Partida Rol por web

Nuestros héroes vuelven al campamento de la Hermandad del Ojo Ciego utilizando el portal que había abierto la hermana arpía.

En el campamento son recibidos como verdaderos héroes. La noticia de lo que habían hecho en el bosque llegó rápidamente a oídos de la hermandad y, ante los ojos de las hermanas, valía el respeto que recibían sus más grandes guerreras.

Las hermanas las alimentan y reconfortan sus heridas. Deben estar listas para el siguiente día, ya que recientes eventos necesitan se realice una reunión de emergencia para decidir el curso que la hermandad habrá de tomar. Al parecer, su nuevo estado de guerreros relevantes les ha hecho merecedores de participar de tal reunión.

Llega la mañana y ya están completamente sanados de toda herida física o mental. Un grupo de 3 hermanas van a buscar a cada uno de ustedes y los llevan a la sala donde se realizará la reunión.

En la sala se encuentran con dos personas conocidas, son Akara y Kashya.

La Suma Sacerdotisa de la Hermandad del Ojo Ciego les recibe con evidente gratitud.

- Bienvenidos sean nobles héroes. Sé que han llegado ayer en la noche, mas mis responsabilidades me han impedido el poder saludarles antes.- les dice como saludo introductorio y luego añade:

- Les agradezco todos los esfuerzos que han realizado hasta el momento. Mas me temo que el mal que se cierne sobre todos nosotros aún no ha sido disipado. Graves noticias han llegado por medio de nuestras hermanas exploradoras y necesitamos de vuestra ayuda en esta última embestida contra este gran mal. La información con más detalle les será entregada por la valiente Kashya. Ahora les dejo, otras obligaciones requieren de mi atención-

Kashya les saluda llevando su mano derecha, que está fijada con un cabestrillo, a su pecho. Esto último lo realiza con muy poca gracia. Pero vamos, es la líder en este lugar y se merece todo el respeto.

- Les saludo guerreros y los felicito por aún permanecer con vida. Debo reconocer que no esperaba que pudieran llegar hasta este momento. Mas, como ya les dijo nuestra sacerdotisa, el mal de Andariel se levanta de manera activa en esta hora y amenaza con arrasar todo a su paso. Hemos llegado a la conclusión de que el paso a seguir es atacarla en su propio territorio (cuando dice esto último la furia es visible en sus ojos). Creo que debemos atacar directamente el monasterio y erradicar el mal de sus estancias-

Kashya guarda silencio esperando vuestros comentarios.

- Hermana Kashya. Habló con humildad. Sabía que una hermana había caido, siendo esta una Jefa de Partida de Guerra, y ella, siendo aspirante, veía la oportunidad de llegar a ascender. - Si no tiene a mal, y da su permiso, querría ocupar el lugar de la Hermana que hemos perdido, y continuar con su legado para terminar las misiones que a ella se le encomendaron.

La maga no quiso intervenir, mirando los rituales y las rutinas de las arpías, demasiado movimiento para su gusto, Ania era más un fuego calmado e intenso que permanecía inmóvil, saltando solo por capricho. No le iban las obligaciones constantes.

Pero como buen fuego, no se apagaba hasta consumir la leña ofrecida. No le importaba la misión, había ofrecido su ayuda, y la chispa seguía ahí.

- Vagar sin rumbo es más sencillo que seguir mapas - comentó - si debemos ir a unmlugar concreto, necesitaremos quien nos guíe...

Asiento ante el comentario de Kashya. La arpía tenía razón. Los demonios no descansan. Nosotros tampoco debíamos descansar si queríamos devolver la Luz a esta tierra bendita.

- Será un honor defender esta tierra. Si morimos en el intento, moriremos como héroes - me fijo en la nueva arpía que se nos une al grupo. No la había visto actuar, pero parecía bastante capaz. Asiento ligeramente, en señal de aprobación.

-No hay manera que puedas cubrir el puesto que ha dejado Inovaz - responde Kashya con voz triste a las palabras de Ikateria -Pero de todas maneras serás un elemento relevante en este nuevo grupo que enfrentará el mal de Andariel. Confío en tus habilidades y espero que puedas volver hasta aquí con vida-

Kashya respira profundo y luego añade:

- Deben partir lo más pronto posible. Nuestras informantes nos indican que los carroñeros de Andariel se abalanzan en contra de nuestra posición. No, no piensen en apoyarnos en la defensa de este lugar; alguien debe ser la carnada en este momento y las hermanas daremos todo para que nuestro hogar sea liberado.-

- Dacey, Katlyn - grita Kashya en dirección a la puerta y al instante dos hermanas, que se notan curtidas en combate, se apersonan frente a Kashya.

- Guíenles hasta el portal y asegúrense de que puedan traspasarlo. Partan prontamente-  Sin más que decir, Kashya deja la estancia y pueden oír como comienza a organizar la defensa del campamento.

Las hermanas designadas las dirigen entre las tiendas de las hermanas y pueden ver que el campamento está en movimiento y preparándose para la batalla. Escuchan ordenes en uno y otro lado mientras caminan por el campamento. En pocos minutos ya se encuentran a las afueras del campamento.

Las hermanas les indican que, por cosas de seguridad, esta vez el portal será abierto en un lugar escondido y que está a las afueras del campamento. Las hermanas les dirigen por todo el camino, parando en veces cuando algún sonido les alerta, escondiéndose detrás de grandes rocas cuando escuchan pasos cerca. En todo el camino, las hermanas jamás les dejan ir al frente de la marcha, sino que se ponen ellas al frente y con actitud defensiva en caso de que algún ataque pueda llegarles a ustedes.

Llegan al lugar que está oculto por una gran arboleda y de pronto comienzan a escuchar malignos gritos que se acercan a lo lejos...

La hermana Dacey se apresura a sacar el pergamino indicado y abre el portal frente a ustedes...

-Deben partir ya, tenemos enemigos a nuestra espalda... - 

Las hermanas les presionan para pasar por el portal y, cuando ya lo han atravesado, pueden ver como un grupo bastante grande se abalanza en contra de las asesinas que están del otro lado. El portal se cierra, no sin antes darles la oportunidad de ver como las hermanas han caído muertas frente al enemigo.

Llegan a un lugar bastante oscuro pero pueden darse cuenta de que están rodeados por algunos arboles que tienen alguna distancia entre ellos. Claramente no es el bosque en el que lucharon anteriormente, porque a lo lejos y frente a ustedes, pueden ver el imponente monasterio. Están a las afueras de la Ciudadela del Ojo Ciego.

Según cruzaban el campamento y aunque la ayuda no fuese pedida, las antorchas al paso de Ania se encendían en una leve combustión que sin duda no le suponía esfuerzo alguno. Pensaba la maga, que si les ahorraba un minuto con ese acto ya habría valido la pena fijar aquella chispa ígnea en las embreadas estacas.

El camino no fue de su agrado, parecía tétrico y fúnebre. Se preguntó si aquella caminata era necesaria y el tiempo a continuación le dio la razón. Atravesando el portal, se cercionó de que había sido una mala idea. Aquel par de mujeres no tenían que haber caído, podrían haber atravesado el portal con ellos, pero su misión de cubrirles les cegó. Un enemigo o dos atravesando el portal no habrían sido un problema para los cinco.

Y ahora estaban ante la fortaleza arpía mencionada por Kashya, y tenían que entrar del método más odiado por la hechicera... De manera silenciosa y tranquila, cuando para ella, llamar la atención siempre era más sabio, los monstruos se daban cuenta de que alguien tan llamativo sería peligroso y evitaban acercarse.

Le habían ardido las entrañas, al comentar que no podía cubrir el puesto dejado por Inovaz. Era muy odiada y querida, y no a partes iguales. Aquella Hermana había tenido unos comienzos rebeldes, pero tolo que había obtenido era porque no se lo podían negar más. Estaba más que ganado - ¿Apreciaba "La Jefa" a la Hermana caida?. Era una incognita que jamás sabrían. Se habían perdido muchas, y Kashya las había conocido a todas. Pero, le dejó acompañar al grupo de aventureros. Era algo que había pedido, y parecía que de rebote, le dejaba ir. Asintió pero, parecía más, un segundo plato que la "primera opción". 

Se tendría que conformar.

En silencio, sin intentar rebasar a las hermanas, las seguía con el arco presto y un par de flechas también listas. Confiaba en su agilidad y tenían que ser discretas para pasar entre todo aquello que les rodeaba. Conocía perfectamente el trabajo que hacían, y no quería estorbarlas. Además, ahora pertenecía al grupo. Si, seguía siendo una Hermana del Ojo Ciego, pero, estaba en el grupo. Era su misión. Aquellas dos tenían la misión de guiarlas.

- Que el Ojo Ciego guie vuestros pasos compañeras.

Me fijo en el suelo. Allí yacían los cadáveres de las hermanas que nos habían presionado. Les hago una señal sagrada, para que descansasen en paz. Luego alzo la vista e intento observar adelante. Cuando mi visión se acostumbra a la oscuridad del ambiente, me fijo que no estamos en un bosque, sino frente a una ciudadela. Se supone que era la Ciudadela del Ojo Ciego. Allí se suponía que estaba Andariel, aquella a la que estábamos buscando para purificar esta tierra. 

Coloco mi escudo en mi mano izquierda, saco mi mangual y me santifico, lanzando una silenciosa plegaria a Akarat.

- Estad preparadas. No sabemos lo que podemos encontrar en este lugar - y avanzo poco a poco, despacio, intentando no hacer ruido.

Claro que no lo esperaban y fueron sorprendidos por un grupo de lo que parecen guerreros que estaban en ese momento inspeccionando la zona. 

La acción pasa rápidamente y de pronto fuertes golpes de espadas caen sobre cada uno de ustedes.

Si ya sabía ella que el sigilo no era lo suyo, tendría que haber hecho arder todo y estarían iluminados y calentitos, mandando a la porra las tonterías el sigilo. Antes de darse cuenta tenían encima a alguien atacándoles a traición y lo único que podían era defenderse a ciegas.

Para la hechicera, defenderse de aquel ataque significaba asegurarse de aterrar a los cobardes que se abalanzaban sobre ella, alzó sus brazos y con ellos estalló a su alrededor el fuego, expulsando a la altura de su cintura una onda expansiva incandescente que dibujaba una estrella de llamas. Pues cuando no sabes desde donde te atacan, derecho serte y atacar es lo mismo, un acto hermoso de ignición, contra más grande mejor.

La Hermana Arquera intentó zafarse de un golpe y disparar en respuesta. No tenía claro que está pasando, pero no dudó en preguntar. No sabía quienes eran y tampoco quería saberlo; conque les dejaran en paz, le valía: - ¿Quiénes sois? Contestad a una Hermana del Ojo Ciego. Si eran posibles amigos, o neutrales, podría valer para parar la pelea, y si eran monstruos, obtendrían una pequeña información, ya que no les sonaban de nada.

Alzo el escudo justo a tiempo de defenderme del golpe de uno de los misteriosos soldados que nos atacan, a los cuales no podíamos ver por la oscuridad del ambiente, pero sabíamos que estaban ahí. Yo podía sentirlos.

- ¡En nombre de la Luz, indentificáos! ¡Somos los héroes que darán muerte a Andariel, aquella que incita a las traidoras de la Hermandad del Ojo Ciego! - grito a viva voz a los "oscuros" soldados que tenemos delante.

Ania y Urgat lograron zafarse del intempestivo ataque, pero Ikateria no logró salir de la dirección de la espada del todo y esta la golpeo dañando más su orgullo que su cuerpo.

Pasado el ataque furtivo del enemigo, lograron poder verle. Frente a ustedes estaban 3... ¿hermanas juramentadas? al menos eso parecían por sus ropajes, pero en ellas era clara la carencia de vida. Las ropas de estas hermanas era oscura, el color negro es habitual en la vestimenta de la Hermandad, pero esta ropa no solo era negra sino que era oscura y sumaba a la imagen carente de vida que proyectaban las hermanas.

No tuvieron mucho más tiempo para pensar en el enemigo, porque este volvió a la carga en contra de ustedes...

La primera de las hermanas, que parecía ser la líder del grupo, sin demostrar sentimiento alguno en su rostro se lanzó en un rápido ataque en contra de Ikateria. La mano izquierda en la espada que descansaba a su lado derecho y el cuerpo reclinado hacia adelante y con un rápido salto cubrió la distancia que la alejaba de Ikateria. Con un rápido movimiento en diagonal, la hermana oscura dirige su espada hacia la cabeza de Ikateria.

La segunda de las hermanas estaba mucho más cerca de Ania y, dando un pequeño paso hacia adelante, tomó su espada con las dos manos y lanzó un ataque que buscaba el hombro derecho de la hechicera.

La última de las hermanas oscuras estaba algo lejos de Urgat, pero comenzó a correr sin mostrar cansancio alguno y a la mitad de la carrera tomó su espada y la puso delante de ella y con la punta hacia el frente con toda la intención de ensartar al paladín.

En el fragor de la batalla sentiste que algo se movía a tu espalda...

Ikateria retrocedió, para que el paladín pudiera hacer su trabajo, y concentrar en si mismo los ataques, que le caerían encima como un incensante martilleteo de una granizada copiosa. Tras eso lanzó un proyectil a la "Hermana Juramentada" más cercana, que no fuera la jefa, y atacase sobre el "cacerolo".

- Algo he escuchado detrás. No sabía si es que las hermanas regresaban o es que los estaban rodeando, pero, algo había tras ellos.

Pensar y hacer no es lo mismo, y lo que debía ser un ataque y una defensa en uno, se quedó en una acumulación de fuego que estaba a punto de explotar...