Partida Rol por web

Cada lugar tiene su función. Y cada función, su lugar.

Aquí el noble arte hidalgo; hablar por hablar.

Vamos a tirar a la bella Ines los dados, a ver cual es su suerte con la servidumbre.

Doña Inés alza el mentón miviendo con soltura el abanico dibujando una satisfactoria sonrisa en su rostro.

De tus criados y sus lealtades.

Dueña.

 Elvira Prados, tu dueña desde hace 8 años, no puede ser más afín a su excelencia. Considera que tiene el mejor trabajo al que pudiera aspirar jamás, y bajo ninguna excepción te abandonaría. Se sabe la mejor pagada, mejor apreciada y la de honra más alta, pues sirve a la única Grandeza de España de el frío territorio donde habitáis.

 Se preocupa de vuestra honra como si hija fueras, y solo consejos y verdades salen de ella. Puedes estar segura de que jamás te delatará, llegando incluso a todo lo contrario, pues gran honor sería sacrificarse en pos de alguien que se sabe superior.

 Ama de llaves.

 Aunque el dinero no es nada desdeñable, demasiado trabajo y demasiada responsabilidad, pues velar por casa con tan ilustres presencias puede traer más de algún problema . Tu ama de llaves quizás este un poco abrumada con su trabajo y podría abandonarlo si hubiese una oferta mejor.

 Institutriz, mayordomo, cuidador de animales, mozo de cuadra y cocineras.

 No pueden quejarse, su trabajo no es especialmente distinguido, pero pagas bien y eres una persona bien avispada con la honra intacta. Podía haber acabado mucho peor, por lo que no tiene motivos para perder su empleo, aunque tampoco tiene especiales razones para conservarlo.

 Cirujano.

 Buen empleo y buena posición. Pero es de todos sabidos que está más inclinado a curar las heridas propias de la vida brava a las pequeñas “tonterías” que tu demandas. No obstante, no todo en este mundo se puede tener, y tu hermano y padre ya tienen sus propios cirujanos.

 Sastre y Catador.

 La cosa está bastante claro, servir a una Grandeza de España es motivo suficiente para apreciar tu labor y tu sueldo. Así que te son leales y hasta soportarían más riesgos, o secretos, de los razonables en su oficio.

 Pintor.

Las cosas claras, cosa que en nuestras Españas nunca ha abundado. Vuestro pintor os considera alguien a quien servir por no tener las agallas suficientes para volver a Madrid a probar suerte (aunque quizás solo baste ganar fama a costa de tal mentecata). Su sueldo no compensa el valor de su arte, por lo que no se esfuerza lo suficiente, y se cree poco valorado.

Criadas y criados.

 La ingratitud siempre ha estado muy de boga entre nuestras gentes. El aumento de sueldo solo ha provocado indiferencia (y una creencia de justicia) entre una de vuestras criadas, por lo que trabaja lo normal. Mientras que las demás, en ese arte tan nuestro que es la envidia, se sienten insultadas y despreciadas. Con los criados pasa lo mismo, excepción de aquél que tiene más sueldo, que se siente privilegiado y superior, por lo que nos abandonaría jamás (aunque las malas lenguas atribuyen esa lealtad, como el aumento del sueldo, a motivos más... villanos por así decirlo)

Cocheros.

 Guardate de ellos, pues aparte de tenerte en muy baja estima, se sienten castigados y ofendidos. Esperando cualquier momento para poder desprenderse de tu insoportable dominio (y si de paso sales perjudicada, pues mejor)

Guardias.

 Fieles, agradecidos, con buena paga, pero sinceramente, profundamente aburridos. Su trabajo es digno de conservarse, pero echan de menos los tiempos en los que tenían más actividad (sin hablar de la soberbia que antes gastaban, al tener que proteger a dueños más solicitados)

Villanos… Al infierno irán sus almas por desearle males mayores a Doña Inés. Pero de momento, con el oficio a otra parte y las espaldas bien cubiertas, que no son tiempos regidos por la carencia de los filos nocturnos. Y a los guardias una alegría, pues ya tienen motivos para andarse despiertos. En cuanto a los mozos malhablados, quizás ver un poco más brillo en la paga haga cesar las malas lenguas. Pero bien se sepa, y Dios testigo es, que la honra de Doña Inés, en el lecho espera.

En cuanto a los males que acosan al Ama de llaves, quizás si a cierta criada ingrata le place acompañarla en sus labores, en vez de dedicarse a su arduo trabajo, haya más sonrisas que susurros. Y a las restantes, pues si no les place, que no les plazca y con las quejas a Elvira.

Referido a los demás, Doña Inés da gracias por sus servicios, más no hay presupuesto de compensación, aunque quizás si escuchen el sonido de la bolsa de tanto en cuando a un traje hermoso o un rico manjar. Que el orgullo propio de una Grande de España es más glorioso que el de cualquier hombre que no se presta correctamente a su trabajo. Y Dios sabe que no es trabajo mal pagado estar a su servicio.

Sus cambios ya ha probocado, vuesa mercer

Candidata.

Par leer.

Impar llamar.

De canto cagarse en umbría.

*Inés alza la toledana y grita*

 ¡Por mis cojones!

¡Hay que calentita se va ir Inés a la cama!

Es "ay", no "hay". Hay es de haber.
Y lo que se va es con un dolor de cabeza de "aquí no me mueven hasta dentro de tres días"

Supongo que me toca planing, así que por la mañana iré a hablar con Marcos (el no galán tendido en cama) para ir a parlamentar con el judío blee. Y después a hablar con Felipe y Carmen, y por último a la pedorra de Rebeca. Y ya está.
Ale, abre escena.

En primera instancia, Doña Inés requiere de la presencia para su largo viaje de:

-Elvira Prados

-Marcos de Tolosa

-Marcos de Fournie

-Anabella

-Institutriz

-Mozo de cuadras

-Dos caballos

-Cuidador de animales

-Los animales (2 pastores alemanes, 2 San bernardos, 1 galgos, 1 Spaniel bretón, 2 labradores retriever)

-Guardias (2)

-Cirujano

-Sastre

-Mayordomo

-Criado (mozo majo que me idolatra)

-Catador

-Cocineras

El número de soldados está por determinar y al resto que les zurzan.