-Vamos a necesitar unidades mercenarias para cubrir esos huecos -le comento a mi compañera- ¿De cuáles disponemos exactamente y que estén cerca?
Wayanina consultó los papelotes de los que disponíais y señaló varias:
- Demonios de Kell
- Legión de la Muerte Gris.
- Y las que negocies para adquiri. De todas maneras es un plan, así que organiza que tipo de unidades puedes o quieres meter y ya se hará por contratar por ENLACE CON TROPAS MERCENARIAS (Mercenary Troops Liaison)
-Bien, entonces usaremos en principio esas dos. Habría que negociar entonces contratos con otras unidades. Pero no demasiado largos, tal vez un año o dos ¿Podríamos hacerlo?
- Es raro un contrato de más de un año, pero se puede prorrogar si ambas partes están de acuerdo.
- De todas maneras ... contrataría alguno más. Te sugiere la compañera. Te señala varios que disponen de fuerza y resistencia, para los combates, pero no disponen de transporte propio, y eso añadiría una resistencia extra, por un lado, a la defensa, y por otro a aguantar, ya que no disponen de medios propios para salir corriendo por patas.
-Mmmm, bien visto. Anotaremos esas para iniciar los contactos cuanto antes ¿Nos queda algo más?
La compañera miró el reloj. No te lo podías creer. Habían pasado horas y horas, y tenías el tiempo justo para presentarte para el vuelo. La compañera te espetó: - Corre. Y salió disparada.
Tenías unas dos horas para despegar.
-¡Mierda, mierda! -salgo disparado hacia mi habitación para recoger todo y presentarme en el lugar de despegue.
Cuando llegas ves que ya habías preparado todo para salir. Tenías el petate hecho, los portatrajes listo y el arcón con todo, menos lo que estaba usando. También dejaste el neceser y una toalla grande a mano. Te es un alivio. Lo malo es que tienes tres viajes, cargado como una mula.
Aún recuerdo que dijiste que lo empaquetabas todo, pero el susto que te di ya no te lo quita nadie.
Rápidamente recojo cualquier cosa que me haya dejado atrás y empiezo la tediosa tarea de trasladar todos mis trastos hacia la zona de despegue.
La capitán, con un mono de vuelo, como el que usan los pilotos de cazas aeroespaciales cruza por delante del edificio donde te has alojado durante todo este tiempo, y como estás cruzando la calle con tu arcón, el vehículo frena. - ¿Le ayudo a algo alférez?
Te quedas pensando en todo lo que tienes que transportar, y luego tendrás que traer tu "moto".
-Capitán, buenos días -digo después de saludarla formalmente-. Pues la verdad es que me vendría bien algo de ayuda. No creía yo que tuviera tantas cosas que cargar después de estos años en la academia ¿Hacia dónde se dirige, capitán?
Te sonríe con gracia. - Pues por lo que veo, a tomar un vuelo, como usted.
Su voz, socarrona, tornaba en forma de burla alrededor de tu cuello. - Se lo dejaste ha huevo.
-Pues dado que vamos al mismo sitio, espere un minuto y así me lleva, capitán. Haga la buena obra del día.
- Venga. Te dice bastante contenta y animándote. No era como cuando te hablaba como instructora - Cargue y partamos.
Rápidamente traigo todas mis cosas y las acomodo lo mejor que puedo antes de subirme al vehículo. Miro de reojo a la capitana, ya que nunca la había visto tan distendida y poco formal, antes de ponernos en marcha. Mis pensamientos regresaron a mi familia, a la que dejaba atrás, deseándoles la mayor de las suertes del mundo.
Cuando empieza el vehículo a andar, puedes ver por el rabillo del ojo a tu "amiga" tirar como de un gran "carro de la compra" abultado y enorme, y en la otra mano, colgando de la espalda, un par de porta-trajes, tapando una mochila de combate, también bastante abultada. Al andar, un petate blanco, como si fuera un marinero, cuelga oscilante e inestable.
El coche de la capitán está lleno hasta las trancas y tu moto sigue aparcada frente al edificio de mando. No está lejos, pero tienes dudas de que te la dejen subir a bordo.
-Eeeh, capitán. Una pregunta ¿Cree que podré llevarme mi moto en este viaje?
Sin apartar la vista de la conducción te contestó con desinterés: - Señor Gruber, eso será mejor que lo trate con la dotación de la nave. Justo cuando frenaba te miró contenta. Estaba realmente agradecida de haber llegado: - Igual tiene suerte Alférez. Se bajó del vehículo y empezó a embarcar su equipaje.
Bajo del vehículo con toda la carga que llevo y la voy dejando en la zona de embarque. Busco con la mirada a alguien del personal de vuelo al que pueda interrogar con respecto a mi moto. No me gustaría dejarla atrás. Y si tengo que hacerlo, al menos que mi hermano o mi padre se la lleven a casa.
Nada más llegar a la rampa, hay un par de operarios, con monos de trabajo espacial y un tipo, con la misma ropa que maneja una Tablet y da órdenes al resto. La capitana se dirige a él y este la saluda. Hace una marca en esa tablet y ella pasa, como si fuera algo habitual.