Partida Rol por web

No tardasteis en llegar a la ciudad del Esplendor, la cual sigue siendo lo que ha sido durante siglos: un cruce de caminos mercantil abarrotado, bullicioso y atareado, donde la moneda es lo que manda, la tolerancia hacia los extranjeros de otras razas y costumbres es alta (siempre que hagan tratos justos), y la gente juega duro y trabaja aún más duro, viviendo sus vidas al ritmo más rápido posible. Los cotilleos son la grasa que ayuda a que las vidas cotidianas de la mayoría de los agundinos discurran en su interminable esfuerzo por lograr aún más dinero. La riqueza trae respeto, el respeto proporciona influencia, y la influencia es poder.

Cuando por fin llegamos a la ciudad, me detengo un segundo. Hemos escapado de esa prisión... Pero, ¿por cuánto tiempo? Debemos prepararnos bien, porque puede volver a ocurrirnos. Detengo a los elfos un momento cuando me decido a comentar un plan que, estoy seguro, ellos también llevaban pensando por el camino.

-Bueno... Si no os importa que continúe con vosotros... Supongo que tendremos que conseguir algo de dinero, o si no no haremos nada. Así que, o nos buscamos algún modo de conseguirlo o no haremos nada.

Tras un par de días de viajar con mis compañeros y recuperar algo las fuerzas al fin llegamos a la ciudad, las heridas del combate aun eran visibles en mí, pero al menos ya podía moverme sin tanta dificultad.

Si tienes razón creo que deberíamos buscar un trabajo juntos seguramente será mejor remunerado que si lo hacemos cada uno por nuestra cuenta, con lo que obtengamos podremos conseguir algo de equipo. Tras eso aunque lleve algo de tiempo ¿Que opináis si buscamos porque aparecimos aquí y el secreto del símbolo que tenemos en la piel?. Pregunto a Lunnaris y Damakos, desde luego yo quería saber quién fue el culpable y devolverle el favor de dejarme en una mazmorra y casi morir en la huida.

Haber pasado algo más de tiempo junto a Damakos hizo que Lunnaris confiara un poco más en él. Su aspecto no tenía nada que ver con su forma de ser, y aunque parecía que hubiera venido del mismísimo infierno, estaba claro que no pensaba igual que esas criaturas infernales.

Con algo más de seguridad y de confianza, Lunnaris pasó un par de días muy callada. Seguía dando vueltas a todo el tema de las marcas que tenían y la razón por la que ellos habían sido los elegidos. No comprendía nada y tenía la necesidad de averiguarlo.

Cuando llegaron a la ciudad, el tiflin rompió el silencio y Lunnaris alzó la mirada par escucharle mejor. Estaban proponiendo algún modo de buscarse la vida, y sin duda era una idea muy acertada, seguir avanzando con lo poco que tenían era demasiado peligroso y arriesgado, y estaba claro que no sobrevivirían.

Lo primero es hacernos con algo de dinero. Y si para eso debemos trabajar, pues será el primer punto a tomar. Busquemos trabajo entre los tres, así será más llavedero y seguramente nos saquemos algo más. Luego investigaremos eso, Aerandir, pues yo siento la misma curiosidad que tú.

Tras pensar bien en mis capacidades y reflexionar acerca de qué podría hacer para lograr algún trabajo en alguna parte, me decido por ir a buscar un lugar en el que puedan necesitar los servicios de un cazador. Tanto si necesitan mi ayuda a la hora de encontrar a los animales en el bosque, como para derribar al animal que haga falta, pienso que podría ser de ayuda. Antes de ponerme en marcha, comento a mis compañeros:

-Bien, yo voy a tratar de buscar trabajo como cazador. Quizás en alguna parte necesiten a alguien. Propongo que cuando acabemos de lograr el dinero que necesitemos nos reunamos de nuevo en este punto.

Esta bien Lunnaris busquemos entonces trabajo ambos, con suerte podremos sacar algo de dinero extra, espero y lo cierto mas que saber el misterio de lo que ha pasado, quiero pasar el filo de mi espada por el cuello del que lo provoco aunque al menos he podido ver un bello rostro. Digo guiñando el ojo a la elfa, me encontraba mejor tanto fisicamente como de humor.

Bueno Damakos si deseas eso esta bien, nos encontraremos aqui cuando acabemos y vemos cual sera el siguiente paso. Le digo a Damakos, esperaba que tuviera suerte en la busqueda de trabajo ahora mismo formabamos un extraño grupo, pero al in y al cabo un grupo.

Lunnaris se miró a si misma, la verdad que no tenía muy claro en qué podía ayudar, pero el hecho de ir junto a su compañero elfo le hacía sentirse algo más segura. Y cuando escuchó aquel cumplido le hizo sonreír. Está bien, asintió. Quizá juntos consigamos encontrar algo o a alguien a quien ayudar. Necesitamos ese dinero cuanto antes. ¿Qué te parece si vamos por allí? Dijo señalando alguna dirección en concreto.

Los elfos se van juntos a buscar algún tipo de trabajo, así que me pongo a caminar hasta que encuentro una carnicería. Tras entrar en la tienda y asimilar el fuerte olor a carne, me dirijo al dependiente. Si tiene carne es porque alguien se la debe de proveer, así que le pregunto por ellos. Al parecer están a punto de marchar de batida un reducido grupo de hombres, y uno de ellos ha tenido que retirarse, así que tras buscarles y ser presentado, les pido me acepten como compañero de caza.

Al llegar el día nos dirigimos hacia la montaña. Mi trabajo consiste en adelantarme al resto en busca de huellas en la maleza que puedan guiarnos hasta una posible presa. Entonces, regreso, les aviso, y ellos me siguen hasta donde llegue el rastro. Durante cuatro días, desde el amanecer hasta el anochecer, realizamos la búsqueda. Al anochecer regresamos a la ciudad, donde descansamos unas horas antes de volver al trabajo.

Tras buscar algo encontré una cosa que podía hacer podría ser un caza recompensas, al parecer un par de bandidos se dedicaban a asaltar a comerciantes que se movían por un camino pero nadie sabía dónde se escondían, así que decidí investigar y llevar a cabo ese trabajo.

Lo primero que averigüe es por donde solían actuar, con ello decidí seguir a varios comerciantes que salían de la ciudad, esperando tener suerte y ver a los ladrones. Aunque tuve que hacerlo un par de veces al final tuve suerte y presencie como asaltaban a un comerciante y le robaban su bolsa de oro más un par de cosas. Por lo que tras asegurarme que el comerciante estaba bien, seguí a los ladrones.

Tras un rato caminando sigilosamente tras ellos descubrí su guarida, estaba en la pared de una pequeña montaña, una cueva que su entrada la tapaban con un conjunto de ramas. Así que espere fuera viendo cómo actuar, decidí hacerlo de noche, mientras dormían, por lo que con paciencia aguarde fuera. Después de varias horas de que la luna apareciera, actué.

Me acerque con sigilo, los dos roncaban como bestias, sintiéndose seguros en su cueva, habían bebido por los restos de odres de los que emanaba un fuerte olor a alcohol, cosa que me venía bien para atraparles. Con cuidado tome una de sus armas y les asalte, aunque en un principio intentaron hacer algo deje a uno noqueado rápido y el otro prácticamente se dejó inconsciente roto, al intentar golpearme piso mal y cayó sobre el suelo golpeándose en la cabeza. Tras esto los ate, los desperté con algo de agua que tenían en una vasija y los lleve al pueblo ante la guardia para cobrar la recompensa.

Ok espero a ver si Lunnaris acepta la idea ella podria ayudar con alguna habilidad magica con hechizos y tal.

Lunnaris observó que una de las tabernas más prestigiosas de la ciudad buscaban camareras. No es que ella fuera un muchacha con experiencia, pero su desconfianza le hacía ser una gran trabajadora de cara el público, ya que tendia a analizar mucho a las personas y pensar lo peor de cada uno de ellos. Por eso, en el mayor de los casos, siempre se llevaba gratas sorpresas.

Tras comprobar que Aerandir y ella no eran tan compatibles como pensaban, él se fue a buscar otros asuntos, mientras que ella buscaba trabajo en aquella sala.

El lugar estaba decorado a conciencia y los parroquianos dejaban mucho que desear de otras tabernas. Era prestigiosa, elegante y olía estupendamente bien. Nada que ver con muchos antros que se había encontrado en el pasado.

Se acercó a la barra para preguntar por el dueño, y sin esperar a hablar con él comenzó a hacer gala de sus habilidades de dependienta. Aún no estaba contratada, pero había tanta gente allí y el lugar estaba tan rebosante de clientela, que los camareros que había en ese momento no daban a basto. Lunnaris se dispuso a ayudarles antes de que la contratasen y con una sonrisa continua fue sirviendo y desbarasando mesas según la necesidad de sus futuros compañeros y de los clientes.

Cuando el jefe de allí observó lo buena que era la contrató sin dudarlo. Era rápida, fuerte, simpática y sobre todo hermosa. Una característica que la mayoría de lugareños apreció y que hizo atraer aún más clientela. Su presencia allí, había hecho que la gente se agolpase en la entrada deseando ver a la "ninfa de los bosques", pues era así como todo el mundo la conocía.

Lunnaris disfrutaba de aquel trabajo, y aunque de cuando en cuando, tenía que esquivar a algún comensal que se le iba la mano tratando de tocar su culo, también aprovechaba para escuchar las conversaciones ajenas y tratar de averiguar algo del tatuaje que le habian hecho.

Ok si eso tirare sigilo si lo ves bien, pero necesitaria que dificultad para poner, creo que ponias que lo decias despues de ver la historia y tal.