Partida Rol por web

Después de lo que han parecido meses, vuestro barco llega a Nuln. Estais helados y empapados. Lamentais amargamente haber comprado baratos pasajes de cubierta en una embarcación tan vieja, pero era lo único que vuetsros vacios bolsillos podían pagar: No parece una forma muy heroica de empezar vuestras vidas como aventureros. En el transcurso del viaje os habeis ido conociendo y trabando cierta....... "amistad" unidos por el deseo compartido de escapar del tedio de la vida cotidiana.

El timonel guía el barco a lo largo de un muelle. La lluvia cae incesantemente, y la noche poco a poco empieza a extender su manto por las calles de la ciudad. Los tripulantes arrojan cuerdas al personal del puerto, que las ata en torno a enormes tocones de madera, mientras una persona se esfuerza en alentarles a voces para que la operación sea realizada lo más rápidamente posible. De pronto, un ligero golpe hace ver que el barco ya se ha detenido.

La actividad en cubierta es frenética. Los marinos suben y bajan con destreza de los aparejos para que todo quede bien amarrado, mientras las boces del capitán y del Jefe de amarres se solapan en una mezcla de ordenes.

Con un sonido sordo, se baja la plancha de desembarco, y las gruas empiezan a moverse para ocuparse del cargamento alojado en la bodega del barco. Las formalidades aduaneras se eternizan, mientras la oscuridad se adueña de la ciudad, y ya es casi medianoche para cuando os permiten desembarcar. Caminais unos pasos mientras vuestros entumecidos pies se hunden en el resbaladizo barro del puerto. Mirais a vuestro alrededor y solamente hay noche, lluvia, y las tenues luces de la ciudad que teneis enfrente, pero que sois incapaces de ver.

Las gotas de agua corrían por mi cuerpo empapado. La capa impermeable hacía ya horas que había dejado de ser útil, para convertirse en un estorbo. Todos los enseres de mi mochila se habían empapado, y la carga era cada vez más molesta. Si por lo menos las vistas fueran buenas, me recrearía con el paisaje, pero la oscuridad se había adueñado del lugar.

Ahí estabamos, 3 enanos, 2 humanos y yo, un elfo, empapados hasta el tuétano, en horas intempestivas, en una ciudad desconocida y sin saber donde ir.

- Sería bueno encontrar algún sitio caliente donde poder secarnos y descansar.

Comento al grupo con voz resignada sin dejar de mirar al horizonte.

Úlfgar miró el lugar algo raro para el, ya que no había salido de su aldea ni de los bosques... Miró el extraño paisaje y adelantó el paso.

Vamos pues, hay que descansar un poco.

Aquel viaje había sido una tortura, una embarcación hecha pedazos sumado a la compañía del viento y la lluvia; lo único positivo, que había acabado. Ya no importaba el cansancio, la lluvia y el frio; ahora solo quería tomar algo caliente.

¡Por fin! Adiós a la barcaza, hola plato caliente. – Por un momento reparó en la oscuridad que envolvía la ciudad – Será mejor moverse rápido, en plena noche y en la zona portuaria de una gran ciudad; no es el mejor lugar donde estar. – Se giró para observar a sus compañeros de viaje, cuando reparo en el Matador. – Habría que pensarlo dos veces antes de buscar problemas con el enano, al menos yo no lo intentaría. – Sintió una sensación de seguridad al verse un grupo, parecida a la que sentía cuando viajaba con la compañía; aunque aquello pertenecía ya al pasado.

-Me muero por comer algo caliente y un catre, a ver si Ranald sonríe.

-Malditos barcos, son casi peores que los pieles verdes. Vamos a una taberna a ver si al menos el día mejora.

Mi barba, empapada por la lluvia, había perdido todo su esplendor, y la humedad había arrugado la piel de mis dedos. Por Grugni, que esta sería mi última travesía en un cascarón como este me prometí mentalmente.

Escucho a mis compañeros la iniciativa de ir a buscar un alojamiento. Se habían quedado calvos detrás de la oreja. En especial el elfo. Pues dónde ibamos a ir sino. A lo mejor ellos querían ponerse debajo del puente, pero fuera del calor de mis montañas, tendría que apañarme con lo que los humanos me pudieran ofrecer.

-Si, será mejor ponerse en marcha. Pero a dónde? Pregunto a los que ya se habían puesto en camino hacia algún lugar.

Me giro mirando a Magnar con un rostro que esboza una pequeña sonrisa. Porque me pregunta a mi si es la primera vez que piso una ciudad?

Cualquier lado con techo me servirá para descansar, simplemente busquemos jolgorio.

"barcos... ¡de madera!, estos humanos chapuceros, todo buen enano sabe que no se debería viajar por el agua, pero si necesitas hacerlo, lo haces en una buena nave de acero, no en un trozo de arbol guiado por el viento y las corrientes, caprichosos y cambiantes como los Elfos..." Mientras pienso esto voy bajando del barco, empapado y hambriento, pero sobre todo, deseando beber una buena cerveza enana. Observo como debaten bajo la lluvia

Parecen un grupo de trolls debatiendo como cocinar un mediano mientras amanece, ¿no ven que esta lloviendo?, simplemente preguntemos a alguien, a los guardias del puerto, o a algún marinero.

Comento mientras busco a alguien a quien preguntar, "en las ciudades humanas siempre hay actividad, ¿no?, como un nido de ratas de roca..."

Ya casi ni notais la presencia de la lluvia. Calados hasta el tuétano como estais, la fuerte lluvia parece pasar ha un segundo plano mientras echais a andar por los sucios muelles de Nuln. El silencio en la zona es sepulcral, solamente roto por el chapoteo de vuestros pasos, y para vuestro compañero elfo, el respirar de los enanos.

Paso a paso, vais llegando a la salida del puerto. Veis una especie de garita en la que un humano de aspecto desaliñado hace las funciones de guardia. Socabais información sobre alguna posada del puerto, pero tras revisar todas las posadas de la rivera, no encontrais ninguna libre.

El desánimo empezaba a invadir mi persona. Ya me veía durmiendo debajo de un asqueroso puente infecto de ratas. Pensaba que los humanos cuidaban sus ciudades, pero la verdad es que lo que veía me dejaba mucho que desear. No entendía como alguien podía vivir en semejante cloaca.

Miraba a los lugareños y forasteros en las tabernas, y todos parecían pordioseros. Aunque claro, viendolo desde sus ojos, yo también les parecería uno de ellos por la suciedad y la fatiga.

Trataba de ponerme junto a las estufas o los hogares cuando llegabamos a algún sitio que los tuviera, para intentar caldear mi entumecido cuerpo, pero luego, al salir, la lluvia y el frío se encargaban de devolver mi cuerpo a su estado anterior. La carga, el frio, el agua, el cansancio acumulado del viaje, todo me empezaba a pasar factura, y ni siquiera mis hechizos me servían de algo en estas circunstancias.

- Quizás debieramos de preguntar en alguna taberna más hacia el interior.

Termino diciendo a mis compañeros con visible desesperanza en mi voz.

Todo esto ya empezaba a ser tedioso. Ningún sitio para dormir? No me lo podía creer. Lo que si me podía creer eran las ganas que tenía de quitarme la ropa mojada y secar las bonitas trenzas de mis cuidadas barbas.

-  Será normal que no haya una habitación libre en todo Nuln? Por Grugni que esto es extraño

Con mis pieles mojadas y la túnica chorreando, voy a un guardia y le pregunto:-Disculpe,¿Porque todas las posadas están ocupadas? ¿Hay alguna festividad? ¿O conoce alguna posada que no lo esté?

Noto la lluvia como va haciendo mella en mi salud, el báculo me pesa del cansancio aunque es un gran apoyo. Que bien estaría yo en mi aldea...

Me dirijo hacia la puerta de la ciudad en busca del guardia, se hace tarde...

Tras preguntar como llegar a la puerta más cercana de la ciudad, te señalan el puerto. Una vieja garita en la entrada del puerto es lo más cercano que hay. Luego ya tendrían que andar bastante hasta llegar a la puerta Oeste. Te comenta el dueño de la última posada donde habeis estado.

-¿y no os conformáis con dormir en la habitación común?-digo con tono exasperado.

Los Enanos sólo necesitamos un buen fuego para secarnos, carne, y mucha cerveza, incluso ese meado humano me sabría bien ahora mismo, estoy con Gunnar, pasemos la noche aquí, en la sala común, ya buscaremos algo mejor mañana.

Mira a los enanos con cara de aprobación -Como si dormimos en el establo... Ahora mismo dormiría en cualquier lugar- Esto demasiado cansado, solo quiero comer y beber algo y tirarme en un lugar para dormir.

Divertido, escucho los comentarios de mis poco prácticos compañeros. Discúlpeme le digo al posadero. Como ve, acabamos de llegar de un largo viaje, y la fatiga hace mella en nosotros. Sería tan amable de indicarnos varias posadas más dentro de la ciudad? realmente necesitamos descansar en condiciones. Fijese las tonterías que dicen mis compañeros de viaje pienso mientras sonrio al posadero.