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D&D3.5: La llave del Destino

Crónicas

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20/12/2014, 20:07
Director

Sesión 1: 13 Nov 2014

Año 421 AC, 6 meses de​spués de la Guerra de los Espíritus. 12º día de Aalmont (invierno)

​El grupo de amigos se econtró, como cualquier otra tarde, en la taberna de los cinco dragones para hablar de sus correrías y planear sus siguietnes movimientos para sobrevivir en el duro día a día que se desarrolla en Pashin. Allí, la tabernera les hace partícipes de una de las grandes noticias en la ciudad, la llegada del Heraldo, el mejro de los bardos con vida. Tras apurar la cena y sus bebidas, los compañeros se dirigen hacia la taberna donde el bardo hará acto de presencia, la posada de El cuervo Herido, una de las mejores de la ciudad. En el trayecto, intentan encontrar al bardo o noticias sobre el mismo antes de que éste llegue a la posada. La tarea resulta imposible, el Heraldo ha sido visto en todos los sitios al mismo tiempo, pero no ha sido visto directamente por nadie. 

​Tras deambular un rato por las calles de Pashin, el fino oído de Docket Arrowbaum detectó una conversación acalorada en un callejón. En uno de los laterales de la calle principal, varios hombres con aspecto de mendigo y un matón (Hogart) se encontraban intimidando a un joven kender y su pequeña hija. Hogart se desgañitaba a voz en grito que la pequeña Kender le había robado la noche anterior, cuando el se encontraba disfrutando de las tabernas y sus virtudes. Los compañeros no dudaron en ayudar a la pareja y atacaron letalmente a un mendigo y al propio Hogart, los cuales no sobrevivieron a las heridas que habían sufrido. Los kender, Kelmecha y Hojaespina, les agradecieron encarecidamente su ayuda y, si lo necesitaran, les indicaron que vivían en la zona Este de la ciudad. Tras el incidente, los amigos huyeron corriendo de la escena para evitar a la patrulla de Caballeros Oscuros, que parecía haberse enterado que algo estaba ocurriendo y se dirigía hacia allí.

​Poco después llegaron sin ningún otro incidente al Cuervo herido. La taberna se encontraba abarrotada, y apenas tenían un hueco para sentarse. Pero tuvieron la fortuna de llegar justo cuando el Heraldo se disponía  a contar la historia qu ele valdría alojamiento y comida a cargo de Stewart Donson, dueño de la posada:

​"El Heraldo es un humano de entre 60 y 70 años con el pelo blanco y l abarba acicalada. Habla con acento Abanasinio, gesticulando delicadamente y acallando a la multitud reunida con un leve gesto de la mano -Soy conocido como el Heraldo. Las memorias de Krynn son mías para compartirlas con aquellos que quieran escucharme. He liderado hombres en la batalla bajo los estandartes del bien y del mal. He luchado contra los dragones y he empuñado la Dragonlance. He vivido, amado y muerto un millar de veces. Esta velada, compartiré algunos cuentos con vosotros."

​La multitud, exultante por la oportunidad, aclamó pidiendo diversas historias "Hablanos de Huma. Háblanos sobre Raistlin y la Reina Oscura. Cuéntanos como Lord Ariakan cayó contra los minions de Caos." Un signo acerado del Heraldo calló a la multitud una vez mas.

​"Esta noche he venido a contaros otra historia. He venido a hablaros sobre una juven mujer llamada Mina y sobre una gran guerra, que se luchó no para controlar Krynn sino por el espíritu de sus habitantes. El mundo ha cambiado amigos mios. Los dioses han desaparecido y con ellos su cálido abrazo. Hace casi 20 años que uno de los Héroes de la Lanza resurgió en Solace. Su intención era despedir a un amigo, pero en realidad nos devolvió a los dioses con su sacrificio. Los grandes dragones, criaturas venidas desde mas allá de nuestras costas, asolaron Ansalon y se proclamaron soberanos. Pero ellos tampoco estaban libres del devenir de los tiempos y su poder se redujo poco a poco. Ante el miedo de verse limitados a ser meros dragones se dedicaron a acabar con los suyos para alimentar su hubris. Su triunfo selló la desolación en numerosos pueblos y ciudades, cambiando para siempre su anterior estado. Y es entonces cuando apareció Mina, junto a aquella que vió el nacer del misticismo. Junto Goldmoon, suma sacerdotisa de Mishakal. Y el tiempo llevó a las gentes de Ansalon a la desesperación. La magia, legado de los dioses, desapareció del mundo. Y la parición del único empujó a Ansaon a una nueva guerra. Los caballeros negros formaron sus legiones y conquistaron un reino tras otro gracias a Mina, su ahora abanderada. Pero los pueblos de Asalon nunca han sido fáciles de conquistar y se unieron enuna nueva alianza para enfrentarse a la nueva deidad. Fué así como descubrimos que Takhisis era el único y, con su muerte, como se selló la desaparición de Paladine. El equilibrio celeste ha retornado a su origen, pero el sufrimiento de lso pueblos no ha encontrado consuelo ¿Podremos volver a confiar en los Dioses?¿Nos libraremos d ela tiranía que nos impusieron los Caballeros Negros? El mundo ha cambiado amigos míos, y ahora es vuestro..."

​Los caballeros que se encontraban en la taberna y algunos de los lugareños empezaron a insultar al Heraldo por la descripción que este hacía de los Cabaleros Oscuros. Ha comenzado una trifulca, y nuestros aventureros se encuentran atrapados en medio de la misma mientras los lugareños golpean al Heraldo.

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25/01/2015, 20:08
Director

Sesión 2: 18 Enero 2015

La taberna pronto se convirtió en un campo de batalla donde las riñas y los puñetazos se repartían por doquier según quien tuvieras de vecino. Los compañeros intentaban evitar la lucha, pero no siempre era posible y la posibilidad de una buena pelea animaba a más de uno. El heraldo se vió rápidamente rodeado por varios aldeanos alterados con sus palabras y comenzaron a golpearle. Mientras, nuestro querido kender se afanaba por conseguir su autógrafo bajo la mirada del bardo que se aproximaba tambien hacia el Heraldo, la elfa intentaba pasar desapercibida, los guerreros optaron por calmar las malas intenciones de los que les rodeaban y Jaskier lograr información y no salir malparado de la situación. Pero como todos sabemos, las trifulcas siempre traen malas situaciones y una daga salió a relucir en el escenario. La hoja se clavó repetidamente en el Heraldo bajo la atónita mirada de El cuervo Negro y de los compañeros. Satisfechos con la situación los caballeros negros salieron de la taberna mientras sonreían pensando en que la población comenzaba a estar de su parte, aunque alguno con un miedo incontrolable en el cuerpo. Al final, la trifulca se vió detenida súbitamente por la aparición de un proyectil mágico que acabó con el responsable de la pérfida daga. Un evento que se guro que muchos no borraran de sus mentes en un largo tiempo, pues no es común volver a ver a la antigua magia en las tabernas de Pashin. Todo el que pudo huyó y los compañeros pudieron hablar con el heraldo tras comprobar que este se encontraba relativamente bien. Al veros, los ojos del Gran Bardo se abrieron como platos, como si os reconociera.

-Fue mi sueño sobre vosotros lo que me trajo hasta aquí. ¡La llave silvana que tenéis que encontrar no debe caer en manos del enemigo!-

El grupo de amigos se miró extrañado durante unos momento y procedieron a inhundar al hombre con mil y una preguntas. El Heraldo apenas sabía nada más, tan solo que estaba en poder de Pegrin, un antiguo escudero de los Caballeros Oscuros que había huído de la orden. Y un detalle de lo más esclarecedor "La llave no es una llave". Con tal cantidad de información los compañeros decidieron volver a su lugar habitual en la ciudad, la tarberna de Los cinco Dragones.

De camino, los finos sentidos de Jaskier, afinados por los largos años pasados entre gente de poco fiar, se percataron de una sombra que les seguía en la distancia. Utilizando su conocimiento del arte de ocultarse, le esperó en un callejón para atrapar al incauto y sonsacarle información. Pero casi nada interesante salió de los labios de aquel hombre.

De vuelta en la taberna, los amigos descubrieron que habían estado preguntando por ellos. Aunque la buena de Emaline Yaseth, la tabernera, había asegurado a la guardia que los chicos no podían haber asesinado a nadie en las calles, pues eran gente de fiar y con buen corazón. Sirviéndoles la cena les dejó que discutieran de sus planes, como siempre, una sarta de ensoñaciones y deseos a oidos de la posadera, que sonreía por dentro recordando la juventud cada vez que les miraba. El objetivo para ellos estaba claro, encontrar información sobre aquel Pegrin y lograr arrebatar "La llave" de sus garras, antes de que la vendiera y desapareciera para siempre.

Tras cenar, se encaminaron hacia su pequeño almacén para discutir los planes lejos de oídos ajenos. En grupos para evitar complicaciones, o casi todas salvo un pequeño encuentro con las ratas que infestaban las zonas pobres de la ciudad, fueron llegando al almacén. Los planes se fueron sucediendo y al final tomaron la decisión de ir al Bazaar a la mañana siguiente para buscar información. Para ello se dividieron en grupos: los elfos por un lado, los guerreros por otro y Pirois y el kender para cerrar los grupos. Cada uno de ellos puso lo mejor de si mismo para encontrar información: bebidas, discusiones, ofertas de unirse como mercenarios, regateos con un enano huraño, objetos élficos en manos de una orfebre y gritos en medio del Bazaar acerca de sus intenciones. Todo ello los levó a encontrarse con un conocido de la noche anterior, Kelmecha, el kender al que habían salvado el pellejo. El asustadizo kender les dijo que sabía dónde podían encontrar al renegado de Pegrin, justo lo quenecesitaban.

Tras equiparse adecuadamente se dispusieron a viajar hasta el campamento, a unas 8 horas de camino a pie desde la Villa de Pashin. Cuando llegaron allí se ocultaron en el valle donde los foragidos tenían el campamento y echaron un vistazo a su disposición. Kelmecha y Jaskier pronto llegaron con las nuevas, parecía inexpugnable ¿Qué podrán hacer nuestros intrépidos aventureros para solucionarlo?