Partida Rol por web

una leve tiritona agita mis hombros cuando la puerta se abre y la sensacion empieza a ser desagradable para mí - Prefiero el calor al frio y los dragones rojos o dorados a los blancos, pero no se puede negar la belleza de todos ellos - digo mientras me acerco hasta el cuerpo y observo posibles cortes, o algo que pueda indicar como murio.

La criatura ha muerto a base de ataques con algún tipo de arma cortante. Alguien ha tenido que luchar contra ella y a juzgar por el color de la sangre parece que no hace mucho de aquello.

Finalmente decidieron continuar por la puerta que se encontraba al final de la caverna de hielo. Cuando la abrieron pudieron encontrar de nuevo otra caverna helada, allí se encontraba una nueva criatura muerta;

Este gigante grande y pesado tiene dos cabezas. Cada cabeza tiene un rostro porcino con una mandíbula grande como una pala y unos caninos inferiores protuberantes como los colmillos de un jabalí. El resto de sus dientes son grandes y están picados. Su pelo fibroso está sucio, al igual que el resto de la criatura. El olor era apestoso e invadía toda la sala.

Una vez más, aquella criatura parecía querer custodiar una nueva puerta que os introducía, aún más, en el interior de la torre.

Arther se tomo la poción que le dio Aramil antes de entrar en la nueva sala. Despues entro con cuidado siguiendo al grupo y se queda perplejo ante el cuerpo muerto de aquel precioso dragón.

Parece claro que llevan el buen camino; al menos se acercan a los que entraron con ellos a la torre, lo que es bueno ya que cuantos más sean más probabilidades tendrán de sobrevivir.

Aramil examina el cuerpo de esta criatura también, más rápido esta vez ya que no es tan interesante como el dragón de la otra sala y además comienza a sentirse entumecido por el frío. Después se encamina a la siguiente puerta, haciendo un gesto a los guerreros para que avancen delante. No parece probable que haya trampas en ella, ya que ya la habrían hecho saltar los que pasaron delante, aunque aún así no conviene confiarse.

Arther avanzó tapándose la nariz ante el nauseabundo olor que emanaba del cadaver del gigante bicefalo y buscó alrededor a ver si encontraba algo de interés.

Continuáis por la siguiente puerta, el elfo abre la puerta sin importarle el resultado de lo que suceda o pueda pasar detrás de ella. La puerta conduce a un estrecho pasillo que termina a pocos metros en otra puerta que abre Aramil de la misma forma.

Tras esa siguiente puerta os dais cuenta de que la siguiente sala es tan grande como lo era la del gigante de dos cabezas, pero lo que os resulta extraño es que en aquella sala no había absolutamente nada.

Nada de nada. Tan solo escuchabais el eco de vuestras pisadas al moveros a través de ella. Al otro lado de la sala una nueva puerta os conducía hacia otro lugar de la torre.

Una sala tan vacía parece más sospechoso incluso que los cadáveres anteriores. Aramil examina con la mirada la estancia, buscando signos de lucha que puedan indicar que sí había un enemigo pero era algún tipo de criatura que se desvaneció al morir. Mientras, señala la puerta.

-Tal vez haya trampas, es extraña tanta calma en esta sala.

- Estoy de acuerdo con Aramil.

Parece como si alguien hubiese pasado ya por aqui, quizas las haya disparado pero voy a asegurarme. - dijo Arther mientras miraba todo.

Aramil investigar el lugar en profundidad hasta que se da cuenta que en aquel lugar no solo estaba la puerta que llevaba al frente, si no que a vuestra derecha se hallaba lo que parecía ser el mecanismo de una puerta secreta que estaba justo al lado.

-Hay otra puerta.- Aramil señala a la zona de la pared donde ha descubierto el mecanismo que abre la puerta secreta.- Es probable que esté protegida por alguna trampa.

El mago permanece a la espera de que Arther compruebe si tiene razón. Seguramente sea bueno continuar por esa puerta, ya que si está oculta será que esconde algo interesante.

Arther siguió las indicaciones de Aramil y se puso a buscar trampas en las proximidades de la puerta que este había descubierto. Yo soy el que tendría que haber visto esa puerta... - se recriminó 

Falcon espera con el mandoble en el hombro que Arther examina la puerta.

La puerta estaba libre de trampas, por lo que pudisteis entrar por ella sin ningún problema.

De nuevo una habitación helada se abría ante vosotros, era muy similar a la que cruzasteis con el cadaver del dragón. Allí, bajo vuestros pies había un cofre lleno de objetos variados, parecían los restos de un tesoro, seguramente perteneciera al dragón, desgracidamente, nada de lo que había ahí, parecía tener valor alguno.

Decepcionados por haber encontrado los restos de un tesoro inexistente o ya saqueado volveis a tomar el camino de antes, pero para sorpresa vuestra está que ya no estáis solos. Un hombre y un orco se encuentran ahora mismo en aquella sala. Os habíais encontrado de nuevo con Stanley y Urkk.

Descendeis las escaleras hasta el piso inferior para acceder a lo que parece el final del muro, no necesitáis investigar mucho para comprender que allí hay una puerta escondida, la atravesais y alcanzais una habitación completamente vacía. Allí no había absolutamente nada, lo único que os llama la atención son los sonidos de alguien vivo al otro lado de la sala.

No tenéis que esperar mucho para daros cuenta, que el grupo del que hace ya tanto tiempo os separasteis estaba allí de nuevo. O al menos, lo que quedaba de él. Aunque no todos los allí presentes habían sido de vuestro agrado, ni a todos los conocíais.