Partida Rol por web

Aquella tarde se había notado indispuesto. Después de hablar, discutir y decidir acerca del plan a seguir, estuvo bromeando con sus colegas, terminando de limpiar a conciencia las armas, soltando alguna pulla aquí y allá. Pero más tarde tuvo mareos, la sensación de caer dentro de un pringoso pozo negro sin fondo que lo tragaba y succionaba lo mismo que una puta de boca generosa , solo que sin ningún placer, todo lo contrario. Caía y caía a través de afilados pinchos y el martilleo constante y brutal sobre un yunque.

La tormenta lo dejó tocado, más de lo que él suponía. Se hizo el muy macho, bebió demás y encima se fumo un puro de Alek. Por la noche, sin poder dormir, ni siquiera recordaba las gilipolleces que debía haber vomitado. Se sentía vapuleado, sin ánimos, preguntándose cómo iba a responder su mente y su cuerpo al reto del día que no tardaría en amanecer. No estaba preparado, le volarían el trasero y su vida terminaría en esta mierda. Tarde o temprano tenía que acabar así.

O podía quedarse en la cama, vomitando, arrojando hasta la última bilis, maldiciendo, y exigiendo ir de paseo con sus camaradas, mientras le soltaban una hostia para que se quedase tranquilo y calladito, y esa enfermera buenorra de culo prieto se la sacudía y lo relajaba.

No era su estilo. Confiaba en, al menos, recuperar un poco el seso y que su cabeza y su estómago aguantaran un poco más. Lo suficiente para romper el culo a unos cuantos chinos y, quizá si la suerte les acompañaba, regresar con su chica.

West. Un faro en la densa oscuridad, en la lejanía borrosa tras el velo difuminado de la arena del yermo. Le gustaba mucho esa zorra de cuerpo menudo, aguda inteligencia y astuta lengua. No por nada ahora era medio jefa, y solo se acostaría con él. Era su chica, su amante. Lo jodido del caso es que ella sentía lo mismo hacia él, o lo disimulaba muy bien. Puede que tan solo quisiera a Isaías como su hombre para alejar al resto de moscones, mejor él que un bruto capullo solo bueno para dar hostias y recibirlas. Bah, daba igual, era su chica.

Su chica, su referencia, su regalo cuando volviera de una pieza. Eso lo animaba. Pensaba en su turgente culo, en sus pequeñas y duras tetas, en su preciosa boca, y en esos ojos cautivadores y enigmáticos. Quería pasarse el resto de su vida follando con West, comiendo tortitas y matando bichejos del desierto.

El desierto. El yermo. No concebía otro lugar donde vivir, ajeno a la puta mierda grasienta de Parody. En alguna comunidad semejante a donde Isaías nació. West seguramente no pensaba lo mismo. Mierda. Joder. Las tías siempre son un problema si te encoñas.

Se levantó y dio un paseo por el exterior. Se fumó un puro, ofreció otro a los centinelas, charló un rato con ellos, y acabó vomitando media vida en la arena. Al final se durmió de un tirón sin sueños ni pesadillas.

…

Una mierda. Así se sentía. Se incorporó en la cama, tosió. Tosió de nuevo, escupió sangre, se la limpió con el torso de la mano. Pasó de levantarse y se echó de nuevo en el colchón. El techo danzaba, su vista iba y venía, los colores se desdibujaban. Creyó que quién le observaba con atención era la doctora de las cloacas.

-Gracias.-Sonó sincero. Lo era.

No pudo salir otra palabra de su boca. Iba chutado hasta el culo, le dolía como mil demonios el costado al respirar, y tenía ganas de mear. Se le escapó la risa, maldijo entre dientes, cada espasmo de sus idiotas carcajadas le abría el costado o le clavaba un trozo de costilla. Tocó el vendaje, firme y apretando lo justo, él no podía haberlo hecho mejor, desde luego.

No comprendía como continuaba vivo. Allí estaba, para tocar los huevos a todos.

Lo sucedido en la granja permanecía en una zona oscura de su mente drogada. Recordaba de forma vaga la carrera hasta allí; la muerte del cabrón de Rusty. El tiroteo y explosiones. La carne picada de los chinos. Los dos balazos que le atravesaron.

¿Dónde diablos está mi chaleco? ¿Y mi sombrero? ¡Mi sombrero! Alzó la cabeza unos centímetros.

-¡Capullos! ¡¿Dónde habéis metido mi sombrero? No me jodáis, no se puede haber perdido.

No importaba que estuviese agujereado. El principio y final era su maldito sombrero.

Tenía una noción borrosa de que consiguieron su objetivo, con solo una baja y varios heridos. Él mismo entre ellos. Los camiones, la droga. Joder, lograron reventar a esos hijos de puta amarillos. Eso le dio ánimos para ponerse en pie. Se reconfortó las heridas con una mano en el costado. No fue de gran ayuda en el ataque; bueno, un poco sí, se cargó a unos cuantos tipos de pelo negro grasiento y ojos rasgados.

Una cosa recordaba con absoluta claridad. La estática de la radio, y esos ingemios voladores que pudo ver entre el humo y el polvo de la arena. ¿De veras existían? ¿Quién los manejaba? No fue un sueño. ¿Trabajaban para la zorra de Moxxy?

Estrechó con fuerza la mano de Óscar, y su sempiterna sonrisa saludó al desmesurado francotirador.

-Me alegra ver tu fea y sucia cara, socio. Lo hemos conseguido, ¿eh? Se nos da bien eso de patear traseros.

También felicitó a los demás. Sus colegas Alek y Chris. Al resto de aquel equipo de gente loca y con huevos como puños. Quedaban pocos de esos chiflados en el Yermo.

-No fui de mucha ayuda. Sois duros, a pesar de vuestra aspecto de maricas..

Se encogió de hombros.

-¿Sabemos quién es esa gente que atacó desde el aire? ¿O es un delirio mío?

Después llegó el inicio del final de su trabajo. Así que acabaría metiéndose en las alcantarillas. Terreno de Andriel. Asintió a sus indicaciones. Tenía el paladar y la lengua secos. Tomó una botella y la vació en su garganta.

-Vale. Seguiremos tu bonito culo.

Levantó los brazos en señal conciliadora.

-Está claro, chica. Cuanto antes lo hagamos, mejor. Si no aguanto...me dejáis atrás. Óscar, Chris, dadle mi parte a West.

El camino era pesado, casi monotono y asquerosamente largo. Para aquellos que ya habian atravesado el lugar sin embargo les parecio que estaba menos sucio que las otras partes que habian visitado, aunque eso no implicase que fuera el sitio mas saludable para vivir. El hormigon presentaba moho de colores que variaban entre el verde, el verde oscuro e incluso en ocasiones el negro. Mas de uno de vosotros, se coloco un pañuelo cuando atravesabais esos lugares. Andriel os guiaba sin demasiadas dudas, haciendoos deteneros cada cierto tiempo para calcular donde estabais o para escuchar a vuestro alrededor pero durante un buen tiempo nada ocurrio, todo parecia tranquilo. Demasiado tranquilo hasta el punto que Khan no paraba de mirar aqui y alla, como si algo estuviera fuera de lugar. Como una bestia que intuye que falta algo, pero no es capaz de saber el que. Incluso Shawn estaba anormalmente callado, aparte de eso parecia estar como siempre... quizas incluso aun algo borracho tras los lingotazos que se dio en el refugio de Roland.

Os adentrasteis en un corredor, multitud de conductos afluian en él haciendo que el hedor aumentara varios grados inmediatamente. Largo no particularmente ancho y con conductos que ascendian o descendian a intervalos regulares y cortos. Shane que iba en ultimo lugar noto algo mas, un olor que reconocia pero no sabia de que, mientras todos avanzabais se acerco a uno de los conductos que descendian hasta vuestra actual localizacion. De entre toda la basura que caia habia algo brillante en ella, el olor fue en ese momento unicamente el precursor de lo que tenia que venir... antes de que pudiera alzar la voz todos pudisteis sentirlo. Fuego. El liquido que habia estado afluyendo a donde estabais era algun derivado de la gasolina... pronto el conducto se convirtio en un horno y cada uno de vosotros segun vuestra posicion salto a la posicion mas segura. Ya fuera correr hacia delante los pocos emtros que le podian librar de ese infierno, retroceder o saltar en uno de los condcutos descendentes.

Fue en ese momento cuando os disteis cuenta de que habias caido en una trampa, una que acababa de separar a vuestro grupo.

Rodaste de cabeza en direccion al conducto mas cercano, la pendiente descendente te atrapo rapidamente, lanzandote hacia abajo hasta dar sobre un monton de basura y desechos. Te habias pringado de lo lindo pero al mirar hacia atras pudiste ver claramente el reflejo cercano del fuego que aun crepitaba. Habia ido por un pelo de acabar convertida en Tee al horno, pero aunque la caida habia sido amortiguada te notabas dolorida. El brazo derecho, tu hombro se habia salido del sitio y dolia horrores. Bien que estabas acostumbrada al dolor pero incluso tu sabias cuando algo simplemente no estaba en su sitio. Tanteaste, dandote cuenta de que simplemente estaba dislocado y no roto.

Te levantaste, el golpe conscuente para ponerlo en el sitio te hizo ver las estrellas pero con la mandibula prieta aguantaste el dolor. Un ruido llego hasta ti, miraste hacia delante, al recodo que no estaba muy lejos y pudiste ver como una pequeña luz se acercaba hacia ti. El conducto tenia montones de basura, no especialmente grandes pero si estabas dispuesta a pringarte, podrias esconderte alli... o abalanzarte sobre un enemigo o amigo incierto.

No te dio tiempo a dar la alarma, apenas unos segundos antes de que vieses como el fuego descendia por los dos ultimos conductos directos hacia ti. Todos lo vieron y tu hiciste lo que tenias que hacer, un par de rapidos pasos hacia atras y quedaste fuera del corredor que ahora se convertia en un horno. Las llamas ascendieron con fuerza y velocidad, asi como la ola de calor que impacto sobre ti por la fuerza con la que todo habia prendido. PUdiste ver como los demas miembros del grupo se escabullian en diferentes conductos o como los de la vanguardia corrian para escapar del beso del fuego y m ientras tu estabas alli atras, en la retaguardia con el armatoste que llevabas con arma viendo tu camino impedido.

Cierto es que esta mision no era tuya, que Moxxy habia pedido tu apoyo en las granjas, no en esta mierda de meterse por alcantarillas e ir a buscar a los chinos para darles un ultimo golpe. Sabias aun asi que con tu ayuda ese golpe seria definitivo y ya tenias bastante con la zorra de Rea pisandote los talones como para ademas, tener a los putos chinos pero todo esto acababa de cambiar. Ahora no podias cruzar, no conocias el camino hacia delante... pero si hacia atras. Debias tomar una eleccion, una que solo dependia de ti... estabas seguro de que los demas harian exactamente lo mismo...

Las llamas rozaron tu cuerpo, lo acariciaron con voraz hambruna, mientras tu saltabas en la unica direccion posible, un conducto descendente. Uno que te hizo dar vueltas como una peonza. No sabes contra que te golpeaste pero si, que muchas de las heridas vendadas por Leia hacia poco parecieron abrirse, hasta que al final diste con el final del conducto. El golpe no fue tan duro como podias esperar, aunque sin duda podias sentir un martilleo lejano dentro de tu cabeza. Intentaste levantarte a la primera pero seguias mareada, al cabo de unos pocos segundos con ayuda de la pared pudiste ponerte en mi y mirar a tu alrededor.

El conducto tenia una unica direccion y cada cierta distancia parecia que otros conductos, como el que tu acabaas de usar, se unian a él. Diste un par de pasos, los suficientes como para chocar con algo y detenerte para observarlo con mas detenimiento. Una ratatopo. El cadver semidescompuesto de una de esas criaturas estaba a tus pies, algo que no te molestaria sino fuera por la forma en la que habia muerto. Dentelladas y mas dentelladas por su cuerpo, e incluso algo o alguien le habia abierto la cabeza y se habia comido su cerebro. Estabas segura de que la mayoria de mordiscos no eran de la misma epoca asi que podia ser perfectamente algun tipo de despensa. Conocias los rumores sobre una especie de zombis, necrofagos, humanos que lo habian sido antes de la mierda de la radiacion... y parecia que estabas en una zona de paso o alimentacion de ellos...

Apenas os dio tiempo a reaccionar, un par de gruñidos, algun grito que se perdia por la furia con la que el infierno se desataba a vuestra espalda, mientras el corredor estallaba en llamas. Conducto a conducto, pudisteis ver como el mismo avanzaba en vuestra direccion y lo unico que pudisteis hacer fue correr. Correr para salvar vuestras vidas, pues no habia otra forma de escapar. Andriel noto de nuevo el calor del fuego queriendo consumirla de igual forma que no hacia mucho habia sobrevivido a un incendio, el olor sin embargo era diferente. Podiais notarlo en la parte de atras de vuestro paladar, era empalagoso y sucio, olia a petroleo mal refinado. AUn asi eso os dio igual, paso a paso avanzo hacia vosotros y lo unico que pudisteis hacer fue correr mas que él, Oscar tuvo que tirar en ciertos momentos d eun Isaias que aun estaba recuperandose pero lo conseguisteis.

Vuestros huesos fueron a dar contra el metal, contra las rejillas que delimitaban el suelo mas alla del conducto. Las llamas se detuvieron como por arte de magia, crepitando, creciendo y estallando en pequeñas chispas a vuestro alrededor, pero estabais a salvo por ahora. Cuando mirasteis abajo pudisteis ver, a traves del suelo metalico, un sinfin de tuneles que parecian desembocar en ese lugar, a al menos unos tres pisos mas abajo, mientras vosotros estabais suspendidos en una serie de pasarelas que cruzaban ese gran pozo de lado a lado. Al otro lado justo, estaba la salilda pero las pasarelas no cruzaban el vacio entre ambos huecos, no, rodeaban el lugar, ceñidas a las paredes y dando acceso a multiples tuneles.

Fue de uno de estos, de los que salieron un par de alimañas, de carroñeros. Humanos que habian vivido demasiado tiempo sin la luz del sol, eso podria ser lo peor... pero algo os decia que el murmullo de mas abajo no era cosa del agua, solo faltaba ver quien mas se unia a vuestra fiesta.

Para ser sinceros, Tee no era de las que sintiera angustia en la incertidumbre. Para ella era más bien un sentido de aventura, un agregado a un estilo de vida que le gustara o no, tenía que seguir para sobrevivir. Y para su suerte, le encantaba hacerlo. Así que cuando se ponían en marcha, se sentía como caminar a casa, donde fuera que esa casa quedara ahora pues a cada misión la respuesta era distinta. Lo único invariable en su vida era el borracho pelirrojo que caminaba a su lado, con comentarios sarcásticos para cualquiera que se cruzara en su camino, e incluso eso tenía una razón más allá de "me cae bien". Incluso eso, aunque autoimpuesta, era parte de una misión. ¿Cómo no encontrar un sentido de hogar en esa misma palabra?

Eventualmente, siguiendo unas escaleras, llegaron a una puerta de metal que daba a una sala de empaque y distribución, lo que explica como se hacen ingresos a la mierda del mundo en su ratonera. Pero obviamente no era allí donde los querrían investigando o alargando la mano, así que no tardan en llegar a otra puerta, una que lleva a una caja de metal no tan grande que baja rápidamente. No recordaba haberse subido a uno así jamás, así que cuando tocó hacerlo, aunque no dio paso atrás, se quedó a no más de dos centímetros del pelirrojo con mirada recelosa hacia las puertas. De haber sido un perro, de seguro habría estado gruñendo, aún más inquieta por lo angosto y cerrado del espacio que poco a poco parecía cada vez más pequeño. 

El viaje es corto y se bajan -ella primero así sea a empujones- a una sala llena de hombres armados con una puerta enorme de acero que probablemente era la salida que buscaban, pero antes de poder seguir un hombre le habla al que los guiaba. Mientras tanto, Tee intruseaba el bolsillo interior de la chaqueta de Shawn para robarle un poco del alcohol extra que sabía que siempre llevaba en una petaca y así calmar los nervios del ascensor, siguiéndolo una vez él decide avanzar de los primeros. Cerca una pareja se besaba, haciéndola fruncir el ceño, no por molestia sino por una mezcla de duda y confusión. Sus ojos se desviaron hacia el pelirrojo una fracción de segundo con la cabeza ligeramente ladeada, pero no tardó en volver a enderezarse y mirar al frente como siempre, con esa postura militar que se rompía tan rápidamente como llegaba. Vestigio duradero de una vida pasada que mente ni cuerpo podrían olvidar. 

Siguieron el camino indicado, pisando aquel líquido que ni preguntaría que era. Pronto se daría cuenta de que el no preguntar había sido un terrible error, pues el fuego volaba como una garra enorme hacia ellos intentando arrancarles la piel y convertirlos en cenizas o la carne asada de mejor calidad de todo Parody. Esa hija de puta rubia que la había mandado aquí a punta de amenazas de muerte iba a pagar tarde o temprano. 

Intentando esquivar el ataque repentino, rodó hacia uno de los conductos, pero la pendiente la tiró hasta un montón de basura mucho más abajo de lo que se esperaba. En parte había sido buena suerte, porque el fuego había llegado hasta ahí, pero por otra parte...

Se paró de golpe, buscando alrededor en la oscuridad. Sentía su hombro dislocado, y aunque le dolía suficiente para gritar en gruñido, no era su prioridad. Su entrenamiento militar le había dado la capacidad de enfrentar prioridades a su gusto, y su prioridad era pelirroja y borracha, por lo que la figura de su hombre era lo único en su mente en ese momento. No, no estaba ahí. Ni ahí, ni cerca. - ¡MIERDA! - exclamó frustrada y llena de ira, golpeando con su otro brazo una de las paredes. 

Molesta, apretó la mandíbula y se puso en su sitio el hombro con rabia, gruñendo de dolor como había pronosticado. Nunca se había sentido tan enojada en su puta vida, a exceptuar por cuando la habían forzado a abandonar a su hermano y la habían lanzado a su muerte. En resumen, a exceptuar por la única otra vez en que la habían alejado de quien quería y obligado a romper una promesa. Pero en ese caso era distinto, porque sabía que aunque fueran un grupo de bestias militarizadas, eran un grupo de bestias que cuidaban a los suyos. Y Daenar era de los suyos. En este caso... el fuego no hacía distinciones.

Miró hacia adelante, viendo una luz que se acercaba. No, no serían amigos. Imposible que lo fuera, tras aquel ataque a las espaldas. Y si moría, no iba a morir como una puta cobarde. Tenía que llegar a Shawn, y tenía que llegar rápido, lo que la dejaba con poco tiempo para escabullirse o estrategias por el estilo, así que sacó su ballesta y preparó algunas flechas más guardándolas en el borde de su pantalón, en la cadera. 

Apuntando hacia la luz, caminó hacia ella.

El lugar apestaba, que Shawn no estuviera alli sin duda era algo mas que una simple molestia. Probablemente mas incluso que el dolor del hombro, aun asi eso pronto paso con el severo golpe que te diste, sabias que tarde o temprano se hincharia y provocaria problemas pero por el momento te permitia acabar con la amenaza mas acuciante. Enfilaste el pasillo, la luz cada vez mas cerca y tu arma lista tanto como tu o mas, el dedo sobre el gatillo humedo de los desechos de este lugar, no cabia duda de que debias oler mucho peor que ninguna otra vez anterior en tu vida.

El chapoteo te puso en guardia, dejando todo pensamiento irrelevante atras en tu cabeza. Incluido aquellos referentes a tu hermano, la Hermandad y cualquier cabron con tintes militares. Una mano con una antorcha asomo, lo cual indicaba la locura del individuo, si una minima parte de la mierda de arriba se filtraba aqui abajo ibais a convertiros en monitos pinchos morunos muy pasados.

El rostro de la criatura no tardo apenas unos instantes en aparecer. Demacarado con la piel palida como la de un fantasma y arrugada como algo que ha pasado demasiado tiempo al agua, los labios estaban retraidos o cortados no estaba claro, los ojos eran diminutos puntos negros en un mar de color azulado y la lengua sobresalia en rapidos movimientos por sobre unos dientes, escasos en numero y de un color nada salubre. Eso era la evolucion humana, el nuevo espectro de criatura adaptado a vivir en lo mas bajo de la oscuridad, pero lo peor no era eso... es que este, al menos aun era humano en su cabeza... el problema llegaria cuando apareciesen aquellos que habian perdido toda cordura hacia años. Esperaste, dejaste que entrara, para que tambien apareciese el segundo chapoteo... el primer disparo fue certero, impacto en la criatura y la mato en el acto, el segundo erro. Notaste el dolor de tu hombro, notaste como el leve gesto del disparo provocaba calambres en tu brazo. La segunda criatura te miro y salio corriendo en tu direccion. Si la primera era fea, la segunda era mucho peor y enseñana unas uñas que mas bien parecian garras. La viste saltar, coger impulso y sobrevolar los montones de mierda, dispuesto a morderte la yugular.

El mutismo del grupo, a mi zaga, me reconfortó en parte dado que parecía que, al menos, aquella parte se la habían tomado en serio y no tenían ganas de estupideces, lo cual era de agradecer. Me concentré en mi trabajo y avanzamos a un ritmo lento pero constante, pasando desapercibidos entre el chapoteo de las inmundicias. Aquel ambiente opresivo, cargante y asqueroso a partes iguales hacía que los nervios estuvieran a flor de piel y cualquier leve sonido, por pequeño que fuera, me hacía detenerme para escuchar y escudriñar las cercanías

Nada ni nadie nos salió al paso y todo estaba tranquilo, demasiado tranquilo... aquello no olía bien en varios sentidos

Súbitamente la trampa, pues no era otra cosa, se disparó obligándonos a correr todo cuanto podíamos dejando atrás a todo aquel que no fuéramos nosotros mismos. No había tiempo de heroicidades ni de compañerismo cuando una masa de llamas que lo devoraba todo a su paso amenazaba con engullirte.

Corrí, chapoteé y tropecé en innumerables ocasiones notando el candor de las lenguas de fuego cada vez más cerca y como, al menos, dos de los compañeros corrían justo un paso por detrás de mí

Llegamos a un conjunto de pasarela suspendidas sobre un pozo de varios metros de caída dándonos apenas tiempo de respirar y recuperar el aliento. Tres. Sólo éramos tres, el resto o se habían separado de nosotros por uno de los múltiples pasadizos que habíamos recorrido sin ton ni son o, simplemente, ahora estaban consumiéndose por las llamas.

Perros traicioneros- mascullé cuando vi salir a las tres alimañas por el conducto - Esos no tienen cerebro para lo que ha pasado ahí atrás; eso estaba muy bien preparado... aquí hay alguien que nos quiere muerto, y apostaría por el cerdo del Coleccionista- añadí mientras desenfundaba la pareja de largos cuchillos

Observé hacia abajo unos segundos, los justos como para percatarme de que esos tres no eran los únicos enemigos presentes en la zona, haciendo un gesto con la barbilla al resto hacia el lugar para que no lo descuidaran... tres alimañas era algo muy asequible pero si nos rodeaban, o sorprendían, la cosa podía ponerse fea de verdad

Ahorremos munición; de momento solo podemos contar con nosotros y mucho me temo que estos tres no son más que el comité de bienvenida- apunté agorera mientras bajaba ligeramente mi cuerpo, flexionando las piernas, en una posición grácil y letal. Lista para dispensar muerte

Corrí, salté, caí, me levanté, seguí corriendo, tras la estela de Andriel y Eagle, con el fuego lamiendo mis botas y amenazando mi culo.

No se como aguanté. Me dolía todo, el corazón me iba a salir por la boca, y el estómago le seguiría. Me puse en pie después de la última caída y me sujeté donde pude. Ni rastro de los demás. Fue cuando vi a los carroñeros, joder. Y al dirigir la mirada hacia abajo, me figuré que más tipos de esos nos esperaban en las plantas inferiores. Carroñeros, mutantes, bichos. Cualquier cosa desagradable te podías encontrar en las alcantarillas.

Las odio.

-Estoy de acuerdo contigo, Andriel. –Asentí a sus conjeturas. Esto era cosa de un cerebro engrasado. Aunque no tenía idea de ese Coleccionista; tampoco era el momento oportuno de preguntar. Otra pieza del tablero. Me encogí de hombros.

-Hay que llegar al otro lado. No podemos quedarnos aquí, nos rodearán. Iré delante, estoy hecho mierda y soy el más prescindible ahora mismo. No voy de héroe, sino de gilipollas. Nos cargaremos todo lo que salga por esos túneles.

Empuñé una pistola y un cuchillo largo.

-Vamos.

Al final el camino que se escogió fueron las alcantarillas. No era la mejor para mi. Allí solían haber pocos sitos desde los cuales disparar con tranquilidad. Mi fusil allí no serviría. Me tendría que centrar en mi recortada y en las distancias cortas, o eso esperaba. Andriel se erigió como la líder. No es que me desagradara. Su bonito culo contoneándose delante mío era una vista realmente hermosa, por no hablar que ella ya había estado allí y a lo mejor sabía desenvolverse mejor que los demás. A parte, ya había podido ver lo que era capaz de hacer aquella chica con lo cual se podía decir que confiaba bastante en ella.

Las bifurcaciones se fueron sucediendo. Llegado el momento estaba totalmente desorientado. Esperaba que Andriel supiese donde debíamos de ir. Pero lo peor de todo era el olor. No podía definirlo con claridad pues había una mezcla variada de olores derivados de la podredumbre y mierda propiamente dicha. Aún así el avance fue tranquilo…demasiado incluso. No esperábamos un paseo por el campo, pero tampoco aquella quietud que parecía anunciar la peor de las tormentas.

Aquel pensamiento, sirvió de disparador de la pesadilla que se desató en apenas unos segundos. La voz de Shane apenas nos dio tiempo a reaccionar. La deflagración nos cogió a todos por sorpresa. Sin casi tiempo a reaccionar corrí por el pasillo más cercano alejándome de la bola de fuego que engullía todo a su paso. Pude ver gente a mi alrededor pero no sabía con certeza quienes eran los que corrían a mi lado, dada la intensa claridad y el calor sofócate que nos perseguía. En una de las ocasiones tropecé con un renqueante Isaías que hacía o posible por escapar, pero su herida no servía de mucha ayuda.

- Vamos!!! – le grité sujetándolo por la cintura y ayudándolo a sortear metros que nos distanciaran de la deflagración.

La carrera sin control nos llevó hasta una verja metálica que nos cerraba el paso. A pesar de ver venir la muerte a mis espaldas la esperé con entereza. Ya no se podía seguir. Pero afortunadamente, las llamas pararon a unos metros de nosotros. Suspiré aliviado, pero por poco rato. Unos carroñeros aparecieron por el otro lado. Vestigios de humanos que llevaban demasiado tiempo bajo la influencia de las cloacas. Aún así no estábamos en la mejor posición posible. La pasarela en la que nos encontrábamos zozobraba y no era el mejor lugar en el que quedarse a defender.

- Joder!!! Hay que encontrar una salida!!! – Grité desenfundando mi recortada y un cuchillo. – Deja de decir gilipolladas Isaias!! Andriel es la más indicada para ir delante. Sabe usar sus cuchillos mejor que tu y yo. Nosotros le damos la cobertura necesaria!!! – le dije mientras miraba a Andriel en busca de su consentimiento

El metal de la barandilla rechina con vuestro peso, casi podeis sentir como se dobla ligeramente tras un peso que no es nada del otro mundo. El oxido de las uniones metalicas al hormigon de las paredes, es casi tan obvio como las extension del mismo en el area en cuestion, aun sin ser expertos en la materia queda claro que ir jugando a hacer malabarismo por alli no es la mejor de las ideas y que cuanto antes pongais vuestros pies sobre suelo firme, mas probabilidades tendreis de llegar con vida a vuestra mision suicida. El crepitar del fuego no se detiene y el aroma de la gasolina quemada llega hasta vuestras fosas nasales dejando en evidencia lo que ya sabiais, alguien estaba esperando vuestro retorno a las alcantarillas pero lo peor es que parece saber a donde iriais. No es que tenga mucha importancia ahora... pero es un dato a tener en cuenta.

Las tres criaturas se lanzan sobrevosotros en un abrir y cerrar de ojos. Si son capaces de sentir miedo o preocupacion por sus vidas, a vosotros no os lo parece. EL primero llega hasta Andriel solo para recibir una cuchillada letal en su garganta, el segundo empuja el cadaver aun caliente de su compañero sobre la rubia, haciendo caer a ambos al suelo y provocando mas ruidos quejumbrosos de la estructura metalica que os rodea. Oscar no tarda en vaciar su arma sobre la cabeza del idiota que se ha puesto a tiro tan facilmente, mientras el ultimo, parece dispuesto a ir a por el que parece mas convalenciente. En un cto de verdadero funambulismo salta sobre la barandilla mas pegada al hormigon y de ahi intenta saltar sobre Isaias, este aun herido no es ningun idiota y con sus armas ya listas, recibe el empujon de la criatura usandolo para darle paso y volarle la cabeza mientras lo empuja por el vacio.

Apenas unos instantes que tras la carrera de hace un momento os permiten daros cuenta de la locura que es pelear ahi. Vuestras respiracion se acompasan con los ruidos metalicos y sin tiempo que perder os poneis en marcha, intentando llegar al otro lado del agujero para poder poner los pies sobre algo firme. Las rejillas metalicas tabletean suavemente con vuestros movimientos, al mismo tiempo veloces y cautelosos, a sabiendas de que una velocidad excesiva os podia matar. Un nuevo retumbar os avisa de la llegada de algunos mas de vuestros nuevos mejores amigos, detras vuestra. Un leve vistazo os hace ver que no cargan hacia vosotros, estos visten ligeramente diferente y empuñan armas que Andriel ya conoce. Las ballestas rudimetarias que ya sufriste antes. Oxidadas, obsoletas pero letales... sobretodo en un sitio donde casi pareceis patos de feria. Estais justo en la zona que cruza el abismo, un lugar perfecto para ser emboscados... un lugar por donde debeis pasar si o si... a expensas de lo que ocurra.

Se encogió de hombros cuando Óscar le gritó. Muy expresivo siempre su amigo. No pensaba hacerle caso, Isaías tomó su decisión. Pero no dio tiempo a más, las ratas se les echaron encima. Discutir no era una opción.

El primer asalto contra las tres putas de mierda no les fue mal. La sangre que les salpicó no era de ellos, y pudieron seguir avanzando , de forma precaria. El humor cáustico de Isaías castigó los oídos de sus dos compañeros.

-Eagle, yo no les debo pasta a estos maricas. Así que debes ser tú, como siempre.

Torció la sonrisa.

-Creo que son colegas de Andriel. La clase de tipos que le van.

Bromear era una válvula de escape para el trotamundos.

No se demoró y corrió por las pasarelas. Temblaban bajo el peso del trío, amenazando con romperse de un momento a otro. Abajo, el puto infierno, la hostia no la contaban. Prefirió no parar, y solo se detuvo al comienzo del último tramo, el que más los exponía en su huída. Tomó aliento a la vez que comprobaba como más de sus perseguidores aparecían desde la oscuridad pidiendo a gritos que les volasen la cabeza.

-Más mierdas de esas.

Los iban a freír allí en medio, coladores si poseían un mínimo de puntería. Cruzar bajo una lluvia de saetas resultaría divertido. Y mortal. Lo tenían crudo. Se agachó y ajustó en un acto reflejo el chaleco, algo le protegería de los impactos. No sintió el dolor que le recorrió toda la espalda. Tosió un poco de sangre. Descolgó el fusil y lo ajustó en modo ráfaga.

-Tíos, yo os cubro. Y no me toques los huevos, Óscar. Echa a correr y saca de aquí a Andriel.

La tirada de dados, que se me olvidó.

Cuando la criatura por fin se dio a conocer, Tee frunció levemente su ceño, sin entender que demonios se suponía que fuera. Su piel era pálida, mucho más pálida de la que hubiese visto jamás en su tribu o en Parody. Casi era transparente, y podría jurar que de acercarse un poco más, vería cada una de sus venas, además de las asquerosas arrugas que surcaban su rostro. Los labios no parecían ser tal cosa, y los ojos eran negros y profundos, pero infinitamente pequeños. La lengua se movía como lo haría la de un anfibio o reptil, y los pocos dientes que quedaban en las encías de la criatura eran simplemente asquerosos, sin necesidad de mayor descripción. No, eso no era evolución. Era una modificación horrible, patética, una excusa de humanidad que ahora avanzaba amenazante, o eso pretendía. A sus ojos, era un animal. Y ella de animales humanoides sabía muchísimo. Después de todo, vivía con uno. 

Un solo disparo de su ballesta bastó para atravesar la cabeza de la criatura y hacerla caer muerta al suelo. El segundo, sin embargo, falló. Eran las consecuencias del dolor en su hombro, y aquello le molestó más que nada. Había sido entrenada para resistir torturas y no era capaz de aguantarse el dolor lo suficiente para hacer su trabajo. No solo le daría vergüenza a la hermandad, sino que se daba vergüenza ella misma. 

Awww, mira, si es que quiere un abrazo - sonríe al ver a la criatura correr hacia ella, soltando su ballesta para que cayera a una lado y tomando dos cuchillos de su cadera, jugando con ellos en sus manos para tomarlos bien mientras el bicho se acercaba, dispuesta a clavarle ambos tan pronto diera el salto para morderla.

La criatura salto tal y como esperabas, era una nimal o al menos un humano reducido a poco mas que su instinto y su necesidad de sobrevivir aqui abajo. Su cuerpo cayo sobre el tuyo y aunque esperabas el ataque, la fuerza y el peso de la criatura te desestabilizo haciendote caer hacia atras. EL golpe no fue demasiado fuerte, toda la mierda que habia alli sirvio de amortiguador mientras la bestia se retorciz con tus cuchillos clavados en sus puntos vitales y aun asi, con la snagre manando de sus heridas, no cejaba en su intento de clavarte sus dientes. Si hubiera sido menos animal podria haber usado sus garras pero no parecia tener tan buen sentido como estos ultimos, asi pues a base de gopes, mientras la sangre te empapaba junto con sus babas y sus intetnos de morderte, la criatura murio encia tuyo. Lo apartaste, lanzandolo a un lado sintiendo el resquemor de tu hombro. Podias aguantar el dolor, eso noe ra problema pero aunque lo hubieras puesto en su sitio por el tremendo golpe, estaba claro que no podias fiarte de su rendimiento... tu cuerpo sabia como apañarselas, le importaba una mierda que dijeras tu y eras capaz de sentir como se hinchaba el hombro poco a poco.

Te levantaste y enfilaste la unica direccion que habia. Un giro, otro giro y diste con un lugar lleno de cadavers putrefactos. Por el tiempo que llevaban teniaas claro que no eran de hacia pooc, menos aun con la cantidad de insectos y gusanos que habia en el lugar... si casi parecia como una jodida despensa para lo que coño fueran esas cosas. Oiste algo y te lanzaste a un lado, cubriendote con lo primero que tuviste al lado antes de ver pasar  dos de esos cabrones en una direccion. Saliste al conducto principal, dandote cuenta de que tenia multiples aberturas a ambos lados y ninguna señal que te dijera hacia donde ir. miraste a uno y otro lado, recargaste la ballesta, a sabiendas de que el silencio era tu aliado ahora mismo cuando de pronto creiste escuchar algo. Te agachaste y azuzaste el oido, mientras los segundos pasaban lentamente y cuando ya estabas por rendirte, escuchaste de nuevo una voz descojonandose. No entendiste que mierdas decia, pero tampoco te hacia falta... reconocias el tono como el del unico animal capaz de andar a dos patas, capaz de reirse de si mismo o de su enemigo en un lugar asi.

Ahora solo faltaba acertar porque camino ir.

El encontronazo con aquellos seres fue breve e intenso, despachando al trío de criaturas en apenas unos segundos sin recibir ni un solo rasguño... pero aquello solo eran los entrantes y ahora nos encontrábamos en una situación harto delicada. Habían sido el cebo para que los suyos se posicionaran y, ahora, estábamos en mitad de lo que era un caseta de tiro al blanco.

Y nosotros éramos los jodidos patos.

Miré a mis dos compañeros, seria, mientras el capullo de Isaías se las daba de héroe, mártir o alguna de aquellas gilipolleces que gustan hacer a los que se creen acabados. Muchos huevos pero poco cerebro.

- Guarda tu juguete y prepárate para empezar a correr. Oscar, si hace falta patéale el culo- le dije mientras enfundaba los cuchillos y sacaba dos objetos esféricos de mi cinturón. Dos granadas - Cuando exploten esto se va a ir al fondo; mejor no estar encima...- les dije mientras quitaba los seguros con un característico "click" y las lanzaba, con fuerza, contra los idiotas apostados para cosernos a disparos justo antes de empezar a correr tan rápido como me fuera posible.

Quien quiera que hubiera orquestrado aquello sabía lo que se hacía demasiado bien. Y no solo eso. Sabía cómo emplear a aquellos idiotas descerebrados para que fueran un escollo real en el camino.

Mi lista negra tenía un nuevo hueco. Solo faltaba saber el nombre aunque sospechaba que era una que ya estaba presente en ella: el Coleccionista.

Estaba apuntando a la horda salvaje que se les venía encima, cuando Andriel le enseñó sus dos juguetitos. Enarcó una ceja.

-¿De dónde has sacado esas dos mierdas? ¿Te follaste a Roland?

Resultaba natural en él comportarse como un capullo.

Andriel también estaba muy loca para soltar dos granadas en el interior de las alcantarillas, con ellos dentro. Volvió a dirigir la vista hacia los arqueros, eligió un objetivo y disparó. Le daría cobertura.

-Lánzalas y saca tu bonito trasero de aquí, chica.

La cubriría mientras arrojaba los dos regalitos. Un par de ráfagas más. Después saldría corriendo como un loco.