Partida Rol por web

Una basta y verde pradera que se extiende frente al castillo, sin ningún adorno mas que un solitario árbol en el borde contrario al castillo.

Tras unos minutos de vuelo, y poca conversación dentro del helicóptero...

(Básicamente Fenris comenta un poco sobre lo fantástica que será la cena y el placer que tendrá en él y en todos vuestra presencia en ella.)

... Llegáis a divisar el Sifarion Lunaestrella.
(Para Ethan que no lo vió)

Os acercáis y el helicóptero aterriza en la basta pradera que hay frente al castillo, la cual parece, junto con el mismo castillo, más grande que cuando la veíais desde lejos.

Destroyer abre la compuerta de pasajeros y os invita a desembarcar.
- Hemos llegado... o vuelto a llegar... - Refunfuña en un tono de voz bajo, mientras se situa a un lado del helicóptero con un suspiro, dandoos paso a salir.

Diokles aterriza con agilidad en el Silfarion y se acerca a sus compañeros mientras sonrie - algun dia, si alguno quiere, puedo llevar a alguno conmigo

El primero en salir en Fenris, el cual cuando baja extiende sus brazos y aspira una buena bocanada de aire. Mas con un gesto disimulado.
- Hemos vuelto a casa. - Dice con una sonrisa de oreja a oreja. - Y... señor Ethan, déjeme que le muestre el ilústre Silfarion Lunaestrella. - Levanta levemente la mano derecha con la palma hacia arriba.

Escucho a Diokles y doy un saltito

Si?, ¿de verdad? pues un dia me tienes que llevar, que seguro que es guay todo eso que decia el señor Dragasta

Despues me tapo un poco la boca, ligeramente colorada

Vamos, si no te importa

Destroyer da una leve risotada, casi inaudible, que corta enseguida.

Fenris no puede evitar volverse hacia Diokles ante sus palabras.
- En un gesto muy generoso por su parte Diokles. - Le alava con su peculiar sonrisa. - Mas es mejor que descarte su idea.
- Me explico... puede que usted no lo haya notado mucho, debido a su inaudita fortaleza, pero el Lunaestrella está ubicado aproximadamente en el límite de la estratosfera.
- Al pasar la Troposfera, las temperaturas disminuyen hasta -50 grados, y con el viento de aceleración, esa temperatura disminuye aún más. A parte de que en este nivel de la estratosfera la temperatura vuelve a subir, el Silfarion cuenta con un sistema de soporte vital, por lo que aquí no notan la diferencia.
- Jeje, siento mucho si le he ofendido de alguna manera... pero ya sabe, mejor prevenir... - Añade con tono tímido.

Ethan abre los ojos como platos al ver el Silfarion.
La basta pradera, el castillo del fondo... Apenas puede contener la emoción, apenas puede mantener los pies en el suelo mientras cambia el peso de pié al otro, nervioso, ansioso por salir corriendo y recorrer las instalaciones a gran velocidad

Vaya... digo en voz baja con un ligero tono de desilusion

bueno... ¿Pues un vuelo por la zona del silfarion? osea, donde haga efecto el soporte vital

- Oh, sí, por supuesto. Eso es perfectamente posible. - Exclama entusiasmado. - Bueno... pues vamos al castillo, ¿De acuerdo? Destroyer, puedes dejar el helicóptero en el hangar. - Le dice, el cual asiente y se dirige a la cabina.
Las aspas del helicóptero aceleran su ritmo, haciendo que vuelva a despegar para dirigirse hasta el límite del Silfarion, desapareciendo bajo el mismo.

Fenris empieza a encaminarse hacia el castillo.

La sonrisa vuelve a mi cara al escuchar a Fenris y Diokles y algo mas contenta me dirijo hacia el castillo, mirando la cara del nuevo compañero a ver si le gusta

El castillo Lunaestrella. Más detallado.

Afuera del castillo está todo oscuro. El viento sopla con fuerza, mas el frío no llega a ser excesivo.
Las únicas luces que existen en ese lugar apartado del mundo son los focos que iluminan los alrededores del castillo, y las miles de estrellas que plagan el firmamento.

Desde esa altura y al haber nula comtaminación lumínica, las estrellas se muestran casi en toda su gloria y hermosura. El cielo está prácticamente plagado de ellas e incluso se divisa la vía láctea en el despejado firmamento.

Desde luego, un hermoso cuadro que nunca pudiste ver en las noches de la ciudad. Ni siquiera en el campo más despejado que visitaste.

Alza la cabeza y fija la mirada en el cielo.
Parece realmente maravillado, porque las ganas de correr se le han ido de golpe en un momento.
Se adelanta, hasta el centro de la pradera, alternando la vista de la explanada de hierba al cielo, para evitar un mal paso que le lleve de cabeza al suelo.
Cuando alcana mas o menos el centro, se deja caer en la hierba y se queda ahí, parado, contemplando las estrellas...

Al rato, oyes unos pasos en la hierba acercándose.
Cuando miras no distingues muy bien la figura, pues los focos le dan de espaldas, mas mientras se acerca se va poniendo a tu lado de forma que puedas verla.

Te mira y sonríe ligeramente, a la vez que tambien alza la cabeza y la mirada hacia el estrellado firmamento.
- Es muy bonito, ¿No crees Ethan? - Te dice. - Este lugar me trae muchos recuerdos...

Es... incríble ¿eh?
Vuelve la cabeza un momento hacia su maestra y le devuelve la sonrisa
Esto no se todos los días... Por cierto... Nunca me has contado nada de tus años aquí

Sarah emite una leve carcajada y baja la cabeza.
- No quería estropearte la sorpresa. - Dice burlona. - Algo asi impresina mucho más si lo ves de repente y sin aviso... - Queda un rato en silencio. - Mi antiguo maestro hizo lo mismo, hace 92 años... Aún recuerdo lo enormemente impresionada que quedé al ver este lugar. Claro que por aquel entonces era una niñata, incrédula e impresionable con todo, Jeje.
Tras otro rato de silencio, vuelve la mirada hacia ti, esta vez seria.
- Ethan... El hombre con el que nos encontramos esta tarde... Quiero que me prometas algo. No te lo tomes sólo como una orden, ya no eres un crío, pero prométeme que no hablarás de ello con nadie. Por favor. Al menos hazlo por mi. - Su tono suena quebrado y algo más debil de lo normal. Desde luego, fuera quien fuese aquel hombre es el único que has visto que haga que Sarah se ponga en ese estado.

Por ti lo que haga falta Sarah. Puedes pedirme cualquier cosa, que yo la cumpliré sin rechistar
Dice el chico con firmeza y al instante
Antes que Haze soy tu alumno. Y esos será así para siempre.
La mirada que le dirige es de seguridad, en si mismo y para con ella.

El semblante serio de sara, evoluciona a una expresión pícara, como de costumbre, y con sinceridad y satisfacción en su mirada.
- Idiota... - Bromea. - No tardes mucho en acostarte, todos lo haremos pronto. Además, no quiero que te me constipes.
- Yo me marcho ya. Si o necesitas, mi habitación es la 45 del Ala Oeste. Buenas noches Ethan. - Se despid mientras empieza a irse.