Partida Rol por web

El coche llega delante de la puerta del restaurante la Ciaboga. En la acera hay varios coches patrulla aparcados, la puerta del restaurante está precintada con una cinta amarilla de la policía y se ven agentes uniformados entrando y saliendo.
Algunos curiosos se agolpan en la acera intentando satisfacer su morbo por ver algo de la escena del crimen.

Samuel sale del coche y echa una ojeada al panorama para saber cómo están las cosas (¿les prohibirán la entrada, incluso sabiendo que van de parte del primer implicado? en caso negativo, ¿cuáles serán las vías más rápidas y seguras para hacer un allanamiento?). De momento no hay necesidad de despertar a Marco...el pobre ha tenido unos días tan ajetreados y estresantes últimamente que sin duda le vendrá bien un descanso.

A nadie parece importarle vuestra presencia, aunque sea una estampa graciosa, un anciano trasnochado dormido en el coche, con el cigarrillo aun en la boca.
Después de un momento se acerca un policía.

Eh tu, quita el coche de ahí en medio, que no dejas pasar hombre!
Señala al coche, que efectivamente lo has parado en mitad de la calle, justo delante del restaurante.

El digarro se está terminando, todo el tabaco que contenía ya se había consumido y colgaba como una inmensa ceniza del filtro que seguía prendido.

Cuando la brasilla llega lo suficientemente cerca de los labios de Marco como para que éste sienta la quemazón da un respingo en el asiento. La colilla al igual que la ceniza sale volando y cae a las alfombrillas del copiloto. Marco empieza a buscarla frenéticamente, pero llega demasiado tarde cuando la encuentra, ya que ya se había hecho un peuqeño agujerito en el suelo de fieltro.

Abre la ventanilla y tira la colilla. Como el coche en el que van tiene unos cuantos años, el cierre de la puerta del copiloto no se abre desde dentro, así que nuestro detective saca el brazo completamente del coche y en un gesto ortopédico consigue abrir la puerta desde fuera, mientra que va gritando a Samuel:

- Samuel cojones, ¿por qué demonios no me has despertado? Se me puede haber escapado algún detalle, algún personaje peculiar que tenga que ver con este maldito crimen. Marco se sacude la ceniza del abrigo a la vez que va saliendo del coche, cerrando antes la ventanilla- Ya sabes que cuatro ojos ven más que dos. Hablando de ver... ¿has visto algo interesante o te has estado embelesando con la tiarrona esa de ahí?

Samuel esboza una sonrisa irónica.
Disculpe, no pretendía espantar a los clientes

Le alcanza al guardia su carnet de detective mientras le habla

En seguida lo saco de ahí

Espera a que el guardia le devuelva el carnet para devolverlo a la cartera, se introduce de nuevo en el vehículo (malditos pies planos) y gira la llave de contacto. Busca un sitio más omenos cercano para aparcar y sale nuevamente del coche (luego de quitarle un poco de ceniza que se le había caído en el pantalón a su patrón, con el consiguiente riesgo de incendio). Observa un poco a los pájaros antes de darle unos golpes al cristal del coche para despertr a Marco

Bien vale, buenos días. El agente le devuelve el carnet a Samuel y se marcha al interior del restaurante.
Todo el mundo parece ocupado y nadie os presta la menor atención.

Samuel Sentencia entra en el restaurante y busca con la mirada la zona donde más afluencia de policías, fotógrafos, ajetreo, etc. haya, para encaminarse hacia allí y hacerse una idea de la disposición de los objetos, la situación, en el lugar del crimen

Marco Navarro se gira haci el polocía que ha estado hablando con Samuel.

-Caballero si me permite...- dice sacando el carnet y dándoslo al oficial - ¿Podría usted decirme dónde se encuentra su jefe? Me gustaría hablar con él.

Si, está buscando al detective Simón Renteria, que por cierto, no es mi jefe, pero está dentro, es pelirrojo. El agente Suárez no parece estar de buen humor, quizás sea por el calor, te devuelve el carnet sin siquiera mirarlo.
Acto seguido te da la espalda y se marcha para dentro.

Marco Navarro se dirige automáticamente hacia donde el policía le ha dicho.

Una vez llega ahí, hay varios agentes de aquí para allá, tomanddo pruebas y declaraciones.

El detective se pone de cunclillas para tener una mejor visión de las cabezas de los que pululan por la habitación y pronto ve una cabecilla roja asomando por allí. Instantáneamente va hacia donde está Simon.

- Buenas tardes Simón. Permítame que me presente: soy Marco navarro- dice mientras le tiende la mano en un gesto muy cordial.

Simon decide dejar de hacer de aprendiz de detective y acompañar a su
patrón a las pesquisas que hagan falta. Cuando llega a su altura, le lanza una mirada culpable, como pidiéndole disculpas, y presta atención a lo que su interlocutor tenga que decirle(s)

Pasáis por debajo de la cinta y cruzáis la puerta del restaurante.
Un policía os hace un ademán de detener os, pero el agente de antes levanta una mano como diciendo tranquilo chico, no son sólo cotillas, son fisgones profesionales.

El restaurante es de estilo moderno, de estos que te ponen una bandeja enorme con un par de migas de pan en medio y te cobran 60 euros por miga.
Todo muy blanco, muy diáfano, todas las mesas están recogidas, las sillas volteadas encima. Salvo una.

Esta es la única mesa que está puesta, mantel cubiertos para dos personas dos copas una llena y una botella de vino.
El sitio que tiene delante la copa llena está ocupada por un cadáver, es María Valls.
La causa de la muerte parece, a priori, el cuchillo de cocina que asoma entre los pechos.

Unos tipos con bata están examinando el cadáver sin tocarlo apenas.

Para usted detective Renteria, haga el favor. Y que quiere, quien le ha contratado fisgón? Simón tampoco parece haber tenido un buen día, la atmósfera es tensa. Hace tiempo que el meterse con los detectives privados pasó de moda, así que esto es un poco inusual.

- Disculpe mi atrevimiento señor Rementería. Me ha contratado el dueño del restaurante, que por lo que se ve está bastante afectado. - dice Marco poniendo una mueca algo inusual que para él represantaba disculpa -Déjeme permitirme un entrometiemiento más. ¿Han encontrado alguna pista o saben de algo importante o alguien sospechoso?

Marco saca su bloc de notas, azul, pequeño y desgastado, y un boli bic bastante mordisqueado por la parte de atrás. Con el bolo se rasca la coronilla de vez en cuando.

-Samuel, ya que estás ahí parado, ¿por qué no vas a mirar el cuerpo, a ver la cocina o donde la difunta tuviese sus pertencias y ver si puedes encontrar algo interesante?