Partida Rol por web

Detengo un momento el caballo tras escuchar el ruido de la explosión. Ese maldito y pobre loco... - susurro y me muerdo el labio hasta hacerme sangre y cierro los ojos unos segundos. Noto el fuerte abrazo de live a mi espalda.

Vuelvo a azuzar al caballo hasta la entrada del banco. Luego descabalgo y cojo la escopeta al tiempo que indico a los demás que también lo hagan. Una vez desmontados paso delante con el arma preparada para cualquier encuentro con esas criaturas. Haced pasar a los caballos y cerrad las puertas tras nosotros.

Observo cada rincón. ¡Antonio! - grito - ¿Dónde estás? - pregunto mientras sigo buscando alrededor cualquier indicio de que no estamos solos. Habrá que bloquear las puertas con cualquier mueble que encontremos. Mantened las armas preparadas.

El sheriff entra en el edificio del Banco con la escopeta en sus manos y haciendo pasar tras de el a Live, Abraham, Sofí y los caballos.

La parte interna del banco es espaciosa y las ventanas tienen rejas, lo que dificultaria la entrada de esos seres poseidos. Tras el "hall" hay una barrera de ventanillas tambien con rejas donde se colocaba el "cajero" y una puerta abierta que da al interior del banco, el despacho y la caja fuerte.

Parece que Antonio esta alli dado que escuchais sus voces y los relinchos de su caballo que a duras penas parece haber entrado tras de el...

En el exterior parece que todo ha quedado practicamente en calma aunque dudais de cuanto continuara asi...

James avanza hasta entrar por la puerta y llegar al despacho donde Antonio se encuentra intentando abrir la caja fuerte del lugar... ambos sabeis que una persona cabria dentro muy a duras penas en ella.. y quiza no sobreviviria. Aun asi los muros del edificio son gruesos y no existe mas ventanas que las dos del hall principal, con rejas. Allí podriais aguantar bastante.

Los caballos parecen aun bastante nerviosos...

Live desmonta abatida.
¡Demonios! -exclama, arrojando sus armas inútiles al suelo-. ¿No sería posible encontrar otro revolver por aquí? -pregunta, echando una mirada tras el mostrador.
Luego, sigue las órdenes del sherif de forma automática...

La rueda de la caja fuerte gira entre mis dedos enguantados. El sonido de sus engranajes al pasar por cada muesca se escucha perfectamente en la quietud de la estancia. Si nada  lo impide cederá ante mi pericia. Pero algo interrumpe mi concentración. EL Sheriff y su séquito de fieles sacrificados en la labor de rescate hacen acto de presencia. Desenfundo raudo por acto de reflejo y vuelvo a enfundar una vez compruebo que no están poseídos.

- Veo señor Hugh, que no ha podido llevar a cabo su rescate. Su placa brilla menos que nunca, Compadre -  Prosigo con la labor de apertura cuando la señorita Live deja caer pesadamente su arma, sobresaltándome. Aparto la vista de mi objetivo exhalando disgustadamente por el susto.  - Eso es Señorita, llamemos la atención - Regreso otra vez a mi labor. la verdad es que no confío encontrar mucho dinero, pero probablemente, los empleados guarden en el interior munición lejos de los ojos del Sheriff y de las manos ajenas. En caso negativo, las cosas se habrán puesto muy feas y quizá salir a galope sea mejor solución que atrincherarse.

Live revisa los cajones de detras del mostrador de los cajeros y no parece encontrar demasiado de interes hasta que finalmente logra atisbar algo que pueda servirla. Un viejo Spencer reposa sobre el fondo de un cajon bastante oculto, cerca del suelo. A su lado tambien hay un abrecartas que podria bien usar como cuchillo si llegase el caso.

A parte de todo ello ahi hay pocas cosas que carecen ya de valor aunque recuerda que en el interior de la caja fuerte deben estar los papeles de propiedad de gran parte de las casas del pueblo que no pertenecian al Rancho.

Mientras Live registra la zona del cajero y Sofí se afana con Abraham por cerrar la puerta y las contraventanas de madera, los caballos golpean con sus cascos sobre sus tablones de manera nerviosa.

James mira como Antonio se encontraba intentando abrir la caja fuerte del banco, a todas luces insuficiente para esconderos alli dentro. La rueda ha girado bajo sus manos pero se ha detenido bruscamente pues la rueda de la combinacion no parece haber encontrado su posicion perfecta. Quiza un poco de dinamita arreglaria las cosas pero tambien podria dañar la estructura y llamar la atencion de los indeseables de ahi fuera.

Sea como fuere Antonio parece confiar en su pericia "manual" lo que hace sospechar al sheriff (por si no lo tenia suficientemente claro con los carteles que obran aun en su poder) que quiza este mexicano sea solo otro vulgar ratero...

Tras la explosion todo parece detenerse. Decenas de restos de cuerpos y carne quemada vuela en todas direcciones y, tras aquello, nada. Solo silencio.

Te parece ver a lo lejos como los ultimos supervivientes han huido hacia el edificio del banco...

Parece que la explosion ha calmado mucho las cosas... no hay nadie, nada. Ninguna de esas cosas alrededor, como si se hubiesen ocultado en sus agujeros oscuros esperando su momento.

Desde lo alto solo te cabe esperar porque no hay nada ni nadie que pueda suponerte ahora una amenaza.

Con la ayuda de Sofi cierro las puertas y contraventanas todo lo rápido que puedo.
Espero que esto aguante más que la Iglesia o no veremos un nuevo amanecer.
De reojo veo que Antonio está trasteando con la caja fuerte, no parece el momento de desear meter unos dolares en los bolsillos, pero no le voy a decir nada. El sabrá lo que hace.

No creo que sea lo más inteligente reventar ahora la caja de caudales. - le explico en un tono autoritario a Antonio - Resultará más efectivo probar si la podemos mover para bloquear el acceso y esperar tras la zona enrejada a que lleguen esos salvajes.

suspiro.

Si amanece podremos decidir qué hacer, si huir o intentar acabar con esto.

La presión de la presencia del Sheriff hace mella en las habilidades del mexicano. Quizá su estado de salud o el cansancio acumulado con toda la barbarie sufrida consiguen que la caja fuerte siga cerrada. - Carajo!! Esta condenada del demonio no va a querer abrirse! -

Con la frustración marcada en el rostro, abandono la idea. Qué contendrá en su interior es algo que probablemente nunca sepa. Quizá sea así mejor y el Sheriff no pueda acusarme de ser un hábil ladrón de bancos. Sin la munición que confiaba pudiera haber en su interior, somos marionetas del alba. Esperando que no se demore antes de que las bestias puedan localizarnos de nuevo. Ayudo a bloquear los accesos con el mobiliario del banco. Es posible que sea fruto del fracaso en la apertura, pero sonrío irónico al pensar que pueda acabar mis días en un lugar donde conseguía fondos de manera ilegal. Todo pecador paga por sus pecados, tarde o temprano.

Despliego el tambor y lo inclino, las escasas balas chocan con su típico sonido metálico en mi mano enguantada. - Perfecto. Ni la caballería ha detenido al mal que nos acecha. Sheriff, qué podemos hacer nosotros con un puñado de balas? -

Mientas el sheriff y el mexicano juguetean y los caballos parecen estar mas calmados, os percatais de que en el exterior parece que todo ha quedado calmado y en silencio. Quiza el sacrificio de ese loco... esos locos... haya dado sus frutos y hecho huir a los seres, aunque os da la sensacion de que el Predicador era una pieza realmente importante para el ser que os propuso vuestra rendicion.

Sea como fuere ya no esta.

Ahora os acordais tambien del surista en lo alto del campanario. Si ha sobrevivido sin duda estara a buen seguro y quiza pudiese venir en vuestra busqueda...

Mientras seguis en esos pensamiento, revisando las protecciones y cierres de ventanas y puerta, os acercais hacia la parte trasera donde estaban el resto de compañeros y alli, casi con un sexto sentido, os dais cuenta de que esta empezando a amanecer...

Live termina de revisar los cajones de detras del mostrador. Un viejo Spencer y un abrecartas, que podria bien usarse como cuchillo, son su único botín.
Pero al menos he tenido mejor suerte que el mexicamo -se consuela, rearmándose.
A parte de esto -suspira-, pocas cosas hay ya de valor -Los títulos de propiedad de gran parte de las casas del pueblo que no pertenecian al Rancho, se guardan en la caja que Antonio intentaba abrir. Pero, ¿quien querría ser propietario de un pueblo maldito?
Durante un segundo Lie lo desea.
Todo parece tan tranquilo...
Está empezando a amanecer.

El ejército no sabía dónde se metía, e incluso así consiguió ayudarnos a sobrevivir una noche más. - replico mientras ayudo a los demás a mover muebles para atascar la puerta. - Aquí no les haremos daño, pero sí donde tiene el origen todo este mal. - cierro el puño alrededor de las alforjas y la dinamita que aún me queda.

No queda mucho para que amanezca. Haremos guardia para poder descansar algo y poder aprovechar al máximo las horas de luz: Yo haré guardia ahora, y vosotros dormiréis, si sucede algo os avisaré. 

Les indico mientras me aposto en una de las paredes tras la reja.

Cuando el sol haya salido buscaremos munición, agua, caballos y armas... los soldados nos habrán dejado algo- Observo el rostro demacrado de todos, a juego con las ropas sucias y ajadas. - Luego repartiremos todo y buscaréis refugio y ayuda en los pueblos cercanos. - se endurecen mis facciones - Y yo me ocuparé del resto.

Con la llegada de los rayos de sol os embarga la tranquilidad del que ha sobrevivido a un nuevo dia. Los caballos se encuentran tranquilos y la quietud lo envuelve todo, al igual que las ultimas horas de la noche.

Cuando abris las puertas DeadTown os recibe como un alito de muerte. Callado, vacio, inerte. No hay nada alrededor mas alla que los cascarones de madera vacios que os rodean.

A lo lejos os parece ver los restos de la Iglesia aunque nadie sabria decir que fue de ella, del sudista o de los que os acompañaron. Igualmente desde alli parece como si nunca hubiese vivido nadie en el pueblo.

El dia esta despejado y acaba de empezar lo que os da bastantes horas de luz... o deberia...