Partida Rol por web

Esos bichos resistían poco pero sus garras ponían ser muy dolorosas como ya había sentido en dos ocasiones. Le estaban dejando la espalda hecha un cristo.

Clone había regado con alquitrán los alrededores pero al mirar hacia el cielo aquella visión sólo podía entenderse como el apocalipsis.

- Dunlay dónde diablos estás. ¡Dunlay!

Pronto el cielo iba a llenarse de criaturas voladoras así que quizá sería su última opción de hacer un reconocimiento aéreo. El fortachón comenzó a correr y se transformó en mitad de la carrera en una simple golondrina que ascendió a gran velocidad.

- Dunlay más te vale aparecer ahora. Deja de esconderte.

Decía el pajarillo mientras daba vueltas alrededor aprovechando que esos metahumanos estaban ayudando a limpiar las inmediaciones de demonios. Pero por muy fuertes que fueran no podrían contra todo ese ejército que amenazaba con invadirles.

Miro al cielo y veo que la situación no va a mejorar por mucho que nos carguemos bichos, algo mantiene abierta esa puerta pero no tengo ni la menor idea de qué o quién así que lo único que me queda es intentar evitar que dañen a inocentes o se propaguen por la ciudad causando el caos.

Busco algo que me permita acabar con muchos de ellos de una forma sencilla, o por lo menos meterlos en algún sitio cerrado como un camión engañándolos para luego poder acabar con ellos de golpe...

Algo pasó rápido como una centella por su lado atacando a los seres, aunque tan rápido como apareció desapareció de su vista.
Con ayuda del misterioso motero consiguieron deshacerse de las dos bestias que quedaban, aunque Chris había pagado un alto precio, al fin y al cabo solo era una persona, no como aquel ser, fuera lo que fuese.

-Gracias por salvarme.- Dijo fingiendo pánico.

Aunque el ver a aquel ejército surgir del portal ayudó en gran medida, no hacía falta fingir nada, estaban jodidos. Pero al menos tenía unos instantes de descanso, así que una vez más agradeció a "su héroe" y se quitó de en medio fingiendo que huía. Tenía que llegar al coche para ponerse el traje, aun mejor, necesitaba que le mandaran el coche, y necesitaba que le informaran sobre la situación, y todo aquello se reducía a una persona... Sophie.
Sin perder un segundo mientras bajaba por las escalera, y tras coger un mantel de tela pequeño que agujereó para usar a modo de máscara, sacó su móvil, se puso sus auriculares inalámbricos y llamó a su empleada/amiga.

-Contesta joder...- Murmuró malhumorado mientras bajaba lo más deprisa que podía.

Es plausible que uses tu "cavar" para evitar estamparte, tendrías que tirar contra una dificultad de 4 :)

Veo pasar todo superdeprisa pero en realidad la que está pasando a esa velocidad soy yo y nadie me ve prácticamente. Cuando llego a la azotea mis ganas de ir más y más rápido me pueden y hacen que pierda el control de los patines por un momento yendo directa contra la barandilla la cual cede ante mi impacto haciendo que salga disparada por los aires.

Por un momento siento que vuelo, que alguna clase de artilugio nuevo me da el derecho de poder sentirme como un pájaro, de poder experimentar lo que siente superman, pero no, la gravedad vence y empiezo a caer en picado hacia el patio del edificio.

-Ahhhhhhhh.- grito de miedo mientras se eriza mi piel y tiembla todo mi cuerpo.

Es entonces cuando una idea de supervivencia aparece en mi mente y solo espero que funcione al llegar al suelo.

Metrópolis, turno 8

El cielo, convertido en una vorágine girante sobre el extraño portal dimensional, se mueve lentamente, rojizo y cubierto de nubes. El viento arrecia, y la gente en la ciudad corre a refugiarse. En el Cenntenial Park, Sombra estudia los alrededores intentando encontrar una forma de frenar a la monstruosa horda de pequeños monstruos que parecen a punto de descender para acabar con la ciudad. No muy lejos, Clone se convierte en un pequeño pájaro y planea enfrentándose a los vientos antinaturales intentando encontrar a alguien. En la terraza del Little Bohemian Nightclub, Chris le da las gracias al Motorista Fantasma, (aunque acaba de machacar a su atacante por sí mismo), y éste también intenta encontrar una forma de terminar con las criaturas que descienden desde el cielo.

Tass se encuentra en peligro. Cae sin control por el aire, tras una maniobra alocada en la terraza del Little Bohemian Nightclub. Ella es la primera en verlo.

Una luz azul y roja surca el cielo desde el horizonte con la velocidad de un cometa. No es un hombre, ni un avión. Las nubes se arremolinan a su alrededor como el puré de patatas al paso de un cuchillo afilado, y el sonido de su vuelo, parecido al de un reactor, se escucha incluso sobre el sonido ventoso que sale del portal dimensional.

Cuando se acerca a la ciudad todos podéis ver que se trata de una figura humanoide, atlética y corpulenta, que se desvía por un momento hacia Tas en su caída. Deja de hacerlo cuando ella retoma el control y comienza a dar vueltas sobre sí misma, como un tornado. La chica aumenta su velocidad en caída libre, pero cuando cae al suelo lo hace como una punta de flecha. Al aterrizar levanta una gran cantidad de polvo y abre un cráter de unos diez metros en el césped del Cenntenial Park, con un sonido estrepitoso de excavadora humana.

Un segundo después sale con sus tecno-patines mirando hacia el cielo, como todos los presentes. Incluso el zángano que queda parece atemorizarse, y se aparta de Sombra para perderse por una de las fragas del parque. El recién llegado alcanza el portal dimensional cuando la primera andanada de monstruos surge de ella, y se convierte en una sombra a súper-velocidad, apareciendo y desapareciendo y volviendo a aparecer, golpeando sin piedad a cada una de las numerosas criaturas que surgen del vórtice y mandándolas de vuelta hacia arriba. Al cabo de unos segundos ha limpiado el cielo de monstruos, aunque el vórtice sigue abierto, y un gran número de ellos amenaza con volver a entrar, aproximándose a su salida.

Un segundo después, la figura aparece flotando a media distancia entre la azotea del Nightclub y el suelo del Cenntenial Park, junto a una sorprendida golondrina.

(Sigue...)

Aunque parezca increíble, el recién llegado observa directamente a la golondrina. Quizás vio a Clone transformándose desde veinte kilómetros. También observa a Tass y a Sombra en el Cenntenial Park, y al motorista fantasma sobre la terraza del Nightclub. Incluso, por un momento, a Chris le parece que le dirige una mirada cómplice mientras huye de la terraza. No hay mucha más gente presente; los demás huyen en sus vehículos o se han refugiado en sus casas. La voz del hombre de acero resuena incluso sobre el sonido del portal dimensional.

"Gracias, amigos" exclama con una sonrisa antes de mirar, preocupado, el vórtice sobre él. "Sin vosotros la gente hubiera salido herida... o peor. Yo estaba cerrando una presa quebrada en Yichang y deteniendo a los responsables, he venido en cuanto me ha sido posible, perdonad la tardanza".

Por un momento, Superman baja la mirada hacia el Cenntenial Park. Un rayo rojo sale de sus ojos, y al aterrizar algo chilla y explota en un salpicar de alquitrán. Luego vuelve a dirigirse a vosotros. "No nos conocemos, pero estáis haciendo un gran trabajo. Confío en que podréis terminarlo. Yo no podré investigar cómo cerrar esa grieta, porque voy a estar ocupado impidiendo que esas cosas la usen para entrar... ¡salvad esta ciudad por mi!", termina antes de volver a mirar hacia arriba. Otra andanada de criaturas están atravesando el portal, pero dejan de hacerlo cuando el mayor protector de la tierra vuela hasta arriba y, en unos segundos, empieza a repartir golpes y a lanzarlos de vuelta.

(Sigue...)

Algunos curiosos comienzan a salir de vehículos y portales, bañados por la luz rojiza, y observan arriba, en el cielo, la diminuta figura que está conteniendo la entrada de las criaturas a través del vórtice. Mientras, abajo, todos vosotros respiráis tranquilos, al menos durante un rato.

Clone es el único que sospecha quién puede estar detrás de la creación del vórtice, pero no sabe dónde puede encontrarse. Hace años que no sabe nada de Dunlay; si estuvo en el parque, parece claro que ya no está. Era un hombre roto, un científico frustrado dado a la bebida, y debió montar su nuevo laboratorio en algún lugar anónimo y apartado. ¿Cómo saber cual?. ¿Qué curso de investigación llevar?. ¿Qué poder se podría utilizar para seguirle el rastro?. Si no hay respuestas para estas preguntas, Clone siempre podría gastar un punto de determinación para obtener una pista.

Chris huyó después de la misteriosa mirada del hombre de acero. Llegó al coche, y ahora ya no es él. Moonshine acaba de salir del aparcamiento del Little Bohemia Nightclub, y ahora se encuentra en la puerta del Cenntenial Park, a unos veinte metros de Tass, que acaba de salir de su agujero. Sombra puede verles, tampoco está lejos.

Clone se ha convertido en una golondrina, y también los puede ver. A ellos y al Jinete Fantasma, que les observa desde su motocicleta demoníaca en la terraza destrozada del club.

Superman está impidiendo la entrada de los monstruos... por ahora. Es hora de reagruparse.

¿Qué es lo que haréis?. ¡Es vuestro turno!.

La aparición del hombre de acero les daba un poco de aire. O más bien, les daba mucho, mucho, aire. La golondrina, rauda, llegó hasta el suelo y su figura se distorsionó, transformándose ahora en un lobo. Con expresión tranquila observó todo lo que estaba aconteciendo aunque no veía demasiado lejos con esos ojos. Incluso con forma animal, por suerte podía hablar sin problemas.

- ¡Voy a ver si huelo al científico! ¡Ha traído a esos seres por error, me dejó un mensaje diciéndomelo! Creo que sabe cómo cerrar el portal. ¡Debía de estar en la estatua, busquemos pistas! ¡Y gracias, Superman!

Su antiguo amigo le daba demasiado a la bebida y eso podía significar que sus ropas dejaran un rastro claro. Que él supiera vivía sólo así que era posible que no la lavara demasiado.

- ¡Tratemos de encontrarlo, nuestro mundo está en peligro!

Eso casi le convertía a él, y a los demás presentes, en superhéroes oficiales. Hasta ahora no había hecho más que tumbar maleantes y de repente pasaba a enfrentarse a algo muy grande.

Tuvo suerte y acabó encontrando un rastro reciente que debía ser del científico. Con Superman allí pendiente de los demonios, Liam volvió a adoptar su aspecto humano, el de un hombre musculoso y con cara de pocos amigos, que no se correspondía con su actitud habitual.

- Amigos, encontré un rastro que podemos seguir. Dejadme explicaros la situación. Hay que encontrar a Thomas Dunlay, un físico teórico que fue expulsado de la universidad por sus teorías sobre la obtención de energía proveniente de otras dimensiones. Por lo visto ha montado un laboratorio en alguna parte y ha seguido con sus experimentaciones... y ha debido provocar esto que vemos. Me dejó un mensaje ayer en el teléfono, explicándome lo que había pasado. No es un mal tipo pero ha tenido mala suerte y ahora me temo que la ha liado del todo. Os pido que vengáis conmigo e intentemos cerrar la conexión con esa dimensión que nos intenta invadir.

Había visto a varios metahumanos. Una chica con patines, un ninja, un motorista demoníaco... ahora también podía ver a una especie de vigilante de blanco. Estaba seguro de que sin ellos no podría resolver con éxito el asunto. El próximo encontronazo lo tendrían que resolver sin ayuda de Superman así que trataría de contar con ellos.

Así que un científico chiflado ha provocado esto, genial...y ahora habrá que ayudar a solucionar esto...el problema es que verán quién soy...de esta me castigan al menos un año entero...

Me acerco hasta el hombre que nos ha explicado el problema todavía transformado, al fin y al cabo no puedo revelar mi identidad de momento y menos delante de Tass que no sé si es de las que cuenta todo lo que ve. Habrá que tantearla.

- Yo ayudaré en todo lo que pueda, ¿tienes alguna pista en firme que podamos seguir? - pregunto. - Si es así será mejor que nos demos prisa...

Miro de reojo Tass y luego miro a Supermán. Está luchando por proteger la Tierra y nosotros tenemos que ayudarle y rápido, porque hasta el hombre de acero tendrá que descansar en algún momento. La transformación de momento aguanta ya que no posee límite de tiempo pero a la larga tendré que descansar para reponer fuerzas y deberé volver a mi estado normal, a ser el alfeñique delgadito de siempre.

No había sido facil, pero finalmente se había podido poner el uniforme. Si bien nunca se había enfrentado a un problema de tal magnitud, el estar embutido en el uniforme le daba mucha más seguridad. Intentó una vez más contactar con Sophia, esta vez por el pinganillo de su capucha, pero de momento parecía imposible, esperaba que estuviera bien.

Observó con expectación como Superman solucionaba en un instante un problema que a él mismo le había comenzado a parecer irresoluble, pero de momento la diferencia de poder entre el kryptoniano y el mismo era demasiado grande, "De momento..." se repitió en la cabeza.

Había escuchado parte de la conversación, y la situación parecía jodida, el hombre de acero mantenía a raya al ejercito invasor mientras había dejado en sus manos el descubrir como cerrar aquello. A ellos que eran un grupo de lo más variopinto. Observó a sus acompañantes y suspiró, la verdad era que no conocía a ninguno, aunque él mismo tampoco había obtenido aun demasiada fama, aunque si vivían en Metropolis probablemente habrían leído algo sobre él.

-Niña, ¿No deberías irte a casa?, esto es peligroso.- Preguntó inquieto a Tass, no sabía que pintaba una niña en patines en aquel lugar, y es que tampoco la había visto en acción.

La mirada del justiciero fue del ninja al monstruo, este último parecía el más informado sobre el tema, y su única pista si Sophia no respondía.

-Soy Moonshine.- Se presentó cortésmente con una reverencia, para después dirigirse a Clone.- Guíanos grandullón.

Intentó contactar una vez más con Sophia, con suerte podría darle alguna localización a nombre del tal Thomas Dunlay. Mientras tanto no perdía de vista a su improvisado equipo, dispuesto a seguirlos si se movilizaban, ni tampoco a Superman, quien parecía realmente ocupado.

Mientras caigo al vació puedo darme cuenta de la aparición estelar de Superman, ese héroe que siempre he querido ver en persona y ahora le tengo delante de mis ojos por unos momentos. Quizá esto es lo que me hace reaccionar y activar un nuevo movimiento que me hace excavar en la tierra amortiguando eficazmente mi caída.

Cuando salgo por otro lado dejando atrás una especie de madriguera puedo reencontrarme con Superman y el resto de "superheroes" que me han acompañado en esta pequeña batalla. "¿Podría considerarme uno de ellos? ¿Podré ayudarles en la misión que nos ha encomendado Superman?" Estas dudas asaltan mi cabeza y es que realmente lo había hecho bien momentos antes de caerme.

Mis pensamientos son interrumpidos por el hombre de blanco que acaba de hacer su aparición.

-¿A quién llamas niña?- le increpo impulsivamente, luego me doy cuenta de que realmente lo puedo ser a sus ojos y agacho la mirada tímidamente. -Quizá lo sea pero he dado todo de mí para evitar males mayores.- entonces caigo en la cuenta de mi hermano y el resto. Les busco con la mirada rápidamente pero no les encuentro. "Quizá se hayan ido, ¿se ha ido el autobus sin mí? Oh... Quizá sea mi destino ayudar a estos hombres."

Miro al grupo, desde el caballero blanco, hasta el motorista pasando por el chico sombra con el cual luché mano a mano y el hombre fuerte que increíblemente se había convertido en un pájaro. Fantástico, simplemente FANTÁSTICO. Les miro con admiración aún sin darme cuenta realmente de que había formado parte de su equipo.

Les escucho atentamente con lo que hay que hacer. No tengo mucha idea de lo que dicen pero si es así deberé ayudarles. Miro fijamente por unos momentos el agujero del cual no dejan de salir los bichos que son retenidos por Superman, intento recordar mis estudios sobre ciencia por si consigo saber algo más acerca de todo esto aunque desconozco si mis conocimientos son suficiente.

-Ayudaré en lo que pueda.- digo decididamente, me da igual que piensen que soy una niña. He demostrado ferozmente que me las apaño por mí misma.

 Salté del edificio en mi moto, aterrizando junto a los demás. Tras escuchar la explicación del grandullón, me limité a asentir en silencio, de manera siniestra, indicando que les acompañaría.

 Una vez que encontráramos a ese científico, veríamos si era tan inocente como aparentaba o por el contrario, tendría que rendir cuentas por el daño hecho.