Partida Rol por web

La Olimpus pierde velocidad progresivamente mientras se acerca a una compuerta cerrada que pone fin al túnel . Instantes después unos proyectores de luz escanean la nave junto a unos lectores de infrarojos. Finalmente la compuerta se abre para dar paso al puerto naval de Zion.

La Olimpus aterriza en una de las plataformas destinadas para el alojamiento de las naves.Las diferentes zonas de aterrizaje se encuentran unidas por pasarelas formando el enjambre hexagonal que confecciona la planta del hangar.

Un grupo numeroso de ciudadanos se agolpa a los pies del transporte recién llegado mientras este finaliza su maniobra reposando su tren de aterrizaje en tierra firme.Es costumbre desde mucho que los ciudadanos que se encuentran cerca del hangar acuden a recibir a los combatientes que regresan con las naves en agradecimiento a su labor.

La pasarela de la Olimpus se despliega .La multitud reacciona creando un pasillo para dar paso a los respetados combatientes.La tripulación de la Olimpus desciende la pasarela con paso firme y orgulloso.

Stein bajaba luego del capitan y miraba a todos y los saludaba, por ellos es que peleaba, para poder libernos a todos..

- Que bienvenida, esperemos curar al loco.

Deimos bajó por la rampa con un pesado petate a la espalda donde portaba las pocas pertenencias que poseía. Ya que iban a pasar unos días en Zion quería estar cómodo en su casa... Tal vez ya que estaba se podría permitir el lujo de invitar a Liu en aquella ocasión...

Aunque en publico nunca aceptaría que era así, en el fondo estaba preocupado por el estado de Loco. Su compañero podía ser un bromista entrometido toca pelotas, pero aun así seguía siendo su compañero

Mirando a su alrededor observó a los allí reunidos y saludó con un leve gesto incomodo de la cabeza. No le gustaban las multitudes, y mucho menos si se reunían por su causa. Solo vería motivos de celebración el día que la guerra acabase y eso, desde su punto de vista, estaba muy, pero que muy lejos.

Con paso firme, atravesó el pasillo en dirección al elevador, que les bajaría hasta los niveles habitables que conformaban la verdadera estructura de habitáculos que era Zion.

Calo hasta las orejas mi gorro de fibra sintética y desciendo al muelle dando grandes zancadas. Allí, sobre la plataforma de cemento y acero, puedo ver las instalaciones industriales conectadas por sistemas de raíles, los larguísimos cilindros hidráulicos de los montacargas y los talleres iluminados por el fuego eléctrico de los soldadores... como tantos otros yo trabajé aquí durante algún tiempo después de ser despertado.

En aquella época no soñaba más que con regresar a Matrix y despedirme de los que dejé allí... o algo parecido. Realmente nunca tuve seres queridos en Matrix, pero eso es lo que sentía. Ahora, tras haber conseguido formar parte de una tripulación y regresar de nuestro primer viaje y nuestra primera conexión, no me sentía muy realizado.

-Capitán, -digo volviéndome hacia Aquiles y haciendo un torpe saludo militar, -¿cuanto tiempo nos quedaremos?

Al final de la recién llegada comitiva, Bug y Liu descienden la pasarela empujando una camilla con ruedas en la que descansa el maltrecho Salomón. Al aparecer el navegante malherido un silencio se apodera del lugar.Los ciudadanos de Zion,en especial los nacidos libres, tienen gran respeto y admiración por los navegantes,hombres y mujeres presos durante años por una realidad ficticia en sus propias mentes,que además de aceptar una cruda e impactante realidad,tienen fuerzas para regresar y luchar por destruir esa prisión... que valientes camaradas...

Después de la primera impresión en ver que el navegante está herido pero consciente,los espectadores del suceso aplauden y gritan palabras de ánimo al herido.

Mientras esto ocurre en medio del gentío se abre un pasillo para dar paso a un grupo de gente,encabezado por una bella mujer.Llegan al pie de la pasarela a tiempo de saludar con alegría y respeto a la tripulación de la Olimpus.Ahora la chica pierde la correcta apariencia protocolaria y se abalanza a abrazar al capitán Aquiles.

- Oh Aquiles cuando escuché lo del herido me temí lo peor... , estas bien hermanito?...- le vuelve a abrazar tocándolo como quien comprueba que algo no esta roto después de darle un buen trastazo.

El Capitán deshace el abrazo fraternal de su hermana medio avergonzado y señala la camilla de Salomón.Daria comprueba que al lado de esta se encuentra Liu que le ofrece una sonrisa especial que es correspondida con mayor efusividad por parte de Daria.

Daria corre entre el tumulto para llegar al lugar y se abraza fuerte con Liu... - Pequeña te he echado de menos... - Después de una penetrante y cálida mirada a centímetros la una de la otra ,un sensual y emotivo beso entre las dos chicas culmina el reencuentro de las dos ,evidentemente, amantes...

Después del arrebato de pasión,las dos chicas se miran y se percatan que son el centro de las miradas de muchos de los presentes... Liu,disimulando,empieza a trastear el gotero y respirador de Salomón - Salomón,esta es Daria es la cirujana jefe del centro de emergencias de Zion... ,,, se encargará de tu operación,tienes suerte , es la mejor médico nuestra comunidad,sin duda...

Capitán, solicito permiso para acompañar a la Dra Daria y Salomón al hospital y luego retirarme si no es inconveniente.

- De acuerdo todos se merecen un descanso,nos vemos aquí mismo dentro de 3 jornadas.Que nadie se pierda ni se meta fiesta ,les quiero aquí puntuales y fresquitos.Nada más, DESCANSEN!!- la orden final del Capitán quedó un poco desfasada y pegote ante la estampida generalizada de tripulación y curiosos.

Era bueno estar de nuevo en casa, incluso acostadoen una camilla. Con cuidado pues aún le dolía el cuerpo cuando se movía, Salomón se incorporó levemente apoyándose en sus antebrazos para mirar el espectáculo que era esa cálida bienvenida. Repartió sonrisas y volvió a acostarse para poder saludar con los brazos.

_Gracias por su apoyo, ciudadanos de Zion. Estaré en el hospital si quieren venir a hacerme compañía, pues estaré aburrido. Posiblemente necesite atención extra, dada la gravedad de mis heridas, de modo que todas las ciudadanas solteras que quieran venir a cuidar al loco serán bienvenidas.

Rumbo al hospital el loco seguía saludando y agradeciendo las palabras de aliento que recibía.

Stein empezo a alejarse de la nave y se fue a buscar alguna chica para poder pasar su estadia un poco con ella, necesitaba descargar todo lo que habia vivido en la nave, sabia que no podia pasarse mucho tiempo o no le quedarian fuerzas, tambien tenia que buscar algun amuleto de la suerte para el loco.

- Nos vemos capitan, espero que no le haya molestado mi actitud en matrix.

Sonrío un tanto incómodo a espaldas de Aquiles, que hace vida social con su hermana y la comitiva. La gente nos rodea, exteriorizando sinceras muestras de aprecio y alegría. Loco y Stein saludan con la mano henchidos de heroicidad. Yo trato de decir algo, -tres días, muy bien... -pero nadie me oye porque lo digo demasiado bajito. Lo cierto es que no encajo demasiado por allí. Me veo rodeado de gente alta, fuerte y morena. Personas saludables acostumbradas a una vida dura; personas de espíritu sencillo y abierto, cariñosas y empáticas por naturaleza. En contraposición allí estoy yo: paliducho, agujereado de enchufes, delgado como un esqueleto e incapaz de hablar con nadie sin soltar un puñado mentiras.

Me cuelgo la mochila del hombro y me pierdo entre la gente, caminando con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha. Vagabundeo un poco por los muelles, visitando los talleres y ojeando las naves atracadas. Luego bajo a los niveles inferiores en busca de calor.

De vivir en una ciudad seca, calurosa, virtual y atestada de defectos humanos, he pasado a vivir en esta fría madriguera gigantesca, perpetuamente asediada y donde no conozco a nadie.

En Matrix no tenía futuro, como mucho podía aspirar a trabajar en un McDonalds y a dejar que la vejez me arrugase la piel y me amargase el espíritu. De un día para otro resulta que mi vida era una mentira y en lugar de mejorar mi situación descubro que ahora tengo menos futuro todavía, condenado a morir en esta guerra extraña y siniestra.

Lo único que pido es una vida sencilla, sin demasiadas dificultades, en algún lugar donde las cosas funcionen y no haya peleas.

Igual que un yonki en busca de su dosis, paso algunas horas trasteando por los mercadillo de Sión y hablando con la gente, preguntando por una muestra de tecnología muy concreta: una consola de videojuegos. Al cabo conozco a un hombre barbudo y sonriente, padre de un piara de pequeños que corretean incansables a nuestro alrededor, que me troca una máquina de juegos a cambio de un estuche de agujas percutoras de recambio para rifles de energía.

-Es un regalo para un sobrinito... -le miento. Y él me sonríe feliz, respondiendo nosequé de que sus hijos no saben valorar todo lo que les da.

El resto del día lo paso en uno de los dormitorios comunales disponibles para los tripulantes de la flota. La consola es una fea carcasa de plástico con la circuitería al aire y una pantallita en blanco y negro. A través de la interfaz no invasiva de palancas y botones, esquivo hexágonos vectoriales y disparo bloques oscuros contra mis enemigos, pasando pantallas y niveles en sucesión interminable. Bip-bip-bip, pita el aparatejo, desesperando a un pobre rastafari de la litera de al lado, al que no dejo dormir y que se embarca esta misma noche.

Juego y juego durante horas sin parar, cayendo en el mal vicio adquirido en mi anterior vida de evadirme de la realidad a través de los videojuegos. Los juegos son una construcción virtual como Matrix,. Algunos más complejos, otros menos, pero en todos ellos mantienes el control. ¡Qué no daríamos todos por controlar lo que sucede en Matrix!

Al fin, de madrugada, con los ojos inyectados en sangre y los pulgares agarrotados, caigo rendido sobre mi almohada, perdiendo la consciencia. El rastafari al que llevo fastidiando todo el día me arropa antes de marcharse, porque en el fondo es buena gente.

El hospital dónde llevan a Loco no es más que una gran cueva forrada de material aislante y anti-bacteriano con una compuertas de seguridad en su acceso.El interior es un espacio diáfano lleno de camillas y lámparas ,divididos en cubículos por telas ,rejas y otros materiales varios.
La camilla de Loco ocupa uno de los espacios más iluminado y equipado del lugar,es el quirófano.
Liu se despide de su amada con otro fuerte beso - Nos vemos luego... - con un guiño picarón.

- Muy bien muchacho,vamos a ver que tienes... - la bella doctora palpa con sus frías aunque delicadas manos,el cuerpo de Salomón mientras observa a través de un scanner la evolución - te duele si hago esto ? - la doctora aprieta las costillas de Loco que acompaña la acción con un grito de dolor - si verdad?.

- Está bien tienes un par de costillas fracturadas y algunas contusiones no demasiado graves , te pondré un poco de anestesia y arreglaré esa rotura.El resto va a ser descanso y medicación...

La inyección duerme todo el torso de Salomón. - ahora relájate va a ser rápido - un laser de precisión va penetrando la piel de Salomón que no nota mas que un cosquilleo.Después de unos minutos la doctora finaliza la intervención cerrando la cicatriz con el mismo láser.

-Lo ves ya está.He soldado las dos costillas y limado las impurezas.También dejé la zona limpia para evitar posibles infecciones. Ahora debes descansar... estarás bien para embarcar en tres días aunque si por mi fuera no te daría el alta en una semana,pero mi hermano os quiere a su lado en esta misión,le habéis causado muy buena impresión,aunque no lo demostrará jamás ya sabes como es... -

El segundo día de nuestra parada en Zion me levanto tarde y somnoliento. Empiezo a jugar otra vez con la consola pero enseguida se le terminan las baterías. Fastidiado, me deshago de ella arrojándola violentamente en cualquier rincón.

Ni de la tecnología puedes fiarte: un día se le agotan las baterías y al siguiente esclaviza a toda humanidad.

Me quedo tirado en la cama, agarrado a la almohada y mirando enfurruñado hacia el techo.

Cuando tenía 11 años mi padre me dijo que madurar consiste en aceptar las cosas de la vida tal cual te vienen dadas, en lugar de esperar que todo sea justo, bonito y perfecto desde el principio.

Hay que esforzarse, -me dijo, -para tener la vida que quieras. Nadie lo va a hacer en tu lugar.

Claro que poco después mi padre se suicidó junto a los miembros de la secta de lunáticos a la que pertenecía gritando nosequé proclamas sobre que la vida que conocemos no es más que una ilusión. La verdad es que mi padre estaba un poco loco y no dejaba de decir chifladuras contradictorias pero, pero...

-Joder, papá, también llevabas razón en eso, -digo en voz alta en medio del dormitorio comunitario. Frunzo el ceño y me paso una mano por la frente.

Quizá... quizá haya llegado el momento de madurar. Me alisté para volver a Matrix pero una vez allí... no se, no hay respuestas en ese lugar, es solo una prisión. Quizá debería aceptar mi vida tal y como es en lugar de perseguir construcciones virtuales utópicas. La única verdad es que estoy aquí, en esta ciudad. Debo aceptarlo y empezar de cero, no porque me guste o me deje de gustar, sino porque no hay más opción.

Esta nueva resolución me anima y me llena de energía. De repente me siento un poco más positivo. En un mismo movimiento encadenado me levanto, me pongo la mochila, calzo mi gorro y salgo por la puerta.

***

Lo primero que hago es ir a ver a Salomón al hospital.

-¿Qué tal, hombre? ¿Te duele mucho? -Digo apareciendo desde detrás de una cortina separadora y clavándole el dedo índice en el costillar, donde parece que más le duele. Me río al ver que, efectivamente, le duele. -Mira, te he traído esto para que te entretengas mientras estás aquí. Me la vendió el programador de la Achelon. Es el programador con más CI de la flota.

Saco de mi mochila la consola para niños que compré ayer y la dejo en una mesilla cercana. -Es un entrenador virtual de alto nivel para mejorar las habilidades con el cañón de popa. Yo no lo he probado pero al parecer permite doblar tus reflejos en menos de una semana. Impresionante, ¿eh?

***

Luego voy a lo alto de la ciudad, al puerto fortificado y regreso a la Olimpus. Los operarios que se encargan de repostarla, conectando mangueras gruesas como brazos y cables eléctricos de alta tensión, me dejan pasar, pues ya me conocen.

El resto del día lo paso solo en la sala de operaciones, enchufándome programas de aprendizaje sobre informática, redes y programación. La próxima vez que entremos en Matrix estaré preparado y, quien sabe, quizá algún día pueda construir mi propio mundo virtual utópico.

La parada de Deimos en su habitáculo no fue nada mas que algo anecdótico. Dejó su petate en un rincón y volvió a salir sin mas. No necesitaría sus bártulos para el entrenamiento intensivo.

Aunque un poco sorprendido, no estaba enfadado por lo ocurrido con Liu. Ciertamente no se había esperado aquella deriva de los acontecimientos. Ni que en realidad la operadora había estado jugando con ellos todo el tiempo. Pero aquello tampoco era algo nuevo para él. El interés de su mujer por él había sido un engaño programado por los sistemas de matrix ¿Por que tendría que ser diferente en la vida real?

Aquello le ocurría por ser un idiota y distraerse de su objetivo. No tenia tiempo para distracciones, tenia que una venganza que cumplir a toda costa. Los entrometidos de sus compañeros le habían impedido tener un mano a mano con el agente, pero ya habrían otras ocasiones y tendría que estar preparado para cuando ese momento llegase.

Cogiendo uno de los múltiples elevadores descendió hasta los niveles inferiores de la ciudad. Era en las entrañas de aquel sector de Zion donde se encontraba la inmensa catedral subterránea, pero no se encontraba allí de visita religiosa precisamente, sino por los simuladores neurales. Conocía varios locales repartidos por toda la ciudad, desde donde uno se podía conectar a la red neural y realizar simuladores de combate con tripulantes de otras naves. Encontraba que era una buena manera de conocer a otros camaradas, nuevos estilos de lucha y algún que otro truco útil.

En su camino se cruzó por los pasillos con un sacerdote que lanzaba una encendida diatriba sobre la aparición del elegido que acabaría con la guerra y liberaría a los oprimidos habitantes de Zion del yugo de las maquinas. Deimos pasó de largo mientras gruñía con gesto despectivo. No soportaba todas aquellas gilipolleces sobre un mesías salvador que vendría a salvar al mundo. ¿Es que la gente no había aprendido del engaño que era matrix y ahora querían engañarse en el mundo real?

Apartando su creciente enojo se plantó delante de la puerta metálica del local, llamó con tres secos golpes y entró en cuanto le abrieron la puerta. En el interior del habitáculo habían seis sillas desde donde uno se podía conectar neuralmente a la red, todas estaban ocupadas excepto una. Con un gesto de la cabeza saludó al operador del local, se sentó en la silla vacía y esperó en silencio mientras le conectaban al simulador de sparring.

Cuando vivía en Matrix solía frecuentar ambientes ocultos, fascinantes y misteriosos. Salas de ordenadores escondidas de la luz del sol donde los chavales jugaban en grandes zonas públicas recreativas iluminadas por neones rojos y azules, donde primerizos piratas adolescentes aporreaban viejos teclados sobre los que apagaban nerviosas colillas; y donde, en zonas privadas interiores, hackers, mafiosos y otros elementos de índole superior, no necesariamente humanos, intercambiaban peligrosas informaciones, fuente de poder y desgracia.

No es que yo conociese todo lo que se cuece en esos lugares, pero vagabundeando por Sión acabo metíendome, casi sin quererlo, en un ambiente similar. En las entrañas de la ciudad, no lejos del templo, descubro una sala de atmósfera cargada y tenue iluminación, donde artistas marciales y fanáticos del combate cuerpo a cuepro se reúnen para conectarse y practicar en programas de Sparring. Veo a Deimos en una de las camillas y a otros tipos grandes con el ceño fruncido. De cuando en cuando alguno se convulsiona por los golpes recibidos dentro del programa.

-¿Cuanto cuesta una hora? -Pregunto al operador, que afila aburrido una enorme navaja y echa un ojo de vez en cuando a los valores cambiantes de un monitor. Me mira extrañado.

-¿Eres de la flota? Puedes conectarte si te da la gana... mira, ahora dejan un asiento libre...

***

Vuelvo a sentir la descarga eléctrica que te recorre el espinazo cuando la aguja del conector al fin hace contacto, y de repente me encuentro en un dojo japonés. Suelo de esterillas, tabiques de fresno oloroso pulimentado a mano y paredes de delicado papel de arroz. La luz de un apacible mediodía soleado entra por las espaciosas ventanas. Pierdo el equilibrio y caigo al suelo por lo repentieno del cambio. Al alzar la vista veo a Deimos, que acaba de machacar a otro tío y esperaba a que el programa de valores aleatorios conectase a otro oponente en su servidor.

-¡Vaya, -exclamo, -hemos coincidido a la primera!

El loco estaba dolorido pero contento en el fondo. Habían superado con éxito la primer experiencia en Matrix y por si fuera poco habían sido recibidos como héroes. Lo habían emocionado las muestras de afecto recibidas al verlo herido. Sabía que hubiese sido lo mismo con cualquier otro miembro de cualquier otra tripulación, eso era lo normal, lo había visto decenas de veces; sin embargo sentirlo en carne propia le hizo muy bien.

El primer día en el hospital fue bastante movido. Su familia, amigos, incluso ex novias que hasta no hacía mucho lo odiaban y que ahora lo amaban por ser parte de una tripulación habían ido a verlo. Posiblemente tanto movimiento fue el que hizo que practicamente no consiguiera recuperarse.

Al segundo día su recuperación se hizo un poco más evidente, aunque no mucho. Sin dudas los médicos hacían su mayor esfuerzo, pero el cuerpo de Salomón se resistía a curarse. Daria, que le caía muy bien sa Salomón, tenía razón al decir que lo ideal hubiese sido esperar una semana. Ese día llegó Pixel de visita. Fue muy agradable y el loco se reía solo cuando miraba el aparato inservible que su compañero le había querido hacer pasar por bueno.

Hacia la noche ya estaba aburrido de estar allí. No recordaba cuándo había sido la última vez que había estado tres días enteros sin moverse. Se fue a dormir pensando que ese había sido su último día internado.

Era ya el tercer día de intenso entrenamiento para Deimos cuando de repente el avatar de Pixel apareció en el servidor.
Prácticamante no se había desconectado desde su llegada a Zion, apenas para comer y hacer sus necesidades básicas. Tal vez para otro fuese una obsesión, pero para él entrenarse era una filosofía de vida tan valida como cualquier otra, después de todo, ser el especialista en combate era su principal cometido en el grupo.

Cuando su compañero apareció ciertamente fue toda una sorpresa. Por su aspecto y comportamiento indeciso no esperaba que fuese de los que se conectaba a programas de sparring.

   - Creo que te has perdido.- Comentó con falsa seriedad.- Pero bueno, ya que estas aquí...-

Poniéndose en guardia, realizó un saludo marcial mientras una sonrisa de tiburón se dibujaba en su cara.

   - No te preocupes.- Le comentó con despreocupación.- Te trataré con la misma delicadeza con la que te trataría un agente...-

Y sin mas, se lanzó al ataque con toda la fiereza del Hung Gar en sus manos.

Respondo a la sonrisa lobuna con otra sonrisa.

-La verdad es que yo... -Y entonces Deimos ataca.

Obnubilado por la abrumadora acometida de mi marcial compañero, trato de esquivar sus golpes dando grandes brazadas de kung fu y retrocediendo. Apenas puedo respirar por la inmediatez del combate. Cerca de la pared se me acaba el espacio y él consigue moverse más rápido que yo. Superada mi defensa, Deimos me golpea en el pecho con la palma de su enorme mano y me lanza por aire como si fuese un vulgar saco de patatas. Acabo impactando y partiendo por la mitad uno de los tabiques del dojo.

-Jo... der... -digo escupiendo astillas, -no se si el aire que respiro es real, pero los moretones seguro que si.

Las siguientes horas las pasamos entrenando. Al ser Deimos más guerrero que yo, siempre llevo las de perder y muerdo el polvo en varias ocasiones, pero agradezco las lecciones que mi compañero recita tras cada caída.

Era el último de los días que tenían libres. El loco no pensaba malgastarlo en el hospital, por lo que a la mañana agradeció los servicios prestados, se vistió y se fue.

No pudo quedarse mucho en casa de sus padres. Su madre le recriminaba el haberse ido del hospital sin estar totalmente recuperado; su padre escuchaba sus historias y le festejaba las hazañas. Como siempre, eso terminó en una discusión entre ellos, por lo que el loco preparó rápido sus cosas para embarcar nuevamente y se fue antes de que comenzaran a volar cosas.

Tardó más de lo que esperaba para llegar a casa de Roberta, mucha gente lo reconocía, preguntaba por su estado y agradecía los sacrifios. Esos sacrificios fueron los que llevaron a Roberta a terminar con la relación. Quizás si la llegada del loco hubiese sido más tranquila hubiese intentado hablar con ella. Pero el loco bajó de la nave en una camilla, y eso no hacía más que darle la razón a sus quejas. Dejó por debajo de la puerta las cartas que le había escrito en la nave y en el hospital y decidió ir a entrenar.

Cuando llegó vio que dos de sus compañeros estaban ahí. Le agradaba ver que eran responsables, pero entonces recordó que solo Pixel entre toda la tripulación se había preocupado por su recuperación. No esperaba una visita de Deimos, pero ¿Stein? ¿Bug? ¿Liu o hasta el capitán? Quizás no lo estimaban como él pensaba. Mejor era cuidarse las espaldas. Pidió a un operador un programa que le permitiera entrenar el notar cosas generales o inclusive cambios de Matrix. Si no hubiera notado algo extraño en la rubia las cosas quizás se hubiesen puesto aún peores.

Cuando terminó su entrenamiento sus compañeros aún estaban conectados. Se fue rápido a dormir, no quería llegar tarde al día siguiente.