Partida Rol por web

Die Glocke

Un mundo nuevo (Capítulo I)

Cargando editor
14/03/2017, 19:48
Director

Los enemigos estaban fuera de peligro... de momento. Maniatados y vigilados por Topf, solo parecían avergonzados por su estátus de prisioneros. Sin embargo, necesitaban más gente para hacerse cargo de la situación. Fue cuando Schumman pasó al lado que el sargento y éste se sintió un poco irritado: solo venía a coger un vehículo para ir hasta el poblado.

Llamó a Meisel para que regresara, pero él estuvo ocupado... ¡Agarrándose a donde pudo! El vimana echó a volar, al principio con varios tirones y de forma muy imprecisa. Topf pudo verlo surgir de la colina, impresionado. Una masa de piedra semejante a un templo, flotando y volando. Ya que no le habían pillado muy bien el truco, de momento operaban a baja velocidad, para no sufrir un accidente catastrófico. Los prisioneros creyeron que sus compañeros escapaban, o que les dejaban en la estacada, pero luego vieron como el aparato voló de aquella forma tan extraña, y comprendieron que los extranjeros habían averiguado como pilotarlo, encontrando la palanca de mando del piloto.

En Jat, el abuelo prosiguió con su relato mientras compartían la cena con su familia. Ya más tranquilos después de aquella revelación, supieron que Rama era el primogénito de la reina Madhuvanti, que se reveló contra ella ansioso de poder. Tomó en un audaz golpe de mano la ciudad que ahora era su asiento, y se le conocía por ser el "Nuaki" más sanguinario y salvaje. Tenía amistad con otros que eran como él, pero también la oposición de muchos "señores" de talante más pacífico. La reina le había desheredado para que no tuviera Rajpur a su muerte, colocando a su hermano menor y sus hermanas delante de él en el orden de sucesión. Precisamente por eso, Rama había jurado que mataría a sus hermanos y, quizá, a su madre también. Y ya que la reina tenía mucho poder y respeto, los señores que se oponían a su "imperio" (su reino era uno de los más grandes de los Nuaki) apoyaban más o menos abiertamente al tal Rama para derrocar al poder de Rajpur.

Recién terminada la cena, Schumman llegó con la kettenkrad y sus faros encendidos a Jat en plena noche venusiana. La gente del pueblo salió de sus casas, impresionada, y se quedó todavía más cuando los extranjeros se montaron en la parte trasera y se marcharon con aquel increíble sonido del motor y la cadena. Los niños les estuvieron persiguiendo un buen trecho, hasta que no pudieron seguir el ritmo del vehículo y sus madres les llamaban desde el pueblo con insistencia.

Mientras, Krieg y Bernstein habían aterrizado el aparto junto a su campamento. De la puerta surgió Meisel vomitando debido a los cambios de rumbo tan bruscos, pero los dos científicos estaban pletóricos. Imaginaban las posibilidades que tendría para la colonia adaptar aquel tipo de motor para la impulsión de sus propias aeronaves y vehículos, y la expectativa les tenía contentos como a niños. Los prisioneros vieron que habían capturado su nave, y comenzaron a llorar en silencio, conscientes de que aquellos hombres extraños les habían derrotado y, no solo eso, eran además astutos y temibles. ¿Que sería de ellos?

Oldenkamp se mantuvo en guardia, pero a pesar de los baches, Hagall aprovechó para dormir un poco en la moto durante el trayecto de vuelta. Sabía, o intuía, que no iba a hacerlo mucho aquella noche. Topf y Meisel aseguraron a los prisioneros atándolos a uno de los vehículos, que para ellos era una tecnología incomprensible y alienígena.

No enterraron a los cadáveres enemigos, que con aquel calor comenzaron a oler mal, pero si los agruparon para una inspección más a fondo. Analizaron sus armas y armaduras, de materiales y factura parecidas a las de la Tierra. Les llamó la atención que una gente con un medio de propulsión tan avanzado para sus naves, usara unas armas tan antiguas. Pero posiblemente, no les hacía falta cambiarlas. Quizá ese planeta no se había sumido en una carrera de armamentos tan vertiginosa como la que había sucedido en la Tierra, o quizá aquellos solo eran "soldados del montón", masilla de los ejércitos de sus amos, y todavía estaban por ver otras maravillas tecnológicas y armas extrañas. Sin embargo, los alemanes deseaban de veras encontrarse con todo aquello, por que les supondría un desafío intelectual y militar, y también una posibilidad de mejorar su propia tecnología mediante la ingeniería inversa

Finalmente, una hora después de salir de Jat, Hagall y Fritz llegaron al campamento. Se encontraron a la tropa terminando la cena, mientras charlaban y reían con cierto ánimo. La pesadumbre que queda tras el combate había dado paso a la alegría propia de haber sobrevivido al mismo. Inmediatamente, la sacerdotisa se vió cautivada por el extraño ingenio volador, que ahora reposaba en el suelo. Había visto muchos templetes así en la India, con lo que la duda le corroía. ¿Serían vimanas que habían perdido su sistema de impulsión, o lo que ella había visto era una triste imitación de algo que había existido en la Tierra pero que se perdió para siempre?

Solo restaba una cosa por hacer, y era interrogar a los prisioneros e informar al mando de que ya volvían a estar reunidos. En unas horas, tendrían compañía. De momento, habían sacado el schnapps y allí nadie parecía muy por la labor de ayudar, excepto los militares en el caso de recibir alguna orden.

Cargando editor
14/03/2017, 20:52
Ilse Dietrich

La enfermera se acercó a la recién llegada. Era la primera vez que ambas mujeres cruzaban palabras, por lo que trató de ser correcta. Sin embargo, tenía algo de "orgullo profesional", por así decirlo. Su trabajo le había costado, moral y físico, dejar a aquel par de hombres con vida. Uno era más alto y de mirada desafiante, y el otro tenía más cara "de buena persona" (aunque una buena persona que había tratado de matarles hacía unas horas).

-Tenían heridas bastante serias, por lo que han perdido sangre. Les iba a dar algo de comer ahora, pero le ruego que no... sea muy estricta. En su actual estado, no costaría demasiado provocarles una isquemia por pérdida de sangre, con la consiguiente muerte... -parpadeó- ¿Se ha enterado de lo que ocurrió en su ausencia?

Notas de juego

Pnjotizada

Cargando editor
15/03/2017, 02:50
Hagall Wirth

Schummer tardó más de lo que esperaban así que les dio tiempo de probar la cocina local, cosa que la tenía harto intrigada pues (lógicamente) la inmensa mayoría de los ingredientes serían nuevos al paladar y al estómago. Sospechaba que a la larga detectarían intolerancias a alimentos locales al estilo de la celíaca, de momento tocaba experimentar y pasar el habitual trastorno derivado del “cambio de agua” lo más dignamente posible.
Esa gente llevaba una dieta típica de una sociedad rural y agropecuaria de una zona cálida, potages, gachas… muchas cosas que parecían cereales y legumbres, encurtidos… algunos fermentos… salazones… bastante variedad la verdad pero todo muy muy muy sazonado. Muy fuerte para la mayoría de los paladares occidentales. Hagall disfrutó saboreando los distintos platos, allí la mesa consistía en un montón de platos de los que ir picoteando con la mano o usando el pan como cuchara. No probó la carne claro* la responsabilidad de las primeras impresiones en ese campo recaería en Oldenkamp. Por lo demás encontró que seguir la dieta local le permitiría continuar fácilmente con sus hábitos ayurvédicos.

Tomó nota de todo como parte de la tarea de exploración, necesitaban saber esa clase de cosas para asegurar la supervivencia de la colonia. Gracias a Rahuti, Gawhar y Ara aprendieron mucho de la flora y fauna local, de que se come y de que no, de donde encontrar agua potable e incluso alguna que otra costumbre cotidiana. Se preocupó de traducir estas cosas a Oldenkamp, ya que era información que todos debían conocer.
El anciano también les ilustró sobre el conflicto entre la reina y el falso profeta. Aquello sonaba a historias de la antigüedad, al típico poema épico que tienen tooodas las culturas de la Tierra, solo que en este caso parecía que el tal Rama estaba cortado por el mismo patrón de Gilles de Rais. Habría que ver si eso era cierto, la propaganda funcionaba igual en la Tierra y en Venus (bien lo sabía ella que había conocido a Goebels) y estaban en territorio afín a la reina.

Se llevó consigo una fruta parecida a la granada, un atillo de bayas, un bote de infusión y un ramito de flores de Jat. Admiró el cielo estrellado embelesada por el brillo de Urd*. El traqueteo del viaje, sumado al sopor de la digestión, la penumbra y el cansancio hicieron que cayera dormida como un niño.

Notas de juego

*Sobre la dieta de Hagall: http://www.ayurveda-web.com/dieta.htm

*Urd: Nombre de la diosa patrona de Hagall cuyo nombre ella le ha dado motu proprio a la luna de Venus.

-------------->Falta un segundo post de cuando ya llegamos al campamento (es que tengo una duda)

Cargando editor
15/03/2017, 19:31
Hagall Wirth

La cabezadita durante el trayecto le sentó de maravilla y ayudó a despejar algunos nubarrones mentales. Con la parada del vehículo se despertó y lo primero que vio al abrir los ojos fue el vimana. El brillo de la curiosidad iluminó su cara –Muchas gracias por su asistencia soldado, disfrute del merecido descanso- dijo saltando del asiento corriendo para circundar el vehículo, tocarlo y apreciar los detalles ignorando cualquier otra cosa. Era fascinante, precioso, genial… encontrar civilización en Venus puede que tuviera sus cosas buenas, ardía en deseos de verlo por dentro y saber cómo funcionaba.. Si esos paletos podían pilotarlo no debía ser tan difícil. Estaba entusiasmada como un niño con zapatos nuevos, en esos momentos su corazón brincaba de ilusión como lo habían hecho sus compañeros científicos.
-Un vimana, un autentico vimana…- aun le costaba creer que fuera real. Cierto es que los mitos siempre tienen un fondo de realidad pero esto superaba con creces lo esperable.

La enfermera Dietrich la sacó del hechizo de la nave. Al girarse y ver de quien se trataba la notó tensa, ella sin embargo adoptó una pose amable –Enfermera Dietrich… que oportuno- sonrió –traigo precisamente algo para usted…- dividió el ramillete y le entregó parte de las flores* -las llaman flores de Jat, las usan para hacer remedios medicinales- sacó su cuaderno de notas del petate del que arrancó una hoja –he copiado la receta para usted, supuse que le interesaría- se esforzó por mostrarse amigable –No… hemos tenido oportunidad de hablar hasta ahora, confío en que esto sirva para romper el hielo- volvió a guardar el librito y al levantarse se dio cuenta de que los prisioneros estaban allí mismo–Sí bueno… se que atacaron el campamento, pero desconozco los detalles ¿Hubo bajas o heridos? Espero que no y solo estos hombres fueran los que necesitaran de su atención…- ahora entendía que habían querido decir con eso de que los estaban estabilizando… los habían hecho gruyere a balazos –Diría que es un milagro que estén vivos de no saber que detrás está su encomiable competencia médica- otra loa para Dietrich, desde luego había que ser bueno para conservar con vida a gente con impactos en zonas tan sensibles. Se les veía transidos de dolor, lo cual no era tan malo, menos aguante suponía mayor predisposición a hablar.
Saludó al sargento, quien no parecía entusiasmado por la situación ni por tener que andar vigilando prisioneros. Órdenes de arriba seguramente o sentido de la responsabilidad, ya que hasta la llegada del teniente él estaba al mando de la parte militar. Se fijó en que los tenían fuertemente maniatados -Han dado mucha guerra por lo que veo…- apreció la constitución parecían un poco más bajitos de la media alemana aunque se les veía corpulentos, no eran sencillos campesinos armados, estos llevaban tiempo ejerciendo como milicia. No le cabía duda que lucharían bien pero… ¿De que sirven las lanzas y las espadas frente a una pistola o una metralleta? –No es de extrañar- continuó hablando –Resulta que estamos en una zona limítrofe entre reinos enfrentados. Estos son milicianos del principal enemigo de la Reina de Rajpur- puso cara de fastidio –Han dicho algo al capturarlos? Aunque no les entendieran…-
Con parsimonia se quitó la panga de la espalda y la cazadora, luego se remangó la camisa dejando ver parte de sus tatuajes. Su ropa estaba un poco polvorienta pero olía muy bien gracias a las flores, su piel seguía luciendo pálida como la porcelana y sus ojos brillaban eléctricos y fieros a la luz de los vehículos cual vampiro hambriento de sangre… de no estar tan maltrechos seguramente hubiera recurrido a hacerles una sangría. Para aquellos personajes medievales Hagall debería ser una visión inquietante.
Se sentó en un trípode plegable que había libre a unos pasos frente a ellos, adoptando su característico aire regio e inmutable, no haría concesiones a los vasallos de un señor despiadado, los siervos solían ser peores que sus amos
-Perros de presa de Rama… estais lejos de casa ¿Se puede saber que haceis aquí?- empezaba la diversión.

Notas de juego

*Sobre las flores de Jat y la vegetación del lugar cito un post anterior:
"La vegetación y la flora la tenían cautivada, seguían marcados esquemas áureos, como en la tierra, pero de una simetría tan perfecta que otorgaban una belleza exuberante y a la vez extraña. Hubo una flor cuyo perfume le llamó la atención, olía parecido al galán de noche. Cortó una con cuidado porque parecía muy delicada"
"era una flor muy jugosa y de hecho se había mojado la nariz con el líquido que rezumaba el grueso estambre"

Cargando editor
15/03/2017, 22:46
Helmut Bernstein

El científico había estado parloteando con Krieg animadamente. Durante el viaje casi se caga encima cuando creyó que se estampaban, pero al final todo fue bastante bien. Ahora se daba cuenta del peligro que habían corrido pero había valido la pena. Al menos ahora que ya estaban en tierra, claro.

¿Cree que podría aguantar una estructura mayor los discos de este vimana, doctor? ¿Es realmente una cuestión de masa? Esta edificación de piedra debe pesar muchas toneladas. Sería fantástico poder montar la colonia sobre un vimana. Una colonia móvil, con todas las ventajas que tiene. Móvil y voladora.

Y allí llegaron los expedicionarios. La joven pagana no pudo reprimirse y fue a acariciar aquel mito hecho materia.

Depende de lo que entienda por auténtico, señorita Wirth. Pero sí, entiendo su entusiasmo. 

Tras aquello intercambia cortesias con la enfermera Dietrich. No se puede negar que la discreta enfermera tiene carácter. Una verdadera fraulein. No como esa descarada bruja tatuada que monta en motos a horcajadas.

Sus impresiones se confirman cuando se dispone a interrogar a los prisioneros, con aquella especie de cuchillo de carnicero y los brazos tatuados como un marinero. Ya ha tenido bastante violencia por hoy.

Se acerca a Krieg una vez más. 

Disculpe. ¿Ha visto alguna especie de radio a bordo? Deben de comunicarse de alguna manera. Si no tienen respuesta de este aparato quizás envian otro de estos artefactos con más guerreros. O quizás emite una señal que permita localizarlos... Una cosa así sólo para uno... Un momento. ¿Uno? Estos aparatos necesitan dos tripulantes. ¿Dónde está el otro?

De golpe le asalta el temor. Hasta ahora no se había fijado en ese detalle, tan emocionado como estaba por el descubrimiento.

Cargando editor
15/03/2017, 23:36
Damien Krieg

- Cierto - Krieg responde seco y serio a Bernstein.

Se dirige a las mesas de la cena, en alguna zona donde pueda ver a su equipo de Ingenieros, técnicos y científicos.

- ¡¡ Reunión Informativa en 2 horas a todo mi equipo !! - dice en un tono autoritario, tan acostumbrados como estaba su equipo.

En un tono mas secante y cortante...

- Cenen tranquilos e informen a sus respectivas familias, hoy volverán tarde con ellos..., tenemos trabajo que hacer - ya parecía ser el Damien de siempre, malhumorado, serio y con esa voz autoritaria a la misma vez que intimidante

Krieg informara a su equipo sobre la nave , dialogaran unos turnos de su personal, para entrar en ella y hagan su trabajo, todo meramente observatorio, para investigar, analizar y crear un plano detallado de la nave.

Krieg sale del lugar, para ir a su oficina y preparar el informe de lo que deberán de hacer.A punto de irse del todo, pasa por al lado del Coronel.

- Necesitaré de los servicios de un militar con mucha experiencia en demoliciones , a la doctora Hagall, un personal médico y.. - gira la cabeza para ver la cara de Bernstein -..Bernstein. Necesito investigar la nave que hemos traído, pero sobre todo, necesito puntos de vista de expertos en sus diferentes campos, no creo que sea la única nave que hay en todo el planeta y en cuando la echen en falta, vendrán mas, al de demolicones lo necesitaré para que analice el aparato volador por dentro y fuera, para que saque sus puntos débiles y que puedan aprovecharlos en una ofensiva enemiga, al personal medico los necesitare para que aseguren si el vehículo no tiene ningún escape de radiación o algo que sea perjudicial para nuestros pilotos, Hagall puede aportar sus conocimientos en cuanto a los grabados y a Bernstein , lo necesitare para un distinto punto de vista.

Cargando editor
15/03/2017, 23:58
Ilse Dietrich

No había estabilizado a los dos enemigos para que aquella mujer viniera a acabar con ellos. La actitud beligerante que mostraba ante dos hombres heridos, desarmados y atados le parecía a Ilse exagerada, al igual que exagerada le parecía toda la actitud de la señorita Wirth. Sin embargo, no pudo evitar sorprenderse ante el intento de aquella mujer por acercarse a ella, a base de regalos y de alabanzas.

Gracias, es usted muy amable.

Como siempre que la enfermera se dirigía a la señorita Wirth, su tono de voz había sonado más seco de lo que pretendía. Inconscientemente rechazaba las maneras de la mujer y sus aires de superioridad y, por ese motivo, se comportaba de manera tan lacónica con ella, aunque tenía que reconocer que sentía mucha curiosidad por las flores que le había dado y la receta que le acababa de pasar. Lo que no le resultó especialmente agradable fue la adulación, que a sus oídos sonó tan poco sincera, sobre su labor con los heridos, pero intentó que ninguno de sus pensamientos fueran visibles en su cara.

Se mantuvo en segundo plano, dejando actuar a la señorita Wirth, pero atenta a que no se le fuera demasiado la mano, decidida a plantarle cara si llegado el momento se sobrepasaba en su interrogatorio. De acuerdo que eran enemigos, pero su código ético le impedía dejarlos morir como a perros, sobre todo después de haberles arrancado de las garras de la muerte.

Sin embargo, hubo otras cosas que llamaron su atención poderosamente, y una de ellas fue la extraña nave que acababa de llegar llevando a bordo a Bernstein y al ingeniero. Quizás ella no admirara el arte con el que estaba hecho, ni su arquitectura y tecnología, pero sí era capaz de asombrarse ante un artilugio que, en un planeta que hasta el momento había demostrado estar casi en la Edad Media, pudiera elevarse en el cielo de esa forma y con un aspecto tan extraño.

Volvió a centrarse en Hagall justo a tiempo de escuchar su explicación sobre el conflicto religioso que se vivía en la zona.

Parece que dais por hecho que la “buena” —remarcó especialmente esa palabra— de esta historia es la tal Reina de Rajpur y que el malo es ese Rama. Me da la impresión que tanto unos como otros sólo son unos opresores que se aprovechan del pueblo.

El tema de la religión nunca le había importado demasiado a Ilse, y desde luego no iba a importarle en un planeta desconocido. Pudiera ser que no se hubiera enterado bien del tema y que su comentario había sido demasiado inocente, pero fuera lo que fuese, a la enfermera empezaba a preocuparle el hecho de no saber a quién había que hacer caso o considerar un aliado o un enemigo en toda esa historia.

Cargando editor
16/03/2017, 00:25
Hagall Wirth

Hagall respondió lanzando una mirada lobuna, no le gustaba que le atribuyeran cosas que no había dicho o hecho, máxime cuando se trataba de cosas que ella no haría como por ejemplo hablar de “buenos” y “malos”-¿Buena? No existe un Annunaki bueno en el universo enfermera Dietrich, sea hombre o mujer, reina o profeta. Estos señores de las estrellas llevan eones en guerra y crían a los humanos simplemente para explotarlos, como soldados, como concubinas, como sirvientes, mano de obra... En la Tierra ya lo hicieron hace mucho tiempo...- inspiró hondo pues no quería iniciar una discusión delante de los prisioneros. De todos modos mantenía su compostura firme y elegante, sabía que eso era más impresionante que subir el tono -Como puede ver manejo más información de la que cree, pero la comunicaré a quienes corresponde en el procedente informe, así que no se preocupe por mi imparcialidad- tentada estuvo de decirle “zapatero a tus zapatos” sin embargo dibujó un gesto correcto pero firme a la vez que inclinaba la cabeza como dando por concluida la interrupción. Esa clase de situaciones eran totalmente contraproducentes en un interrogatorio pues daban metainformación a los interrogados, que si eran lo suficientemente listos, podían jugar la basa de meter cizaña y marear la perdíz con eso.

Cargando editor
16/03/2017, 10:21
Helmut Bernstein

Bernstein se mira a aquel ingeniero, dando órdenes como si estuviera en sus dependencias, además de haber pasado por alto lo que ha comentado del segundo tripulante.

Luego dirán que yo soy el raro...

Se acerca a Meisel, con cierto aire conspirador.

Disculpe, Meisel. usted entró en el aparato... ¿Sólo había un piloto? No salió un segundo tripulante? No había nadie más dentro?

Aunque a esas alturas, en el caso de haber un segundo tripulante suelto, ya estaría en Katmandú, no le gustaban los cabos sueltos.

Por otra parte escucha, complacido, los comentarios de la srta. Dietrich. Estaba claro que Hagall ponía a la Reina con los "buenos" por el hecho de ser Reina.

Cuando escuchó la respuesta de Wirth se sonrió para sus adentros. Orgullosa. Vanidad. Ego.

Cuidado con las palabras que use en ese informe, señorita Wirth. No se deje llevar por los prejuicios. El cosmos no deja de ser un reflejo material del mundo sutil. Un espejo donde se mira el hombre racional, buscando respuestas racionales a hechos irracionales. Esos Annunaki que usted ha citado no dejan de ser una personificación oriental de las faeries celtas. Seguro que el concepto le es mucho más cercano. Y si lo observa verá que hay muchos puntos en común con las historias que hacen referencia a la "Buena Gente". 

Se acaricia la perilla antes de continuar.

Aún no lo puedo asegurar, pero creo que la situación es distinta. No estamos en un pasado mítico, sino en un futuro. El sol se ha enfriado y se ha repoblado Venus. Este vimana es una versión mejorada de nuestra campana a nivel de vehículo. Aquí estamos ante una colonia terrestre. Como les he dicho, no lo puedo asegurar... Todavía. Necesito hacer más cálculos astronómicos, pero hay detalles que me hacen pensar eso. 

Y aquí sonríe, con picardía. Como si fuera a decir un chiste íntimo.

Y quien sabe. Quizás vamos a enfrentarnos a nuestro propio futuro. Toda esta simbología y los detalles matriarcales bien podrían ser el resultado de nuestra propia existencia aquí hace siglos. Quizás nos tendremos que enfrentar a nuestro propio futuro. ¿Qué paradójico, no?

Cargando editor
16/03/2017, 12:07
Hagall Wirth

Como terminar de arruinar un interrogatorio en 3…2…1…
El discursito teórico moralino del doctor fue la puntilla que terminó de tocarle lo que no le tenían que tocar ¡Que perra con que estaba d eparte de la reina! ¿Es que hablaba en chino o que? Sonrió anunciando tormenta.
Miró a Topf, a él le hubiera correspondido poner orden en ese momento, ya que era el coronel quien había dispuesto que ella realizara el interrogatorio. Luego se llevó una mano al mentón como si reflexionara –Vaya… tenía el convencimiento de que quien se había pasado la mitad del día hablando con las autoridades locales para recabar información era yo… pero se ve que no, que ha debido ser una alucinación…- parpadeó -Ya que saben tanto y parece que tienen tantas reservas en cuanto a mis aptitudes…- se levantó e hizo señal de ofrecer el asiento –Mañana cuando estos hombres estén tan agonizantes que no se les pueda sacar ni una palabra inteligible se lo explican al teniente-
Nada en la modulación de su voz o su lenguaje gestual indicaba enfado sin embargo el mensaje era contundente al igual que el gesto final. Cogió sus cosas y se largó en dirección a su moto. Estaba demasiado cansada como para tener que interrogar a gente que hablaba dialectos extraños y a la vez tener que lidiar con las interrupciones y prejuicios de gente que, obviamente, la tomaba por el pito del sereno. 

Cargando editor
16/03/2017, 15:50
Hans Topf

Al sargento no le parecía demasiado buena idea que usaran el vehículo, para ir a "recuperar" a los destacados al pueblo, pero no se le ocurrió protestar. Lu hubiera hecho, pero ... era la manera más segura, rápida y fiable de traer a los nuestros, y de la información que hubieran podido conseguir. Además, se alegró de que verlos llegar y entonces se relajó. Revisó soldado a soldado, su salud, su arma, sus municiones ... Incluso quitó la granada que el soldado le había dado al Señor Bernstein y se la puso en la mano con una especie de regañina cariñosa: - En combate pronto se averigua quién vale para pelear y quién no tiene los arrestos suficientes como para vivir. Para la próxima vez, ya sabe en quién confiar.

Con la novedad de material y personal dio nuevo informe por radio, aclarando datos a la base. Además, también indicó demora y distancia estimada, donde establecerían el campamento.

Entonces, se dio cuenta del símbolo de la lanza alveolada. Su mirada de decepción no aclaraba lo que pensaba, pero parecía sentir asco por aquel templo volador. - No era un dios, solo era un avión feo de pelotas. Y se encontró con la duda de las demoliciones. Era un montañero, era un soldado de asalto. No un ingeniero. Sus conocimientos en esos artificios se limitaba a poner o plantar minas, y porque siempre venían las indicaciones y manual escritos en la parte de atrás. - Las demoliciones es una de mis asignaturas pendientes Señor Krieg.

Cargando editor
16/03/2017, 17:51
Helmut Bernstein

Bernstein parpadea confuso ante el arranque de genio de la sacerdotisa aria. La observa alejarse, intentando entender la razón por la cual se ha puesto así. No lo entiende.

No ha puesto en duda su capacidad como interrogadora. No ve relación entre el interrogatorio y lo que le ha dicho. Ella es la única que puede hacerse entender por esos patanes. Y a su vez ellos no saben nada de alemán. No se han enterado de nada que pueda menoscabar su autoridad ante los prisioneros.

Ya entiendo... Sabe que tengo razón sobre lo que he comentado de los Annunaki, la naturaleza de los vimana y los Amos. No el gusta admitirlo y se escuda en esa falsa indignación. Vanidad, vanidad...

Carraspea, indeciso.

Disculpe, señorita Wirth. No se lo tome así. En ningún caso hemos puesto en duda sus capacidades. Por favor, proceda. Necesitamos saber lo que nos puedan decir los prisioneros. Simplemente le ruego que sea imparcial en la interpretación de su relato. Todos pasamos lo que percibimos por el filtro de nuestro cerebro. Lo que usted oye y lo que oye, por poner un ejemplo, el sargento Topf, son cosas muy distintas, aunque ambos hayan escuchado las mismas palabras.

Le ruego que tome declaración de los prisioneros. Hágalo por el coronel, si quiere. Él no tiene ninguna culpa.

Cargando editor
16/03/2017, 20:27
Hagall Wirth

Detuvo sus pasos un segundo al escuchar su voz, luego prosiguió. No respondió enseguida, pensó en abofetearlo pero aquello desencadenaría una situación nada conveniente al bien de la colonia así que se aguantó las ganas. Además esa era una reacción muy “femenina” y no quería caer dentro de ese saco, eso la haría perder posición -Dice que no cuestiona mis capacidades pero me ruega que sea imparcial, si no dudara de mi ni se lo plantearía- habló exactamente en el mismo tono de hacía un momento (más bajo quizás porque no quería andar pregonando como una verdulera, eso era una conversación privada), dándole la espalda mientras dejaba el petate en el suelo y sacaba un trapo, el vehículo estaba polvoriento –Cuando me llama salvaje… lo dice con una sonrisa pero puedo ver en sus ojos como le horrorizo. No me importa, si supiera más de mi seguramente le repugnaría, pero una cosa tengo que decirle- se giró y le miró fijamente –puede que sea una persona espantosa pero soy una gran profesional en todo lo que hago. Por eso estoy aquí. Dudar de mi imparcialidad es dudar de mi valía como investigadora. Seguramente porque soy la sacerdotisa se piensa que tengo la cabeza llena de pájaros- sonrió de un modo muy amargo –no hay lugar para los sueños en esta cabecita mía- se golpeteó la sien con un dedo señalándose –seré joven pero no ingenua- suspiró echándose el trapo al hombro y poniendo los brazos en jarra. Así estovo un largo y tenso momento en el que pensó muchas cosas, que hacer, que decir… los hombres, su ego y cabezonería, le resultaban terriblemente cansados. Los annunaki eran una realidad y sin embargo no la creían por un montón de prejuicios de mierda. En ese momento le odiaba con todas sus fuerzas y quería llorar, porque por un segundo (que ahora le dolía como una puñalada) había sido débil “Prueba fehaciente de que los sentimientos son malos” pensó para sí misma.
Negó con la cabeza y volvió a sus tareas con el vehículo. Todo indicaba que tenía intención de irse –Un interrogatorio es un juego de dominación y manipulación, no es un mero intercambio dialectico, por eso la persona que interroga debe bascular entre una actitud amenazante y otra negociadora, pero siempre ha de ser firme y aparecer como una figura de poder. Es… un teatro en el que la primera impresión lo es todo. Si nada más comenzar es interrumpido el clima se rompe, aunque el interrogado no entienda lo que dicen los otros. Somos animales muy intuitivos señor Bernstein, un cerebro alerta como el de esos dos ahora mismo detecta la más mínima brecha- cargó el petate en el sidecar notando su propio cansancio, los días de Venus eran demasiado largos. Se cruzó de brazos arrugando el entrecejo “¿Qué vas a hacer?” se preguntaba mentalmente. Ganas de mandar a la mierda aquello no le faltaban, pero seguro que la acusaban de orgullosa y tildaban de pataleta su reacción “Todo por ser joven y mujer” tamborileó con un pie. Recordó el atillo y el bote que había traído del pueblo y se le encendió la bombilla, tal vez podría usarlo… se agachó para sacarlos –Alguien debería informar a la enfermera, por si no lo sabe, que los rehenes, en cuanto no podamos exprimirles más información o no sean útiles, serán ejecutados- se levantó y dio un par de pasos poniéndose en paralelo con él –explíqueselo y después de eso- le clavó la mirada –apartense, callense y dejenmé hacer mi trabajo- y echó a andar con los aperos entre las manos –Por cierto, gracias por cuidar de mi moto, doctor- dijo sin mirar atrás.

De regreso a donde estaban los presos (pues su moto estaba bastante a un trecho, cerca de un árbol) se sentó apartándose el pelo, puso el bote en el suelo y el atillo sobre las rodillas. Lo desanudó dejando ver el contenido, partió la granada con el cuchillo y descorchó el bote al que dio un trago -¿Quereis licor de bayas?- preguntó a los maltrechos milicianos en védico.

Cargando editor
16/03/2017, 22:09
Helmut Bernstein

El científico acusa el ataque. Ve la tensión en la mujer. Su lucha interna. Él pocas vedes se ha planteado esas luchas. Le han dejado hacer bastante la suya. Siempre un poco al margen de todo pero no lo han juzgado, o si lo han hecho le ha importado bien poco. Sólo hay una cosa a la que teme. Algo que comparado con las rarezas de la aventurera es monstruoso. Ella es una pagana, pero él es un piojo en la judenfrei venusiana.

Señora, sinceramente espero que tenga la cabeza llena de pájaros. Una soñadora. Todas las buenas personas lo son. Y aquí todos compartimos el sueño de un nuevo mundo. Un lugar mejor.

Como buen científico, dudo de todo. Tomo conclusiones, pero la duda ha de ser una constante en la vida para avanzar. Sin dudas uno se estanca, y cualquier cosa estancada acaba corrompida. Podrida. Muerta.

Aunque habla se mantiene a una distancia prudente de su machete de matarife. L sorprende que esa mujer sea experta en temas de interrogatorios y que esa responsabilidad no recaiga en el sargento, pero está claro que cada uno de ese campamento guarda ases en la manga.

No se cierre a lo que digan los demás. Nadie tiene todas las piezas del puzzle y a veces, aunque tenga esa pieza, quizás no la ha encajado bien y alguien le inspira en la forma correcta de colocarla.

En todo momento habla con ella con un tono cordial. Académico.

Usted confía en sus rituales corporales. En sus sellos mágicos. Sus runas ancestrales. Su confianza le da fuerza. Su fe le da fuerza. Pero emoción sin entendimiento es más peligroso que entendimiento sin razón. El fanatismo es para las nuevas religiones, señorita Wirth. No para las viejas tradiciones de la Madre.

Eso no era del todo cierto, pero le daba igual. No era el momento de enzarzarse en discusiones académicas sobre los viejos clanes ancestrales de las mujeres delfín y los hombres caballo, ni de los ancestrales ritos de la cosecha, ni de...

Confio en usted para comunicarnos con estas gentes, entre otras muchas cosas. Confio en el sargento Topf para que nos proteja. Confio en la señortita Dietrich para que cuide de nuestros males. Confio en el doctor Krieg para cuestiones de ingeniería, confio en Oldenkamp, Meisel, Schumman... En todos. Y usted haría bien en confiar en nosotros. Es la grandeza alemana. Construir entre todos un Reich que dure mil años. Dejemos de lado las rencillas de colegio. Somos alemanes, no franceses.

Ante el agradecimiento por cuidar de su moto, se encoje de hombros y se retira a escudriñar los cielos con el telescopio, en busca de confirmaciones, de nuevos Vimanas o lo que diablos aparezca ahora sobre los cielos locos de Venus.

Las estrellas son menos complejas que las personas. Nada es tan complejo como las personas, diablos. Me apetece darle un buen bocado a un struddel.

 

 

Cargando editor
17/03/2017, 00:13
Aadesh

Les habían curado, algo que ellos nunca hacían con los prisioneros del enemigo si no querían algo de ellos... especialmente sacrificarlos en honor a sus dioses. Sin embargo, aquellos extranjeros no parecían dispuestos a sacrificarles en nombre de ningún dios extraño. Discutían entre si, y él intuía que eso no era nada bueno. A juzgar por la facilidad con la que habían terminado con sus hombres, no le cabía duda de que podían matarle con un rápido movimiento de sus manos, usando aquellos palos que escupían fuego y matan en un abrir y cerrar de ojos.

La mujer rubia parecía conocer su idioma, no como los otros. Llevaba, además, unos tatuajes muy extraños, propios de una suma sacerdotisa. Recordó lo que se rumoreaba sobre aquello, las extrañas profecías, que siempre le habían parecido paparruchas. Ahora no sabía que pensar. Primero les increpó, luego les ofreció vino de bayas. ¡Aquella mujer era impredecible como un Nuaki! Posiblemente fuera una de ellos. Y eso hacía que él no se sintiera muy cómodo, si no más bien lo contrario.

-No... vino no. Agua.

Cargando editor
17/03/2017, 00:19
Daman

Miró a su oficial de reojo. Él siempre se las daba de más valiente. Era un pequeño tirano, un cabrón. Él estaba hastiado de esa vida, de lo que habían obligado a hacer, obligado a ver. Arrasando pueblos como en el que nació, siendo un buen siervo de los deseos de los amos, arriesgando la vida en sus guerras para que unos cuantos urbanitas decadentes le aplaudieran. Nunca dejaría de ser un súbdito de segunda, que solo podía aspirar a una mujer de su misma condición y terminar sus días tullido, regentando un fumadero o un puesto en el mercado. Había visto muchas de esas vidas rotas en la ciudad... Estaba cansado, y aquellos hombres extranjeros parecían los poderosos soldados de Doichsland que habían sido prometidos.

Ellos necesitarían gente que les guiase y les aconsejase, si. La mujer parecía la famosa sacerdotisa. Había oído hablar de ella, de hecho había oído hablar mucho.

-Nos ordenaron castigar a los habitantes de Jat. Sus jefes no quieren pagarnos el tributo a nosotros. El señor Rama ansía ampliar sus territorios.

Parpadeó. Su compañero le miró con desprecio, pues estaba hablando demasiado.

-Yo soy Daman, y éste es mi subedar, el observador de nuestro vimana y jefe de las tropas...
-¡Traidor! -gritó el otro, revolviéndose- ¡Conoces la ley, no se puede hablar con el enemigo de esas cosas!

El hombre comenzó a revolverse, y el otro se apartó un poco.

-¡Ayúdame, sacerdotisa Wirth, y te diré todo lo que quieras saber!

El otro hombre intentaba echarse encima de él para matarle, aunque fuera a mordiscos.

Cargando editor
17/03/2017, 04:32
Damien Krieg

Krieg se había precipitado, en cuanto a sus palabras, no estaba en la base, no tenia a su equipo científico, perfectamente lo podrían haberle etiquetado de loco y le habrían pedido, que fuera a hablar con la doctora Dietrich.

Mas nada de eso paso, las prisas, el mareo anterior en el Vilmana, había hecho que el buen ingeniero se dejara llevar.

Ya mas tranquilo, respirando despacio, prefiere olvidar esa situación.

La extraña discusión entre Hagall y Bernstein, la encontraba cómica. Parecian un viejo matrimonio, debatiendo e increpándose mutuamente, no podia evitar sonreir ante eso. ¿ discusiones de enamorados o simplemente baja confianza en las habilidades del otro ?

Quiera o no quiera, aquella discusión, reacción y explicación a modo defensa, aun los veía mucho mas, como una futura pareja en aquel apartado planeta. Al ya calmarse el ambiente y arreglarse las cosas, Krieg decide acompañar a la señora Hagall al interrogatorio, aunque se mantendría apartado viendo la escena de brazos cruzados y con esa cara de pocos amigos tan característica de él. ç

Al ver la reacción del otro para atacar al compañero,saca la pistola y apunta a aquel hombre.

- ¿ puede decirle doctora, que como no se porte bien, le haré un agujero de un disparo , como intente algo violento mas ? - dice en un tono frío y serio.

Cargando editor
17/03/2017, 13:58
Hans Topf

El esperar a que se cumpla una orden, hace perder un tiempo especialmente valioso. El sargento, con el Fusil de asalto colgado a bandolera y el máuser en la mano no dudó un segundo. Sacudió con la culata al que no quería colaborar para tenerlo controlado. Y si hacía falta más de un golpe, para amansar sus ánimos, se los propinaría con mucho gusto. Luego apartó al otro hacia atrás. Para que no quedase a la vista del revoltoso, después de haber amansado a la fiera con la música de la culata de un K98k.

- Señora, también está en las normas de los interrogatorios, separar a los reos, para que su presencia, disciplina o miedos no perturben el buen hacer del interrogador. Había dicho una palabra especialmente delicada. Reo. O sea, ya los había sentenciado, pero tenía una pequeña duda. Igual, a algún colaborador, resentido con los "esclavistas" actuales, podría ser de más ayuda que las simples palabras que pudiera ofrecerles en estos momentos. - Este lo quiero vivo más tiempo. Parecía una amenaza, pero tenía algo en mente.

Al que había hablado, lo separó del resto. Lo puso a resguardo y lo alejó. Se quedó a su lado, pero mientras lo "aislaba" hizo una seña al resto de soldados para que cerraran el perímetro de los prisioneros y lo convirtieran en algo más incómodo y asifixiante.

Cargando editor
17/03/2017, 16:44
Hagall Wirth

Bernstein tenia la capacidad de marear su estado de ánimo, de la simpatía al hartazgo ¿No se callaba nunca? Joder a duras penas habían hablado media hora en dos días y ya le iba a hacer explotar la cabeza. Eso no le gustaba, hurgaba en sus heridas y la hacía sufrir
”Las buenas personas son soñadoras… su fe le da fuerza… que cándido…” por otro lado… el tío no se bajaba del burro y consiguió no tener que decir lo siento con sus requiebros sobre la duda “¡Demonio de hombre! ¡Me trae loca!”
Inspiró, expiró y se centró en el interrogatorio que es a lo que tenía que estar.

-No… vino no. Agua- dijo el más mal encarado –Enfermera Dietrich- dijo inclinando levemente la cabeza –se que este no es su cometido pero… ¿Sería tan amable de traer agua? Dicen que tienen sed- a lo peor la mandaba a paseo por la respuesta de antes pero iba a estar feo pedírselo al sargento.
Tranquilamente comenzó a degustar granito a granito la fruta que acaba de abrir, tenía un sabor astringente* que a ella le gustaba mucho, parecido al pomelo. Sonrió cuando el otro soldado dijo su nombre, sentada como estaba, con la fruta desgranada en su regado, el cabello largo y rubio suelto y aquella expresión la hacían parecer enteramente una virgen salida de una tabla flamenca. Un halo sagrado y enigmático que todas las culturas entendían. Y estos no eran menos.
Les miró cual Buda
De pronto apareció Krieg aportando la pimienta al asunto. Alzó el brazo y posó su mano suavemente sobre el antebrazo del ingeniero –Me viene usted que ni pintado ingeniero. Juguemos al poli bueno poli malo- sospechaba que dijeran lo que dijeran el alemán a los prisioneros les sonaba aterrador.
Entonces el sargento intervino “a buenas horas mangas verdes”. Ausente cuando se le necesitaba y activo cuando molestaba, Topf, se le estaba atragantando ¿A que cojones viene ahora a separar a los rehenes cuando ya había establecido una dinámica? Le miró con evidente desaprobación. Iba a cortarle un traje a medida cuando hablara con el teniente “Menudo incompetente”. Estaba ya hasta las narices de interrupciones. Precisamente aleja al que estaba colaborando, así solo conseguía que se cagara de miedo, tan malheridos estresarlos no era buena idea “Uniformados… solo saben actuar como matones…” soltó aire hastiada.
-Sigamos con el teatro de todos modos- le dijo al ingeniero mientras recogía las frutas de su regazo. Entonces se inclinó, levantándose de la banqueta, para acercarse al “subedar”. Parecía una cobra aproximándose a una presa, después de un prolongado silencio tras el cual sonrió -¿Sabes quién es el hombre que te apunta? Su nombre es “Guerra”- aquellas palabras se derramaron como veneno en sus oídos.
-Dejemos que se ponga nervioso, simplemente no le quite ojo, apriétele las tuercas un poco. Tampoco mucho porque está hecho polvo. Si eso juegue con el agua que ha pedido- dijo a Krieg sin apartar la mirada del miliciano, luego se levantó y bajó el tono para susurrarle algo a su compañero –usted si que sabe- Por fin alguien que sabía lo que tenía que hacer y lo hacía bien. Muy profesional, sí señor, le gustaba –Ingeniero, hágase usted cargo de este hombre hasta que yo vuelva- lo dijo alto y claro para que el sargento lo oyera y no le diera por volver a improvisar.
Se apartó de ellos y fue a donde habían llevado al otro preso. Sacó un pañuelo de su bolsillo y le secó la frente –Daman…- sonrió beatífica –conmigo estás a salvo- se giró a los soldados –apartaos un poco que no puedo respirar ni yo, este hombre no va a ir a ningún lado- (a juzgar por los disparos que tenía en ambas piernas) se hirguió y continuó hablando en védico en un tono firme pero elegante –Así que conoces mi nombre… me gustaría saber que se dice de mi y de Doichlan- primero un poquito de conversación informal y luego entraría en materia.

Notas de juego

*El astringente es uno de los sabores clasificados por el ayurveda

*Hago recordatorio de que lo que pongo entre comillas, negrita y cursiva---> son pensamientos y nadie puede oirlo.

Cargando editor
17/03/2017, 17:42
Daman

¡Menos mal que le habían quitado de encima a su antiguo oficial! Por faltas menores a aquella azotaban a los reclutas hasta destrozar sus espaldas. Revelar información al enemigo se castigaba normalmente con la muerte, incluso cuando se hacía bajo engaño o tortura. Sin embargo, no siempre los soldados enemigos eran tan valientes como se suponía que debían serlo "por decreto".

Al fin estaban a solas, o algo parecido, en una de esas tiendas de tela tan extrañas. Sus artefactos eran muy curiosos, pero no era la primera vez que él los veía. No sería tampoco la última.

-Escuché muchas cosas sobre Doichslan y su gente, si. Yo he servido a una de las Anu más importantes, la consejera de mi señor Rama... la mujer que llevaba el nombre de la guerra. Margot.

Inmediatamente, Krieg se puso en alerta. No sabía védico, pero había escuchado el nombre de su esposa desaparecida.

-Ella hablaba muchas cosas sobre los extranjeros. Dicen que al principio se negó a servir a los amos, pero ahora lo hace con gran eficacia. Hay otros hombres de Doichlan que se le enfrentan, pero la mayoría lo hacen desde una posición menos poderosa. Helmut el profeta, que vive en Rajpur, es el más reconocido de ellos. Dicen que la reina le ofreció un puesto en su consejo, pero él lo rechazó. Desde entonces, predica la palabra de lo que está por llegar.