería en beneficio de una causa honrosa. Huelga decir, que todo beneficio que obtenga, irá destinado a la Gloria de Tempus y su Obra.

El anciano clérigo te mira con su único ojo. La parte izquierda de su rostro se encuentra surcado de cicatrices. Una especialmente profunda le surca la frente hacia el ojo y termina en la barbilla. Sólo Tempus sabé en que gloriosa batalla perdió el ojo.

- Brummbär, hermano. - Se gira y posa sus manos en tus hombros mirándote fijamente - Tu devoción te honra, a ti y a Tempus.

Vé, vé con mano firme y no dejes en pié criatura alguna que ose desafiar a Tempus. Quizá la sierva de Selune intentará persuadirte de usar la violencia, pero no debe haber tregua ni paz para nuestros enemigos y cuida de tus compañeros.

Desgraciadamente poco puedo decirte de Piedra Nocturna, no es más que un modesto asentamiento. Lo único relevante es un enorme monolito de obsidiana ubicado en el centro del pueblo que dicen que tiene propiedades mágicas, pero nadie ha sido capaz de revelar su origen o su propósito. Desconozco si los goblins irán detrás de esa piedra mágica. Y bajo ningún concepto os adentréis o cazéis en los bosques cercanos. Los elfos que los habitan los guardan celosamente y no dudarán en acabar con vosotros sin que tengáis oportunidad siquiera de daros cuenta que están ahí.

Y ahora hermano, recibe la bendicón de Tempus. Aprovisionate con lo que pueda ofrecerte el Templo y parte con tus compañeros, van a necesitar que les guies en el camino de Tempus.

Dicho esto el clérigo se gira otra vez hacia el símbolo y sigue con sus plegarias a Tempus. Parece que tienes via libre para coger aprovisionarte como sea menester para tu viaje.

Conmovido por las palabras de aliento del venerable sacerdote, Brummbar se siente en un estado de calma espiritual; tener el beneplácito de la Orden es la garantía de que la misión cuenta con las simpatías de Tempus, al ser acorde con sus preceptos y enseñanzas.

-Gracias, hermano. Alabado sea Tempus.

Tras intercambiar estas palabras, y guardarse bien en la memoria el detalle del monolito de esa roca negra, la obsidiana, a la que muchos otorgan dotes mágicas..., se dirige a postrarse en señal de humildad, y poner su alma en orden ante su Señor.

Llegado a un punto tranquilo del templo, en que no estorbe a nadie, se arrodilla, para posteriormente postrarse completamente, significando con ello que no es nadie, que no desea tampoco interponerse en el camino de nadie, solo reconocer con la postura más humilde posible, que su Señor lo es todo, y él es, simplemente nada. Empieza a entonar una de las muchas letanías guerreras que tiene memorizada, un canto de los que los iniciados cantan más que con la voz, con el alma, cuando se encuentran en batalla, y le viene en ese momento una imagen del pasado... algo que sucediera en medio de una batalla, siendo ya un Sacerdote experimentado, pero que pudo quebrarle el alma..., mas... por ventura y la Gracia de Tempus..., aquello, finalmente, no hizo sino afianzar la Fé en su pecho y fortalecerle más que cualquier otra experiencia vital.

-Gracias, Tempus...

... terminó musitando, pues ese recuerdo... era como si Tempus hubiese escuchado su modesta plegaria, y le hubiese regalado la vivencia de ese recuerdo, para recordarle su misión, la de todo Sacerdote de Tempus....

... fué algo que sucedió en una escaramuza entre tribus humanas... un encuentro como otros muchos, un encuentro como ningún otro le marcaría jamás, pero eso se lo reservaba para Tempus, para él, y para una ocasión especial.

Terminado el rezo, se dirigió a la marte monacal del recinto, a las dependencias de intendencia; una comunidad de sacerdotes de Tempus, no desmerecería nada ante un cuartel bien organizado, mas bien al contrario.

-Hermano Furriel -Se dirigió por su función al sacerdote encargado-, tengo permiso para recoger los suministros que necesite para una misión. Necesito unas cuantas cosas: Raciones para 6, para  días, con  zurrones; una capa de viaje con capucha, cuerda fina de manufactura élfica, útlies de escritura, musgo y plegarias en rollos pequeños... y un barrilete de cerveza, con correas para llevarlo a la espalda. Si, no me mire así, los designios de Tempus... ya sabe, y una jarra para escanciarla.

Recibido el material... pues no es menester pedir más de lo estrictamente necesario... salió a buen paso a encontrarse con el resto del grupo en la puerta de la taberna
 

Pesadamente cargado, llego finalmente de vuelta a la entrada de la posada, allí donde quedamos para empezar la misión...

-Saludos! A quien madruga, Tempus le ayuda, así que... cortesía del Templo principal de mi Señor; traigo un zurrón para cada uno, con raciones para 6 días; como nos dijeron que el pueblo estaba a tres jornadas, pedí el doble, por si acaso, que nunca sabemos que podremos encontrarnos allí; no son viandas refinadas, sino raciones de soldado, lo siento. Así, también evitamos gastar en comida, y podemos usarlo en algo que pueda ser más útil.

Me giro, para que podáis ver lo que llevo a la espalda...

-Y también traigo una barrica pequeña de buena cerveza del convento... conozco a quienes la elaboran así que garantizo que es de la mejor calidad; más o mejos nos debería durar hasta llegar al pueblo...

Para mi propia persona... no deseo gastar del dinero que se nos dio; soy un simple sacerdote, y si mi Orden me puede proveer, prefiero que el dinero se gaste en cosas mejores. También considero que debo dar una explicación adicional...

-... También me pasé por allí, porque necesitaba obtener la Bendición pertinente para partir en misión, y quería presentar mis respetos al Templo antes de poder ir con la conciencia en paz, como debe ser. Hermana Nótt, puede estar tranquila; no son alimentos bendecidos, es comida normal de marcha, así que, si no le disgusta, puede ingerirla con confianza.

Sharamy miró al clérigo con una mezcla de sorpresa, admiración y desconfianza.

-¿Gratis? - parecía incrédula, como si no supiera el significado de la palabra.

La semiinfernal se olvidó de sus precauciones y desconfianza, cogió sus raciones y se las guardó en la mochila.

-Gracias. Por el dinero común, no os preocupeis, 30 monedas entre 6 personas, salen a 5 por persona. Ahí teneis vuestra parte. Yo prefiero ir de compras sóla, si no os molesta. No deseo que se sepa que formo parte de la expedición hasta que nos hayamos puesto en marcha. Motivos personales.

Edirian baja por las escaleras, cargando todo su equipo tras una noche de largo descanso. Un bostezo acude a su boca mientras observa la charla entre el resto del grupo, estirando sus brazos antes de decir nada.

- Pues muchas gracias por la comida, maese enano - agradece, recogiendo su parte -. Con esto yo no necesito nada más, no veo razón para perder el tiempo de compras. 

En ese momento la tiefling reparte el dinero, contradiciendo lo que había dicho la noche anterior de ir acompañada en sus compras. El músico sonríe afablemente, esperando junto a la puerta, y cuando esta se acerca a repartir el dinero, se decide a hablar con ella.

- Disculpadme, mi señora. ¿Cual es vuestro nombre, si puedo saberlo? - pregunta con una sonrisa educada muy bien ensayada, de quien no gusta de meterse en donde no le llaman pero sabe muy bien como hacerlo-. No recuerdo que os presentarais cuando yo estaba delante. Eso va por todos, por cierto. En cualquier caso - continúa tras ese irrelevante inciso, señalando con el dedo el zurrón de la mujer -, el dinero me importa poco: no soy una persona avariciosa y lo poco que necesito puedo ganármelo con una canción. Más me llama la atención que portéis nuestro salvoconducto. No podríamos llevar a cabo nuestra misión si algo os pasara, y dado que no queréis compañía... ¿Os importaría dejarlo, por favor? 

Sharamy lo miró sin dejar ver ni el más mínimo rastro de simpatía por el bardo. La tiefling sacó el salvoconducto y lo dejó en la mesa. 

-Ahí tienes. Hasta luego -dijo

-JAJAJJAJAA

Estallo en carcajadas... la forma en que la tiefling ha despachado al bardo... y la cara con que se ha quedado... Dioses... casi lloraría de risa..., ¡qué coño, y sin casi!, en fín, "qué hilaridad", pienso. Me guardo las cinco monedas; si no las uso para comprar algo que nos venga bien para la misión, tengo claro a donde irán a parar: todo donativo a cualquier templo de Tempus siempre será bienvenido.

-Bien, si deseáis comprar cosas por vuestra cuenta, o solucionar vuestros asuntos antes de salir, como he hecho yo ya, creo que lo ideal es que nos encontremos a la salida de la ciudad, en el camino que va hacia Piedra Nocturna, pero por favor, no os demoréis demasiado... En cuanto a presentaciones, no cuesta nada hacerlo de nuevo; me llamo Brümmbar FassBier, que en común significa... "barril de cerveza" -lo digo señalando el barrilete que llevo a la espalda-, pero para acortar, podéis llamarme Brum

... y como la mejor forma de predicar es con el ejemplo, me ajusto el equipaje que llevo... sin pensar en el peso de la birra que clava las correas sobre mis hombros, pues en no mucho tiempo, o una parte importante de él, pasará a estar dentro de mí... y me dispongo para ir dando un cómodo paseo matutino en pro de la puerta de Aguas Profundas que da al NorEste, pues en esa dirección está Piedra Nocturna